Partida Rol por web

The Chronicles of Vandal & Enchantress

02. Resistencia

Cargando editor
09/05/2021, 12:57
Hath-Set

- Un trato se basa en que la palabra de cada uno sea válida. Sobre todo cuando se tiene que dar algo tan importante a cambio de algo... - Apreté los puños y me mordí la lengua. No debía enfadar a aquella mujer. A fin de cuentas ahora era ella quien podía usar el poder de Encantadora, porque ella estaba demasiado débil.

- Y sí, la decisión está tomada. Así pues antes de hacer nada, me gustaría hablar con mis hijos a solas. Te pediría hacerlo con Encantadora también, para que entendiese mi elección... pero se que oirás lo que diga, lo sabrás y luego lo usarás para burlarte de mí.

Y con esas palabras di por finalizada mi charla con aquella bruja. Y la marcha continuaba sin fin y cada poco sentía que mis hijos iban creciendo más y más y que no llevaba telas suficientes para llegar a cubrir sus cuerpos. Entonces Klarn anunció la llegada a aquellas montañas y su historia. Y miré hacia lo alto. La subida iba a ser dura y complicada.

- No. Yo hubiese hecho algo donde la humanidad se arrodillase y doblegase la cabeza al verlo, rindiéndose a sus pies. No unas frías montañas en medio de la nada. - Respondí a mi viejo enemigo, demostrándole que en el fondo, si era capaz de amar, aunque hubiese nacido para la guerra, destrucción y caos, con la finalidad de dominar el mundo. Y frente a esas frías rocas, me planteé la escalada y de golpe sentí que perdía fuerzas... como cuando llegué a este planeta.

Ya estaba ocurriendo.

Miré hacia mi diosa, preocupado por lo que ocurriría y me di cuenta de que era ella quien estaba absorviendo mi energía. Sabía perfectamente que cuando perdiese mi don, sería un simple mortal y tiraba de ella con fuerza. La miré preocupado por lo que estaba haciendo, viéndola fuerte y esplendorosa, sin preguntar nada, sin hablar, sabiendo que me estaba condenando y pronto sentí como me agarraba y en un instante aparecimos en lo alto de la montaña y mi diosa perdió el conocimiento.

Al menos aún me quedaban reflejos y pude cogerla antes de que llegase al suelo y la alcé en mis brazos, sabiendo que Aniisha no tardaría en aparecer, pero me daba igual. Estábamos arriba y debíamos continuar. - Vamos hijos míos, todo acabará muy pronto.

Cargando editor
14/05/2021, 09:56
Klarn

El desvanecimiento de Encantadora trajo consigo la reaparición de Aniisha, pero con las fuerzas al límite, puesto que había utilizado cuanta energía le había sido posible para aquel transporte. Considerando el peligro que habríais corrido todos durante la escalada, siendo azotados por la fuerte tormenta, la alternativa parecía haber sido vuestra salvación.

Aniisha/Encantadora se desmayaron, y su cuerpo cayó en tus brazos, que la sostuvieron con firmeza y seguridad, a la vez que sentías que el tiempo era un cruel enemigo que acechaba como un chacal, esperando para alimentarse de vuestros restos en cuanto os descuidaseis.

Klarn estaba sorprendido por lo que acababa de suceder. Sabía de la existencia de poderes, por supuesto, pero no por ello le resultaba menos sorprendente lo que había hecho Encantadora y sobre todo, hasta qué punto todos vosotros estabais unidos. Quizás eso fuese lo más increíble para él, teniendo en cuenta lo que sabía de ti, sus experiencias respecto a la arrogancia y tus deseos de conquistar, no solo el mundo sino el universo entero, y doblegarlo a tu divinidad.

Al ver a Encantadora desvanecerse, hizo el amago de ir en su ayuda, pero tú fuiste bastante más rápido, así que permaneció en su sitio, silencioso, y observando como vuestros hijos se colocaban alrededor de su madre, como si sintiesen que su fin estaba cerca.

Klarn miró más allá, por donde proseguía la montaña, envuelto en bruma y con un perfil suave pero rocoso.

-Bueno, ya estamos cerca. El templo de Darnhus se encuentra en aquella dirección -dijo.

