Partida Rol por web

 - ¿En serio?

 Se derrumbó Dev. - ¿Ahora nos llaman? ¿Justo ahora? - Obviamente estaba más preocupada por Lyloo.

 ¿Por qué te preocupas? - se golpeó en el casco con la palma de la mano emitiendo un sonido a hueco preocupante para alguien que dice tener cerebro - Lyloo sabe desenvolverse sola. Es más preocupante lo de esos otros.

 - Espero que no se cruce con infantería con camuflaje o algo así, tengo entendido que no reparan en gastos a la hora de vestir a los soldados, casi hay tantos trajes como mundos - exageró, ella apenas había visto unos pocos de esos mundos ¡pero era joven! y no pensaba morir allí suicidandose contra un AT-ST

 - Si tardamos darán por hecho que somos unos vendidos que les hemos dejado tirados. Calculo que los jedi tardarán unos segundos, salvo Leenar, que tal vez tarde un poco más, pero igualmente actuará como si nos hubiesemos pirado. Maya les insistirá en que es mejor esperar, pero no lo harán.

 De modo que..

 ¿Vamos a por el resto?

 Nos encargaremos de Lyloo después.

 Jenssar conocía lo suficiente a Dev como para leerle en la cara, si quería, aquella expresión de impotencia que la llevaba a instintos impulsivos. Estaba deseando bajar e intentar ayudar a Lyloo, pero tampoco pensaba dejarle a solas con los invitados, lo toquetearían todo y se volvería loco.

 Tomó asiento como copiloto.

 - ¿Una nueva lección? - preguntó con fingida tranquilidad - ¿Me dejas? - queriendo repetir la hazaña de no morir estampados contra un hongo gigante.

¡Lo sabía!

Jenssar hubiera saltado de júbilo por haber acertado de no ser porque la situación no era graciosa en absoluto.

- ¡Por el gran Gryvull! - fue, sin embargo, lo que exclamó.

Todo aquello empezaba a apestar a wittar quemado pero al ver a Dev supo que tenía que mantener la entereza. Por los dos.

- A ver, si nos vamos ahora perderemos a Lyloo - dijo, consciente de que la mirialana seguiría adelante con su plan. - Podría contactar con nosotros desde el AT-ST, pero si no consigue entrar dudo que su comunicador llegue hasta nosotros, y aquí - señaló la densa selva, - sería como encontrar una bota en un campo de asteroides. Y si nos quedamos...

Dejó la frase en el aire. La humana pelirroja podría estar solicitando una recogida sin más, pero también podían estar en problemas.

¡Joder!

- Bueno Dev, tenemos tres opciones - dijo levantando tres de sus enguantados dedos. - Y tenemos que decidir ya. Podemos quedarnos con Lyloo - dijo bajando uno de los dedos - y que los jedis esperen. Al menos hasta que consiga el AT-ST y sepamos a qué atenernos. Pero si los demás están en peligro y nos necesitan puede que no encontremos a ninguno con vida cuando consigamos llegar. Dos - continuó bajando otro dedo, - podemos marcharnos a buscar a los demás y esperar que nuestra Lyloo sepa cuidar de sí misma y nos haga saber su posición cuando volvamos. Y tres... - añadió bajando el último dedo.

No siguió hablando. Detestaba la opción número tres hasta el punto de no querer ni pronunciarla. Y esto se debía a que conllevaba otra separación.

Uno tendría que quedarse para localizar a Lyloo y explicar lo que había pasado mientras el otro llevaba a la Valkyria a buscar al resto. La opción de contactar por radio con la mirialana no era una opción con esos AT-ST rastreando la zona con sus sensores. Si los soldados de asalto comenzaban de repente a escuchar a las setas gigantes hablarse por comunicador sospecharían algo raro y dificultaría las posibilidades de su compañera.

Jenssar detestaba tomar decisiones bajo presión. Era feliz pilotando y reparando máquinas, no sacando las castañas del fuego a quien no escuchaba sus consejos.

Miró a Dev. La tercera opción pasaba por dejarla sola en la selva para que buscase a Lyloo mientras él corría a ver qué narices querían los jedis. O peor aún, con Jenssar separándose de su querida Valkyria y exponiéndose a un territorio hostil mientras Dev pilotaba. Quería mucho a Dev pero imaginársela esquivando aquella vegetación le ponía sus inexistentes pelos de punta.

- Puede que no sea tan urgente - dijo señalando el comunicador que indicaba la señal de Maya.

 Dev se mordió el labio inferior y miró al frente acariciando los mandos del copiloto. Apenas pasaba tiempo allí cuando estaba Lyloo, no es como si la dejasen toquetear a su antojo, aunque le gustaba aprender del mejor, debía reconocer que había cosas que podía aprender de Lyloo. Por ejemplo, eran totalmente diferentes a la hora de dialogar o buscar información, ella se vendía muy fácil, carnalmente hablando, además, solía intimidar. Dev sólo utilizaba las palabras adecuadas para intimidar, no su cuerpo. 

