Partida Rol por web

- Pues no está mal, la celda.- dije tras el comentario de Jason sobre el sitio.

Y es que el sitio, si, estaba de puta madre. Igual que una sala de recreativos pero sin olor a tabaco y potados de borrachos en las esquinas. Este sitio tenía como mas...flow.

-Que bien, y vamos a dormir todos juntitos en armonía mientras agonizo o me da por morderos el culo si me transformo.¿ No deberían encadenarme?- Pregunté mientras echaba una ojeada al lugar.- Si queréis os dejo la habitación de matrimonio.- Guiñé un ojo a Amber y Jason soltándolo así sin mas.

Al final de mi recorrido paré en la misma ventana, mirando al exterior, como si algo me llamara desde afuera. Me sentía como cuando estaba en Kings Country, ese maldito correccional de menores. Paredes y ventanas, un gran jardín y, al fondo, unas rejas que nos prohibían traspasar bajo la amenaza de añadir mas pena a nuestros expedientes.

- ¿Beber?- dije sin mirar.- Lo que quiero es que se acabe este puto dia, romperle la cara al hermano de Ryle porque si, y bañarme en pelotas en la playa, tio.

El brazo dolía pero lo que mas dolía era el no saber que cojones me iba a pasar mañana. Si había mañana. Me senté en una de las sillas que estaban cerca del ventanal y me orienté hacia ella, mirando a través del cristal.

- Ven a por mi, hijo puta. Ven si te atreves...- mascullé por lo bajo, mirando sin ver, aunque cagado en mi interior.

Entré en el baño muerta de vergüeza. Al menos Cassidy estaba allí y me dió algo de fuerzas. Él había sido me médico desde... siempre, desde que llegué a Hill Valley y viéndole que estaba unido a Revok por aquel extraño enlace. Era curioso como las piezas encajaban poco a poco... piezas que nunca pensé que casarían juntas.

El baño olía bien, estaba limpio y los albornoces blancos me daban seguridad, así que no tardé en quitarme la ropa entre sollozos y a punto de derrumbarme de nuevo. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué dibujaba aquellas cosas tan horribles que acababan pasando? ¿Qué era lo que me ocultaban? Ya no era una niña... aunque me comportaba como ella.

Me miré al espejo fijamente, vestida solamente con mi ropa interior, la cual no tardaría en quitarme para meterme en la ducha. Ahí no veía a una niña reflejada, tampoco era una mujer hecha y derecha, pero tenía que comportarme como lo que era... alguien más madura y más independiente... Aunque no sabía como hacerlo.

Alargué la ducha lo que pude. No quería salir y enfrentarme aún a ellos. Pero tardar demasiado les preocuparía... por otro lado, no había escuchado que hubiesen traído la ropa aún...

El albornoz era esponjoso y suave. Jamás había sentido ese tipo de tacto en una toalla o similar. Lavé mi ropa sucia con agua y jabón y la tendí en la bañera. Tardaría en secar pero... ¿qué más podía hacer? Al menos la parte superior estaba en buenas condiciones y solo fue el vaquero y la ropa interior... Me puse las deportivas tras ponerme los calcetines y, ataviada con el albornóz, salí del baño.

- Disculpad... han... ¿han traído mi ropa ya? - Pregunté a los chicos que parecían estar alucinando con lo que había allí, mientras mi rostro se sonrojaba al verme así ante ellos.

-Supongo que llegado el momento vendrá alguien para controlar que estés bien, tanto para asegurarse de que sigas vivo como de evitar que nos devores-dije con una sonrisa tensa, pues todo se podía dar y si Leo se convertía a saber si perdería la razón o algo, dudo que se despertase de buen humor convertido en hombe lobo-no seas capullo..-contesté lanzándole una fugaz mirada a Amber que iba a su bola completamente absorta en sus pensamientos, cogí uno de los refrescos, abrí la lata y le dí un breve sorbo, desde luego el lugar molaba, pero no podía quitarme de la cabeza el peligro que se nos venía encima y que realmente si algo salía mal podríamos morir-lo de darle una paliza a ese capullo no estaría nada mal la verdad..-musité desviando por un instante la mirada hacia la ventana.

