Partida Rol por web

Con la decisión tomada y un objetivo en mente, cruzais la carretera hasta las escaleras que bajan al siguiente nivel de la calle, donde los sotanos de la colmena donde habiais estado se convierten en túneles subterráneos de acceso solamente para vehiculos, hacia adelante la calle se adentra por debajo de un puente donde el humo de las alcantarillas se junta con el ruido de la autopista que pasa por encima.

Un coche patrulla esta semioculto detras de una columna, en una parodia de vigilar el acceso y salida de la zona de combate. Los polis os miran desde detrás de las rayban de cristales marrones sin mover un músculo, saben que se la juegan, no les pagan lo suficiente y no es asunto suyo quién decide entrar a jugarse el pellejo en los suburbios. 

A mitad del puente la carretera es invadida por obstaculos de hormigón, vallas arrancadas de las viejas fabricas de la urbe y restos de asfalto arrancados de la propia carretera. Un solitario papel revolotea en un rincón mientras escuchais el crujido de cristales rotos bajo vuestros pies. Es la frontera de las zonas de guerra, cada una protegida a su manera, pero para que no salgan quienes están allí dentro. Como demuestran los polis a buen resguardo en su vehiculo. 

Al otro lado de la barricada las farolas escasean de luz, bien porque las bombillas no se reponen, bien porque han sido objeto de las practicas de tiro de alguna banda local.

Aqui el ambiente es diferente. Apenas hay ruido, y donde lo hay, es porque no les importa darse a conocer, por la fuerza si es necesario. 

Os adentráis por las sucias y viejas calles de la zona de combate este. Por doquier veis los restos, firmas permanentes, de los detrozos de la guerra. Muros y fachadas surcados de balazos, quemazones de granadas inundan la carretera y las aceras, vehículos calcinados o desmantelados abandonados en las aceras o en mitad de la calle. A pesar de venir de una zona de guerra, reconoceis que esta es mas chunga que donde os movíais vosotros. Parece increíble que una iglesia de ayuda a los huerfanos permanezca en pie en esta zona. O tal vez, lo que traen es esperanza a una zona sin ella, y es por lo único que la respetan.

Diez minutos mas tarde llegais hasta el murete bajo pintado de blanco que delimita la parcela de la iglesia. El contraste es como la luz y la oscuridad. Mientras la iglesia de madera esta pintada de blanco rebosante de luz, a su alrrededor se yerguen edificios grises, sucios, agonizando mientras suplican un poco de esa luz que emana la iglesia.

La acera también refleja este echo, ya que el limite de la parcela esta impoluta en comparacion a la pocilga que parece el resto de la calle, hecho al que contribuye una joven hermana, situada fuera, barriendo en una esquina de la iglesia el impoluto suelo y completamente ajena a los diablos cromados que se acercan por su espalda. 

La iglesia de las hermanas se erige por obra y gracia de Dios en mitad de la zona de combate. Está entera y extrañamente intacta, brutal contraste con la desolación que reina en las calles que la rodean como una madeja. El ambiente es opresivo en el suburbio. Espectros de la muerte acechan por doquier, Nights puede sentirlos. Puede olerlos. Aquel terreno impío demanda sangre, sudor y lágrimas y el asesino de los Chrome Pistols se jugaría la mano derecha de Axwell a que hace ya demasiado tiempo que no recibe su ofrenda, su tributo al Dios de la Sangre.

Mientras camina en retaguardia del grupo atento a su alrededor, Nights desarrolla rápidamente una teoría.

Las hermanas no dan ese tipo de caridad que estás pensando. La iglesia, no es una iglesia. Es un templo a la depravación y al vicio más oscuro. Un prostíbulo, como poco. Un burdel que sirve de tierra de nadie. La puta Suiza en mitad de aquella jungla de asfalto. Un oasis para calmar a los gladiadores en Night City. Una casa de descanso para los guerreros de la carretera.

