La noche había transcurrido sin incidentes. Se habían escuchado disparos en el pantano, al este del pueblo, pero lo suficientemente lejos como para que no les preocupase. también se habían escuchado jadeos, reconocidos todos pues sonaban desde hacía bastante tiempo en el cuarto de Charley y Kristie. Para cuando amaneció todo el mundo estaba preparado, incluso Maria, que aunque maniatada la habían vestido con unos pantalones, zapatillas y una camiseta.
-Bueno parece que todos hemos madrugado y estamos listos, mejor. Quizás encontremos un sitio donde quedarnos antes de que se haga de noche-dijo Charlie seguido de un bostezo.
Ya que le habían designado el último turno de guardia, Brina llevaba un buen rato despierta, haciéndole compañía a María. Alguien había tenido la delicadeza de vestirla más allá de la chaqueta que ella misma le había prestado, demostrando que a alguien en este grupo aún le quedaba algo de humanidad por perder. Esperaba que no sucediera, alguien con una mente bien intencionada siempre es un buen recordatorio de la vida anterior a la masacre constante en la que vivían ahora.
Había visto dormir a la nueva, pensando en si sería efectivamente buena idea que siguiera con ellos. Se decidió porque si, porque incluso si era una espía traidora, la podían usar de carnada. Cuando la chica se despertó, le sonrió dulcemente y le deseó buenos días, aún permitiéndole conservar el abrigo.
A media fueron llegando, los saludó. Ya estaba lista para partir cuando lo indicaran. Miró a Rast, esperando sus instrucciones.
Tomo mis escasas posesiones y me acerco a la puerta a observar el exterior. No creo que esos maníacos hayan preparado una emboscada, pero más vale prevenir, así que oteo el horizonte en todas direcciones.
-Yo también estoy lista.
El grupo se puso en marcha. El camino era lento pues la maleza había empezado a cubrir la carretera y había muchos escombros y coches que llevaban allí desde el incidente. Algunos cuerpos, casi esqueletos ya, aún estaban en los asientos de los destartalados coches. Era pronto aún pero ya hacía calor y los bichos no hacían mas que enervarlos a todos.
-Entonces...¿cual es el plan?...-dijo Kristie en voz baja.
-Pues llegamos, saqueamos todo lo que veamos y nos piramos nena, ¿no Rast?-el brazo de charlie rodeaba la cintura de la chica pasando su mano por la cadera hasta el borde del pantalon.
-En efecto- Contesté a Charley. Me giré para ver al variopinto grupo. El musculitos con su muñeca, la forzuda, la misteriosa, la prisionera y yo... Vaya equipo.- Recordad lo que os dije anoche y estad todos atentos a cualquier sonido extraño o movimiento. En cuanto alguno vea algo, hará una señal y todos prestaremos total atención. Si os molestan los insectos, colocaos barro en las zonas descubiertas.
No tardaron en volverse a parar. Allí junto a la carretera había una niña, completamente desnuda, atada con una cadena a la puerta abierta de un coche. Debía tener 10 años antes de morir y convertirse en zombi. Ahora estaba en los huesos, el cuerpo se le veía pálido y se le marcaban todas las venas de un color oscuro. Atada como estaba no era un peligro pero aquello, estando tan cerca del siguiente pueblo, podría ser una advertencia...
<Oh Dios mio>-dijo Maria en su lengua al ver aquello.
Kristie se abrazó a Charlie y este se apartó un poco de la cría.
-Joder... tranquila nena, está atada-le dijo para reconfortarla.
-Alejémonos de ella antes de que nos vea y alerte a otros.- Dije alejándome un poco más de la carretera. A pesar de la distancia, no quería ser detectado. Quizás deberíamos aumentar la distancia a 30 o 35 metros. Pensé.
-¿Y a donde? Si hay algún cabronazo que ha puesto eso ahí-dijo refiriéndose a la niña muerta- imagínate que habrá puesto en la maleza. Si no podemos ir sin ver por donde pisamos no se si es buena idea-repitió Charlie poco dispuesto a jugarse el cuello.
Se alejó de la niña atada, caminando al lado de Maria y siguiendo los pasos de Rast. De cualquier manera, le sorprendió que Charley pudiese tener gestos de ternura con Kristie, gestos que no se tenían por alguien que usas solo para follar. Se preguntaba si el tipo grandote y maloso que aparentaba ser había regalado su vulnerable corazoncito a la rubia. Quién sabe, quizás justamente el que ella fuera alguien que necesitaba protección era lo que se la ponía dura en las noches a él...
- Pues ten cuidado con dónde pisas. - respondió a Charley.
El líder ya había cambiado, y si el decía que se fueran por medio del pantano o volando con alas hechas de hojas secas, eso harían hasta que lo destituyeran.