Entonces el sonido de una puerta abrirse llamó nuestra atención era Mel saliendo del baño, recién duchada con un albornoz puesto, el pelo húmedo y su calzado deportivo-Hola Mel, no, aún no, deben de estar buscando en la boutique de la mansión-dije con una sonrisa amable sin mirarla muy fijamente, se veía claramente el rubor en su cara por la situación sin poseer su propia ropa, así que abrí el frigorífico de nuevo-oye, ¿quieres algo para beber? hay agua, zumos y refrescos..-dije mantiendo todo lo bine que podía aquella sonrisa que trataba de ser amable, para no ponerla más nerviosa de lo que ya estaba. Estar en aquwlla mansión nos ponía a todos nerviosos y no nos gustaba estar allí, ahora mismo añoraba mi habitación friki, mi pc, mis consolas, comics y para mi sorpresa, a mis padres, cuando la muerte acechaba, parecía que solo pensaba en las cosas que realmente importaban y no los castigos ni las broncas, les echaba de menos joder.

Miré a Jason nerviosa cuando este se dirigió a mí. No sabía que esperar de él, de ninguno realmente. En el hospital se puso de aquella manera conmigo... y ahora era muy amable. Leo igual, después de llamarme bruja en el Simone's, se comportaba de otra manera conmigo ahora... Amber era la única que parecía ir de otro palo.

Pero no se habían reído de mí por orinarme encima. No aún por lo menos... ni sacaron sus móviles para sacarme fotos o grabarme con esta pinta y reírse de mí luego. Eso tendría que servir de algo, ¿no?

- Un zumo estaría bien. Me da igual el sabor... - Le dije tímidamente a Jason. Y es que me estropeó el desayuno y empezaba a tener algo de hambre. Al menos el zumo se encargaría de saciarme un poco. - Gracias. - Le dije una vez me lo entregó y miré hacia la puerta. Estaba nerviosa y asustadiza en aquel momento y solo deseaba que Cassidy la volviese a cruzar para pedirle que me hiciese dormir como había hecho con Darryl.

Y es que me costaba cada vez más asimilar todo aquello. Daba igual que se tratase de algo como que Revok fuese un hombre-lobo, de descubrir su existencia... era el conjunto de todo: el ataque en el hospital, el tipo de los ojos rojos, la muerte de tanto inocente y compañeros de clase, la marcha de Diana y Jay, dejándome prácticamente sola... En ese instante saqué mi móvil del bolsillo del albornoz y lo miré. Nada. Seguía sin tener noticias de ella.

Miré a los chicos unos instantes, como si quisiera decirles algo... pero no sabía el que. Así que guardé el móvil en el bolsillo de nuevo y me senté en el sofá, abriendo en ese  momento el bote de zumo y comenzando a beber me quedé mirando a la nada.

Miré a través de la cristalera esperando ver unos ojos rojos llamándome. Pero no aparecían, y no fue hasta que Mel salió del cuarto de baño que no aparté la vista, fija, de donde la tenía.

- ¿Estás bien?- pregunté a la chica girando solo la cabeza para mirarla.- Esta noche va a ser jodidamente extraña. Dije en un tono bastante bajo, como si fuera una queja.

- Vale, la parejita feliz que duerman en la habitación, y si Mel lo prefiere, que duerma en la otra. Yo me quedaré aquí. No se si me dará por dormir, pero lo mismo deberíamos intentarlo.

Suspiré mientras giraba de nuevo la cabeza, escudriñando la oscuridad.

- ¿Esos dibujos tuyos..- empecé a preguntar.- ...suelen cumplirse con frecuencia? Quizá puedas pintarme como una de tus mujeres francesas...- dije en broma, aludiendo a Titanic. -¿Que te parece si me retratas? Seguro que después de hoy no seré nunca tan guapo.

Me quedo pasmada viéndolo todo. Vaya sueño de sitio, ¿Cuanto trabajo sería limpiar algo así? ¿Y Leo... Va a dormir con nosotros, aquí? ¿En serio? 

Me quedo mirando mi móvil en una esquina un rato, nerviosa, mirando la consola de vez en cuando, como si me llamara, pero no, no es el momento. De hecho, tampoco debería estar usando tanto el móvil, se me va a quedar sin batería para mañana, y no quiero quedarme incomunicada tras una noche que no sé qué cojones va a ser de mí.

