Partida Rol por web

Adoro a este bribón... Pensó al escuchar la historia de Anzak.

La explosión y el Sullustiano tomó a todos por sorpresa.

"¿¡Hay que largarse ya!?"-Tradujo Darius -No te conozco cara-trucha- Respondió arqueando los labios.

Pero el tipo se coló en la nave, condenándolos sin remedio.

-¡Fuera de nuestra nave!- Protestó para disimular, pero nada evitaría que los imperiales abrieran fuego.

cojo el sable y sin encenderlo todavia me pongo en posicion de combate por si van a disparar cubrir a mis compañeros...

-Niño. ¿Te afecta la altura?. ¡Sube o te dejo aquí!- Le juró al joven jedy.

Rammkopf hizo un gesto a sus compañeros para que corrieran hacia la rampa y accionó la elevación de la plataforma.

-¡Rápido socio!¡Despega!- dijo a Anzak una vez dentro.

-¡Tú, guaperas!- gruñó a Devian. -¡Al puesto artillero!. Pero no dispares si puedes evitarlo- Como caza-recompensas, conocía mejor que nadie las consecuencias.

Se ató al asiento del radio-operador y levantó los escudos del carguero.

-Señor Lightman- Dijo al jedy con más calma. -Averigüemos quién es el polizón y qué hace aquí- Propuso mientras se asomaba por la ventanilla.

*Miro un instante a Darius y asiento con la cabeza, voy corriendo a la cabina de la artillera, respiro hondo un instante para mantener el control y luego me siento, abrocho el cinturon para sujetar las embestidas de la artilleria y cojo los mandos, apunto por donde deberian venir los imperiales y cubro nuestra salidad para que no nos vuelva ocurrir ningun percance...

- ¡Creo que es un buen momento para largarnos de aquí!- espeto a mis compañeros. - Espero que el sullustano sepa lo que se hace, estamos en sus manos.

Corriendo tras los pasos del polizón que se les había colado en la nave sin ser invitado, Anzak llega hasta la carlinga donde ve que éste está sentado y comienza a conectar los controles para iniciar el despegue.

Al llegar el contrabandista, rojo porlaira, echa manoa su blaster pesado, pero antes de que lleguea sacarlo, a su lado la unidad R3, emite unos bips.

Bip biiiip, bep, tiruri, bip bip

- Sí, será mejor que te pongas a calcular la astrogración, Chispa*, ya tendré tiempo de matar a este tipo si logramos escapar de los imperiales- comenta Anzak a su droide astromecánico sentándose en el puesto del copiloto y ayudándole a éste a iniciar el despegue.

- Espero que sepas lo que haces, pues nos estás condenando si no logramos escapar...y te lo advierto, el mejor piloto de la nave el la unidad astromecánica que has visto.

- Ah, y también espero que tengas una inmensidad de créditos para poder pagarnos este "trabajito" de nada- comenta sarcásticamente Anzak con una voz fría pero calmada y cara de pocos amigos.

- ¡Devian! ¡Concéntrate y no hagas de las tuyas! - grito a mi pupilo desde el pozo de artillería - Apunta bien y no hagas destrozos innecesarios.

Regreso a la cabina, observo a Anzak y el sullustano manejar los controles de la nave.

- Ahora es mejor que nos saque de aquí - digo a nuestro nuevo amigo - pero tendrá que responder algunas preguntas...

Bip biiiip, bep, tiruri, bip bip -emitió R3-.

Devian tomó su sable en alto, sin encenderlo aún. Se sentía, como ávido y joven aprendiz que era, dispuesto a todo por sobrevivir (tanto el como ayudar a hacerlo a sus compañeros); sin embargo, Darius sabía que cualquier épica propuesta no siempre era buena idea (las menos veces) y se apresuró corriendo al interior del carguero, haciendo que Devian se perdiera también en su interior y tomara los mandos de los cañones láser...

