Partida Rol por web

Vera asiente.

- Descanse, Sargento. Entonces, mi lugar está abajo.

Mira al otro Sargento y al Cabo.

- Está dentro de su albedrío qué hacer en la estación. Yo me ocuparé de intentar establecer el estado del sobreviviente, y tratar de establecer un patrón en la forma de comportamiento de los que han muerto. De necesitarse para algo mi presencia, no duden en llamarme.

Tras recibir confirmación de que sus acompañantes se disponían a hacer lo que les viniera en gana, todo dentro de la lógica militar de lo que podía ser el "venirse en gana" en una misión, Vera gira sobre sí misma y se dirige a los laboratorios.

A sus ordenes mi teniente- Tras un saludo, me dirijo hacia mi compañero de rango- Me gustaria que me enseñase donde está elpuesto de guardia, y de paso me explique que cosas debo hacer por aqui. Mis ordenes han sido muy vagas, y lo unico que se es que soy el encargado de seguridad de una base que por lo pronto parece no tener mas que crimenes y a nosotros... - Digo esto de manera leve, casi rozando el sarcasmo, aunque sin llegar a ser irrespetuoso- Ademas, ¿Solo estamos el cabo y yo de guarnicion en la plaza? ¿No hay mas tropa por aqui?

Me resulta extraño. Normalmente se suele llevar a un peloton para que haga guardia en un sitio tan pequeño, pero solo me han presentado al cabo. esperaba que los demas estubiesen en la base a la llegada

El Sargento te lleva hacia abajo, hacia los laboratorios. Es una sala amplia, rectangular, de cien metros a lo largo por diez metros a lo ancho, de tres metros de altura. Las mesas de trabajo se han dispuesto como si fuera una sala de autopsias, y en ella, varios cuerpos tapados con sábanas. Sobre ellos, una imagen virtual de su esqueleto, y la disposición de los órganos internos, en todos, incompleta, por falta de algunos de ellos, como pulmones, corazón o hígado, por ejemplo. A su alrededor, diversos especialistas examinan estas imágenes virtuales, manejándolas con sus manos para que aumenten de tamaño, giren, etcétera. 

En el extremo derecho de la habitación, un cubo, muy grande, de un metro cúbico de tamaño, cerrado tras una especie de jaula de cristal. Frente a él, otro especialista, supones que el arqueólogo, lo examina. En el extremo izquierdo de la sala, una jaula de igual tamaño y forma, en cuyo interior se encuentra el superviviente, en la misma postura que aparece en las últimas imágenes. Vigilándole, y tomando notas, frente a la jaula, otro hombre, supones que el psicólogo. 

La Teniente no tarda en desaparecer de vuestra vista por la puerta del fondo, al otro lado de los dormitorios, guiada por el Sargento, dejándoos solos. No pasados ni cinco minutos, vuestras radios suenan. 

-Atención, a todo el personal militar en el exterior, se le ordena la inmediata retirada hacia el espacio puerto de Prima Porta. El espacio puerto está bajo ataque. Repito. A todo el personal militar en el exterior, se le ordena la inmediata retirada hacia el espacio puerto de Prima Porta. El espacio puerto está bajo ataque.- 

Es una voz mecánica, sin un sexo definido, parece un mensaje pre grabado estándar. 

Al escuchar el mensaje, me dirijo rapidamente hacia la puerta por la que la teniente y el sargento han salido, gritando de manera que me escuchen

-Teniente, nos tenemos que ir. Si debe quedarse con la investigacion, le dare novedades una vez vuelva aqui, si no, deberiamos aligerar para defender el espaciopuerto.- Digo mientras por señas le digo al cabo Helborg que nos dirijamos a la lanzadera- Rapido colega, empieza la accion.

Tras hablar por la puerta, sin esperar la respuesta, salgo a paso vivo en direccion a la lanzadera que nos trajo hacia la estacion, mientras espero que me sigan.