Mientras pienso en ello y me decido a dejar el dispositivo vuelve Mel, que me deja loca. Vaya pivón es la chica cuando no va de... Bueno, de oscurita, ¿No? No quiero que nadie note lo que pienso, y menos ella, así que para disimular vuelvo rápidamente la vista al móvil de nuevo, justo lo que quería dejar de hacer, hasta que oigo a los chicos, atenta ahora a la conversación tras la entrada de la chica. - ¿Qué parejita? - Vuelvo a levantar la mirada, repasando a los presentes con la mirada. Por un momento soy tan estúpida de pensar en Mel y Revok, pero luego veo la expresión de los chicos y entiendo a lo que se refieren. - Ah. - Levanto una ceja. Qué gracioso. 

Yo, sin embargo, sigo asaltada por ese pensamiento cada vez más recurrente, la 'broma' de Leo, que al final no puedo evitar pronunciar en voz alta, tratando de sonar respetuosa. 

- Yo no es por joder, no me pareces un mal tío, pero en serio... ¿Qué vamos a hacer si eso... Pasa, esta noche? Nosotros no podemos enfrentarnos a algo así. - Digo, incómoda. Hay hablar de ello, y volveré a preguntárselo a Cassidy cuando vuelva con la ropa de Mel si es necesario.

- ¿Hay... Una CocaCola para mí, Jason? - Pregunto algo cortada tras ello, esperando que a los chicos no les siente muy mal. 

Parece que Jason se ha quedado un poco embobado tras darme el zumo y eso hace que me incomode un poco más. Al menos Leo parece estar algo más despierto y me da algo de conversación. Me aseguro de que el albornoz esté bien cerrado y no se me vea nada por arriba ni por abajo antes de responderle. - Sí... creo... gracias por lo de antes... - Dije no carente de timidez. - Y por no reíros ahora... - Oculté mi malestar bebiendo un sorbo de aquel zumo y es que la vergüenza del momento y el temor a lo que pudiese pasar aún...

Cuando Leo habló sobre lo de dormir miré la hora en mi móvil, comprobando de paso que no tenía ni llamadas ni mensajes pendientes. - Tendría que avisar a tía Janet de esto... pero, ¿cómo? - Aún queda mucho para la noche, Leo. - Dije al chico alzando un poco más mi voz y tratando de tragarme la timidez que me consumía. - No creo que nos debamos preocupar por eso ahora. Solo por tu dolor... - Miré su mano y cerré los ojos, viniendo a mi mente aquel momento en el cual el hombre de los ojos rojos mordía a Leo. Asustada, los abrí de inmediato.

A pesar de no haber pegado ojo en casi toda la noche, el miedo previo con aquel hombre-lobo había conseguido que mi sueño se esfumase. No descartaba que en unas horas o quizás minutos me diese un bajón y acabase dormida en cualquier sitio... si es que no volvía a recordar aquellas escenas que venían a mi mente cada vez que cerraba los ojos. - Supongo que se ocuparán de él cuando llegue el momento. - Respondí a Amber, mirándome las deportivas.

En ese instante llamaron a la puerta y el doctor entró con ropa limpia en sus manos. Le miré y le sonreí tímidamente, para luego levantarme y ver que había traido. Nada pegaba con mi manera de vestir, pero era mejor que ir en albornoz y deportivas. - Creo que iré a cambiarme al baño. - Anuncié cogiendo aquel montón de ropa. - Por cierto Doc, no se vaya... creo que tienen preguntas para usted.  - Le dije a mi médico con mi timidez creciendo de nuevo en mi interior.

-No hay de qué Mel, aquí va uno de piña, toma-dije con una amable sonrisa mientas le entregaba el zumo que ella cogió sin problema quedándose de nuevo callada, momento en el intervino Leo-¿Que parejita?-pregunté a la vez que Amber a la cual miré sorprendido para luego retirar la mirada ¿es que se estaba refiriendo a nosotros?-no seas capullo Leo, aún con ese mordisco sigues siendo el graciosillo del grupo ¿eh?-dije quitándole hierro al asunto-quizás fuera mejor que Mel y Amber durmieran juntas, sería lo mejor-comenté como sugerencia para luego centrarme en la pregunta de Amber sobre la bebida y volví a meter la cabeza en el frigo para inspeccionar-Si, aquí hay-comenté cogiendo la lata y llevándosela a Amber-estoy con Mel, ya habrán pensado en ese tema y si se dá el peor caso imagino que estarán aquí para...contenerle, lo siento tío, pero espero que no sea así-afirmé mirando a Leo y dándole yo un trago a mi bebida. Entendía la preocupación de Amber, pues yo mismo lo pensaba.