Las putas tienen acceso a secretos. Sucios secretitos. Quizás alguna sabe más de lo que debería y Drew y sus colegas quieren que haga voto de silencio. Permanente. Tiene jodido sentido en la mente del asesino. Pero hay algo que aún no encaja: ¿Por qué quiere quitarse de en medio a los C.P.? Y aún más importante: ¿Por qué quiere cargárselo a él?

Si Drew se lo hubiese pedido y hubiese pagado bien, le habría puesto una lentilla a Axwell, a Jax y al Inge sin dificultades. En un tiroteo con unos putos Junkers casi se los cargan a los tres. Son poca cosa. Casi un insulto a cualquier asesino profesional. Beginner Dificulty. En cambio, con Mona sería distinto. Con Mona, lo haría gratis. Por el mero placer de una confrontación con un rival digno. Pero joder, hay tener cojones para intentar cargárselo a él y dejar pistas. Ahora Drew iba a pagarlo caro...

Nights odia a las mujeres que venden su cuerpo. No le gusta la perspectiva de dialogar con esas falsas y lascivas monjitas con disfraces de tres al cuarto; pero se obliga a mantenerse frío y vigilante. Al igual que Mona al tomar su fusil de asalto, el asesino tiene clara una cosa: la próxima vez no vendrán Junkers. La próxima vez mandarán gente seria. Pros.

Y esa vez, su canal reventará en suscriptores.

Al caminar entre el cascajo previo a la entrada tan bien mantenida, Heraclio hizo una serie de cálculos en su cabeza rápidamente, bajando el santoral y aquel algoritmo de hace años.  Esperaba que siguiera funcionando. 

Que San Benito la guarde, hermana.

Era una encriptación robusta del santo y seña, get it?   De rotación estocástica, inclusive partiendo el día.

Creyó reconocerla

De la última vez que vine a checar su instalación eléctrica usted era apenas una novicia.     Me he de estar haciendo viejo.   Checó sus arrugas con una mano inconsciente. 

Soy Heraclio, el Inge.  ¿Está la madre superiora?  Hay noticias que le importará saber. 

Volteó hacia atrás, a su grupo.   ¿Quién no les tendría desconfianza con esa pinta de matones que tenían?   Un crossover de película palomera y cine de arte ciertamente eran.

Ah, de ellos, son mi crew, mi clica, todo tranquilo con ellxs.    Hay un par de heridos, por si nos pueden ayudar.   Heridos defendiendo la iglesia, si.   Heroes involuntarios y anónimos, pero no por eso que menos contradictorios y temporales.    Pero bueno, si, ninguna amenaza, hermana.   Aquí esperamos, si gusta avisar.

Jax se cagaba en todo. La pérdida de sangre se había detenido, de momento. Pero estaba bastante mareado. Sin embargo, ató cabos sin problemas pese a perderse de momentos en la conversación. Intentó recordar cuanto tiempo podía sobrevivir alguien con una herida como la suya. No lo recordó, pero esperaba que fuese el suficiente como para matar a Drew y apoderarse de la banda. Después de todo, él sería el líder. Se la juró, así tuviese que volver del infierno.

— Hey, chicos, ahora que el hijoputa nos la jugó, tengo que confesarles algo. Siempre he querido jugársela a Drew. Un cambio de gobierno en la banda. Ahora me siento moralmente compelido a hacerlo. No sé qué suceda con este agujero que tengo en la pata, pero si llego a ponerle las manos encima y no consigo que censuren el Streaming de Nights por lo que le haré, les juro por lo más sagrado que me abriré el estómago con una puta espada samurai. Me haré el jodido harakiri.

Cojeaba notoriamente, pero de alguna forma su resolución de matar al cabronazo le hizo poner una mirada psicópata. Le traían sin cuidado las putas hermanas de la Iglesia, a menos que como en las pelis de justicieros, hubiese un médico clandestino en la Iglesia.

Primero debes encontrar alguien que te lo venda, y luego te costará lo que quieras pagar por el. Es decir, con una tirada de conocimiento callejero puedes conocer a un tipo que conoce a un tipo que vende armas. Luego debes ir a buscarlo y entonces comenzara un regateo dependiendo si la quieres de primera o de segunda o de tercera mano. 