Anzak como copiloto, se sentó junto al sullustano, que estaba sudoroso de la carrera que se habia dado. El pequeño R3 emitió unos pitidos y marcho hacia un lateral, justo donde se encontraba el computador de navegación, y comenzó a manipularlo mientras Clint le miraba, animando a su joven pupilo a no sobrepasarse. Claro que, no era el momento de preguntas... ¡era el momento de escapar de allí!

Mi nombre es Debo, para que os enteréis -dijo el sullustano, y al menos entendísteis eso, "Debo"-. Luego tomó los mandos con inusitada decisión. Tras su apariencia frágil, sospechásteis que bien podríais estar ante uno de esos numerosos héroes anónimos que luchan contra el Imperio. El alienígena, inicialmente tenso a los mandos e intentando despegar, parece carcajearse en su idioma mientras el carguero comenzó a elevarse con todos a bordo. Se cerró el tren de aterrizaje y os elevásteis acompañadados de otra carcagada que, rápidamente, pasó a ser un gestos de desesperación...

La nave tenía todavía gran parte de sus sistemas dañados, y por ello... ¡parecía no levantar el vuelo lo suficiente!

- Muy bien Debo - le digo mientras me agarro a lo que puedo para no caer por los vaivenes de la nave - Primero sácanos de aquí, luego ya hablaremos.

Me sigo agarrando mientras escucho sus carcajadas.

- Pero que demonios le pasa a este trasto. ¿Porque no salimos zumbando?

    Las alarmas de la nave se encendieron por todo el tablero de mandos como un árbol de navidad. Darius se puso los auriculares de radio-operador y con sangre fría apretó el cinturón de seguridad dejando clara su determinación de no abandonar la nave. El carguero* era su hogar y también el único medio para saldar las deudas de Anzak.

-Mas te vale no cagarla cara-trucha- Dijo ignorando el nombre del sullustiano y anulando manualmente los indicadores de emergencia.

La nave no se elevaba y eso era muy mala señal, pero era lo que Anzak esperaba. Necesitaban repararla, de hecho eso era lo que quería y buscaba el contrabandista cuando "Debo" les asaltó.

- Pero que demonios le pasa a este trasto. ¿Porque no salimos zumbando?

- ¡¡¿Que por qué no funciona?!! ¡¡¿Acaso no te acuerdas que debíamos llegara un sitio seguro para poder REPARA LA MALDITA NAVE?!!- chilló Anzak que veía como la cosa empeoraba por instantes.

- Agarraos todos, esto no se puede quedar así- comentó Anzak concentrado en el pilotaje.

- No me chilles, simulacro de piloto. Seré viejo, ¡pero diablos, no estoy sordo!

*Miro hacia atras y busco con la mirada a los demas compañeros, mientras les digo...

Porque no se mueve la nave??? vamos!!!, como tardeis mas los imperiales van a llegar y nos fusilaran y quiero llegar a viejo sabes!!!! no como mi maestro que es eso mucho pero viejo a secas!!!! jajaja

La nave comenzó a elevarse, pero a veces parecía como encallada en la plataforma de aterrizaba. En realidad no estaba sujeta con nada, sino que sus sistemas estaban fallando; quién sabe si no se precipitaría finalmente hacia el suelo, estrellándose delante de los imperiales... Debo, entonces, comenzó a pilotar magistralmente la nave. Anzak intentó ayudarle, pero quizá fruto de la tensión o de ver a ese sullustano metido en su carguero, no pudo sino entorpece el pilotaje... No obstante, la nave comenzó a despegar con más y más fuerza, tomando altura poco a poco...

Tras algunos disparos de los soldados apostados en la plataforma, lográsteis tomar suficiente altura como para no temer por ellos. Claro que, tras medio minutos, el carguero emitió un "petardazo", fruto del colapso de algún mecanismo o rotura de alguna pieza, y tras estar suspendido por encima de la Ciudad de las Nubes, os precipitásteis sobre ella...

