Partida Rol por web

Ignorando el escupitajo tanto como el comentario inconcluso, Khadesa desvió la vista del chamán y levantó la mano saludando a su hermano. Se acercó a él, aprovechando que Rastrojo había decidido ser discreto. A saber con qué intención. O quizá sea simple desidia.

-Matagatos, te buscaba. Ambos. -Señaló a Ponzoña, a su lado.- Quería comentarte algo... pero ya veo que no es ninguna novedad. Aún así... he de decírtelo. Es sobre Elefanta, claro. Tuve un sueño. Uno premonitorio, en el que el destino de la Compañía Negra, entera, estaba supeditado a esa mujer. Por lo que soñé, Elefanta puede destruir la Compañía, como un elefante rasgaría una sábana, con la misma facilidad. Hay que encontrarla. Por lo que veo que el Capitán opina lo mismo, aunque imagino que por otras razones... -las putas eran a estas alturas imprescindibles para la tropa, no era ningún secreto.- Pero si ha encargado la tarea a este ladrón imbécil lo llevamos claro...

A paso rápido Sabandija guió a Preocupado hasta el chamán. Se paró en seco, como si le hubieran asaetado el corazón con una flecha certera, cuando vio al chamán dirigirse a Campaña. Como para no verlo con todo lo grande que era. ¿Qué hacía él aquí? Se quedó pálido, acobardado, observando a los presentes y la reacción de Preocupado, a quien Rastrojo le había hecho llamar para ahora hacerle esperar. También estaba ella, la puta, la Quinta. ¿Qué hacía ella aquí? Por supuesto que a Sabandija no se le ocurrió decir ni una sola palabra, más estando ella acompañada de su imponente familia. Se quedó un poco apartado esperando ahora que su insignificancia hiciera efecto y Rastrojo se olvidara de él para aquel trabajo. Lo que sí que hacía era escuchar y las palabras que llegaban a sus oídos no le gustaban nada. Khadesa hablaba de falsas premoniciones para luego insultar al chamán. ¿Qué se creía? Sabandija había escuchado de boca del propio Capitán cómo asignaba la misión a Rastrojo. Bueno, no exactamente así, pero se imaginaba que eso era lo que había pasado.

Siguió a Sabandija al exterior de la tienda satisfecho porque los espíritus habían actuado de nuevo a su favor, o más bien a favor de Rastrojo que había sido elegido para ser el próximo chamán de la Compañía Negra, al menos así lo había designado Caratótem.
Para su sorpresa no fue a él a quien se dirigió el aprendiz de chamán, si no a Campaña, que debía haber salido detrás de ellos pues lo había visto dentro de la tienda de grog. Intercambió una mirada rápida con Sabandija como pidiéndole una explicación, pero el Campamentero no parecía tener ninguna.

-¡Ejem! ¡Ejem! -Carraspeó el infante para llamar la atención de Rastrojo.- Rastrojo, Sabandija me dijo que me necesitabas para algo. Quiero que sepas que lo de la partida de los puñales está solucionado, no tienes que temer nada, no recuperarás tu dinero pero tampoco perderás ninguna mano.

Al menos encontrarlo había servido para ponerle al tanto de como había terminado el incidente de la tienda de grog. Si como parecía Rastrojo no le necesitaba se iría a entrenar con sus compañeros, por ese día ya había tenido bastante tienda de grog, era hora de preocuparse por estar en forma para la siguiente batalla.

Matagatos había salido ceñudo de la tienda de mandos, aunque a juzgar por el carácter que tenía últimamente, aquello podría carecer de significado. Saludó con pocas ganas a su hermana y a Ponzoña, escuchando a la primera cuando se acercó. Genial, había que añadir visiones al lote. Ante la mención a Rastrojo como ladrón inútil, el oscuro no pudo más que resoplar. Sí, todo era genial. 

-Sí...-respondió, susurrando, prácticamente entre dientes y frustrado-¿y a que no adivinas a quién han asignado para que limpie la mierda del glorioso líder y se asegure de que no la cague?-preguntó, con las palabras cargadas de acidez y amargura. 