Habían llegado frente a la iglesia tras atravesar lo que era la zona de guerra entre dos bandas.
Era asqueroso cómo de sucia estaban dejando la ciudad esos matones, y allí nadie se molestaba en limpiar. De buen seguro que las ratas y las cucarachas abundaban... ¡qué asco!

Ese barrio merecía un lavado de cara, algo radical. Pero ni el alcalde ni nadie movía un dedo...
¡Cabrones!
¡Un momento! Axwell se mesó la barbilla y sonrió ante su última ocurrencia; Mayor Von Karstein. Oh sí, si fuera quien mandara en esta ciudad, todo cambiaría.
Conocía a bastantes locos a los que contrataría para hacer una limpieza total de la ciudad. Bandas enteras masacradas y suciedad y runa reconvertidas en parques, piscinas y playas. ¿Porqué no construían una playa allí? ¿Es que no querían ver a mozas en trikini? Si no había mar, se hacía uno y ya está.
Oh sí, él pondría un mar y una playa. Y paz, sexo y fiestas todas las noches. Y días.
Una vez Drew muriera, sería político. Ya se imaginaba su cartel colgado por toda la ciudad, guiñando un ojo y sin camiseta. “Vote for a safe beach city, vote for Von Karstein”.

Volviendo su mirada a la iglesia, se fijó en la hermana.
Le daba cierto morbo sus ropas.
Dejó que Heraclio llevara la conversación mientras echaba un vistazo a los alrededores en busca de algo fuera de lugar.
Casi ni le hizo caso a Jax, que planeaba quedarse con la banda. Podría contratarle para hacer limpieza cuando fuera alcalde.
Pues vale, quédate el sitio de Drew. Pero sugiero crear un logo para la banda. Algo inconfundible, con estilo y a la vez intimidador. dijo, imaginando una rosa desde la que sale una pistola o aún mejor, un cisne con los dientes picudos y armado con una pistola.
Sería su última aportación a la banda.

Ante las palabras de Heraclio la hermana se dio la vuelta sorprendida... sorprendida mientras fumaba, pues su rápido gesto ensayado de tirar la colilla no había pasado desapercibido.

La hermana era joven, guapa, morena y tenía una cara muy angelical de no haber roto nunca un plato.

-¡Mierda!.- Soltó sin ningún reparo mirando la colilla pisada en el suelo. -No se admiten enfermos,...- dijo mirándoos de nuevo mientras continuaba un ensayado discurso que debía de haber recitado más que el catecismo. -...ni vagabundos, marchantes, hypies, mochileros, sintoístas, ex-prostitutas, feriantes, colgaos, drogadictos ni demás idiotas. Esta es la iglesia de la caridad para huérfanos menores de catorce años. A pedir comida a otro lado. Id con Dios.-

La hermana se quedó mirándoos sin impresionarse y continuó barriendo la colilla que había tirado por vuestra culpa. 

Parecía demasiado joven para haber estado aquí desde el principio y desde luego no conocía a Heraclio ni la contraseña.

Cuando se dio la vuelta realmente podías decir que no la conocías ni estaba cuando ayudaste a montar la instalación electrica de la iglesia hace años.

Recuerdas a la madre superiora, una monjita de cara redonda, sonrisa afable, y gafas. También recuerdas a una rubia guapa que iba con ella, pero el nombre.... de repente saltó a tu mente como un archivo olvidado y casi formateado. Rebecca pero la llamaban Revy. Una chica muy guapa.

Jeje, lo se.  Y ninguno destos tiene 14 o menos.  Que yo sepa.

Por cierto, fumar hace daño, hermana.  -para quitarle la pena.    Lo mismo que vivir aquí.   Riesgos de salud. 

¿Podría buscar usted a Revvy?  ¿La güera?   O la madre superiora.   No venimos por comida ni ayuda.  En todo caso a ofrecerla. 