A lo lejos no se veía gran cosa, pero si Klarn aseguraba que se encontraba allí, así debía ser, desde luego. Sin embargo, Encantadora se encontraba en aquellos momentos totalmente incapaz de valerse por sí mismo.

-Padre, ¿crees que madre lo conseguirá? -te preguntó tu hijo, visiblemente preocupado por Encantadora, pero al mismo tiempo, mostrando una madurez y estoicidad inesperada para alguien tan joven. 

Tu hija, en cambio, se volvió hacia Klarn.

-Debes conducirnos deprisa a ver a ese hombre. Madre no podrá aguantar mucho más -le dijo a Klarn con voz autoritaria. 

Klarn no se esperaba aquello. Sus ojos mostraron sorpresa y no tardaron en volverse hacia ti, mostrando en su rostro cierta irritación.

-Estoy aquí por propia voluntad, viejo amigo. No lo olvides. Nada me impide dejaros y que vosotros solos intentéis encontrar la salvación de esa mujer y creedme, sin mí, no conseguiréis entrar, sin importar lo que hagáis. Lo mínimo que exijo a cambio es el respeto que me he ganado por mi ayuda. Así que controla a tus vástagos.

Cargando editor
14/05/2021, 17:54
Hath-Set

Encantadora estaba tan débil, que ni la odiosa mujer-parásito se atrevió a salir a decir nada. Mis hijos se acercaron a ella, preocupados por su estado. Incluso Klarn lo estaba. - No os preocupéis. Yo cargaré con ella mientras este planeta no consuma todas mis fuerza. Lograremos llegar. Además... no tendré mejor momento para contaros mi plan.

Pero en ese momento mi pequeña se giró hacia Klarn y le trató como si la misma Encantadora estuviese en ella. El problema es que esa conducta no la había aprendido de su madre, sino de Aniisha y eso me asqueó. Klarn no reprimió su queja y asentí a sus palabras. - Hija mía, aún eres joven y el ejemplo que te está dando el parásito que ocupa el cuerpo de tu madre no es bueno. No se trata así ni a los amigos ni a los aliados y Klarn es las dos cosas ahora mismo, además de ser el único que podrá hacer que mi plan funcione. Has salido a tu madre en eso, pero ella tiene motivos para odiar a la humanidad así, tú no... os educaré a ambos, de la manera correcta de hacer las cosas. Os enseñaré el arte de las mentiras y traiciones. - Sonreí a Klarn. - No me mires así, me conoces desde hace 52.000 años... ¿Cuántas veces te he utilizado en ese tiempo? Todas las que pude... pero esta vez es distinto.

Comencé a caminar, no había tiempo que perder. - Ya no se trata solo de mi diosa, de la madre de mis hijos. Se trata de salir de este mundo y volver a casa antes de que me consuma como a ti. Se trata de vencer a Ra para lograr regresar a La Tierra. Y se trata de desacernos del parásito que ocupa el cuerpo de Encantadora.

» Y esto será lo que hagamos. Hija mía, te tocará llorar y negarte a ser la elegida ante los ojos de la mujer. Diremos que ocupará tu cuerpo, pues yo ya tengo una hija y no tengo varón y puesto que elijo yo... Pero la realidad y ahí es donde entra Klarn y por lo que debes entender que no se puede jugar con él ni convertirle en un esclavo a tu antojo, es que el sacerdote meterá el espíritu de Encantadora en mí. Con mi regeneración, ella se recuperará antes y dispondrá de mis dones y los suyos para enfrentarnos a Ra. Mientras dejaremos el cuerpo de una simple humana, pues por la historia de Encantadora, sin ella, no hay poder, descansando aquí, para que el sacerdote saque a Aniisha y le haga pasar al otro lado y que se lleve también a otro espíritu antiguo que convive en ella. Solo puede quedar Juno en ese cuerpo.