Caíais.

La nave, entonces, impactó sobre una plaza de la parte alta de la Ciudad. El duro golpe contra el suelo, afortunadamente, no pareció afectaros demasiados: salísteis ilesos. Eso sí, tras observar por las ventanas del exterior, percibíais que los ciudadanos os miraban, pues habíais causado muchísimo revuelo y expectación. La nave estaba ahora destrozada, sin posibilidad ninguna de reparación. De hecho, no fue hasta que salísteis al exterior cuando vísteis su parte trasera carbonizada...

En esos momentos vísteis cómo varios guardias de la Ciudad se acercaban corriendo hasta vuestra posición.

Debo, entonces, miró a los PJ, e hizo un gesto con su mano, como para que los siguieran.

Vamos -entendísteis-, seguidme hasta un lugar seguro.

Entonces el sullustano se perdió entre la gente, justo por el lado contrario por el que venía la policía de las Nubes.

     El golpe hizo saltar los auriculares que acabaron a los pies de Anzak.

-Oh mierda...Tu nave socio.- Se lamentó llevándose la mano a la frente. Un hilillo de sangre bajaba por la ceja.

Vamos -entendísteis-, seguidme hasta un lugar seguro.

-Eso estará lejos de tí- Contestó siguiendo al sullustiano a regañadientes.

Debo salió de la nave y se perdió en la multitud.

     -No queremos nuestra cara en todos los noticiarios locales ¿verdad?- Dijo embutiéndose su casco de aspecto alienígena. Con la voz alterada por el comunicador, apremió a sus compañeros a hacer lo mismo y seguir a Debo. -Al menos sabía pilotar.-Gruñó -¡Chispa, no te quedes atrás, lata-con-ruedas... y lanza un poco de humo detrás nuestro si te queda carga en el extintor!-

- ¡Por las nubes de Karluus! - reniego mientras salgo del maltrecho carguero - Este tipo sí que sabe montar fiestas. Parece Anzak que La Soñadora ha entrado en un sueño profundo.

Comprobando que no tengo nada roto y que llevo mi bastón conmigo, veo como Debo se larga entre la multitud después de decirnos que le siguiéramos.

Hago una mueca de asentimiento al comentario de Darius.

- Ciertamente lo de seguro creo que no lo domina bien. Pero - mirando de reojo a la policia local que se acerca - creo que lo mejor es seguirle.

Empiezo a andar entre la multitud de curiosos que observan los restos del carguero.

- ¡Niño! - grito a Devian - ¡No te entretengas y sígueme! Aun nos van a pillar por tu culpa. ¡Venga!

El tremendo golpe contra la urbe dejó a Anzak noqueado por un instante. Pero aun en su mareo, el contrabandista tuvo la suficiente consciencia para decirle a Debo:

- Me debes una nave nueva, cabrón malnacido- logró articular medioincosciente.

Tras quitarse los cinurones de seguridad Anzak siguió al sallustano fuera de la nave. Poco a poco vio como la gente iba acercándose para ver qué había porvocado el estruendo y al poco, la seguridad de la ciudad del aire se acercó. Si no actuaban iban a tener problemas.

El polizón salió corriendo entre la multitud mientras les instó a que le siguieran.

Anzak, a regañadientes lo hizo. Pero antes miró a atrás para ver que todos hacian lo propio, incluyendo a "chispa". Luego miró por última vez a "La Soñadora". Algo le subió por el estómago y se quedó en su garganta haciéndo un nudo que parecía anidar ahí de porvida. Su nave, su primra y única nave; su modo de vida; y, lo más importante, su deuda, se quedaban ahí en medio de una ciudad perdida en el espaciohecha añicos por culpa de un desconocido.

La rabia se apoderó del contrabandista, quien sin perder tiempo siguió a sus compañeros en busca del lugar seguro que les prometía Debo. Cuando llegaran a este, si es que existía, él y Debo tendrían algo más que palabras.