Partida Rol por web

A medida que el túnel azul del hiperespacio se desvanece y los puntos luminosos de las estrellas llenan las ventanas de la cabina, obtenéis una visión de la cara iluminada del planeta Felucia justo debajo de la nave. Casi al instante
los ojos se sienten atraídos por la nave en forma de daga que se muestra por delante vuestro... un Destructor Estelar Imperial del que al parecer nadie tenía constancia...

"Nos espera un viaje accidentado." Con eso, y tratando de evitar la detección de tan temible fuerza, el capitán golpea la palanca de control hacia delante, enviando el carguero cayendo en la atmósfera del planeta. La embarcación pasa a través de la fina capa de nubes, y podéis ver bien los pantanos y junglas fúngicas de Felucia, donde se elevan hongos que alcanzan el aire como rascacielos. Sería hermosa si no estuviera apresurándose tan rápido.

Eventualmente, el capitán Dardrak saca el barco de su inmersión, un movimiento acompañado por los sonidos de corte de metal desde algún lugar de la parte trasera del navío. El transporte se tambalea, casi arrojando a cada uno al suelo, y se sumerge enfermizamente hacia el hongo dosel. Otro golpe masivo empuja la nave antes que el capitán pueda estabilizar su nave, haciendo que el barco se detenga con un chirrido, descansando profundamente dentro de la selva de hongos

- ¡Maldita sea! - exclamo al ver la entrada en la atmósfera de la nave, forzada por la maniobra de evasión de Dardrak. - ¿Quién te enseñó a pilotar?

Sabía que no había tenido muchas más alternativas. Una nave como esta, por muchas modificaciones de armamento que se le hayan podido instalar, no tiene nada que hacer contra un destructor imperial. De hecho, podemos darnos por satisfechos porque no haya desplegado un escuadron de cazas TIE para acabar con nosotros.

- ¿Habéis podido ver si nos han detectado? - Le pregunto, algo más tranquila, al capitán y a R9, que seguramente haya estado monitorizando las comunicaciones. Si nuestra llegada no ha pasado desapercibida, el asalto a la prisión podría complicarse mucho. Está claro que la presencia del destructor nos va a dificultar la huida, pero eso es algo de lo que tendremos que preocuparnos mucho más adelante.

El bothan trató de no perder el equilibrio mientras la nave se tambaleaba, pero el impacto contra la superficie fue fuerte que no pude evitar caer rodando junto con todos.

Levantó la cabeza y escuchó a Opal preguntar al droide si nos habían detectado. Estaba medio aturdido, y mientras miraba a su alrededor el desorden producido por el impacto, se dio cuenta de algo.

- No me digas que estamos atascados! R9 a comprobar el estado de la nave, ya! – El pequeño Artix hizo lo propio y se fue a revisar el estado de la nave junto al droide. 

Eneera se agarró donde mejor pudo para evitar caer rodando por la nave. Afortunadamente, aunque no era ninguna guerrera, logró salir ilesa del aterrizaje.

Mientras se levantaba, apoyándose en el respaldo de la silla de Dardrak, le dio unas palmaditas en el hombro.

Al menos estamos todos vivos. Dijo mirando alrededor, y se puso en pie, espolvoreándose los pantalones.

¿Todo el mundo bien? Preguntó. Si alguien estaba herido, ella misma se encargaría de sanarle. Se acercó a Opal y comprobó de un vistazo que tampoco se había hecho daño, y después miró por el ventanal.

Pues sí que empezamos bien. Espero que no hayamos ido a parar muy lejos de la base. Se acercó a Zoro y al piloto. ¿Hemos conseguido algún dato sobre la posición de la prisión? Tenemos que salir de aquí YA, antes de que manden un equipo a revisar la zona.

Voltor se imaginaba que tendrían algunas dificultades en la misión. Pero no esperaba que fueran tan grandes, ni tan tempranas.
En cuanto vió el destructor se lanzó a uno de los puestos de artillería por si era necesario salir de allí disparando. Aunque ¿por fortuna? no fue necesario. Ya que rapidamente empezaron a caer en picado al planeta.
La cosa se puso jodida en algunos momentos, y varias veces pensó que se iban a estrellar. Más el piloto logró controlar la nave, más o menos, y pudieron aterrizar. Más o menos.