Me volví a mis hijos. - Para nuestro regreso y enfrentamiento a Ra, vosotros tendréis edad y poder suficiente como para luchar a nuestro lado y doblegar a ese falso dios y con Encantadora dentro de mí, su poder se verá aumentado pues dispondrá de mi inmortalidad y mis conocimientos. Incluso puede que ella misma regenere parte de mi poder perdido de este mundo. Cuando todo acabe, cuando Ra y su ejército no sean nada... - Miré a Klarn. - Reclamaremos el mundo como nuestro. Y no, Klarn, no sufras. Quien permanezca aquí cuidará de este mundo mientras este mundo le cuide a él. Yo no podré quedarme, pero mis hijos podrán elegir al igual que Encantadora. Después volveremos a ver al sacerdote y que devuelva a Encantadora al cuerpo que le pertenece... acabado eso, mi única tarea aquí será encontrar la clave para volver a casa, antes de que este mundo me consuma y que de un dios, pase a ser un simple mortal.

Estaba claro que no había cambiado. Me podía haber enamorado, pero la sed de la conquista seguía ahí y si yo no podía dominar ese mundo porque me consumía, lo podía hacer uno de mis hijos. Con el conocimiento del uso del portal, siempre podrían cruzar en busca de nuestra ayuda en caso de un ataque donde necesitasen nuestras fuerzas o ir de visita a la Tierra y ayudarnos en su conquista. - Pero quien se quede aquí gobernando, salvo que Klarn quiera volver a la Tierra con su familia, deberá tenerle como su brazo derecho, su consejero y amigo. Eso que os quede claro a ambos. Y si me entero de que algo le ha pasado a Klarn y ha sido por la traición de uno de vosotros... vendré y puede que no os guste mi visita. Y es que necesitaréis a alguien que os ayude y os guíe con el trato de mortales y él sabe lo que es ser un dios y volverse mortal. Estáis creciendo muy deprisa y vuestro aprendizaje natural y social está siendo muy limitado... le necesitáis al igual que este mundo necesita alguien que sepa gobernarlo y protegerlo.

Mientras contaba mi plan, me aseguraba de que Encantadora siguiese en ese estado, de que Aniisha no estuviese fingiendo y escuchando, pues de lo contrario podría... no, estaba demasiado débil. No podía hacer ya nada salvo amenazar y quejarse...

... o al menos eso esperaba.

Cargando editor
18/05/2021, 13:35
Klarn

Klarn pareció quedarse más conforme con lo que le dijiste. E incluso se sintió avergonzado por haberse dejado llevar por el enfado. Quizás por ese motivo, colocó una mano en tu hombro y te miró, cabizbajo.

-Discúlpame, viejo amigo. De vez en cuando todavía resurge mi habitual desconfianza, pero sé que tu preocupación es real y entiendo tu urgencia. Que no te quepa la menor duda de que te ayudaré hasta el final -te dijo, reanudando a tu lado la marcha.

A medida que hablabas y explicabas tus objetivos, el asentía, como si comprendiese a la perfección tu situación. No parecía albergar dudas al respecto de lo que había que hacerse.

Por otro lado, tus hijos se mostraban impacientes, por lo que tu plan sonaba no solo convincente, sino necesario para ellos, para que entendiesen que no ibas a abandonar ni a su madre, ni tampoco a ellos.

Klarn te miró con sorpresa al oír lo que pretendías que hiciera.

-Eso es... arriesgado, viejo amigo. Tu energía disminuye a pasos agigantados así que dudo si podrás soportar su espíritu, además del tuyo. Desconozco si habría otra posibilidad, pero no estoy seguro de que sea buena idea -te comentó.

Sin embargo, tu idea tenía más vertientes. Para vencer a Ra podía no ser suficiente con uno de vosotros, pero entre todos, sin duda alguna, seríais un enemigo temible. Claro que Klarn tembló secretamente al oír hablar acerca de la posibilidad de que los reclamaseis como vuestro. Cambiar un dominador por otro no era su idea de lograr la libertad. Pero sabía que hasta que ese momento llegase, muchas cosas debían suceder antes, por lo que no dijo nada.

El hecho de que le dijeses a tus hijos que él sería su mano derecha, le hizo darse cuenta de lo mucho que había cambiados, más de lo que seguramente tú estabas dispuesto a aceptar, pero eso no quitaba el hecho de que seguiría no habiendo libertad. Así, en su cabeza empezaron a fluir posibles caminos del futuro incierto que se abría ante todos, los cuales pasaban, para empezar, por lo que pudieran conseguir en aquel templo

-Empecemos llegando a ese templo y viendo lo que podemos conseguir del sacerdote. Es un hombre caprichoso, por lo que habrá que saber manejarlo -te dijo, acelerando el paso.

