Partida Rol por web

El chico sonríe, derrochando alegría, cuando le revuelves el pelo - Fue alucinante montar en dragón! Sin duda quiero ingresar en vuestra Orden, señor.

- Pero eso tendrá que esperar a que crezcas un poco, hijo mío, jajaja - contesta el padre con otra sonora carcajada. Al chico no le hace mucha gracia tener que esperar a crecer, así que se cruza de brazos y mira para otro lado, enfadado - Por cierto, dígame, ¿hacia dónde se dirigen usted y su dragón? Nosotros viajamos al gran reino de Figaro. Es un viaje largo, hacia el norte, pero mi mujer tenía familia en las tierras de los valles y tal vez podamos establecernos allí.

-Pues también voy al norte- admitió -Si gustan podríamos hacer el viaje juntos, o al menos parte de él.  Mi senda me llevará a Barataria, más allá de Figaro.-  Bebió y comió antes de continuar -Resulta que mis padres son magos de la Torre.  Hace mucho que no los veo y con permiso de Segól he decidido hacerles una visita.  No será muy extensa pues mis deberes como caballero no me lo permiten, pero lo suficiente como para alegrar sus corazones... y el mío por supuesto- luego miró al niño -Eres un joven valiente, de eso no me cabe duda.  Pero, si decides seguir los pasos de un Caballero Dragón, debes saber que eso te distanciará de tu familia.  Durante el entrenamiento casi no podrás verlos y luego, tus tareas pueden llevarte por extraños caminos.  Ten eso en mente antes de decidir, una vez nombrado no podrás renunciar a tu juramento- luego, quitándole gravedad a lo dicho agregó -Sin embargo, como dijo tu padre, todavía falta para eso- sonrió y continuó disfrutando de la comida y la charla

- Nada nos complacería más que compartir el viaje con usted. Pero vamos en barco y éste zarpará mañana, La Niña Bonita se llama. Nosotros tenemos el pasaje ya pagado desde hace varias semanas y, a pesar de que gustosamente le pagaría su pasaje, mucho me temo que ahora mismo está fuera de mi alcance semejante suma de dinero - comenta el comerciante desilusionado - pero puede que si usted encontrase algún trabajo echo a la medida de sus capacidades, le pagarían suficiente como para comprar un billete a bordo de La Niña Bonita.

Ixen se sorprendió ante la generosidad del hombre pues sintió verdad en sus palabras y no dudó que, de tener el dinero le pagaría el pasaje.  Por supuesto él no podría permitirlo -Agradezco su generosidad, de cualquier modo no podría permitirle pagar el pasaje.  ¿Cuanto cree que podrán cobrarme por ambos?  Me refiero a mi y Thurkear.- si estaba a su alcance y si podía conseguir llevar a cabo algún trabajo que le permita pagar pasaje quizás lo haría, sino seguiría la marcha a pie, tal y cómo lo supusieron sería desde el primer momento. -¿Donde me recomendaría buscar un trabajo por el que se me pago algo semejante?- repreguntó

- Puedes hablar con el tabernero - dice le comerciante señalando al hombre detrás de la barra - si él no te proporciona ningún trabajo, a buen seguro sabrá de alguien que pueda hacerlo. También podrías hablar con el capitán del barco, quizá necesite de alguien para trabajar en el barco. No te haría falta pagar ningún pasaje pero irías a bordo como un tripulante, no como un pasajero.

Ixen asintió ante las palabras del mercader y continuó charlando con él y su hijo durante un rato, luego se despidió de ellos y se dirigió hacia el muelle, allí intentaría hablar con el capitán del navío mercante para ver cual era el costo del pasaje y si disponía de alguna tarea que tanto él como Thurkear pudieran llevar a cabo como pago por el viaje.  Luego caminaría en estudiando las propuesta que encontraba y que le permitiesen reunir aquella cantidad de dinero a tiempo, una vez hecho esto decidiría que hacer.  Después de todo todavía no había desechado la posibilidad de continuar a pié hasta Barataria.

Te acercas hasta el puerto y no tardas en dar con la Niña Bonita, un enorme galeón donde los marineros corren de arriba abajo, portando enormes pilas de cajas para terminar de cargar el barco antes de partir. Uno de los marineros te lleva hasta el camarote del capitán Striker, un humano que ronda la cincuentena, con el pelo canoso, barba espesa y grisácea y una barriga que parece un tonel. El hombre se encuentra mirando un montón de papeles a la par que fuma tabaco de una pipa, impregnando el camarote con olor a humo, que mezclado con el olor a la salitre y al alcohol, crean un ambiente un tanto rancio para respirar.

- El precio a pagar por los viajeros es de 100 monedas de oro - ruge el hombre con voz ronca - La tripulación no tiene que pagar, por supuesto, pero tengo a la plantilla completa, así que no puedo ofrecerte trabajo. 

