Partida Rol por web

The Chronicles of Vandal & Enchantress

03. Combate

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31/05/2021, 13:50
DIRECTORA

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31/05/2021, 13:50
Aniisha

Todo era oscuridad.

Sentías que estabas vivo, o más bien, que existías, pero tus sentidos no eran capaces de percibir nada que no fuese la ausencia de todo. Aquel vacío podía ser el cuerpo de Encantadora, con su alma ausente, lo que significaba que el plan marchaba por buen camino, aunque el de Aniisha debía estar allí mismo también.

Claro que podía significar que los dioses te habían engañado y que habían tomado tu alma antes de tiempo, o que este no era exactamente el mismo que esperabas, puesto que los Dioses no tenían por qué mantenerlo en idéntica marcha, dirección y velocidad, tal y como lo conocías.

-Vaya, a ti no te esperaba, pero al sentir que el alma de la hembra que habitaba este cuerpo se desvanecía, debí suponer que tú, su asqueroso amante, debías estar detrás de ello.

La voz apareció de la nada, al igual que su imagen, formando parte de la misma extraña oscuridad, solo que entonces, una especie de suelo estaba bajo vuestros pies, mientras os mirabais fijamente.

-Debí sospechar que no eras de fiar. Pero bueno, supongo que ahora puedo acabar contigo aquí mismo, dado que estamos solos tu y yo, y no siento que tengas más poder que yo. Y si pierdo, todo lo que tengo que hacer es hacer que este cuerpo explote desde donde estoy, llevándonos a los dos con él e impidiendo así que tu "puta" pueda disponer de él nuevamente.

Aniisha se comportaba con la misma arrogancia que había mostrado hasta ese momento, y caminaba dando vueltas a tu alrededor, como si aquello fuera un ring y ella estuviese a punto de golpearte.

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31/05/2021, 15:34
Vandal Savage

La oscuridad. Esa vieja amiga que venía a visitarme en cada una de mis muertes, hasta que era consciente de ello y mi mente evolucionaba al tiempo que mi cuerpo se regeneraba. Por un momento pensé que mis hijos me habían obedecido y dado muerte tras el cambio de cuerpos.

Mientras esperaba recordé con ironía las palabras del sacerdote, cutres como él y sus dioses. Yo debía elegir y el sacrificio debía ser voluntario. Ninguno de los presentes hubiera hecho aquello de manera voluntaria. Así pues la respuesta era yo. Siempre fui yo.

Al menos ahora esperaba que mis hijos fuesen capaces de controlar a Encantadora o sin duda me arrepentiría de mi decisión.

Y en ese momento fue cuando me di cuenta de hasta que punto me había equivocado. Quizás el cuerpo de Encantadora aún viviese y lo que tenía frente a mí era la debilidad que la consumía. Porque quién aun estaba allí, era Aniisha.

Su prepotencia y soberbia eran las habituales. Y lo que más me gustaba era como me subestima. La dejé hablar, divertido porque no se esperaba nada de esto.

- Nunca he sido de fiar. ¿Para que cambiar ahora? ¿Acaso se puede confiar en ti que te has vuelto ciega con tan solo un puñado de poder?

Giraba sobre mi mismo, viéndola moverse a mi alrededor, como si de un felino dispuesto a saltar sobre su presa se tratase. Sus amenazas no servían de nada. No para mí al menos. Podría recomponer el cuerpo de Encantadora antes de perder toda mi fuerza, haciendo un esfuerzo sobrehumano.

Que Encantadora vertiese sangre de mi cuerpo original sobre el hueco donde una vez estuvo el de aquel parásito, era solo para asegurarme de que mi poder funcionaría. Pero estaba seguro de que mi regeneración pronto comenzaría a funcionar con el cuerpo en el cual habitaba y que Aniisha, pronto sentiría como lo que le robó a mi diosa se iría perdiendo poco a poco al no estar ella aquí.

Pero mis hijos debían actuar deprisa. Sabía que yo no era rival para Encantadora y aquella sacerdotisa tenía poder suficiente como para hacerme ir con los malditos dioses antes de poder engañarlos.

- ¿De verdad creíste que te dejaría ocupar el cuerpo de uno de mis hijos? ¿O que te dejaría llevarte a la diosa que amo? Debiste pensarte las cosas dos veces antes de meterte con quiénes no debías y guardarte tu arrogancia... La pena es que de camino aquí no encontrase una maldita rata... Sino tu alma hubiera viajado hasta ella... - Le dije divertido. 