Cargando editor
Cargando editor
18/05/2021, 19:50
DIRECTORA

No tuvisteis que caminar demasiado. La niebla que parecía rodear la cima de la montaña, acabó por desaparecer, mostrando lo que parecía ser el ascenso hacia una caverna o construcción rocosa excavada en la montaña. Era un endiablado lugar para situar un templo, pero desde luego, si quería probar a quienes se dirigían a él a solicitar algo, constituía una de las mejores maneras de conseguirlo.

Con Encantadora todavía desvanecida, Klarn lideraba el grupo avanzando sin descanso ni vacilación, subiendo cada peldaño como si fuese el camino hacia un cielo que como siempre, al ser invisible, parecía inalcanzable. Aunque aquel no lo era en absoluto.

Cuando llegasteis arriba, más cansados de lo que suponíais, visteis la abertura de una caverna. Klarn miró a su alrededor un instante, como si estuviese sopesando si entrar o no. Ahora que estabais allí, parecía ser ya tarde para hacerlo, pero quizás era el momento de estar seguro del paso que iba a dar. En cualquier caso, no tardó más de dos segundos en decidirse... y entrar, seguido por todos vosotros.

El interior era una sala bastante grande, de forma aproximadamente esférica y con un grabado en un círculo central. Parecía estar vacío y no había rastro de que allí viviese alguien.

Cargando editor
18/05/2021, 20:04
Sacerdote

Las sombras de las rocas caían en el suelo, gracias a la luz que se abría paso por la entrada a la caverna, y quizás por eso no visteis la figura que se movió desde una de las paredes de roca, a vuestro encuentro.

-Hacía mucho tiempo que no sabía de ti, Klarn. Veo que no has perdido el tiempo y que te acompañan... seis almas, nada más y nada menos.

Lentamente, la figura se hizo visible. Portaba una capa y una capucha envejecidas, y cuando se destapó, su rostro evidenció mil y una batallas que parecía haber sufrido. 

-Y dime... "viejo amigo" -empezó a decirte, usando el mismo término que utilizaba Klarn -. ¿Qué te trae hasta aquí, llevando a esos dos engendros de la naturaleza y a tres criaturas casi consumidas? No me saldrás con eso de que... ¿necesito un favor?

Su tono socarrón era irritante, casi tanto como su desprecio por el poder que tenía enfrente.

Cargando editor
22/05/2021, 02:03
Hath-Set

- Esos engendros de la naturaleza como les llamas, son mis hijos, sacerdote. Hijos de dioses. Así que mide tus palabras, porque por desgracia aún no han sociabilizado lo suficiente y si me descuido no solo perderás tu vida... - Me giré y miré a mis hijos para que se estuviesen quietos. - Sino que perderemos a la de vuestra madre. Así que nada de provocar o atacar al sacerdote.

Luego me volví hacia él con mi soberbia y arrogancia habitual. - Y no, no vengo a pedir favores, vengo a ofrecer la victoria en la batalla que está ocurriendo a kilómetros de aquí. Una batalla donde la balanza está mal equilibrada y mis hijos y mi diosa pueden hacer que las tornas cambien. Pero para eso debéis limpiar y sanar este cuerpo, dejando en él sólo un alma mientras se recupera, dejando ir a la otra al otro lado, como Klarn me ha explicado que podéis hacer.

» Y mientras el cuerpo se recupera, el alma que quiero que se conserve luego en él, el alma que ha de sobrevivir, quiero que la transfiráis al mío. Con el poder de Encantadora en mí y lo que quedan de mis poderes, podremos derrotar a Ra y al ejército que viene a arrasar tu mundo, sacerdote. Pero debéis cuidar del cuerpo con el alma que quede hasta nuestro regreso y volver a poner a Encantadora en su lugar y guiar hacia el otro lado a esa segunda alma, si así es el deseo de mi diosa. ¿Os véis capacitado para ello, sacerdote? ¿O hemos perdido el tiempo viniendo hasta aquí y dejando morir al pueblo de Klarn en manos de Ra para ganar esta ventaja? - Le pregunté al anciano.

