Partida Rol por web

Te encuentras con una expresión serena en la cara de Michelle. Si ha llorado no queda rastro. Te sonríe. Detectas cierta tristeza en esa sonrisa. -Hola, pequeña. -Te da un beso en la cabeza y se pone en pie ahora que estás despierta. Se dirige a las cortinas, las corre para que entre la luminosidad pálida de la luna. 

-Has estado al borde de la pérdida de la conciencia. Tu mente desconectada de tu cuerpo, que seguía quemándose con el dolor. -El tono de Michelle es serio y grave. Tú la miras, todavía no muy espabilada. Sus piernas, su culete debajo de la camiseta, sus pechos cimbreándose mientras camina nerviosa. Y, aunque estás ahora muy tranquila, te descubres con el pensamiento de que la deseas. Pero continuas escuchándola.

-Eso es peligrosísimo. Las lesiones a veces son irreversibles. Ni siquiera has podido decirme que me detuviese. Tu experiencia del dolor debe balancearse con la del placer, digamos, convencional, para que alcances el orgasmo antes de rozar siquiera ese umbral. Por eso te lo provoqué al final. -Si no enfadada, la rubia está preocupada. Sin embargo tú, aun entendiendo la gravedad del asunto, imaginas lo que esconde debajo de las braguitas.

-No lo intentes con nadie. Por ahora limita a tu experiencia conmigo. NO me ha gustado. Sin embargo, cuando lo necesites, dímelo, por favor, no acudas a nadie que no sea yo. Al menos hasta que encuentres a otra persona confiable y que domine este tema.

Alice se incorpora en la cama con ayuda de sus brazos cuando Michelle se levanta para pasear por la habitación y se arrastra por el colchón hasta que saca las piernas para quedar sentada, de momento.

Se muerde el labio inferior y se pasa la mano por el cabello, nerviosa, incómoda. Sabe que no es la intención de Michelle, pero lo cierto es que se siente algo mal y culpable con lo que ha ocurrido. Se sentía culpable de haber preocupado tanto a Michelle. Esos nervios, esa ansiedad de su estómago...solo había una forma de calmarla.

Se levanta y se acerca a ella para tomar sus manos. La desea, desea hacerla sentir bien, desea tomarla...quiere solucionarlo, poner un parche en el problema. Tal vez  si dejan de hablar de ello...

-Vale...te lo prometo Michelle. No me pondré en manos de nadie para obtener dolor salvo que seas tú.- y lo dice sinceramente, tanto es así que por no contrariarla, se promete a sí misma que tampoco se lo pedirá a ella. Nunca más. Pero no es el momento de hablar de eso.

Cogida de las manos tira un poco de ella para que vuelva a la cama...se sienta, besa ambos dorsos...

-Siento haberte asustado...no volverá a pasar.- vuelve a besarla, más largo...sube por su muñeca...se deja llevar. Se incorpora y se acerca a sus labios para besarlos.

Te cuesta moverte, es como si tu cuerpo quisiera arrancar, y cuando lo hace, tus piernas se mueven pero tu mente continua en la cama. Te pesan los brazos, necesitas un poco más de tiempo en estabilizar y controlar tus músculos.

-Es que ha sido muy...muy...muy fuerte. Y no se si eres consciente del riesgo. Al menos hemos descubierto lo que sientes, hemos pasado de una suposición a una certeza. Casi te diría que encuentres a alguien al que le guste tanto el dolor, y se lo proporciones tú. Con límites y palabras de seguridad. -Su estado confuso, preocupado, te enternece, te preocupa a ti también, y te atrae a partes iguales. ¿Cómo es eso?

Sí que está algo alterada, toma asiento a tu lado. Deja que beses sus muñecas, su brazo.  -Sí que volverá a pasar, no te engañes. Ahora ya sabemos y podremos controlarlo mejor. -La besas. Su cercanía y su cierto temor te excita. Los besos van a más. Al principio notas su reparo...pero va cediendo a tu empuje. Hueles su excitación. 

Tienes muchas ganas de ella de pronto. De su cuerpo, de su sexo. ¿Qué te sucede? ¿Es agradecimiento? ¿Compensación? ¿Es lujuria?

Alice siente temblar las piernas y no logra levantarse finalmente de la cama pero atrae a Michelle hacia sí hasta que la rubia se sienta.