-¿Por qué nos íbamos a reir de tí? no veo motivo alguno, además bastante mal o estás pasando para que alguien se ría de ti-la miré un momento para luego alternar mi observación entre Amber y Leo, momento en el que la puerta de la estancia se abrió y entró el doctor con ropa para Mel-Si doctor ¿cómo v eso de la contención de Leo en caso necesario? ¿alguno de ustedes se quedará vigilando la puerta o aquí con nosotros? supongo que no nos dejará aquí solos por lo que pueda pasar...no te ofendas Leo-contesté con una tensa sonrisa mientras veía a Mel desaparecer de nuevo para vestirse en condiciones.

- No te preocupes Mel. Tampoco somos unos capullos. - Levanto los hombros cuando nos da las gracias por no reírnos de ella. No era apropiado, ni hay muchas energías para reírse después de la movida en la que nos acabamos de meter. Si me diera las gracias por contener la baba, pues sí tendría un motivo. Joder, me puedo morir esta noche, ¿Por qué pienso así? Además, ni siquiera me gusta Mel, y ella tiene ese rollo raro con Revok. Supongo que... Bueno, tengo ojos, e imaginación, qué le voy a hacer.

De hecho es por eso mismo, entre otras cosas más, que no estoy especialmente conforme con lo que sugiere Jason. Yo paso de dormir con la novieta vidente de un hombre lobo la noche que los va a atacar un alfa enemigo. - A mí... No me importa dormir contigo, si Mel quiere su espacio. Cómo veáis. - Digo a Jason de forma casual levantando los hombros, alternando la mirada entre él y Mel y evitando mirar a Leo, por que acabo de dejar la broma a huevo otra vez, y prefiero hacerme la tonta. - De todas formas, ¿No había literas, o me he enterado mal, o me estáis vacilando? - Pregunto un poco confusa.

Mel y Jason tratan de adivinar la solución a mi pregunta, que chico no tarda en trasladar al doctor de igual manera en cuanto este vuelve con la ropa de Mel, y al que me quedo mirando, atenta, a la espera de respuesta. Me sabe mal por Leo ser tan directa con todo esto, que ya va a tener que aguantar un día de mierda de por sí, pero tengo que pensar en mí misma.

- Oh, venga vamos!- Me quejé desde mi sitio cuando empezaron a señalar sus quejas de dejarme solo con ellos.- Que en calzoncillos de dormir gano un huevo! ¿Os lo vais a perder?- intente bromear con cierta ironía.

Me jodía. El tiempo pasaba y en realidad... no pasaba nada.- Tranquila, es soportable.- Respondí a Mel intentando sonreir, para tranquilizarla, aunque la mano me dolía de cojones y cada movimiento con ella era un auténtico calvario.- Puedo con ello.- ¡Y una polla como la manga de un abrigo! - No creo que me vaya a doler mas ya.- Necesito ibuporfeno pero en cantidad.

Y ya no solo era el dolor, es que me daba la sensación que me salio hasta pelo de la herida. Eran paranoias mías, claro, primero porque no veía a través de los vendajes y después porque es imposible eso....¿no?

- Joder, Amber. Has tenido que romper el climax romántico con lo de las literas.- Vacilé medio sonriente. Era lo único que me quedaba: Hacerme el fuerte pese que estaba cagado por dentro.- Menos mal que te quiero por los cigarrillos. Por cierto...- El doctor estaba por allí con la ropa de Mel.- ¿... se sabe algo de eso? Del tabaco digo... - Si iba a morir al menos me fumaria algunos mas.

Cassidy le entregó la ropa a Mel y cuando se iba a marchar, esta le detuvo. Sus palabras le hicieron miraros a los tres. Mel se quedó a escuchar la conversación. - Tengo que ir a mi casa a por algunas cosas para preparar... el lugar donde trataremos de que estéis a salvo. Todos. Aún tenemos que ver como controlar a Leo en caso de que cambie... - Si es que no moría en el proceso. - Pero la idea es que no estéis juntos cuando eso ocurra.