- Piénsalo, pero piénsalo deprisa. El tiempo corre en nuestra contra... Nosotros somos los únicos que podremos vencer a Ra y defenderos de lo que se avecina detrás o volveréis a vivir en el pasado, como cuando arrasaron este mundo la anterior vez, si es que en esta ocasión dejan supervivientes. Porque por lo que tengo entendido, no vienen a por los recursos, sino a por Ra y a destruírle a él de una vez por todas. - Y con el cuerpo inerte de mi amada en mis brazos, esperé la decisión del sacerdote y que mis hijos no abriesen la boca, algo complicado de que hiciesen, sobre todo mi hija... fiel a su madre hasta en la forma de ser.

Cargando editor
28/05/2021, 09:15
Sacerdote

Estaba claro que el término que había usado despectivamente el sacerdote, no te sentó nada bien, pero sabías lo que te jugabas. La vida de Encantadora dependía de que fueses capaz de controlar la situación, a tus hijos y también a ti mismo, puesto que por instinto, solo tenías ganas de acabar con aquel arrogante sacerdote que se creía superior a la divinidad que toda tu familia representada.

Tus hijos asintieron en silencio, pero no te costó trabajo percibir que bajo aquella aparente calma, había una gran furia acumulada. Quizás fuese porque reunían el instinto dominador y superior de sus padres, o porque su fisiología, tremendamente acelerada, no les permitía controlarse sin esfuerzo. En realidad, eso daba igual; lo único importante era mantenerlos bajo control.

Cuando recibiste la respuestas de tus ya no tan pequeños, te volviste de nuevo hacia el sacerdote.

-Sí, puedo hacer eso, por la gracia de los dioses que me han otorgado sus favores -replicó el sacerdote, con gran seriedad -. Pero no puedo romper la primera regla. Un alma por un alma; un viaje por un viaje. La energía del cosmos debe mantenerse y percibo en vuestros cuerpos un desequilibrio que en ti se está anulando, "Vandar Adg", al igual que le sucedió a Klarn no hace demasiado tiempo, pero no en tus hijos... ni en ella. Claro que en tus hijos su propio destino se encargará de ellos y no hará falta de mi intervención.

El sacerdote se aproximó a Encantadora y caminó alrededor de su cuerpo sin dejar de observarla, en silencio. Parecía estar sopesando qué hacer, o si podía llevar a cabo alguna acción. Después, te miró, adentrándose en lo más profundo de tu ser, buceando en tu misma alma.

-Puedo enviar una de las almas hacia tu cuerpo, pero la tuya deberá regresar al suyo y allí, acabar con la "invasora". Todas deberán morir, pero solo una te causará problemas, la que llamas "Aniisha". Cuando la derrotes, podré volver a intercambiar vuestras almas.

Antes de que pudieras responder, alzó la mano para impedírtelo y seguir hablando.

 -Hay un precio. Los dioses no dan algo por nada.  Y no me hables de esa batalla, porque los asuntos terrenales no interesan a los dioses. Muchos reyes han pasado por estas tierras y continuarán llegando, luchando por arena y aire, pero el tiempo pondrá a cada uno en su lugar y sus almas, quedarán irremediablemente atadas a quien corresponda. Y yo seguiré aquí, protegido por los mismos dioses que crearon este mundo. Así que... ¿dime qué tienes que ofrecer?

Klarn observaba impertérrito la escena. Sabía bien cómo funcionaba aquello y era consciente de que debía pagar, pero en su mente, nada era suficiente. ¿Qué tendría su viejo amigo para dar, a cambio de aquello?

-Ten cuidado con lo ofreces, viejo amigo, porque no podrás recuperarlo. Los dioses pueden llegar a ser muy vengativos, y no me refiero a gente como nosotros, sino a aquellos que están por encima.

El sacerdote se volvió hacia Klarn.

-Hablas bien, Klarn. Y bien, Vandal. ¿Qué va a ser?

Cargando editor
30/05/2021, 11:25
Hath-Set

Guardé silencio durante toda la charla del sacerdote. Cada vez me gustaba menos lo que estaba escuchando, hasta que habló de los dioses de ese lugar. Entonces miré a Klarn sintiéndo lástima por él y los suyos. Por ver como descubría que para quienes estaban un paso más arriba de donde estaba él ahora, le importaban nada o menos.

