Partida Rol por web

Thurkear descarga su potente llamarada contra uno de los kobolds. El fuego prende rápidamente los árboles y la armadura de pieles del kobold también. La pobre criatura cae al suelo convertido en una masa ardiente y sanguinolenta...

La reacción de los otros kobolds no se hace esperar. Los combatientes cuerpo a cuerpo te siguen presionando, lanzando los tajos de sus espadas. Uno hiende el aire vacío y otro rasga un pequeño trozo de tu túnica, cortando unas hebras que caen al suelo en una danza juguetona.

El otro kobold que estaba subido en las ramas de los árboles afina su puntería y tensa la flecha de su arco corto hasta el punto en que este se parte por la mitad y desequilibra al kobold, que cae pesadamente al suelo.

El resplandor de las llamas sobre los árboles y el chillar de su enemigo le hizo comprender que Thurkear había entrado en acción.  Bien hecho amigo, pensó y luego decidió invocar el poder de las llamas para atacar al la criatura que había osado efrentarlo

-¡Ixen!-  dijo con voz autoritaria invocando el nombre del fuego y una llama abandono su mano para arremeter contra el kobold enemigo.

Rió cuando escuchó a la criatura retorcerse bajo las llamas y al comprobar que la había acabado se dirigió hacia la rata reptiloide que había caído del árbol, bajó intentando posar sus patas garradas sobre la indefensa criatura.

Thurkear se abalanza contra el otro kobold que había caído del árbol. La criatura, descolocada y sin saber muy bien qué está pasando, no ve venir al dragón que lo destroza con sus garras, abriéndolo en canal como si de cuchillo cortando mantequilla se tratara.

Cuando vas a lanzar tu hechizo, bajas la guardia un instante y los kobolds aprovechan para sacar un par de filetes de tu carne dracónida. A uno se le enreda la espada entre los pliegues de tu túnica sin que recibas daño alguno, pero el otro es más astuto e hinca la espada por el lado afilado para pincharte y sacarte un reguero de sangre.

Había intentando lanzar un hechizo, sin embargo el golpe que había recibido lo desconcentró y la energía del hechizo se disipó sin que este llegara a terminarse.

El fuego entre los árboles se va extendiendo y ésto obliga a un último kobold que había permanecido escondido hasta ahora a dar la cara. A diferencia de los otros, éste va vestido con una túnica larga echa de pieles y porta una máscara de huesos. Emite una cacafonia, como si estuviera dando ordenes a los otros dos, mientras agita un bastón con huesecillos colgados que chocan entre si. De la punta del bastón sale un rayo blanco-azulado que se estrella directamente en Thurkear, llenando sus escamas de escarcha y penetrando el frío en su piel.

Los otros dos kobolds continúan lanzando sus arremetidas contra ti. Cuando uno falla el otro parece que encuentra el camino para llegar de nuevo hasta tu pecho, lanzando un tajo en diagonal...

Ixen intentó atacar a otro de los Kobolds a ver si tenía más suerte y, aunque estuvo cerca, falló.  Entonces, con una voltereta esquivó su ataque y se desplazó nuevamente hacia un lateral.

El ataque del mago había sido fuerte, lo suficiente para enfurecer al dragón, pero no tanto como para detenerlo.  Thurkear bramó y cargó contra el impertinente mago pero falló.

El kobold con pintas de mago se ve de repente con Thurkear sobre él y consigue librarse del feroz ataque del dragón. Vuelve a gritar, de forma desesperada, con su vocecilla aguda y da un paso atrás. Agita nuevamente su bastón y comienza a conjurar un hechizo... pero el bastón chisporrotea y las fuerzas arcanas se desvanecen sin surtir ningún efecto.

Uno de los kobolds que había estado atacándote escucha la llamada del mago y se lanza a la carga contra Thurkear. La espada va directa contra el costado del dragón y se clava, produciéndole una herida bastante fea. Sus escamas consiguen mitigar parte del corte, pero la hoja penetra hondo.

El otro kobold lanza un peligroso tajo horizontal a la altura de tu pecho...

El bramido de su compañero le indicó que había sido herido gravemente.  Él también lo estaba, pero no podía soportar la idea de perderlo, se movió hacia un costado para alejarse un poco de su enemigo y atacó con su magia al kobold traicionero que había lastimado a Thurkear.  -Ixen- Dijo nuevamente, con la voz algo entrecortada producto del esfuerzo, si todo salía bien una saeta ígnea impactaría contra su enemigo y lo haría arder.

Rugió feroz cuando la hoja penetró en su carne, sin embargo la alterada emoción de la batalla le permitió continuar en pie.  Furibundo avanzó hacia el mago e intentó aplastarlo con sus zarpas aunque volvió a fallar.

El proyectil igneo de Ixen se estrella directamente en el kobold y lo envuelve en llamas furiosas. La criatura cae al suelo entre espantosos alaridos de dolor y agonía. 

El kobold hechicero agita su bastón y una onda de agotadora energía sale disparada hacia Thurkear.

El otro kobold le pisa los talones a Ixen y lanza un espadazo que corta los bajos de la túnica de Ixen pero no llega a dañar al dracónido.