» De hecho no estaréis en esta sala cuando caíga la noche. No queremos que el Alfa tenga acceso a vosotros mientras los demás andamos pendientes de Leo. - Os comentó. - Pero aún tenemos que verlo.

Se metió las manos en los bolsillos cuando Leo dijo lo del tabaco. - Aún no me he ido al pueblo. - Sacó las llaves de su pick-up y una tableta de paracetamol. La miró y luego se la lanzó a Leo. - Tómate una. Yo estaré aquí antes de dos horas, así que aguanta un poco... traeré nolotil inyectable y si no te funciona, probaremos como otra cosa, como galbapentina... No me quedo más tiempo. Creo que Leo agradecerá los calmantes y el tabaco. Luego me seguís preguntando.

Dicho esto, se marchó nuevamente, dejándoos a los cuatro solos en la habitación.

Con la ropa en la mano y al lado de la puerta del baño, escuché la conversación de los chicos con el doctor, mientras mi mente retenía agradecida sus palabras de apoyo, mientras empezaba a verles con otros ojos. La broma de Leo sobre quedarse en calzoncillos para dormir me sacó los colores de golpe y agaché la mirada avergonzada. Debía acostumbrarme a aquellas cosas... pero no sabía como.

Al tema de la parejita directamente no reaccioné. No sabía por donde iban y no iba a preguntar por ello. Me daba palo hacerlo. Lo que si hice fue asomar la cabeza en el dormitorio que estaba junto al baño y ver que había tras la puerta, tras la marcha de Cassidy. - Literas y... son una pasada... - Me aparté de la puerta para que pudiesen ver el dormitorio desde fuera.

- No se como será el otro pero este es... como cuatro veces el mío y es... flipante... - Se notaba que era bastante juvenil, incluso tirando a infantil, pero eso no le quitaba nada de encanto. Por la ventana del fonde se veía el bosque. En caso de que os asomáseis al otro cuarto, os encontraríais con más literas y otro tipo de distribución y decoración en aquella habitación.

- Yo... voy vestirme... - Dije con la ropa en mis manos y el zumo de piña también. - No... tardo. - Añadí con inseguridad, para luego meterme en el baño.

Por el gesto y las palabras que pude ver por parte de Amber, daban a entender que dormir con Mel no era una de sus preferencias aquella noche dejando claro que no le importaría dormir conmigo y aunque la broma de Leo persistía sobre la parejita, desde luego era lo último que se me ocurriría en una situación como aquella

El peligro nos acechaba, un peligro que no era moco de pavo y echar un polvo en una situación como aquella era llamar a la Muerte, viernes 13 lo dejaba claro-No seas capullo Leo-dije para luego asentir.

-Tienes razón, son literas y muy chulas por cierto- comenté mientras cotilleaba viendo la habitación, pero entonces el doctor nos dió la noticia de que no íbamos a estar allí mucho tiempo para luego irse de nuevo-Ja... fantástico, me siento como un testigo protegido huyendo de piso Franci en piso franco...- murmuré para luego mirar al grupo, observando como Mel se iba a vestir-Bueno...¿Se os ocurre algo para pasar el rato?- pregunté sin saber muy bien que hacer.

Entré en el baño con la ropa y la pregunta de Jason en la cabeza. No quería olvidarla, puesto que tenía la respuesta a ella. No había nada negro entre aquel montón de ropa y me tuve que conformar con aquella... ¿camiseta? ¿jersey? No sabía como denominar aquello. Pero el color no me desagradaba y no me quedaba nada mal tampoco. Los vaqueros me estaban un poco grandes, pero estaban secos y limpios... No tardé demasiado en salir y reunirme con los demás.

- Jason. - Llamé al chico dejando la ropa sobre una mesa, con mi bloc de dibujo oculto bajo el montón de ropa, antes de acercarme a ellos con cierta timidez y el zumo aún sin terminar en mi mano. - No creo que salgamos de esta casa hasta mañana. Creo que se refería a estar aquí... confinados, hasta la noche o antes... de que... - Miré a Leo. No debía ser agradable estar en esa situación y me molestaba que Darryl no estuviese allí con nosotros. De estar despierto le podríamos preguntar y... estaría a su lado y cuidaría de él.