La morena trata de prestar atención, centra su mirada en ella, intenta tomarse en serio lo que dice...pero ¿De verdad era tan grave casi haberse desmayado? En los hospitales la gente está consciente e inconsciente a cada momento y nadie hace un drama de ello...Alice se da cuenta de que esos pensamientos son una excusa, un autoengaño...pero le servía ahora para permitirse el lujo de desconcentrarse...

No...no era consciente del riesgo.

-De momento...solo te quiero a ti. Eso es lo único que quiero saber. Ven...- le dice en tono sensual y tentador, tal vez no era ella quien hablaba sino su deseo creciente y desbordante que, por alguna razón, la estaba volviendo loca sabiendo que su cuerpo estaba machacado por las emociones y el dolor.

Entre noes, y no es el momento, y besos entrecortados, y que debes descansar y yo, y tú, y más besos, esos besos que la conducen a negarse pero a la vez a no dejarte de besar , hasta que tus labios rozan esa sonrisa vertical que te espera y desespera por tus caricias, Michelle acaba tumbada en la cama contigo entre las piernas mientras las velas se consumen definitivamente y solo la luz de la luna se cuela a través de los cristales de la ventana.

Después una ducha serena, una cena tranquila, sin apenas palabras, miradas y sonrisas. Estás agotada, el dolor residual encoge tu cuerpo y tu corazón. No habláis más del tema y os vais a dormir pronto.

El domingo es lánguido y soñoliento recuperándote todavía. En la terraza al sol. Michelle planifica la semana y tú vas de siesta en siesta. Un fin de semana para no olvidar. Has descubierto mucho de ti misma. ¿Es el principio? ¿O prefieres cerrar esa puerta, Alice, y darle la espalda?

Pronto llega la hora del almuerzo. ¿Qué haces a la tarde, Alice? ¿prefieres que Michelle te lleve a la pensión y pasar el final de la tarde en la intimidad de tu habitación y cenar con Brenda y los demás? ¿Te quedas a dormir con ella, a fin de cuentas al día siguiente regresas para trabajar? ¿Quieres conversar o estás demasiado cansada?

Ya era demasiado tarde para cerrar esa puerta. Se había quedado atascada...y no se podía cerrar. Era demasiado grande lo que había encontrado, un abismo de posibilidades, de sensaciones, de deseos. No podía dejar de mirar, aún desde el umbral, poniendo un pie dentro...pero de momento le tiene miedo. No se puede saber cuanto durará ese miedo, si la conducirá a arrojarse alocadamente al otro lado o por contra dará pasitos cortos hacia la oscuridad...pero ya es muy tarde para cerrarla, si.

Pero Alice no pensaba en ello...disfrutaba de los recuerdos que la intensa noche había dejado en sus músculos...se regodeaba en el suave o no tan suave dolor que le recordaba lo vivido. Pero no permitió que se le notara, no quería hacer que Michelle se sintiera mal. Alice quería cumplir su promesa...no ponerse en manos de nadie. Entendía que Michelle estuviera preocupada...pero...¿de verdad era para tanto?

-Umm... -hacia el final de la tarde, la morena se plantea si irse o quedarse. Realmente no sabía que hacer, algo en su interior gritaba que ALGO no iba bien. Algo no estaba bien con Michelle...¿o era con ella misma? Esto sí que lo está pensando...el día había sido agradable pero...no habían hablado casi...¿no había nada de qué hablar? ¿O pasa algo? Maldita sea ahora se estaba rayando... y no podía sacarlo de la cabeza.- ¿Tienes...algún plan para cenar?

-¿Plan tipo quedar con alguien? No. El fin de semana lo reservé para las dos -Michelle responde, distraída y en tono normal. Hubo silencios ese día, pero no notas nada mal en ella. Su sonrisa no parece mentir. Entonces, ¿es contigo misma? -Si te refieres a cena preparada, pues un poco las “sobras” y alguna cosa más. ¿Prefieres que salgamos a dar un paseo y picar algo por ahí? Por mí encantada de que cenes conmigo y pases la noche aquí.

-Ah a mí me encantaría cenar contigo, la verdad.- asegura sinceramente con una sonrisa- Y si podemos pasar la noche juntas me acabas de dibujar el plan perfecto. -se ríe y se pone en pie para salir a la terraza. -¿Te importa si fumo aquí fuera?- pregunta sin sacar nada aún. Era raro, Alice nunca había fumado en aquel apartamento, y pocas veces delante de Michelle. Pero ahora le apetecía- Y sobre lo de salir...la verdad me apetece quedarme aquí contigo y...no se ¿vemos una peli? Podemos cenar lo que sea, incluso un vaso de leche me parecería bien.- no quiere incidir en el tema pero lo cierto es que se encuentra genial para tener unos mimos y quedarse echa una bolita en el sofá pero...su cuerpo aún le pide reposo. Y también su mente.