Cuando el sacerdorte terminó de hablar, rompí a reír.

Sin duda eso no agradaría ni a aquel hombre ni a sus dioses. Pero es que... - Son ridículos y patéticos. - Dije al fin con mi soberbia disparada. - ¿Qué clase de dios no quiere el bien para el mundo que ha creado? Ya no hablo de la batalla que se está librando y que a ti no te importa tampoco, porque aunque no quede nadie vivo en este mundo, tu estarás condenado a vivir en él eternamente... salvo que lo que venga detrás, sea para destruir por completo lo creado por tus dioses. ¿A qué artista le gusta que destruyan su obra? - Le pregunté sin bajar el tono dibujando una falsa sonrisa en mi rostro.

Sabía lo que me jugaba.

- Luego añades que no les interesa nada terrenal y tampoco es que posea demasiado. Y como bien dices mi poder se consume en este planeta, en el cual, gracias a alguien que jugó con lo que no debía he terminado, junto mi amada y mis hijos. Pero por supuesto, eso no es problema ni de tus dioses ni de la sacerdotisa que nos jodió con su acto. Aniisha. - Le aclaré por si acaso no sabía quien era ese alma que estaba en el cuerpo agonizante de Encantadora.

- Les importa una mierda quien reine, que destruyan a sus gentes, que acaben con su mundo. Pero quieren favores para a los que si nos importa salvar y proteger estas tierras. Y yo que creía que el cruel egoísta era yo... de hecho media humanidad en la Tierra piensa eso de mí. - Reí de nuevo divertido con aquello. - Pero tus dioses son sin duda lo peor que he conocido jamás.

El tiempo pasaba y sentía como me debilitaba. No podía perder el tiempo con mi berborrea si quería vencer a Aniisha. Ella estaba débil y supuestamente, sin el alma de Encantadora con ella, no debería tener poder alguno. De lo contrario esa tal Juno también iría de diosa por la vida. Encantadora podría luchar en mi nombre ayudando a Klarn y a los suyos y quizás de ahí aprendiese algo de humildad.

- Dijiste que el destino se encargaría de mis hijos y de mi diosa. Por lo tanto tus dioses quieren algo de mí. ¿El qué? Mi fuerza se agota y lo sabes, con cada minuto que pasemos aquí. Así que te sugiero que abrevies, porque cuando sea mortal, solo podré ofrecerles mi vida cuando todo esto acabe.

Cargando editor
30/05/2021, 19:30
Sacerdote

Cuando el sacerdote terminó y te echaste a reír, los ojos de Klarn mostraron su profunda sorpresa, a la par que indignación. El sacerdote, sin embargo, permaneció impertérrito, como si tu actitud no significase nada para él. Ni siquiera pestañeó cuando tildaste a sus dioses de patéticos, algo que sin duda, habría ofendido a cualquier otro. 

Que los dioses eran caprichosos no era nada nuevo, ni para él, ni para nadie, pero el sacerdote negó con la cabeza.

-No has entendido nada, Vandal Adg. No se trata de lo que quieran los dioses, sino del equilibrio, a nuestro alrededor y también en el interior. Los dioses no intervienen porque para ellos, cada una de nuestras vidas es un simple suspiro para ellos. Actúan en la inmensidad de los milenios, no en la nimiedad de los siglos. Si el equilibrio se rompe ahora, ya habrá tiempo de regresarlo a su lugar, pero cuando se trata de intercambiar almas, la mayor de la fuente de energía que existe, es igual por igual, una por otra.

Los mortales no entendían aquel concepto, que iba más allá de las dimensiones y del conocimiento. 

-Sigues siendo un humano y tu existencia no alcanza a ser interesante para los dioses. Pero si quieres su ayuda, salvar una vida, debes ofrecer una a cambio. No ahora, ni mañana, pero quién tú decidas, perderá su alma para siempre, que pasará a formar parte de los dioses, en su carrera por mantener el orden de las cosas y recuperar el equilibrio en aquellos lugares en donde se necesite. Este no es el único lugar en el cual hay batallas

Si deseaba salvar la vida de Encantadora, debía ofrecer una para ocupar su lugar. El intercambio era justo, y aunque no lo fuera, parecía ser la única manera en la cual los dioses, aquellos de los que hablaba el sacerdote, intervendrían.