Al bajar del barco y volver al puerto un mediano te sale al paso. Se trata de un varón de escaso metro de estatura al que habrías echado el pie encima si no te llega a gritar. 

- Perdóneme, caballero, pero parece que está buscando sacarse un dinerillo para subir a la Niña Bonita, me equivoco? - sus ojitos marrones brillan con un destello de astucia y muestra una perfecta sonrisa, blanca y picarona - ¡Vaya, pero qué tenemos aquí! Qué criatura tan magnífica le acompaña a usted, caballero - dice el mediano adulando a Thurkear - ¡Oh, pero dónde he dejado mis modales! Permitanme que me presente. Me llamo Puck Manosverdes, también conocido como El Gran Puck de las Llanuras Doradas, pero no se dejen lleva por las apariencias... Yo viajo en la Niña Bonita y es posible que pueda conseguirle ese pasaje en el barco, señor... - Puck se queda en silencio, aguardando a escuchar tu nombre.

Cien monedas era mucho más de lo que tenía por lo que sólo pudo asentir y marcharse algo resignado.  Fue entonces, cuando abandonaba el barco que apareció el “pequeñín”.  Ixen desconfiaba de él o, mejor dicho, de su actitud.

-Mi nombre es Ixen.  Ixen Sepa, Caballero Dragón y heraldo de Bahamut- respondió –Dígame señor Manosverdes ¿Cómo es que piensa conseguirme esos pasajes?-

- Un placer conocerle, Ixen Sepa - responde Puck estrechándote la mano con una sonrisa - Verá, no me andaré por las ramas. Recientemente he perdido algo de gran valor, bueno, más bien me ha sido sustraído de forma poco honrada. Necesito de alguien con un talento especial... y por todos es conocida es la reputación de los Caballeros del Dragón de Shereda. El trato es sencillo, usted me ayuda a recuperar mi valiosa pertenencia y yo le consigo el billete para la "Niña Bonita"

-Parece sencillo- dijo puntualizando el parece luego de que Manosverdes hablase -Sin embargo algo me huele raro.  Me gustaría que fuese directo, me dijera lo pretende y ruego lo haga con la verdad, sin vaguedades ni rodeos.  Como dijo los Caballeros tenemos una reputación y me gustaría conservarla.  Cuénteme entonces los detalles de su oferta, si algo no me queda claro le preguntaré.  Luego decidiré si la acepto o la rechazo-

- Por supuesto que seré sincero, caballero. Me cortaría las manos antes de decir una sola mentira - responde sonriente el mediano - Se trata de una reliquia familiar. No de mi familia, por supuesto, si no de la familia de mi señor. Lord Alagondar Drake, Señor de Cima del Salto y Duque de las Llanuras Doradas. Uno de los nobles más renombrados del reino de Figaro. Cómo su tesorero personal y hombre de confianza, Lord Alagondar me envió hasta este recóndito lugar para recuperar un jarrón de jade que el tontaina de su hijo apostó y perdió contra un codicioso mercader de Trentos. Así que, el Duque me dio una bolsa repleta de dinero para que, tras localizar a dicho mercader pudiera recuperar el jarrón. La transacción fue un trámite de lo más trivial y sin incidentes... pero el avaro mercader mandó a un experto ladrón para recuperar de nuevo el jarrón. Así que aquí estoy, buscando a intrépidos caballeros de brillante armadura para que me ayuden a recuperar otra vez el jarrón. 

Ixen meditó sobre las palabras del mediano y luego de unos segundos respondió.

-Me temo que, aunque me gustaría, no podré ayudarle señor Manosverdes.  No tengo autoridad sobre la ley en este lugar y no podría obligar al mercader a devolverle el jarrón.  Creo debería acudir a las autoridades o, en todo caso, contratar a un buen ladrón, quizás el mismo, para que recupere el jarrón de su Señor. Este último,creo, podría servirle mucho mejor que un intrépido caballero de reluciente armadura que, por cierto, yo no poseo- agregó aquello último con una sonrisa para quitarle sobriedad a la negativa.  Luego tocó el morro de su compañero dragón mientras comenzaba a hacerse a la idea de realizar el viaje al pie.  No estaría mal, de hecho creía que aquello haría a su aventura mucho más interesante.

- Oooh, es una verdadera lástima - responde Puck con cara de decepción - En fin, mucha suerte en su viaje, Caballero - el mediano se despide con una reverencia y da media vuelta.

Seguir a pie conllevaba bordear el lago en dirección nor-este durante tres días hasta la pequeña ciudad de Thamasa, lugar donde poder descansar y aprovisionarse de comida por última vez antes de emprender el verdadero viaje a través del bosque de Midgar...