Fumas un ratito en la terraza. Con tu run run en la cabeza. Luego cenáis, nada, cuatro cosas, y la velada es más amena, con unas risas y caricias de ojos. Después la peli, en ese ovillo pegada a Michelle. Casi te quedas frita.

La noche es tranquila. Duermes como un lirón. Qué bien, te dices, cuando despiertas con las pilas recargadas. Casi que te quedarías a vivir aquí. Una temporada, al menos. Te sorprende ese pensamiento. Miras a la rubia, que sigue dormida. La relación de dependencia mutua es evidente, y va a más. Te la miras. Y a tu serpiente le dan ganas de ella. Decides darle una sorpresa, y al poco te encuentras entre sus piernas, desayunándola. Al fin, entre gemidos y ronroneos, Michelle despierta, con un qué me haces, y un gemido y un qué bueno este lunes…

Después de la ducha, hay trabajo ese día. Michelle sale a media mañana. Tecleas algunos mensajes, respondes a Will, que se ha disculpado con vehemencia. Will…te agitas por dentro. La escena de tu habitación con él regresa a ti mente. Lo quieres dentro de nuevo…Lo quieres en tu boca, ¿cuánto hace que no sientes el miembro de un hombre en tus labios? Te estás exxcitando, así que vuelves al trabajo. Te sumerges en él como un refugio donde esconderte. Y de nuevo te asalta tu imaginación, ahora con Robby…dándole duro…La transpiración cubre con una transparente gasa tus brazos y tu cuello. ¿Y si..? ¿Y si pudieras controlarte y probar de nuevo? No…o sí…Te vas a volver loca. Una vez más te lías con tu trabajo y las llamadas y finalmente apartas las tentaciones de tu cabeza.

El móvil en la mano. ¿Vas a quedar con los del BDSM esta semana? ¿Contactas a Frisbee? ¿Vas a dejar correr la semana entre trabajo, Michelle, y …y ya verás cuando regreses a la pensión? ¿Y las fotos, vas a pedir cita con ese fotógrafo o pasas de momento?* ¿Haces cualquier otra cosa?

Conforme iba pasando el día y las horas, Alice se iba relajando, olvidándose de sus nimias preocupaciones; tal vez sólo fueran cosas de ella y no debería darle importancia...

Se centra en el trabajo y le va bien, se siente productiva y va a toda marcha, muy concentrada...al menos durante dos o tres horas seguidas...luego vuelven sus deseos. Se excita por nada y es incontrolable. Necesita levantarse varias veces a fumar en la terraza, que le dé el aire o mojarse la nuca con agua fría. Y aún así al cabo de otro par de horas volvía con sus calores y sus sudores...

Por fin termina su "jornada" y descansa con el teléfono revisando sus mensajes, le responde a Will de buenas maneras, está dispuesta a perdonarle...en parte porque el deseo la carcomía. Esta noche...esta noche tenía que quedar con él cuando volviera a la pensión...quería que la poseyera...

No Alice no...se lo prometiste a Michelle. Nada de eso 

Suspira...es verdad...siguiente mensaje...el club de BDSM, definitivamente tenía que ir, se muerde el labio inferior y alza un poco la vista:

-Al final...¿quieres venir conmigo a la entrevista con los del club de la Luciérnaga? Es para decirles una fecha de esta semana...si lo tienes complicado, no importa, sólo sería una entrevista, no hace falta si estás liada.

No hace mucho que tu jefa ha regresado. Se refresca un poco, se ducha y cambia de ropa. Te pide que le prepares un zumo mientras. Te pones a ello.  Comprueba su agenda

-Era por la mañana, ¿no? El miércoles puedo. O el viernes.

Escribes a los de La Luciérnaga. Te arreglas, recoges tus cosas, y Michelle te acompaña en su coche hasta la pensión. Parece que hubieses pasado un fin de semana fuera, de relax. Y en parte ha sido así. Con tu…jefa…tu amante…tu amiga.

Una despedida tórrida de besos que casi prenden fuego al automóvil.

Brenda te saluda con un abrazo, comienza a parlotear. Se alegra mucho de verte. Qué tal lo has pasado y eso. Sarah está aquí, un hola y una sonrisa, poco más. Ninguna de ellas sabe nada de lo sucedido. También anda Robby por ahí. Es un tanto difícil mirarle a la cara, pero con un vistazo te das cuenta que no te guarda rencor. Te da dos de sus besos afables y acuosos, y una palmada en el culo, brujita. Will no está, no ha regresado todavía.