Se me iba a hacer el día muy largo y cuestarriba sin él y más aún con ellos, aquellos desconocidos a mi lado. - Vamos, Mel, se lo prometiste. Estarías con ellos unas horas mientras él dormía y se recuperaba. - Me traté de dar ánimos. Miré entonces el bloc de dibujo, recordando que mi estuche con las pinturas estaba en el baño. Podía ponerme a dibujar mientras ellos hablaban de... lo que fuese. - O mejor aún, te unes a hablar con ellos... vamos, no es tan difícil. 

Pero para mí si lo era. Se me hacía un mundo todo aquello. Allí habían mil cosas con las que entretenerse, sobretodo consolas, algo que nunca me había llamado la atención, pero seguro que a ellos sí. Guardaba silencio sin saber que decir. No iba a preguntarle a Leo nuevamente que tal estaba, porque lo había hecho hacía nada y ya sonaría obsesivo. No quería sacar el tema de Diana, pues me dolía y... me apetecía taaaaaanto hablar de Revok, que sabía que no era lo más correcto de hacer y menos aún con ellos.

- Cuánto... ¿cuánto tiempo lleváis viviendo aquí? - Pregunté entonces a los tres peleando contra mi timidez. Sabía que Jason llevaba tiempo, seguramente nació aquí y todo. Pero Leo y Amber eran otra historia.

Levanto los hombros y las manos cuando Leo me dice que le he cortado el rollo, para cortárselo más. No a propósito, son hechos. - Sí, pues ya no me quedan. - Le informo, para unirme a su pregunta. - Eso, ¿Cómo va el tema? - Me sumo con interés. Seguro que aun me queda algún momento del día para fliparlo, y querré un cigarro. Joder, lo querré de por sí. 

Nos cuentan a groso modo el plan para esta noche, que aun no está detallado. Al menos confirman que no estaremos con Leo. Lo miro, de nosotros es quien corre más peligro esta noche. No sé cuando nos van a separar, y no tampoco lo conozco mucho, pero es una putada darse cuenta de que los momentos que pasemos esta tarde pueden ser los últimos en los que lo vea, y ni siquiera tengo claro que el resto de nosotros vayamos a salir de esta de rositas. Yay. 

El doctor se marcha, y Mel abre paso para dejarnos ver los cuartos. - Joder, y que lo digas. - Secundo a Mel. Vaya pasta hay en esta casa, al pequeño King no le faltó de nada. Falta. 

Jason busca un entretenimiento, yo lo tengo claro, a falta de tabaco con el que pasar el rato, solo queda la paliza que le debo en la Play, no se me ocurre nada más, pero antes de que conteste vuelve Mel, ya vestida, dispuesta a hablar. También podemos pasar el rato charlando, claro, y viendo lo que le cuesta a la chica relacionarse, es la última a la que le haría el feo de no hacerle mucho caso. 

- Bueno, al menos no nos va a faltar de nada. - Comento respecto a quedarnos aquí. - Yo sólo llevo aquí unas pocas semanas. ¿Y vosotros? ¿Sois de aquí? - Pregunto al resto, sin cuestionar cómo se han mantenido vivos en un lugar así hasta ahora. Igual es hora de volverse a Vermont, es decir, no estaría mal en Hill Valley, si no tuviera la sensación de que la muerte está acechando en todo momento. Accidentes, atentados, hombres lobo... Este sitio es muy... Peculiar, pero no en un buen sentido.

- No... yo... soy de Grandview. Me trajeron a Hill Valley cuando tenía 7 u 8 años a vivir con mi tía tras... - Suspiré recordando las palabras del psicólogo, de mi tía e incluso de Darryl "habla del tema y cada vez dolerá menos". - Tras la muerte de mis padres... - Dije con pesar y miré el envase del zumo, aún en mis manos.

- Desde entonces vivo aquí y... - Fui marginada, todos los se metían conmigo, me insultaban...cogí miedo a salir a la calle, a ir al colegio, a estar con otros niños... mi tía no podía con eso y Revok fue mi salvador... - ... no he salido de este pueblo demasiado... - ni de la biblioteca. - Tampoco es que lo necesite y bueno... - Miré a Jason y a Leo, buscando que hablasen ellos. Yo sentía que había dado una verdadera conferencia sobre mí misma en aquel momento. - ... lo siento, no se me da bien esto... - Me disculpé cortada de golpe por mí misma. Estaba claro que la inseguridad me comía.