 Tampoco es que pudiera. Así, mientras pensaba se encogió ligeramente de hombros.

 - Jens.... - comenzó con aire despreocupado, estirándose en el asiento que era ligeramente más amplio y ancho que su figura casi adolescente.

 - Lyloo sabe cuidarse. Es una cabezota. Es más, posiblemente si alguien va a echarle una mano, sólo le estorbe. 

 Hay que tener en cuenta que si le sale mal, querrán saber que hace aquí. No van a disparar sin más para dejar un cadáver debajo de una seta gigante. Harán preguntas, la torturarán, y luego tirarán su cadáver al basurero.

 Postuló con aire reflexivo mientras se acariciaba el labio con la yema del dedo índice.

 - Eso nos da un poco de margen. Los imperiales parecen idiotas a veces, pero siguen protocolos. Y no hemos dado la voz de alarma como para que vaya a tener problemas.

 Eso...si no han dado un chivatazo desde otro sitio.

 en fin...

 Sacudió la cabeza y se ajustó el casco. Luego puso sus manos en la nuca y estiró el brazo con los codos apuntando hacia arriba.

 - Lo que quiero decir es que deberíamos confiar en las habilidades de Lyloo. Y si hay que buscarla, mejor tener a los jedi para rastrearla, o a los nativos si se han hecho nuevos mejores amigos de nuestros invitados.

 - Siempre nos hemos ceñido al plan, si lo había. Lyloo ha tomado una decisión, y voy a ser suficientemente madura como para respetarla. - lo decía un poco de coña...

 - Volvamos a por nuestros compañeros, salvemosles el culo y después gocemos de los éxitos o los fracasos de nuestra... - no podía decir aquello sin desternillarse retorciendose en la silla - "capitana".

 - Si yo me bajase en un planeta desconocido con esperanzas de encontrar algo que nos ayude a hacer un buen negocio, esperaría cierta confianza y espacio por vuestra parte.

 También ayuda si terminan atrapándome, tarde o temprano alguien vendría. - no podía pensar que no fuera así, no lo dudaba en absoluto, quizás, era demasiado ingenua - eso es lo que significa ser miembro de la Valkyria, ¿no?

 Cada uno hace lo que tiene que hacer.

 Y creo que nuestro trabajo ahora es el aburrido.

 le enseñó las manos en alto, las palmas abiertas y una ligera sonrisa.

 - ¿Nos ceñimos a lo prometido? - Cercioró, proponiendo volver a por los que habían quedado atrás y dejando a Lyloo arreglarselas contra los AT-ST y el imperio.

  Espero que en el peor de los casos...sólo aprenda una buena lección.

Había escuchado hablar antes de esta especie de piel azul como una de gran inteligencia, resultando ahora bastante evidente cuando sacaba conclusiones que aunque bastante fáciles de obtener él había intentado evitar. Vazus siguió la conversación de la mujer ciega y del hombre. También ella estaba indagando en esa dirección.

- Supongo que está claro lo que ha sucedido. Sí, soy un desertor del imperio. Has adivinado bien.

Maya igual estaba sospechando. Podía ser que la indumentaria bajo la capa de Vazus hubiera sido robada a un soldado, pero en este planeta no parecía haber nadie más que sus enemigos. El hombre además no llevaba demasiado tiempo aquí y todo apuntaba a que sí, era un imperial y era algo peligroso, pero beneficioso a la vez. La noble como siempre guardó silencio, pero mostró su interés con su mirada. Mandrake siguió hablando.

- Soy de la primera promoción, fuí asignado a esta misión para el establecimiento de una base secreta. Íbamos a hacer de la galaxia un lugar mejor, en paz. Pero aquí encontré con que se traía a la fuerza a personas con esos mismos ideales y se les arrancaban de un modo inhumano. He visto a personas convertirse en despojos, perder la voluntad y delatar a sus amigos. A otros les he visto morir, cuando fueron llevados al límite. Dice el Emperador que busca la paz, que la república era el caos, pero habían tratados entonces que evitaban este tipo de barbaridades. Un día estando de patrulla pude ver a estos seres moverse y en lugar de reportarlos traté de contactar con ellos. Les acompañé hasta aquí y decidí no volver. Casi desearía decir que soy feliz aquí, pero no lo soy, su forma de ser es demasiado tranquila. Se dedican a dejar pasar el tiempo siguiendo las meditaciones del chamán, son demasiado sencillos.

Fue explicando a los tres recién llegados al poblado. Habían estado caminando y entre los árboles pudieron ver ahora la estructura, levantada con fuertes troncos y una cúpula vegetal bajo la que se extendían chozas, una de ellas, al final, era abierta. Los colores eran claros, mezclados con un intenso violeta.