El Sargento, con los ojos como platos, se gira, así como todo el laboratorio.

-¡¿Defender el espacio puerto?! ¡¿Como que defender el espacio puerto?!- Sale corriendo, para interceptar al Sargento Gibbons. Del laboratorio, sale también un hombre, de pelo canoso, de aspecto mayor, y una mujer, de unos treinta y pocos. 

La radio acaba de comunicar que esta siendo atacado, pidiendo a todo el personal militar en el exterior que vuelva a defenderlo- Digo girandome para encararme con el- No se si será seguro dejar la estación sin proteccion, pero la orden es que todos vallamos...

Miro a las otras personas que estan con el. No los conozco, pero supongo que son especialistas que han mandado a investigar. Mientras espero a la respuesta de mi compañero,  vuelvo a tomar la direccion que llevaba hasta hace un momento, camino a la lanzadera.

¿No ha recibido la señal de radio dentro del laboratorio?- Preginto mientras ando, con curiosidad. Aunque tal vez esté fuera de cobertura por cualquier cosa.

Miro al sargento Stibbons

-Yo voy para allá, usted haga lo que quiera

Sujeto mi rifle con firmeza y echo a correr.

-Pues no, Sargento. No la hemos recibido... Y por lo visto la Teniente Vera tampoco...- Tras el Sargento, habla un hombre alto, de pelo canoso, cortado a cepillo, con un sombra de barba, con la insignia de Teniente, y tras de él, una mujer, de aspecto joven, con la de Cabo. 

-Sargento, Cabo, recojan sus cosas. Nos vamos.- El Teniente se gira hacia vosotros. -Denos cinco minutos para preparanos. Si el espacio puerto ha sido atacado, necesitarán a cuanta más gente mejor.- 

Vera había estado mirando al sobreviviente cuando fue alertada por la voz del Sargento. Giró sobre sí misma, inconscientemente preparándose para un ataque, aunque su racionalidad le decía que la ofensiva no tenía que ver con la Estación. Se permitió considerar un momento la idea, sopesarla, intentando encontrar el balance entre ambas órdenes aunque, ella sabía bien, siempre la posterior derogaba a la anterior si se trataba de órdenes dadas por personas de igual rango. Eso era algo que no sabía pero, imaginaba, era lo que correspondía a la situación. Incluso, que esa orden fuera dada por un superior más.

Cuando termina de cavilar, en los escasos segundos que dedica a eso, gira hacia el Teniente. Su voz puede ser escuchada por cualquiera de los que están en la estación, pues se dirige con aplomo y tal firmeza que su volumen, a pesar de no ser a los gritos, se desplaza hacia todos los sitios y llega a la mayoría de los oídos.

- Certifico que no he recibido nada - dice, y mira hacia su muñeca izquierda de forma inconsciente antes de continuar - Sargento, ¿cuán específica fue la orden? ¿Se dieron detalles? - se vuelve hacia el resto de los investigadores de la sala, los que no son militares, y mira al Teniente - Teniente, creo que existe la posibilidad de que sea una maniobra de distracción. Para qué y de quién, lo ignoro. Pero si está de acuerdo conmigo, al menos dos militares deberían quedarse en este lugar.

Toqueteando mi ordenador de muñeca , hago que repita la ultima transmision recibida.-Atención, a todo el personal militar en el exterior, se le ordena la inmediata retirada hacia el espacio puerto de Prima Porta. El espacio puerto está bajo ataque. Repito. A todo el personal militar en el exterior, se le ordena la inmediata retirada hacia el espacio puerto de Prima Porta. El espacio puerto está bajo ataque.- 

Tras lo cual hablo

Esta es la transmision. No he querido pedir confirmacion para que no se sobrecargase la frecuencia de mensajes pidiendo explicaciones, asi que he informado y me dirigia hacia la lanzadera.- Tras esto espero a ver que ordenes dan mis superiores, si hay que quedarse o vamos todos hacia la lanzadera.