¿Todos bien?

Al igual que Eneera se preocupaba del estado de los demás. No todos tenían un entrenamiento Jedi que les pudiese ayudar en éstas situaciones.

Las preguntas de todo el mundo se empezaban a solapar. Pero lo primordial era que estuvieran todos bien y comprobar si les habían detectado.

No te preocupes por un equipo de revisión. Si nos han detectado nos bombardearán directamente desde el espacio. Así que hay que asegurarse cuanto antes. Y prepararse para salir de aquí si lo han hecho.

Tras el impacto Dardrak se reclino en la silla y por unos instantes apretó con demasiada fuerza las palancas de control, llevaba varias misiones sin tener percances pero parece que su racha se había acabado.

Estáis todos bien allá atrás?

Preguntó por puro instinto, la respuesta de opal y las preguntas de varios de sus nuevos compañeros le indicaron al Cathar que el aterrizaje no había sido tan catastrófico.

Tu lengua funciona, eso responde a mi pregunta – respondió a Opal en un gruñido – conseguí mi licencia de piloto donde te enseñaron a ti modales.

Se incorporó y ayudo a los que aún no lo habían hecho a levantarse, tras esto miro por una de las ventanas hacia el exterior para ver sobre que terreno habían aterrizado y así poder ubicarse.

Se rasco la cabeza – podria haber sido peor no?

Levanté una ceja mirando al contrabandista cathar.

- ¿En las minas de especia de Rattatak? - pregunto sarcástica. - Eso explicaría muchas cosas... Igual cuando aprendas a distinguir la palanca del freno de un rascador de gato podrás aterrizar como dios manda. Pero si lo necesitas, te puedo dar unas clases...

Sin esperar respuesta, me voy a la parte trasera de la nave para ver si puedo echarles una mano a Artix y R9. Susceptible, el gatito, pienso con una sonrisa. Nos vamos a llevar bien. Después de todo, este tipo de piques parece que viene con el negocio, pues recuerdo discusiones similares con Jaden hace unos años. En los buenos tiempos...

- ¿Estás bien, Eneera? - Pregunto a la joven jedí, preocupado por ella. Aunque la chica ha cambiado mucho en los últimos tiempos y parece bastante más sensata ahora que cuando nos juntamos con el resto del grupo. Asiento al comprobar que así es y sigo caminando hasta que encuentro al bothan.

- ¿Necesitáis algo de ayuda? - le pregunto a Artix. Aunque siempre había sido Jaden quien se encargaba de la mecánica, me enseñó las nociones básicas para poder echarle una mano.

El droide pitó de forma constante durante unos segundos y luego soltó una retahila de sonidos.

- BIIIIPP BOPIBIPBIPIOBOP.

Comunicando algo así como que enfrentarse al destructor habría sido suicidio. Mientras hacía aquello se enganchó a una de las entradas, primero una vez y al fallar, cambió el conector y lo volvió a hacer, iniciando una secuencia de escaneo.

- BIPBIPBIPBIPBIPBIPBIP.

Reiteraba aunque comenzó con un sonido elevado y luego lo fue decrementando, signo de que se iba tranquilizando.

- boppp bipbop. (*La nave ha resistido*)

Se soltó y fue a colocarse al lado de una pared. Siguió pitando después.

- bipppp bip bop bip bopppp bip (*Detecté una estructura artificial a través de los sensores. Debe estar a unas decenas de kilómetros*)

Indicó el pequeño.

- bop bip bopppp (*Ese destructor es un problema*)

Sí, era cierto. El destructor era un problema. Pero no el inmeato.

De momento alegremonos de seguir de una pieza, y de que la nave esté en condiciones de volar nuevamente. Del destructor nos ocuparemos en su momento.

El dato de la estructura artificial parecia interesante.

Si es la prisión deberíamos echar un vistazo. Y si no lo es también, ya que es posible que obtengamos información de la misma.