- Forman una especie de santuario, liderados por un chamán. Canturrean y cazan, no hacen mucho más. En cuanto a mi valor y al peligro de transportarme, creo que estás exagerando. Soy un simple soldado por el que no se van a preocupar. Por otro lado, sé dónde está la base y toda esa zona os convendría evitarla. Ya esquivar ese destructor imperial es en realidad sencillo.

Se encogió de hombros.

- Se programa un salto espacial y se activa nada más salir de la atmósfera.

–¿Paz? Durante la República había conflictos, sí, siempre los ha habido y siempre los habrá, pero había justicia y un código moral. Paz... El imperio ha traído cualquier cosa menos eso. Pero supongo que es cuestión de equilibrio– Leenar había cogido una fruta de una rama y jugueteaba con ella en la mano, moviéndola, lanzándola y recogiéndola arriba y abajo como si fuese una pelota.– Tarde o temprano caerán. Nada dura eternamente y por suerte opor desgracia hemos vivido uno de esos finales. Y no descartes que veamos otro, y si no lo ves tú, quizás tus hijos. Los sistemas basados en el miedo suelen durar menos tiempo. La cuerda, cuando se tensa se rompe.

Leenar parecía poco a poco profundizar más en aquella conversación, hasta el punto de que, para  el gusto de algunos, parecía que iba a decir demasiado... y así lo hizo. Por algún motivo confiaba en aquel hombre, y ella siempre se fiaba de sus instintos.

–En realidad estamos buscando la forma de entrar en la base, Vazus– explicó con tranquilidad– Puedes venir con nosotros si quieres, pero  creo que es importante que lo sepas antes de decidir nada. Buscamos a alguien que está allí y no nos iremos sin él.

Detestaba que le hubieran arrastrado hasta ahí. Detestaba haberse dejado convencer. Detestaba tener que tomar una decisión entre dos opciones, a cada cual peor. Y sobre todo detestaba que no estuviera Lyloo allí para que fuera blanco de sus improperios. Con Dev no podía enfadarse.

- Bueno, Lyloo fue la que nos convenció para esto - dijo, con un énfasis especial en la palabra "convencer". - Hemos dado nuestra palabra de entregar la mercancía intacta y eso haremos.

Por mercancía también se refería a Maya y los jedis, no sólo al almirante, pero no pensaba decírselo a la cara, claro.

- Además, como tú dices: Lyloo sabe cuidarse sola - añadió. - Pero como se ponga impertinente con eso de haberla abandonado - comentó extendiendo un dedo acusatorio hacia la chica - le diré que me obligaste a ello, ¿de acuerdo? Hala, y ahora aprovecha y siéntate - finalizó mientras señalaba el asiento que normalmente ocupaba la mirialana. - Nos vamos a por los demás.

Jenssar guardó en el sistema la última localización conocida de Lyloo y puso rumbo al poblado nativo intentando no ser detectado por los AT-ST.

Even suspiró pesadamente. Una cosa era confiar en que la Fuerza había puesto a aquel tipo en el camino por algún motivo de utilidad y otra muy distinta, pretender contarle a aquel extraño la naturaleza de la misión que nos ataba a aquel planeta. Pero claro... lo primero implicaba prudencia y astucia, dotes definitorias del chiss, mientras que lo segundo solo se conseguía si la imprudencia y el escaso instinto de supervivencia denotaba una personalidad como la de la miraluka. A cada uno lo suyo.

- Como muy imprudentemente aduce mi compañera, Vazus... es cierto que estamos aquí para sacar de la base imperial a alguien importante para nosotros. Si nos ayudas te aseguraremos una plaza en nuestro transporte. De cualquier modo, si quieres que tus amigos aborígenes felucianos sobrevivan al imperio me temo que lo único que pueden hacer es salir de este sistema. El Imperio es una plaga y dónde va infecta de tal modo todo cuanto toca que lo normal es que perezca pronto. Que no se enfrenten... que no se acerquen siquiera...

Si bien el parlamento del chiss había comenzado de forma frívola, criticando como de costumbre la actitud de Leenar, su tono, conforme avanzaba la conversación, se tiñó de desesperanza. Las Guarras Clon habían terminado hacía algo menos de un año y, sin embargo, el horror que había vivido aún estaba fresco en su memoria. Y el saber que a pesar de los esfuerzos el Imperio había salido vencedor resultaba descorazonador. Si, al menos la Orden subsistiera de algún modo... oculta en algún sistema remoto.

- Aquí y ahora... - se dijo Even para sí. Había de concentrarse en el momento presente. Era uno de los preceptos más básicos del aprendizaje de cualquier padawan. La misión encomendada no era sencilla y era necesaria toda su experiencia para asegurar el éxito de la misma. Lo otro, si Leenar estaba en lo cierto... ya llegaría. - Aquí y ahora... - repitió. - Debes tomar una decisión, Vazus.