El Teniente mira a Vera, y resopla, con una expresión de duda. No le acaba de convencer la idea. Al menos no en un principio. Sin embargo, al meditarlo mejor, se da cuenta de que la alternativa es dejar a los civiles solos, y eso no es bueno. 

-De acuerdo, Teniente, tiene razón. El Sargento Jacobs* se quedará con usted.- Sin siquiera dar tiempo a réplica se dirige hacia las habitaciones, y sale, a los cinco minutos, con el equipo bien preparado y listo. En apenas treinta segundos, la chica, con la insignia de Cabo, le sigue. 

-Vamos al espacio puerto.- Sentencia el Teniente, ahora con una expresión seria, centrada. -Esperemos que no sea nada grave. O que esos capullos de la federación hayan decidido rescindir nuestro contrato de repente.- 

Stibbons y Helborg, acompañados del Teniente y la Cabo, se marchan, usando de nuevo la lanzadera. Ahora estáis solos.  

Jacobs sigue la lanzadera con la mirada, viéndola marchar. Suspira. -Bueno, supongo que eso me deja a sus órdenes, Teniente. Usted dirá.- Dice, sin apartar la mirada del horizonte, por el que ha desaparecido la pequeña nave, 

Marcháis en la lanzadera, rumbo al espacio puerto. El Teniente y la Cabo os acompañan, ambos sin decir una palabra. El Teniente simplemente se sienta, meditabundo, mirando hacia el suelo. La Cabo, por su parte, se apoya en una pared, mirando al horizonte a través de una de las pequeñas ventanas. 

Vera se da vuelta hacia sus compañeros. Todos lo son, bajo la misma insignia: pero la pertenencia tira hacia el grupo más cercano.

- Compañeros - dice, cuadrándose en un saludo informalmente militar - Buena suerte.

Todos parten, y sólo los civiles quedan en la base. Los civiles, y ellos dos, únicos militares, un sargento que mira con añoranza partir al grupo que irá a la acción, y un oficial médico calificado para portar armas de guerra. Por un momento, Vera siente una profunda empatía con aquel hombre que le da la espalda y que pierde su mirada en el horizonte a donde han ido los demás a parar. El Sargento no la ve, ni la siente, ni se entera en lo más mínimo. Sólo escucha su voz, firme y normal, respondiendo a su pregunta.

- Lo siento, Sargento. Sé que en perspectiva quedarse aquí es como un castigo - dice, y su tono no contiene nada de burla, ni un reproche, ni siquiera un leve matiz de autoritarismo. Nada. Únicamente parece compartir el momento, sin intervenir en él - Por el momento no hay alertas, pero aparentemente éstas no llegan al laboratorio. Es mejor que hagamos guardias breves. Usted quédese primero con la radio, y manejando el sistema de defensa tecnológico de la estación, el cual desconozco, y si nada sucede en veinte minutos volveré aquí a relevarle - Vera echa una mirada a su alrededor, y luego vuelve al Sargento - Si lo prefiere, puede ir transmitiendo una señal de alerta hacia alguna lanzadera o nave cercana que esté orbitando para que, de ser necesaria, pueda llegar aquí en máximo un minuto. También puede cerrar la estación, o prepararse para cerrarla de forma hermética de ser necesario. Eso, como usted lo considere mejor.

Gira hacia los civiles. Alguno de ellos continúa asomado, lanzando miradas furtivas hacia donde están los militares, como si intentaran enterarse qué es lo que sucederá con ellos. Pero parecen demasiado acostumbrados a la compañía armada, y a los conflictos, pues todo continúa funcionando casi de la misma manera. Vera se ajusta el casco al chaleco, donde pueda agarrarlo con rapidez, y se dirige de nuevo hacia los laboratorios.

- Estaré abajo, Sargento. Volveré en el tiempo convenido, o antes si hay amenaza.