Asiento, mostrándome una vez más de acuerdo con Voltor.

- Sí, vamos a tener que ir para allá. De hecho, es la única referencia que tenemos fuera de esta selva.

Salgo de la nave y echo un vistazo hacia arriba. - No sé si estos hongos van a ser suficiente para ocultar la nave en esta posición - comento. - Pero no tengo muy claro que sea buena idea moverla ahora, cuando es probable que nos estén buscando desde la órbita.

Entro de nuevo en la nave y me dirijo al capitán.

- No sé si tu nave tiene algún dispositivo de camuflaje, pero si encendemos de nuevo los motores es probable que nos detecten. Por otro lado, si vamos a la prisión, escapar a través de kilómetros de selva para llegar hasta aquí, sin saber seguro si ese destructor habrá localizado la nave mientras no estamos, me parece un completo suicidio. - Miro a Dardrak, Artix y R9 en particular, asumiendo que ellos tienen más conocimientos técnicos que los jedi para tomar una decisión sobre qué hacer con el Zorro Alado*.

Vuestros primeros pasos en el suelo de Felucia os permite ver con claridad que el planeta está lleno de vida. Musgo y hongos gigantes como torres crean una capa que a intervalos llega a bloquear la luz del sol. En tierra firme, hay multitud de insectos desplazándose y buscando alimento. Tantos insectos que crean un sonido vibrante de alas y patas moviéndose tanto por el suelo como aquellos troncos.

Una vez camuflada la nave espacial, el viaje por tan exótico lugar es dificultoso y no está falto de peligros. Os llama poderosamente la atención la existencia de charcos ácidos y hongos que despiden sustancias que preferís evitar. Cuando os dais cuenta, vuestras pieles se han irritado. Por otra parte, los insectos aunque molestan, no son particularmente violentos.

Diez horas más tarde, podéis ver a lo lejos un conjunto de tiendas fabricadas con las copas de los propios hongos, invertidas. Habéis llegado a lo que parece un poblado, y algunas criaturas bípedas, parcialmente humanoides, caminan de un lado a otro. Lo más parecido a armas que portan son unas rústicas lanzas con una maraña de pequeños tentáculos en su extremo.

Observo un momento a esas criaturas. Nativos del planeta, sin duda. Y, por sus armas, no parecen tener tecnología para haberlo abandonado y tratado con otras especies de la galaxia.

Le doy un suave codazo al bothan. - Vaya, Artix, esa gente es incluso más fea que tú - le digo giñando un ojo. - ¿Alguno sabéis algo de esos Felucianos? - pregunto, dirigiéndome especialmente a los jedi. - Si, como dijo Organa, están siendo esclavizados por el imperio, tal vez podamos pedirles ayuda una vez nos aseguremos de que no hay imperiales en los alrededores - comento, oteando el poblado para tratar de localizar algún indicio de presencia imperial en la zona. Aunque en toda aldea de esclavos hay algunos demasiado asustados como para enfrentarse a sus opresores, también hay quien sólo necesita un poco de esperanza a la que agarrarse para enfrentarse a ellos y esa gente podría sernos útiles para infiltrarnos en la prisión.

- Si queréis, puedo acercarme a echar un vistazo - comento, preparándome para activar el camuflaje activo de mi traje si fuera necesario.

El vieje por el planeta es cuando menos agotador. Mucho más dificil de lo que se esperaba Voltor.

Menudo sitio para unas vacaciones. No me extraña que hayan montado una prisión aquí. Si por algún tipo de azar logras escapar de ella te encuentras en una jungla bastante mortífera.

Cuando llegan a lo que parece un planeta el Jedi no sabe si alegrarse o preocuparse más. Las criaturas no parecen muy peligrosas, pese a su extraño aspecto, pero no te podías fiar.
Cuando Opal expone su plan no puede si no estar de acuerdo.

No es una mala idea. Opino lo mismo. Deberíamos echar un vistazo primero antes de hacernos notar. Pero no creo que sea buena idea que vayas sola. Por si acaso.