Algo debía estar pasando fuera. Mis hijos dudaban o mi diosa no les dejaba actuar. Pero ya debía haber sentido la punzada en el pecho y ella un dolor mayor...

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31/05/2021, 21:05
DIRECTORA

Aniisha te observaba como un depredador haría con su presa, solo que en este caso, ella desconocía que en realidad, era ella quien estaba siendo cazada, mientras hablaba contigo.

Sus ojos destilaban odio y también lujuria por un poder que le había sido negado en su vida terrenal, pero ahora, estaban centrados en ti y en todo lo que representabas.

-Por supuesto. Era un plan casi perfecto. Pero supongo que debí haber esperado que un dios de pacotilla como tú, no cumplieses lo mínimo que esperaba. Debí...

En ese momento, ambos oísteis como una especie de latido gigantesco, y el cuerpo de Aniisha se convulsionó una vez y su rostro se descompuso en una mueca de horror.

-¡Qué has hecho! -exclamó con sorpresa -. ¡QUÉ HAS HECHO! ¡ESTE CUERPO NO SOPORTARÁ QUE YO SALGA Y ENTONCES ESTARÁS CONDENADO!

Otro latido provocó una nueva convulsión de Aniisha.

Tu plan parecía estar teniendo lugar.

Y finalmente, otro latido más, cuyo sonido quedó envuelto alrededor del horrible grito de Aniisha, al tiempo que su alma se desvanecía ante tus ojos.

-¡NOOOOOOOOOOO!

Tras desvanecerse, todo pareció apagarse, pero de pronto, un nuevo latido, y luego otro, y otro más... que provocaron que la oscuridad comenzase a tomar forma. Era como si de repente, volviese la luz a tu vida, y el calor y también todo cuanto habías sentido, como el desprecio hacia cualquiera que fuese inferior a ti y no mereciese siquiera tu compasión. Es decir, a todos.

Al volver a formarte, tu alma recuperó todo el odio que había acumulado durante tantos milenios y en aquel cuerpo de Encantadora, halló la raíz del mal, que no era otra que el de la ambición por poseer cuanto pudieras.

Y entonces, algo pareció tirar de ti, algo ligero al principio y poderoso al final, que te arrastró de repente como si un ave mística te hubiese agarrado desde los cielos para elevarte y transportarte lejos de aquel lugar, perdiéndote de nuevo en la oscuridad.

Cuando volviste a abrir los ojos, viste el techo de piedra del templo. Todo estaba en silencio; ni siquiera una ligera brisa parecía acompañarte en aquel lugar.

Miraste entonces a tu alrededor y viste una sombra detrás de ti. Te incorporaste, casi por instinto; te pusiste en pie llevado por el ansia y te diste cuenta que estabas de nuevo en tu cuerpo y que delante tenías el de Encantadora.

-Amado mío. Bienvenido -te dijo, acercándose a ti y cogiendo tus manos.

Encantadora estaba sola; no había rastro del sacerdote, de Klarn, ni de tus hijos.

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01/06/2021, 07:34
Vandal Savage

No sabía que ocurría fuera y dependía de mi mismo en aquel momento. Como en mis 52.000 años de existencia.

- Hice un pacto con los dioses. Con tus dioses concretamente. Hagas lo que hagas, estás muerta y tú alma jamás irá a su lado. En cambio la mía si viajará junto a ellos. Porque los dioses debemos estar juntos. - Mentí mientras sonreía a mi enemiga.

- Si te gano, morimos. Si me ganas, morirás. Así está pactado. La única manera es que logres controlar el cuerpo y consigas pactar con los dioses el cambio de tu alma por la mía. Pero no te lo voy a permitir. Aquí se acaba todo, sobre todo para ti.

Si desde fuera no lograban nada, desde dentro al menos podría sacar ventaja o intentarlo. Su arrogancia superaba la mía con creces y eso la volvía ciega y codiciosa.

Entonces actuaron desde fuera. Lastima, pues hubiese sido una buena manera de eliminar mi maldición. Pero ya tendría otras ocasiones... y vi como Aniisha se doblaba de dolor ante mí.

- No, sacerdotisa. Eres tú quién no ha entendido nada. Tu poder es más grande que el mío, sí. Pero el mío es el que ahora se está encargando de regenerar este marchito cuerpo. Una vez saquen tu corazón del pecho, mi poder regenerará uno nuevo que le devolverá la vida. Pediste que viniesen dos dioses a salvar tu mundo y eso trajiste. Pero creo que no me he presentado...