´- ¿Buscamos un elefante? - Preguntó Mediastintas a Bimbawa. - ¿Y qué pasa con el leopardo? - 

Se rascó la cabeza, confundido. No entendía por qué primero era una cosa y luego otra. Pero a él le pagaban por ir asi que no se quejó, se encogió de hombros y comentó. - Bueno, si es buena amiga tuya la reconocerás por el olor... No está de más que te vengas, será más fácil encontrar su rastro... - 

Sin más se giró y observó a la multitud que comenzaba a reunirse allí. Por si acaso no dejó de vigilar con el rabillo del ojo al rufián número uno... Sabía que no le caía bien.

-Imagino que a ti. En ese caso estamos de suerte ya que Rastrojo contará contigo. Supongo que saldréis en breve así que quizá tengas órdenes para mi que cumplir en tu ausencia -dijo en un tono neutro, determinado a no mostrar alivio ante el hecho de poder permanecer en el campamento-. Khadesa, tal vez no del mejor modo para ti, pero parece que todo tendrá solución. Aguardaremos impacientes vuestro regreso con Elefanta, Cabo Matagatos.

Se mordió el labio y la lengua de paso. No quería decir nada que les comprometiera, pero seguía pensando que mandar a Rastrojo al frente del equipo que iba a rescatar, o lo que fuera, a la perdida Elefanta era un error. Pero...

-Ya. Estoy con Ponzoña, es un alivio que cuenten contigo. Lo que no entiendo es por qué ponerle a ... él... al mando. -Hizo un gesto despectivo con la cabeza hacia Rastrojo.- Y más yendo tú. ¿Tú debes obedecer sus órdenes? Por la diosa... En fin. Por lo menos cuentas con algunos hombres más, por lo que veo. Y provisiones de Usurero, con sus secuaces. Oye, es más importante de lo que parece. Lo digo en serio. Encuéntrala hermano. Y tráela.

Ah... Preocupado. ¡¿Pero qué?! Eso es terrible. Solo hay dos cosas en esta vida que me causen congoja: derrochar el dinero en lujos innecesarios y perderlo alejándolo de mis bolsillos. Que al final no ganara en los puñales es una triste noticia... Pero quizás me puedas compensar por ser tan funesto emisario. Mira, ¿qué tal si te vienes conmigo a rescatar a Elefanta? ¿Qué me dices, Preocupado? A Campaña ya casi le tengo convencido.

Bimbawa arqueó una ceja a Mediastintas, tratando de ver si debajo de esa capucha aquel hombre había sido en alguna ocasión cliente suyo.

No sé nada de elefantes... ni de leopardos. Buscamos a mi amiga. Y se llama Elefanta. Es una K'Hlata grande de pelo largo. Y... disculpa un momento.

Bimbawa sí estaba lo suficientemente cerca para meterse en los asuntos de los hermanastros. Y con todo el descaro del mundo se unió a la conversación.

Rastrojo está al mando porque yo lo solicité. Rastrojo es bueno con las prostitutas. Rastrojo se preocupa por Elefanta. No hace falta que vosotros vengáis, con Rastrojo será suficiente. Vosotros solo seríais un lastre-frunció el ceño, desafiante, cruzando su mirada con la de Khadesa.

Por poco le da el ataque de risa.

-Oh, ¡Vamos! ¿Rastrojo está al mando porque TÚ lo propusiste. ¡Ahhhhh....! Claro como el agua. Perdona, no se me había ocurrido. ¿La idea quizá se la diste al Capitán estando en su cama...? Ya.

Miró a Ponzoña, alzando una ceja. Pero siguió hablando con Bimbawa.

-¿Venirnos? ¿Nosotros? Mira, no sé de dónde sacas esa impresión. Nadie nos ha dicho nada, y a estas alturas no creo que lo hagan.