En ese momento dudé no solo de sacar un tema de conversación, sino de seguirlo como pude, incluso de haberme alejado de Darryl así. Podía haberme quedado en la habitación con él, dormir en la otra cama mientras él descansaba de sus heridas y yo recuperaba el sueño perdido durante toda la noche. Pero de alguna manera sabía que aún acostándome a su lado, no conseguiría dormir. No con todo lo que teníamos encima y lo que habíamos descubierto en cuestión de horas.

Pensar en el tipo de los ojos rojos o en el abogado como se puso conmigo, me hizo sentir un escalofrío por la espalda y me abracé a mí misma. Tenía miedo de lo que nos íbamos a encontrar aquella noche. - ¿Créeis que por eso estamos aquí... ?- Susurré en voz alta, dándole vueltas a aquel tema.- ¿Para estar distraídos y tranquilos, hasta que llegue la hora?  - Miré a Leo. Él era quien marcaba el momento.

Este sitio era como la casa de PlayBoy sin las chicas.

O al menos las que iban en Bikini. Y no es que Mel no estuviera bien buena. Incluso con la ropa nueva parecía que tenía su cosa. ¿Y Amber? No opinaré sobre la piba de un colega (pero también) si es que en algún momento aquellos dos dejaban de andarse por las ramas, claro.

No era lo mismo. Pero se acercaba bastante en cuanto al tema de la comodidad. Excepto cuando preguntaron sobre nuestro pasado, a modo de entretenernos un poco. Mi pasado no era algo de lo que estuviera orgulloso, aunque en su momento pareciera algo muy chulo. Capullo...

- Soy estudiante de intercambio chino. - Solté en plan irónico con media sonrisa. Después me arrepentí y baje la cabeza mientras me acercaba a la ventana.- No...

- King Country.- Lo dije como si eso debiera bastar. - Es un reformatorio de Seattle.- Miré por encima del hombro antes de seguir.- Uno de esos que... ya no son reformatorios ¿sabéis? Son como las cárceles para menores que no pueden estar aún en la cárcel por ser menores, pero que les falta... ¿un año, dos?... para ir allí derechitos.- Metí las manos dentro de mi chaqueta.- Tampoco es que haya matado a nadie...creo... pero tampoco he sido un chaval ejemplar. Tiendo a meterme en jaleos bastante a menudo y cagarla bastante.- Suspiré y sonrei mientras levantaba la cabeza.- Me adoptaron un par de lesbianas a las que ahora quiero con locura. - Costaba decir esas ultimas palabras, sobre todo siendo un tio duro.- Una nueva oportunidad. Me trasladé aquí hará unos meses, solo. Si la cago de nuevo o me escapo de casa y me pillan... me devolverán a King Country. Y entonces ya... adios Leo para siempre.

Vaya, qué corta me he quedado en comparación con los demás. Sólo he preguntado por el tiempo, no sabía que había que ponerse profundilla. 

Pero ellos no se cortan mucho. Joder, no sé cual de los dos lo ha tenido peor. Yo, desde luego, ni entro en la competición. Leo por su parte me sorprende con lo del 'reformatorio'. Sí, es el que se ha metido en la peor situación esta noche, pero no por que sea un mal chico según he entendido, por que no lo parece en absoluto.

- Se ve, se ve. - Contesto a Leo, sonriendo, cuando dice que es chino. Vaya guasa tiene el chico. - Hmmmvaya. - Comento sin saber muy bien qué decir respecto a sus historias. Al fin y al cabo los asuntos de cada uno son suyos, y de igual forma cada persona afronta sus problemas y su pasado a su manera, y tampoco es que los conozca tanto como para opinar al respecto, y es por eso que yo no me explayo demasiado con lo mío. 

- Yo me vine con mi padre cuando vino aquí a trabajar, para quitarme de en medio a la estúpida de mi ex, y a los pesados de mi madre y mi hermano. - Les cuento levantando los hombros cuando termino, tratando de aparentar normalidad, pero sintiendo en realidad cierto rechazo al respecto. No es momento de hablar de mis problemas, ni me apetece, y como he dicho, me mudé para dejarlos atrás, no para traerlos de vuelta.