Caminé hacia ella, que yacía de rodillas dolorida por lo que la estaba pasando. - Soy Vandal Savage. Y soy inmortal. - Susurré cuan secreto para alejarme de ella y ver el horror en su rostro.

- Yo no tenía que matarte. Solo entretenerte para que mis hijos matasen este cuerpo. Tu lo dejarás junto a Juno y mi alma inmortal permanecerá ligado a él devolviéndole a la vida. Disfruta de tu fin.

Y aquel grito desesperante marcó el final de la sacerdotisa. Ahora solo debía esperar a que mi poder, regenerará con velocidad el cuerpo de mi diosa.

Y mientras esperaba, la oscuridad me acompaña de nuevo. Solo mi mente funcionaba. Y de golpe sentí un latido y sonreí, pues ya estaba hecho. Luego otro y el calor de aquel cuerpo iba en aumento.

Pero estar en el cuerpo de mi diosa me hizo ver más cosas. Cosas que amos compartíamos, pero que estaban más arraigadas y tenían más fuerza que mis convicciones. Sin duda ella me superaba en todo.

Y sentí aquel tirón y como me arrancaban de nuevo del cuerpo, para retomar la oscuridad otra vez. No había muerto, así pues el pacto con los dioses no se podía haber cumplido. No aún.

Abrí los ojos lentamente y vi el techo de la cueva rocosa, sentí una presencia a mi espalda y con la velocidad de quién había vivido más de 1000 vidas, me alcé para ponerme a la defensiva.

Sonreí al ver a mi diosa frente a mí y acaricié su rostro con deseo contenido.

Sentí la calidez de sus manos y como su cuerpo se había recuperado gracias a mi poder. Me sorprendió no ver a nadie más con nosotros. - Bienvenida a tu nuevo cuerpo. Libre de parásitos y sólo tuyo para siempre, mi diosa. - La sonreí y la besé, sabiendo que estaba bien.

- ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo? ¿Cuánta ventaja nos sacan Klarn y los niños? Debemos llegar a tiempo para acabar con Ra y prepararnos para el ejército que viene detrás... - Dije dispuesto a partir en aquel momento aunque aquella soledad y ver a mi diosa recuperada y que al menos todo había salido bien hasta ese momento, me generase unas ganas tremendas de celebrar aquello con ella de otra manera.

Pero no había tiempo que perder. Ya llegaría el momento de celebraciones. - Vamos mi diosa. Quiero ver lo que nuestros hijos pueden hacer antes de volver a tener unos cuantos más.

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03/06/2021, 10:22
Enchantress

Encantadora reaccionó a tu beso con pasión, dejando que su cuerpo expresase su inmensa necesidad. Aún cuando su alma buscaba el placer en elementos muy diferentes, como el poder, el cuerpo disponía de sentidos que podían ser despertados en función de su propia naturaleza.

Sus labios se fundieron con los tuyos y tu parte humana reaccionó, al igual que ella, con hambre y deseo. Durante un instante al menos, vuestros cuerpos se olvidaron de todo y de todos, pues el universo podía esperar a que el reencuentro de dos dioses se produjese.

No habíais tenido la oportunidad de volver a estar juntos desde hacía demasiado tiempo, como si el destino hubiese hecho cuanto estaba en su mano por separaros. Pero ahora, por fin, volvíais a ser vosotros.

Pero vuestros cuerpos, al igual que los deseos que os dominaban, tendrían que esperar. Tú hiciste la pregunta clave. ¿Cuánto tiempo llevabas durmiendo? Encantadora te miró a los ojos y ni siquiera hizo falta que te respondiese para que tú entendieras que mucho más de lo que esperabas.

-Tu cuerpo ha necesitado de dos semanas en este mundo para regenerarte, amado mío. Klarn marchó a la batalla y por lo que sé, no lograron vencer a Ra domina ya todo el planeta. Nuestros hijos no estaban dispuestos a marcharse y abandonarte y Klarn ni siquiera se lo pidió, pero con ello, selló la derrota de este pueblo.

De haber sido otra, sus palabras habrían estado llena de tristeza e incluso rabia, pero la voz de Encantadora sonó hueca, como si aquello ni tan siquiera le afectase. Había permanecido a tu lado durante los dos meses de tu regeneración, sin preocuparse por lo que ocurriese fuera de aquel templo, y olvidándose de todo cuanto no fueses tú.