Te tiras en la cama. Joder…Will, qué ganas…ha sido llegar a la pensión y pensar en él. En lo que puedes hacer con él. El chico controla, así que no tiene que pasar nada. En esos pensamientos recibes un e mail del local BDSM. Cita el viernes, no pueden antes. De acuerdo, viernes mañana. Miras el movil de nuevo, navegas y vagabundeas por internet. Charlas con Kate, todo bien, le cuentas alguna cosilla sin entrar en detalles. ¿O sí? ¿Le hablas de lo sucedido? ¿De tu relación con Michelle? ¿De cómo te sientes? ¿Prefieres no preocuparla?

Alice decide no preocupar a Kate, así que sólo le cuenta las cosas buenas, que el trabajo bien, que el sexo bien, que los nuevos amigos muy bien...por mucho que la apreciara, Alice sentía que Kate estaba muy lejos de ella ahora mismo, era imposible que comprendiera todo lo que estaba pasando e intentar contarle todo sin contarle todo sería como dejar una película a medias. Y ni siquiera la misma Alice sabía bien el argumento.

Se apunta la cita para el viernes por la mañana en el calendario del móvil y se deja caer en la cama, tumbada cuan larga era. Aún le quedaban tantas cosas en qué pensar...suerte que Robby parecía estar tan normal, eso era una alivio y no parecía que el incidente hubiera trascendido al resto de habitantes de la pensión, lo cual era de agradecer. No sabía cómo le hubiera explicado a Brenda que ella no era ningún tipo de monstruo... Se saca eso de la cabeza, no ha sucedido, no hay porqué preocuparse.

Will vuelve a sus pensamientos. ¿Debería mandarle un mensaje para decirle que ya estaba en la pensión? ¿Qué pasaría si lo hacía? Que él dejaría todo lo que estuviera haciendo y aparecería como un tren en su puerta...y con una erección de caballo. Se ríe sola. Se muerde el labio inferior...siente la humedad en su ropa interior ¿ya? si...Suspira largamente y la sonrisa se borra de su casa. No podía avisarle...no mientras sintiera esta necesidad. Sabía que si veía a Will...una cosa llevaría a la otra...él querría estar como el otro día y...ella se negaría pero con la boca pequeña...al final cedería... quería que William la penetrara, que la forzase de esa manera tan suya, que la llevara al límite y la dejara echa un trapo...quería todo eso y más. Se acalora. busca algo con qué abanicarse y descarta la idea tan rápido como esta había venido. No no...se lo prometió a Michelle. No lo haría. 

Logra sacar al caballero inglés y a su excalibur de su mente y entonces sigue repasando el móvil. Anda...Frisbee..¿aún querrá quedar? Sólo hay una manera de averiguarlo. Le pone un mensaje:

¿Qué hay morenita? Ya he vuelto a la rutina ¿te parece quedar para tomar un café? Una noche cualquiera, no tengo problema.

Enviar.

Bien. Ya tenía un proto-plan con la tatuadora, a ver si mordía el anzuelo. Siguiente...hace scroll por sus asuntos pendientes y se encuentra el número de aquel fotógrafo que Brenda le dijo. ¿Y si...? Podría ser divertido. 

Llama. 

Un tira y afloja en tus deseos hacia Will. Tu mente por un lado, tu cuerpo por otro.  Vences a la tentación, por ahora, pero ¿a qué precio? ¿Va a ser siempre igual? Qué mal.

Salta el contestador en el teléfono del fotógrafo. Pruebas a la media hora, lo mismo. Dejas finalmente un mensaje, que eres amiga de Brenda, estás interesada en una sesión de fotos, charlar y eso. Que lo mismo pasa de ti, pero a saber.

Antes de la cena , Will se presenta en tu habitación. Besos y más disculpas por su parte. Y por la tuya. Algo de nerviosismo. Pero parece que la cosa bien. La verdad es que el chico no se insinúa, tú tampoco. Aunque se respiran las feromonas un montón. Bajáis juntos para la cena. Un saludo de Rose, un comentario de los suyos pero no se mete demasiado, tú has pagado tus comidas sin consumirlas, así que por ella, bien.