-La tuya es fuerte, más allá de la energía que pierdes cada día, pero también lo son las de tus hijos, o la tuya, Klarn. Para salvar el alma de tu... Encantadora, otra alma debe ocupar su lugar, así que escoge... o marcha en paz por donde has venido y no me hagas perder más tiempo.

Klarn observó como el sacerdote había aguantado el desafío de Vandal. Aquella era una partida de ajedrez, pero usando las propias vidas como piezas del tablero, solo que el sacerdote no se jugaba nada, solo ofrecía mover y a cambio, otorgaba los favores de los dioses.

Mucho debía interesarle salvar la vida de aquella criatura divina si continuaba con aquello.

Cargando editor
31/05/2021, 11:57
Hath-Set

- Klarn, no me mires así, "viejo amigo". No sé que te puede sorprender ya de mí. - Le sonreí al ver aquel gesto suyo, contrario por completo al del sacerdote.

Nuevamente escuché su monserga. Sus dioses, su equilibrio y sus estupideces. Todo era más simple que eso. Pero había gente que disfrutaba complicando las cosas. - Por lo que dices tiene que ser uno de nosotros cinco... No sirven ni Juno ni Aniisha. Una oferta especial, dos por uno. Incluso podemos poner la de Ra en el pack. - Estaba claro que no iba a colar. Juno era humana, como la sacerdotisa loca, solo que esta había encontrado el camino para usar los poderes de Encantadora. Ra era arena de otro costal, pero lo que querían era lo que había allí dentro con ellos.

Miré a Klarn. - ¿Aún tienes tú daga? La voy a necesitar. O más bien mis hijos la necesitarán. - Dije dejando de lado al sacerdote. Ahora habían cosas más importantes que hacer, como demostrar a mis hijos lo que su madre no les enseñaría jamás.

- Creceis rápido y sin que os pueda tutelar como es debido. Pero hoy tendréis que aprender dos grandes lecciones. La primera, la confianza absoluta en quién os ama. La siguiente, el valor de un sacrificio y por último, que lo olvidaba, es que la magia y que cada uno tiene su fuente de poder y sus rituales son importantes para poder realizarla.

Guardé silencio y puse mis manos sobre las cabezas de mis hijos, tras dejar con cuidado el cuerpo cansado y moribundo de su madre en el suelo.

- Cuando vuestra madre ocupe mi cuerpo, quiero que sin dilación, apuñaléis el pecho del cuerpo donde estará mi alma. Luego debéis sacar el corazón del pecho y hacer que vuestra madre dejé caer unas gotas de sangre de su cuerpo, ahora el mío, donde estaba el corazón de Aniisha. Rematado ese corazón, pues fue por donde entró el parásito en el cuerpo de vuestra madre y confiad en que todo salga como debiera...

» La mayor fuente de poder de la sacerdotisa es su propio corazón y con la muerte del cuerpo, ella morirá también. Al igual que Juno y yo. Pero no podéis dudar ni perder tiempo en darle muerte a ese cuerpo. Yo me encargaré del resto. Confío en vosotros como vosotros debéis confiar en mí y haced entender a vuestra madre que todo está bien y que os tocará librar la batalla que yo no podré junto a Klarn. - Miré entonces al hombre.

- En tus manos confío a mi familia y espero que entiendan el valor del sacrificio. Porque se que aún tengo fuerzas, pero no sé si podré regresar en unos minutos, en horas o quizás jamás cuando sellé el trato.

Y entonces miré al sacerdote. Sabía que mi inmortalidad me salvaría de aquel pacto durante siglos y siglos. Tendría tiempo de sobra para encontrar la manera de deshacerlo si volvía a casa a tiempo. Si no, habría firmado mi propia condena. 

Sabía que Encantadora jamás haría lo que yo iba a hacer. Pero al contrario que ella, a mí me había quedado claro que tenía una eternidad por delante. Porque con tan sólo una célula mía, mientras mi poder siguiese en mí, volvería a regenerarme. Y eso no podía ignorarlo ningún dios. En cuanto a ella, necesitaría un cuerpo nuevo donde meterse y mis hijos... No sabía si habían heredado mi inmortalidad o no.