Dígales que es Heraclio, el que les puso los "diablitos", jejej, la ironía del contraste, los eléctricos pues.   Ándele, no sea mala.  Aquí le cuidamos la entrada mientras. 

-Oh, ¿entonces conoce a revy... digo a la hermana rebecca?.- La monja se quedó un momento pensativa hasta que recobró su habitual estampa angelical. -Yo soy la hermana Eder, soy nueva, bueno llegué hace unos seis meses pero todavía me estoy acostumbrando. Le diré que estais aquí.- La hermana Eder fue hasta una puerta lateral que habia volviéndose hacia visotros mientras la abría. -Un momento, saldrá enseguida.- Acto seguido desapareció por la puerta lateral. 

Vista exterior de la fachada de la iglesia y lo que veis. La hermana se metió por la puerta de acceso.

Como veis tienen varias áreas. La zona del tecjado a la derecha (debajo de estas líneas) es el segundo piso. La zona que parece un cuadrado con una X es el campanario y sube tres pisos.
La línea que delimita el dibujo es el murete bajo (como hasta la rodilla de alto) que rodea toda la iglesia.

Ramona miró la puerta cerrada por la monja, luego miró a Heraclio, después otra vez la puerta. Arqueó la ceja azul forjada a base de algún sucedáneo de silicona.

—¿Soy la única que huele a mierda aquí?—

—No voy a quedarme aquí parada en la puerta mientras esas zorras con hábitos y cara bonita andan trapicheando ahí dentro. Solo falta que nos pintemos una diana en el pecho. Pibe, dinos ¿Quienes coño son estas tías?— preguntó la mercenaria señalando la entrada

—Tienes una oportunidad para convecerme de que esto no es una encerrona, de que sabes lo que haces y donde nos estás metiendo. Aprovéchala porque si no lo haces, tomaré la iniciativa— Ramona descolgó el fusil de su espalda, lo agarró con la mano derecha apoyando la culata en la cintura.

—CLICK— quitó el seguro y su dedo índice fue directo al gatillo

La hermana no estaba mal, pero se marchó enseguida a avisar a la jefa del sitio. Era raro que fuera a avisarla y no les hiciera pasar...
Escuchó lo que decía Ramona y asintió.
Bueno... siempre puede alguno entrar disimuladamente y ver qué pasa dentro... sugirió.

Ninguno somos menor de 14, así que deberá ser alguien a quien no vean entrar... sugirió, puesto que el subterfugio no era su fuerte, pero se olía que alguno de sus compañeros era más apto en ese campo.

@HERMANA EDER -No se admiten enfermos,...- dijo mirándoos de nuevo mientras continuaba un ensayado discurso que debía de haber recitado más que el catecismo. -...ni vagabundos, marchantes, hypies, mochileros, sintoístas, ex-prostitutas, feriantes, colgaos, drogadictos ni demás idiotas. Esta es la iglesia de la caridad para huérfanos menores de catorce años. A pedir comida a otro lado. Id con Dios.-

Mr. Goodnights mostró un breve mensaje en su visor.

Amén. 

Acto seguido, el asesino dio una palmada en el hombro a Axwell.

Suerte que aún sigues en activo como prostituto de Hollywood. Aún tienes opción de Caridad...

La hermana Eder tenía de monja lo que Nights de predicador.

Un momento... Nights predicaba dolor y defunciones repentinas. No era una comparación válida y no había tiempo para pensar una mejor.

Algo no encajaba en todo aquello y hacía demasiado tiempo que no mataba a alguien. Exactamente, un capítulo. Empezó a sentir el picor en su índice y empezó a valorar si descerrajarle un tiro a Axwell en la oreja -se lo venía mereciendo desde que habló por primera vez- o uno en el estómago al Inge por tardar tanto en aclarar qué coño estaba pasando allí.

Sé lo que estáis pensando. Podría haber rematado a Jax, cierto; pero eso habría sido puro cheese, digno de noobs. 