En la cena estáis todos esta vez, es agradable, bromas, algo de sarcasmo, risas. No hay mal rollo. Will se entretiene con Sarah y alguna chanza con Brenda. Robby te mira de vez en cuando. Hay deseo en sus ojos. Te entran calores. Que no, que no, te dices a ti misma. Pero…y si el joven quiere repetir, ¿por qué no?

A dormir. Relajada por las bromas de Brenda y Sarah. Hasta Rose se sube a ese carro de las risas.

Al día siguiente trabajo normal con Michelle. Sin novedades del fotógrafo o de Frisbee.  A la tarde regresas para la pensión. Sabes que te puedes encontrar con Will. Y con Robby. Y que la tentación es grande. Y que tampoco tiene que pasar nada. No sabes qué hacer.

¿Qué decides, Alice? ¿vuelves a la pensión? ¿prefieres darte una vuelta y no aparecer hasta la cena o incluso después? ¿Otra cosa?

Alice posterga gustosa el momento de volver a la pensión, decide dar un paseo por la ciudad, mirar escaparates, fumar un cigarro o tal vez veinte...tal vez comprar un helado en el sitio donde fue con Brenda...si si, eso seguro que le enfriaba las ideas.

La morena no siente que esté huyendo de las tenciones, se autojustifica continuamente diciéndose que no hay prisa...es cierto que no la tiene, pero tampoco tiene nada que hacer realmente en la calle. Pero claro que lo hace, no quiere arriesgarse porque sabe que tarde o temprano volverá a ver a Will...y a Robby...ambos querían una segunda round y Alice también pero lo que podía pasar, la aterraba. ¿Sería capaz de controlarse? ¿Sería capaz de para en cualquiera de las dos situaciones? Era tan difícil de saber...

Llega a la heladería, pide y se sienta en la terraza para tomarlo, aprovecha para llamar a su madre, más por distraerse de nuevo que por contarle nada de lo sucedido. Que el trabajo bien, que la ciudad esta llena de vida...poca cosa, pero exhibiendo una actitud positiva.

Sabes que estás demorando lo inevitable. Si no es hoy, será mañana. O pasado. Y si te aguantas las ganas, con más énfasis lo pillarás cuando suceda. Pero también puedes calmarte a ti misma mientras tanto, y que te lo montas con Michelle, la rubia te satisface lo suficiente para mantener ese apetito más o menos satisfechos.

Aunque en el fondo también te das cuenta de que son excusas. Lo que quieres es lo que quieres.

Hablas con tu madre. Contenta de que la llames, que lo hagas más a menudo. Que regreses si no lo ves claro. Están preocupados, más tu padre que ella misma.  Finalizas. No hay mensajes de Frisbee. No ha mirado el tuyo. Tampoco nada de tu ex en todos estos días. Sonríes, aliviada.

El helado te enfría…, ja, qué risa te da ese pensamiento ridículo. Suena el  móvil, es el tipo de las fotos. Una voz cantarina, agradable. Le comentas. Te pregunta. Nula experiencia. Selfies. Instagram. La opinión de Brenda. Y que estás buena, le dices.

-Se necesita algo más que estar buena para posar, chica. Hay miles de tías que están buenas. Envíame unas fotos, de cara, vestida, en bikini. Que recojan todas las zonas de tu cuerpo. Me las miro y hablamos.

Pues vale. Es algo.

Te das cuenta que acaba de entrar un mensaje de la tatuadora. – Lo siento, honey, me dejé el puto móvil en casa. Soy una puta desmemoriada. ¿Un café por la noche? Tú quieres golfear hasta el amanecer, ¿no? Oye, pues estás de suerte, tengo libre esta misma noche. Dime si quieres y te recojo. ¿Qué tal el tattoo?

¿Qué haces? Una oportunidad para olvidar la pensión. Sin embargo…no sabes de qué palo va Frisbee pero sí que hay química desde el primer segundo entre ambas…Otra tía…Y tú estás deseando ya una buena polla entre las piernas…Pero…joder, si le has enviado tu misma un mensaje. ¿Qué decisión tomas, Alice?

A pesar de las reticencias del tipo al teléfono, Alice quedó contenta con la oportunidad. Sólo esperaba que no fuera una estafa y que sus fotos acabaran en un sitio de porno...tal vez debería googlear el estudio o la empresa para asegurarse...

Entonces llega, tras la conversación con su madre, el mensaje de Frisbee. Sonríe para sí misma, traviesa; no lo duda y responde:

Vaya, pues si que me has calado pronto...entonces que sea una cerveza ¿si? Por mi estupendo, nos podemos ver después de la cena o si quieres, antes, no tengo mucho que hacer, la verdad. ¿El tatuaje? Bueno, tendrás que verlo y dar tu veredicto profesional ;-)

Enviar. 