Quizás fuesen más poderosos que yo. Pero mi inmortalidad me hacía único.

Miré a Klarn por última vez, antes de besar la frente de mis hijos, para luego coger el cuerpo de mi diosa del suelo y volver a sostenerlo en mis manos. El juego había comenzado y movía ficha yo.

- Mi alma será el pago, sacerdote. - Le respondí con mi habitual soberbia. - Podrán hacerse con ella cuando la mortalidad me consuma. - Algo que ni yo mismo sabía cuándo ocurriría.

Cargando editor
31/05/2021, 13:43
Sacerdote

Tu actitud arrogante y desafiante a partes iguales, no disminuyó ni un ápice, pero siguió sin ocasionar reacción alguna en el sacerdote, que te observaba como si fuese un testigo silencioso.

-Aniisha no sirve, puesto que no ofrece su alma voluntariamente. Tampoco la de Juno, que está fragmentada y dañada. Solo un alma completa podrá equilibrar la balanza –decretó al hablar de ellas, aunque no hizo comentario alguno sobre la de Ra. Ese ser no parecía formar parte de la ecuación… divina.

En medio de aquella lucha, Klarn buscó su daga con la mirada; la extrajo y la mostró en su mano, dispuesto a dártela, hasta que empezó a comprender lo que te proponías.

Aquellos dos pequeños no eran ya tan pequeños, no solo porque su crecimiento fuese más allá de la lógica, sino porque en su ADN se incluía el de dos seres divinos que les impulsaban más allá de todo cuanto se había visto.

Tus hijos simplemente te oyeron con atención, mostrando más que su amor, su respeto por ti y lo que representabas. Que les estabas protegiendo era algo que tenían tan claro, que jamás la duda encontró un solo resquicio en sus mentes. Tampoco el fracaso parecía formar parte de su manera de ver el destino delante de ellos. Los dioses no fracasaban; solo hallaban otra manera de hacer las cosas.

Ellos no dudaron.

El rostro de Khan, en cambio, era muy diferente. Se sentía parcialmente horrorizado, pero al mismo tiempo, orgulloso de que le hubieses confiado a su familia.

-Mientras no estés, ellos serán mi familia y yo la suya, viejo amigo –te dijo, acercándose a ti y agarrando tus manos a la altura de las muñecas, en señal de amistad. No podía ofrecer nada más poderoso que su compromiso ante él y todo lo que le estaba pidiendo. En otro tiempo, hubiera pensado que era un error ayudarle, que su muerte podía ser lo que el universo necesitaba, pero si algo había aprendido en el tiempo que llevaba en aquel planeta era que el destino venía tejido con muchos hilos y que era insondable lo que le esperaba.

Ninguno debía ser cortado antes de tiempo mediante la traición y el engaño.

Klarn observó como te despedías de sus hijos, abrazabas el cuerpo de Encantadora y te dirigías finalmente, al sacerdote, con tu plan ya establecido y todas las decisiones tomadas.

-Los dioses aceptan el pago, Vandal. Ahora, guarda silencio y espera a que lleven a cabo tu petición.

El sacerdote ni siquiera cerró sus ojos. Solo dejó su mente en blanco para permitir que los dioses ocuparan su cuerpo y actuasen a través del mismo. Sus ojos se pusieron en blanco y un destello los iluminó, marcando la llegada de los dioses. Acto seguido, su gesto se endureció y una voz gutural surgió de su garganta, para nada parecida a la que habías escuchado antes de aquellos mismos labios.

-Tu alma será nuestra y nosotros continuaremos existiendo cuando ninguno de vosotros camine sobre la faz de la tierra. Ahora despídete de tu cuerpo, Vandal Adg.

Y tan pronto como dijo estas palabras, la oscuridad te rodeó por todas partes, haciendo que universo entero desapareciera ante tus ojos, oídos y cualesquiera otros sentidos tuvieras, mientras el alma era arrancada de tu cuerpo.

Cargando editor
31/05/2021, 13:44
DIRECTORA

Notas de juego

FIN 02. Resistencia

PASAMOS A 03. Combate