Yo... Empezó a decir Eneera, no pretendiendo desacreditar a sus compañeros, pero firme en sus convicciones. Yo no creo que sea buena idea ese... acercamiento. Son primitivos, y si nos descubren podrían tomarnos como enemigos. Creo que deberíamos darle una oportunidad a la palabra en primer lugar... Tal vez ellos también estén hartos de los imperiales, o sepan algo de los gossam que colonizaron este lugar.

No parecen peligrosos... no les demos motivos para desconfiar de nosotros. Si pese a todo nos amenazan... Bueno... tenemos bláster y sables láser, ¿No?

En tan inhóspito e inesperado planeta era difícil saber a qué atenerse. El cielo se mantenía sin nubes permitiendo que el sol iluminara todo el esplendor de la exótica vegetación formando un espectáculo único en la galaxia.

Aquellos habitantes se dedicaban a sus tareas habituales y de índole primitiva, cuando una persona humana apareció un momento, caminando con calma entre esos seres. Sus ropas eran una composición hecha con vegetales del lugar, aunque sus botas de cuero revelaban de provenía de la civilización, o provino de ella. Aparentaba un hombre maduro pero apenas hubo tiempo para verlo pues entró en otra de las tiendas y se perdió así de la vista.

Opal quiso comentar algo a Artix, pero el bothan había preferido quedarse manteniendo el carguero ligero en buenas condiciones y oculto.

Sonrío mirando a mis compañeros con confianza.

- No te preocupes, Voltor, no creo que vaya a necesitar mucha ayuda. Además, en temas de infiltración y sigilo, un grupo hace más ruido que una persona sola... - Le digo al jedi. Luego me vuelvo hacia Eneera; afortunadamente, hay cosas que no cambian. - No pretendo establecer contacto con ellos, aún. Sólo asegurarme de que no hay imperiales cerca que puedan detectar nuestra presencia antes de acercarnos a hablar con los nativos.

Pero, antes de empezar a moverme, eché un vistazo a mi alrededor en busca de tropas o cualquier cosa que llamase mi atención.

A Voltor no le sentó mal el comentario de Opal. Se había ofrecido para que no estuviese sola en caso de problemas, pero la mujer había demostrado sus habilidades para pasar desapercibida en la estación. Así que seguro que estaría bien.
No obstante, como la joven jedi parecía poco convencida por su comentario, decidió reforzarlo un poco con su opinión.

No te preocupes pequeña. No vamos a hacer nada por soliviantar a esa gente. Tan solo asegurarnos de que estamos solos. Ten en cuenta que hay una prisión imperial en los alrededores. No cuesta nada asegurarse y curarnos en salud.

Además, así podremos observarlos un poco más y tener una idea más clara de cómo son. Sobretodo ahora que un nuevo jugador a entrado en escena.

Aún así, no pudo evitar tener unas últimas palabras para Opal.

No obstante. Ten cuidado.

Opal recurrió a la avanzada tecnología de su uniforme para moverse con sigilo buscando información nueva que les permitiera saber a qué atenerse.

Moverse alrededor era sencillo dado lo denso de la jungla. Pronto atisvó algo nuevo, un palo clavado en el suelo, visible desde una posición diferente a la del grupo. Sobre el palo se encontraba un casco de soldado de imperial, del mismo modo que alguien pondría una cabeza en una pica. Debía de tratarse de una advertencia así como de una declaración de intenciones.

Voltor permanecía junto al resto y se podía observar de nuevo al humano moverse por aquél entorno, con tranquilidad y siendo tratado cordialmente por los nativos.

Voltor se dedicó a observar a los nativos y al humano que acababa de llegar, tenía bastante claro el curso de acción que iba a seguir, aunque esperaba la llegada de Opal por si había visto algo interesante.

No sé. No parecen muy violentos. O por lo menos le tratan bien pese a no ser uno de los suyos. Creo que es una buena señal.

Por si acaso se concentró en la Fuerza, dejándola fluir y sintiendo el entorno a su alrededor gracias a ella. Quizás le ofreciera alguna idea más.