Mientras caminaban de vuelta a la taberna Ixen habló con Thurkear.

-Tendremos que buscar algún trabajo que nos permita conseguir provisiones.  No espera un viaje largo y no se cuanto podremos comprar con el dinero que me queda.  Recuérdame preguntar al cantinero por el valor de las mercancías, aunque supongo que, de ser necesario podríamos cazar nuestra propia comida.-

El dragón asintió y protestó asegurándole a Ixen que serían capaces de conseguir comida por ellos mismos y que no era necesario comprar provisiones, sin embargo Ixen prefería tener algo en el saco por si las cosas no salían como estaban previstas, así, al llegar a la posada compró tanto pan, queso y carne seca como pudo, sin olvidar por supuesto algunos odres con agua.  Finalmente descartó la idea de buscar otro trabajo y se preparó para partir al amanecer.  Tres días hasta Thamasa y luego un largo viaje a través del bosque.  Una extraña conjunción de sentimientos se arremolinaban en su interior, el que destacaba era la excitación provocada por la aventura de recorrer desconocidos caminos.  Sonrió con placer y llegada la noche durmió con la intención de despertar poco antes del amanecer para terminar con los preparativos de último momento y partir.

Te despiertas y haces los últimos preparativos antes de que amanezca. Así que, con el sol despuntando en el horizonte, tu fiel compañero dragón y tu os ponéis en marcha una vez más tras haber descansado una noche entera. Las heridas sufridas están casi sanadas y te despides de Trentos cuando la pequeña ciudad empieza a despertarse.

El viaje se presenta largo pero al menos hay un camino principal por el que ir. Te diriges rumbo norte, con la el gran lago del Reposo del Dragón al oeste y las montañas de la Garganta al este. El clima es cálido y húmedo y de vez en cuando una refrescante brisa te embriaga con los olores de las flores y plantas que crecen salvajes a ambos lados del camino.

No encontró ningún trabajo que le resultase interesante, al menos no uno que le atrajese más que la idea de viajar a pié por aquellos parajes.  El día transcurrió veloz, realizar las compras, preparar el equipo y descansar fue todo lo que hizo, en cambio Thurkear, dedicó su día a revolotear cuanto le fue posible y regresó con Ixen sólo para dormir.

A la mañana siguiente, ni bien el sol despuntó por el horizonte se marcharon dejando tras de sí una ciudad dormida.  Los aromas que el viento traía consigo despertaban en ambos, dragón y jinete, las más variadas sensaciones y le confirmaban que había tomado la decisión correcta.  Como había hecho las noches y días anteriores, cada vez que tenía oportunidad se perdía en la lectura del antiguo tomo y lo leía con entusiasmo aprendiendo cada vez más sobre lo que este estaba dispuesto a develar.

El primer día de viaje transcurre sin incidencias. No te cruzas con mucha gente, a penas un par de viajeros que van en dirección contraria a la tuya, con destino Trentos. Casi al medio día puedes ver cómo La Niña Bonita surca la superficie del lago y se aleja de tu vista. 

A medio día haces un alto en el camino para comer y reponer fuerzas a la sombra de unos árboles y cuando las horas más calurosas han pasado, reemprendes el viaje hasta que se hace de noche. A pesar de la oscuridad, esa noche hay luna llena y ninguna nube surca el cielo, por tanto la visibilidad es buena. Según las indicaciones del mapa, a pies del camino encontrarías un pequeño cobertizo de madera donde los viajeros suelen refugiarse para no tener que dormir al aire libre pero aún no habías llegado a ese lugar cuando un chillido agudo te sobresalta. 

Unos ojos rojos se encienden en la oscuridad, detrás de unos matorrales en el camino, que se mueven furiosos cuando un gran animal de cuatro patas, hocico picudo y colmillos afilados sale para cortarte el paso...

El viaje había resultado completamente pacífico, tanto que Ixen había tenido bastante tiempo para leer el libro mientras caminaba a lomos de Thurkear, o al menos así había sido hasta que obscureció.  Entonces, cuando estaban a punto de llegar la refugio un jabalí dejó unos matorrales a la vera del camino y se lanzó hacia ellos, un comportamiento que creía extraño en aquellos animales.  Pensó primero en ordenarle a su compañero levantar vuelo y dejar allí a la bestia, sin embargo luego consideró que les vendría bien su carne y que cazarlo haría que sus provisiones durasen un poco más.

Distraído en aquellos pensamientos perdió la oportunidad de actuar y cuando quiso darse cuenta el animal ya se hallaba sobre ellos.

El jabalí enfurecido corre a gran velocidad contra Thurkear y clava su cornada en el vientre de tu compañero antes siquiera de que pueda reaccionar.