- Y bueno... - Miro a Mel. - Supongo que sí, ¿No? Es decir, el mismo doc lo ha dicho, todavía no tienen el plan claro. - Levanto los hombros. No sé si distraídos, pero para dejarnos aquí mientras ven bien qué hacen seguro, y tranquilos mejor, por que tampoco les interesa que nos asustemos más de la cuenta y tratemos de escaparnos, nos pongamos en peligro y levantemos sospechas, o gritemos al cielo... O a la red, su historia. 

Miré a Leo cuando dijo de donde venía. Yo había visto como mataban a mis padres y tuve que escuchar que mis recuerdos no eran más que producto de mi imaginación, puesto que con siete años, no podía asimilar que mi padre matase a mi madre y luego se suicidase y que por eso, creé a un ser de ojos rojos que los mató a los dos. Pero yo se lo que vi.

Y lo que volví a ver en la biblioteca horas antes, reafirmaba mis recuerdos.

Lo sentí por Leo, pues ya lo había pasado bastante mal, como para que encima le cayese aquello con aquel mordisco y, a pesar de lo mal que lo había pasado desde aquel infernal día e incluso del daño que aún recibía por algunos "compañeros" de instituto, no le cambiaría la vida a él ni a nadie por un solo motivo: Darryl.

Suspiré profundamente al pensar en él.

- Llámalas. - Le indiqué al chico. - No nos han quitado los móviles. - Me encogí de hombros ante mi afirmación. - No las asustes, no las digas donde estás realmente y... recuérdalas lo que sientes por ellas. - Ni yo me creía lo que le estaba diciendo, pero si yo tuviese la ocasión de hablar con mis padres aunque solo fuese una vez, sin duda la aprovecharía y quizás esta fuese su última ocasión.

Luego me giré y miré a Amber cuando esta habló y no pude evitar mirar a Jason cuando mencionó lo de "la estúpida de su ex." De alguna manera, daban la sensación de estar empezando algo... pero parecía que lo que era tan evidente dejaba de serlo en aquel momento. Pero no dije nada, tampoco me molestó que a Amber le gustasen las chicas. No era problema mío mientras me respetase y no la veía lanzándose a por mí ni a por nadie como una leona hambrienta.

- Entonces, si no os importa... me pondré cómoda. - Les dije a todos cuando Amber confirmó mis sosprechas y me descalcé. Tenía el vicio de estar siempre descalza y necesitaba quitarme las deportivas ya. Cerré los ojos unos momentos, para luego abrirlos y restregarme las manos en ellos. - No se si llegaré a aguantar todo el día despierta. Casi no dormí anoche y... - Al final caería rendida.

Las dos horas pasaron, aunque a los fumadores les pareciesen una eternidad. Amber al menos se logró distraer jugando contra Jason con aquellas consolas. A Leo se le hizo algo más pesado, sobre todo por el dolor que le acompañaba, pero se unió a la pareja en los juegos.

Después del infructuoso intento de Mel por entablar conversación con aquellos chicos y buscar hacer amigos de su edad, tal y como todos la recomendaban, esta se retiró a una mesa y se puso a dibujar en silencio. Buscaba relajar su mente lo suficiente como para poder irse a dormir sin darle demasiadas vueltas a la cabeza y lo estaba consiguiendo.

Cassidy entró por lo puerta en aquel momento, donde todos estábais distraidos. Llevaba un maletín consigo y estaba acompañado por tres personas más. Dos de ellas ya las conocíais: Jack Murray, el abogado licántropo y David Cross, vuestro compañero de instituto. La otra era una mujer mayor, con rostro jovial y amable. Se la solía ver en los parques del pueblo, dando de comer a las palomas o hablando sola. Era una mujer muy agradable cuando se la trataba* y solía saber siempre todo lo que pasaba en Hill Valley.

- Aquí os traen vuestro veneno. - Os indicó Cassidy señalando a Jack con la mirada. Estaba claro que él no os lo iba a dar. Miró a Mel preocupado, antes de encaminarse hacia Leo. - Tranquila, sigue dormido. - Dijo a la joven cuando vio la preocupación en su rostro, pero él tenía otra prioridad. La mujer caminó junto al doctor y se quedó mirando a Leo antes de ver la herida, la cual Cassidy descubrió. -¿Cómo estás? - Le preguntó. - La vamos a limpiar con algo más... efectivo en este caso y te pondré un analgésico fuerte y antibiotico.