Parecía que era el único que estaba dispuesto a susurrar y evitar aún más conflictos innecesarios. Y, por supuesto, Bimbawa aprovechó la ocasión para atacar. Lo que le extrañaba es que Rastrojo no lo hubiera hecho también, pero no estaba dispuesto a dejarle margen de maniobra para eso. Carraspeó para interrumpir la discusión que se estaba fraguando, y dijo, con tono firme.

-Al menos yo si iré, Bimbawa. Si Rastrojo está de acuerdo, por supuesto. Pero es probable que necesitéis un médico.

Mediastintas se acercó hasta Usurero aprovechando que Bimbawa había alejado el punto de mira de su ira. El rufián miró a su patrón y luego a los presentes reunidos que estaban comenzando algo parecido a una discusión. Sonrió.

- Va a ser un viaje divertido. –

Sacó uno de sus cuchillos y se agachó en cuclillas sin dejar de observar la escena. Con la punta del arma jugueteó en la arena y esperó pacientemente a que se decidieran para ver quién iba y quién no. A él tanto le daba, iba a cobrar igual.

Preocupado no dijo nada sobre la partida de los puñales, tan solo asintió como si estuviera de acuerdo con Rastrojo, le parecía mucho más importante que el chamán se hubiera librado por los pelos de perder una mano si Sabandija y él no hubieran intervenido, los espíritus cuidaban del aprendiz de chamán y no quería añadir más preocupaciones a las que seguramente ya tenía.
No pudo evitar cierta sorpresa ante la propuesta de Rastrojo.

-¿Rescatar a Elefanta?

Todos sabían lo que le había pasado y Preocupado le había estado dando muchas vueltas al asunto. La huelga de las meretrices había llevado al campamento a una situación límite que debía ser solucionada lo antes posible. Pero... Lo de Elefanta no tenía solución posible, o al menos eso creía Preocupado. Aquella mujer estaría en algún lugar de la sabana muerta después de haber matado a Zafarrancho poseída por un espíritu maldito y tenido un hijo, también maldito, al que también había matado. No creía que Elefanta siguiera viva y de estarlo seguro que no estaría muy bien de la cabeza. Pero si Rastrojo estaba dispuesto a buscarla es que los espíritus le habían hablado sobre ella y algo se podría hacer, eso siempre sería bueno para la Compañía Negra.

-Te ayudaré encantado, pero debo hablar con el Cabo Barril para que me de permiso. ¿Como piensas encontrarla? ¿Los espíritus te han dicho donde está?

De no ser así necesitarían un buen explorador. Pensó en Niño Guerrero, él sería el ideal y no pudo evitar mirar de reojo a Matagatos que se encontraba allí cerca. Era el Cabo de Rastrojo y quizás fuera él el que los guiara por la sabana, era también un buen rastreador, aunque no era eso lo que le preocupaba. Le preocupaba que su hermana pudiera querer acompañarlo, eso no le gustaba.

Casi convencido...- Sería bueno estar en el Campamento unos días sin la presencia del gigantón y , además, qué mejor guardaespaldas podría tener Rastrojo. Así podría Sabandija realizar los paseos que tanto le gustaban dar sin preocuparse de encontrarse por sorpresa con aquel rival inesperado que los espíritus le habían querido poner delante. Estaba claro que se burlaban de él, pues Sabandija era escuchimizado y escurridizo, y Campaña un gigante fuerte y, sobre todo, mortal. uno extremadamente sensible al dolor y el otro inmune a ese sentimiento.

Sabandija no se sorprendió, como Preocupado, pues él ya sabía lo de Elefanta. No es que hubiera visitado a la puta pero, sólo imaginársela grandota ya le caía bien. Desde lo de Sierra miraba a las mujeres corpulentas de otra manera. Tenían fuego en el interior, al menos la que había probado. Lo que sí que le sorprendió fue el coraje de Bimbawa al enfrentarse de aquella manera a la Quinta para defender a Rastrojo. Era verdad que Rastrojo, a pesar de aquella fachada algo excéntrica, escondía a un hombre de buen corazón que se preocupaba por los más débiles. El problema era que a veces ese interés no daba buenos resultados y eso Sabandija, Bimbawa y el propio Rastrojo lo sabían bien. Sólo esperaba que Elefanta no acabara tan mal como aquella esclava a la que habían intentado sacar de Cho'n Delor. PEro echarla la culpa a Rastrojo de aquello puede que fuera una ofensa a los espíritus. ¿No sería más fácil pensar que Sabandija era gafe?