-Dentro de este templo, nuestra energía se mantiene intacta. Los dioses que te ayudaron deben proteger este lugar de lo que quiera que tenga este planeta, pero no el exterior. Nuestros hijos se vieron obligados a defendernos de los ejércitos de Ra, permanecieron fuera y siguen allí. 

Encantadora te ofreció la mano para llevarte al exterior, en donde señaló dos figuras que permanecían fuera, al comienzo de las escaleras. Al oíros, se volvieron hacia vosotros. Eran una pareja de ancianos, que identificaste como tus hijos, sangre de tu sangre, pero cuya vida había sufrido una aceleración extrema. 

-Entre tú y el planeta, te escogieron a ti, amado mío.

Daba auténtica lástima contemplarlos así, con la vida escapándose por momentos de sus decrépitos cuerpos, sobre todo tras haberles contemplado en su máximo esplendor. Al final, aun sin ofrecer sus vidas a cambio de recuperar a Encantadora, los estabas perdiendo. ¿Es que no habría alguna manera de contrarrestar aquel efecto? Eran hijos de dioses y no merecían morir como humanos, ni carecer de la oportunidad de lograr sus ambiciones, o de tenerlas al menos.

-El sacerdote, cumplida su misión, simplemente se fue y no ha regresado. Desconozco lo que ha sido de Khan, pero el suelo tembló con su derrota. Tu reaparición es proverbial, puesto que Ra está por llegar. Hay demasiada energía en este lugar para ser ignorada. Debemos prepararnos para la batalla.

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05/06/2021, 09:51
Hath-Set

Sentí la agitación de mi cuerpo y el deseo como iba en aumento, contagiado por la pasión de Encantadora. Era una diosa en el cuerpo de una mortal, así que era normal que su hambre despertase como lo hacía la mía. Pero el saber que había ocurrido era lo más importante para mí en aquel momento. Si todo había ido bien, podríamos celebrarlo allí  mismo. Pero la mirada de mi diosa me dejó claro que el tiempo de regeneración fue demasiado.

- Dos semanas... - Regenerar un corazón no era fácil y menos cuando había perdido parte de mi poder. En la Tierra hubiese tardado mucho menos. Pero al menos Encantadora estaba en su cuerpo y yo en el mío. Despierto y con fuerzas aún. Más las malas noticias siguieron saliendo por sus deseados labios.

Ra había ganado. ¿Cómo era posible? Fácil, había mandado a dos niños que no sabían que podían hacer con su poder a una batalla. Encantadora debió ir con ellos usando mi cuerpo y haberles ayudado y guiado. Klarn poco podía hacer sin saber como ayudarles a usar todo su poder. La voz de Encantadora sonaba carente de emociones al contar aquello, casi como si sus hijos no le importasen nada. En cambio se había quedado a cuidar un cuerpo que regeneraría solo... y cuando dijo que nuestros hijos aún vivían, sonreí. Aún quedaba esperanza.

- Creo que les debí enseñar mejor... pero no hubo tiempo, aunque por lo que dices, si no llega a ser por ellos, Ra nos hubiese capturado ya. Quiero verles, quiero ver a mis pequeños y bravos guerreros. - Dije con ánimo, dispuesto a salir al exterior. Era de día y la luz intensa me cegaba, así pues me puse la capucha sobre la cabeza.

De camino mi diosa me explicó lo que les había pasado a nuestros hijos, pero sin mencionarlo. Y cuando les vi me quedé helado. No podía creerme lo que veía. Se habían sacrificado por mí. Toda su vida había durado a penas unas semanas.

Ahora tenía ante mí a una pareja que bien podrían ser mis padres o mis abuelos, pero que les sentía como lo que eran, mis hijos. - Mis pequeños... - Susurré caminando hacia ellos. - ¿Qué os ha hecho este mundo? - Les pregunté al llegar a su lado. Había supuesto que con la mezcla de la sangre de Encantadora, incluso parte de la del corazón de Aniisha, hubiese controlado con el tiempo su deterioramiento. Pero estaba claro que no.

Aquel planeta era mortal para mis descendencia y para mí.

Quizás la mayor puñalada que sentí fue no saber que ocurrió con Klarn, pero ver a mi hijos así me rompía el alma. Abracé a ambos. - Esto no debió ocurrir. Maldeciré un mil veces a aquella arrogante sacerdotisa que nos trajo a este mundo. Debísteis crecer en la Tierra, llevar la vida que os correspondía... y no ser consumidos por este lugar... - Les miraba y en ellos veía el fiel reflejo de lo que sería con el tiempo. Solo que mi poder se consumiría, viviría como un mortal más y con mi muerte tendría que pagar mi deuda.