@MONA: —Tienes una oportunidad para convecerme de que esto no es una encerrona, de que sabes lo que haces y donde nos estás metiendo. Aprovéchala porque si no lo haces, tomaré la iniciativa

Para no variar, Mona era la única que le echaba cojones. Irónico.

Nights comenzó a avanzar sin mediar palabra al callejón que quedaba a su izquierda. ¿Su intención? Echar un vistazo con la Colt dispuesta en el bolsillo de su chupa motera. No iba a conceder oportunidades. Como saliese de las sombras una monja con un AK la mandaría por balazo exprés al encuentro del Señor.

Echas a andar por el callejón de al lado. Las ventanas altas típicas de la capilla no parecían decirte nada y las demás estaban todas tapadas por cortinas blancas que no desentonaban con el edificio ni lo que allí se predicaba.

Sin embargo algo si te llamó la atención al llegar al final del callejón. Un portón de garaje pintado, como no, de blanco daba acceso a un edificio anexo a la iglesia. Había huellas de neumáticos, algo que ni siquiera la escoba bendita podía limpiar. Por allí había actividad vehícular, pero ahora todo permanecía en silencio y cerrado.

Vuelves con la pandilla para contarles lo que has visto.

El Inge se estaba fijando en las construcciones, la iglesia y aledañas, para ver que había cambiado desde que había estado aquí la última vez.  Eso luego daba claves de los cambios de giro y sus razones. 

Hace unos años, cuando las conocí, eran una operación honesta.  Hecha y derecha, hasta mi mejor saber y entender. 

Ahora, la Night City siempre puede cambiar las cosas, ustedes lo saben.   A ustedes los cambió.  A mí.     Los corporetas querían que Drew mandara a una banda rival a eliminarlos,-idiota eso, dada su fuerza relativa, Drew les debió haber advertido- para tenerme a mí y abrir la puerta dada la confianza previa. -Idiota eso también, no lo iba a permitir-  Es todo lo que se.

La Revvy era una persona normal.   No se qué operaciones encubiertas hubieran tenido, si es que las tenían. 

Si quieren rodear la iglesia para diversificar riesgo, pues ya, se están tardando.  Yo me quedo a recibir la bienvenida, la que sea.   Si se quieren ir a matonear al Drew, también bien.   Yo les voy a avisar a las monjas, mis cuatas, por si no saben de la amenaza y así averiguar más de lo que pasa y sobre quién nos quería quitar del camino.  Yo les mando aviso lo que acabe cachando, si quieren, por mensaje encriptado.     Si no me chutan antes.

Cuando regresó el Goodnights con lo de las llantas, Heraclio le pidió la imágen para ver si podía identificar qué tipo de vehículos eran, y sacar claves del front que la iglesia protegía. 

Caveat Emptor, Mona; esto es todo lo que se.

Por primera vez en toda la operación, Jax se sintió nervioso. Los dos psicópatas estaban que saltaban de los nervios, y eso, por extensión, ponía nervioso a Jax. Aunque no lo traslucía, por supuesto. Mantuvo su estoica cara de póquer el tiempo que les tomó llegar ahí. Lo que es peor, se estaba cagando, en serio. El tiro en la pierna de alguna manera le aflojó el intestino, y requirió toda su fuerza de voluntad no detenerse a cagar en una esquina, o cagarse encima.

Era de lejos la peor situación en la que había estado. — Hey, puto —le dijo al Inge, en español—. Estas mujeres deben tener algún médico, ¿no? Como en las pelis y los cómics... recuerdo que al puto Daredevil lo cosieron un par de veces en la Iglesia. Maldición, he perdido mucha sangre.

— Nights, tienes otra pistola por ahí, ¿cierto? Dejé la mía y un litro de sangre en el piso de la puta china con el bebé. Te la devolveré, o te compraré la que quieras luego —lo decía en serio, y Jax era famoso por cumplir sus palabras—. Aunque las monjas resulten ser una secta satánica, no creo que nos maten a todos. Utilizarán a Axwell como consolador.

El Inge sólo le indicó con la barbilla un lugar discreto entre los escombros para que fuera a hacer sus necesidades.