Si, claro que le apetecía una buena polla, una follada que la pusiera a tono, que la llevara al borde del desmayo y siguiera ahí...o por contra follarse un culo como dios manda pim pam pimpam....claro que le apetecía pero ahí estaba...su pequeño angelito con su halo en la cabeza que le decía que aún no estaba estable para eso...tal vez si se desfogaba un poco con Frisbee se quedaría más relajada y luego podría volver a quedar con Robby y Will de nuevo...bueno casi mejor solo con Robby. No estaba segura de que pudiera contenerse con Will y de verdad que no quería romper la promesa que le hizo a Michelle.

Frisbee te responde que le pases la dirección de donde estás, que va para allá en un rato. Primero cervezas, que es más importante beber que comer. Entretanto buscas el estudio del fotógrafo. Compruebas que es un sitio serio, normal, con reseñas positivas, una página web decente. Un negocio pequeño, dos socios, y que se dedica a publicidad, también a fotobook y videobooks, reportajes diversos.

Miras la hora, un poco impaciente en este atardecer del martes. El cielo pinta lluvia, pero nunca se sabe. Tres cuartos de hora más tarde te llega otro mensaje.

Estoy ahí en cinco minutos.

Y al poco ves aparecer una motaco guapa, lo mismo de 1000 cc, que ruge como otros tantos demonios, una tía que se quita el casco y te saluda con la mano. Es Frisbee. Cuando te acercas te pasa otro casco. Su mirada es irreverente, lo mismo que su lenguaje.

-Qué pasa, Honey, ¿te aletea el coño al verme?

No espera respuesta y aprovecha que tienes las manos en el casco para robarte un beso en la boca. La chica va directa, tal vez tu mirada también lo dice todo.

¿Y tú? ¿Se lo devuelves? O ¿eh, no corras tanto, chica tattoo?

Ese beso es más que suficiente para Alice, quien entiende que no ha cometido ningún error con esto. No, en absoluto. Volvía a sentir de nuevo esa excitación que viene cuando alguien en su vida es nuevo, un terreno de caza sin explotar...otra frontera por pasar. 

Alice devuelve el beso demostrando no estar sorprendida, sino preparada y deseosa, sin rastro de timidez.

-Si, bastante, pero aún lo haría más si no me hubieras hecho esperar tanto...- se muerde el labio inferior y su sonrisa es provocadora justo antes de que desaparezca dentro del casco, se sube a la moto a horcajadas, está no se parecía en nada a la de Michelle. Su cuerpo se aprieta contra el de Frisbee y, sin pudor, lleva las manos a su cintura.

-¿Donde vamos? Sorpréndeme.

Desde el instante en que sientes los labios de Frisbee pegados a los tuyos y luego te subes a su moto sabes que una nueva experiencia nace ante ti. Michelle, Brenda a su manera, Will, Robby...cada una de estas personas te está abriendo una puerta a tu yo interior, descubriéndote en diferentes dimensiones que se complementan entre sí.

No tienes idea de lo que te aguarda con Frisbee, ni ella contigo, pero intuyes que será excitante.

Y quizá de pocas palabras.

La chica se coloca el casco y su respuesta es arrancar el motor y sumergirse inmediatamente en la circulación. El tirón inicial ya te gusta, te pilla algo desprevenida. Su conducción es agresiva, acelerada, pisando a fondo. La motocicleta vibra bajo tus piernas, la velocidad os engulle a ambas y pronto Frisbee enfila una carretera que sale de la ciudad. Curvas y rectas se suceden mientras la tarde cae , la oscuridad emborrona los límites de edificios y las montañas lejanas, y el vehículo es una fina línea de luz que te paraliza el corazón y el pensamiento.

La adrenalina se acumula en su pecho y se refugia en la espalda de la tatuadora, confiada en su conducción pero también bastante impresionada.

No, no se parecía en nada a Michelle; no había que ser un genio para darse cuenta de que probablemente Frisbee estaba buscando precisamente eso, impresionarla. Pero Alice estaba encantada y una gran sonrisa excitada se dibujaba en su rostro bajo el casco.

De vez en cuando mira alrededor, se da cuenta de que estaban abandonando la ciudad. Tal vez la situación fuera peligrosa a ojos de una persona normal, porque quién sabe a dónde la estaba llevando, pero Alice no pensaba en ello. Sólo pensaba en lo que pasaría cuando llegaran.