Ante las burlas de Khadesa, Bimbawa frunció todavía más el ceño, si es que eso era posible. Aquella chica menudita, de brazos finos y estatura escasa, parecía a punto de estallar en un ataque de ira que haría temblar a la misma Diosa. Sin embargo, la voz de Matagatos siempre tuvo un componente sedante. Hablaba con la erudición de un líder, a pesar de ser tan joven como el resto de sus subordinados en el Pelotón de los Hostigadores. Bimbawa se calmó. De hecho, pasó a una vulnerable sensación de preocupación.

Si Elefanta está herida, necesitará un médico...-razonó para sí.

Algo más alejado de los corrales, en torno a un Campaña hierático, seguía la conversación de Rastrojo y Preocupado, con Sabandija como espectador.

Yo... ¡Sí! ¡Los espíritus! ¡Los espíritus me guiarán hasta ella, como no puede ser de otra forma! Después de todo... soy un chamán, ¿no? Claro que sí. Y en cuanto a los permisos...

Rastrojo no había pensado en ello. No había planificado ni previsto nada, de hecho. Todo aquello le venía grande. Buscó con la mirada hasta dar con Matagatos, y puso rumbo a él, dejando a los otros tres atrás. Los ojos de Campaña se clavaron en Sabandija, o por lo menos a él le dió esa hipocondriaca impresión. A Preocupado le empezó a preocupar el ambiente enrarecido entre Campaña y Sabandija.

¡Matagatos! Perdón... quiero decir... ¡Cabo Matagatos! Tengo... ehm... Es por lo de la misión. Ya sabes... la misión secreta. Esa de la que no sabe nadie nada. La de mandar una expedición para rescatar a la puta Elefanta. Yo quiero... Campaña quiere permiso para venir conmigo.

¡Rastrojo!-exclamó, colgándose de su brazo como una novia buscando conseguir algo de su novio.

Rastrojo casi dió un salto, al notar esa incómoda proximidad femenina. Con algo de grima, puso su chamánica mano en el hombro de la prostituta y empujó suavemente para deslizar el brazo y liberarlo del agarre.

¡Tienes que llevar a Matagatos! ¡Matagatos es médico!

¡¿Qué?! ¡NO! Osea... su medicina es una medicina de Oscuros. Esas son cosas demoniacas y de mal yuyu. No necesitamos a ese imbé... eeeh... imberbe, pero por lo demás totalmente respetable Cabo del que necesito su visto bueno. Awf... Pero no, el Cabo Matagatos no puede venir. Es mi última palabra al respecto.

¡Me lo debes!

Ah... sí. "Aquello" de "aquella vez". Está bien. Ahm... Cabo Matagatos, ¿podrías hacerme el favor de venir con nosotros a la misión del rescate de Elefanta? Ehm. Por favor. Necesitamos un médico.

Entonces la mente de Rastrojo hizo el siguiente razonamiento...

1.Si el Cabo Matagatos se pone a las órdenes de Rastrojo, ya no podrá decidir si dar o rechazar el permiso de Campaña.

2.Si el Cabo Matagatos no está, el segundo al mando es Ponzoña.

3.Si Ponzoña y el Cabo Matagatos se ponen a las órdenes de Rastrojo, ya no necesitará permiso ninguno para llevarse a Campaña.

Y tú también, Ponzoña. Tú también puedes venir. Necesitamos los... ehm... los instintos y los músculos de alguien tan valioso como tú.

Agh... me siento sucio.

Y supongo que si Ponzoña viene, su novia también querrá ir, ¿no?-miró con suspicacia a la Quinta-Estoy dispuesto a aceptar que venga Khadesa si Ponzoña acepta.