Y miré a mi diosa cuando dijo que Ra estaba en camino y miré a mis hijos. - Debemos trazar un plan. Ra es más poderoso de lo que creímos. Le infravaloramos demasiado. Decidme hijos míos, ¿qué poderes tenéis? ¿Cuántas fuerzas os quedan para esta última batalla? Al menos podré combatir con orgullo una última vez con mis pequeños a mi lado. Porque aún con esta apariencia, sois y seréis mis pequeños siempre. - Dije como un padre no solo orgulloso, sino dolido por lo que tenía delante.

Debíamos trazar un plan y saber con que contaba me ayudaría a ello. Más aún cuando mis propios hijos se habían sacrificado por mí, por mi vida. No podría devolverles su esplendor, pero al menos si luchar por una victoria. Aunque dudaba de que mi poder sirviese para derrotar a Ra. Solo Encantadora tenía una fuerza equiparable... los demás debíamos ser su distracción...

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07/06/2021, 11:03
DIRECTORA

Tus hijos se volvieron hacia ti y Encantadora, y alargaron sus brazos para mostrarte como la energía fluía a través de ellas en sendos haces de luz, creando una sensación de poder no demasiado intensa. Era evidente que la energía que poseían, había decrecido con el paso de los días, hasta quedar poco más que un simple esbozo de lo que era.

-No... tenemos mucho, padre -comunicó tu hija, que alargó sus brazos envejecidos y llenos de arrugas, contraídos por el tiemp y temblorosos a causa de la falta de vitalidad. 

La mano brilló de repente, mostrándote una parte de su poder, en este caso, la capacidad de crear a vuestro alrededor un pequeño escudo de energía que os protegía, pero tras unos segundos, colapsó y tu hija se vio obligada a apoyarse en ti para no caer al suelo.

-Puedo mantenerlo durante unos segundos nada más, padre. Espero que sea suficiente. Lamento haberte fallado.

Tu hijo dio entonces un paso hacia ti.

-Moriremos por ti, padre. Aún queda fuerza suficiente en estos brazos para hacer retroceder a quien se atreva a atacarte -te dijo tu hijo, concentrando la energía alrededor de sus manos, haciendo que estas brillasen hasta ser casi incandescentes y proyectándola después hacia una pequeña formación de piedra que había no muy lejos de vosotros, la cual saltó medianamente por los aires.

A pesar de aquella demostración, sabías que distaba mucho de lo que seguramente había sido hacía tan solo... ¿unos días?, por lo que la gran pregunta seguía allí. ¿Os bastaríais Encantadora y tú para vencer a Ra, con ayuda de vuestros hijos? 

Encantadora se removió a tu lado, inquieta. Pocas veces se había encontrado con un ser más poderoso que ella, más peligroso, y aunque A.R.G.U.S. era la causante de que se hallara en aquel lugar y aquella situación, estaba viva, lo que significaba que seguía siendo más poderosa que unos simples humanos.

Pero Ra parecía actuar como un ser todopoderoso y que desafiaba toda la lógica.

-Amado mío. Cuando llegue Ra, deberíamos sacrificar a nuestros hijos para debilitarlo. Sus vidas están acabando. Las nuestras pueden salvarse y con la derrota de Ra y su energía, podríamos volver a utilizar uno de los Portales para regresar a la Tierra. Pero la necesitaremos toda al completo y parte de la nuestra está en ellos.

Athziri Ramla y Thabit Kauil eráis vosotros, y recuperar la energía que había en ellos, en lugar de permitir que se perdiera en el planeta, podía ser la diferencia entre sobrevivir y morir.

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19/06/2021, 10:57
Hath-Set

Mis hijos hicieron gala de sus poderes. Mi pobre y adorada niña, ahora una anciana, apenas pudo contenerse en pie cuando usó su don para crear un escudo sobre nosotros. No dudé en agarrarla y atraerla hacia mí, como el padre que era. Besé su frente, llena de arrugas en un rostro y un cuerpo cansado y marchito, que pronto dejaría este mundo. Quizás con la venida de Ra o pudiese ser que antes. No lo sabía.

Mi hijo logró destruir una pequeña roca, que sin duda pudo ser una montaña cuando su cuerpo era más joven. Y aún con ese poder no habían podido derrotar a Ra. - Todo ha sido culpa mía. - Solté de golpe. - Debí instruiros durante el viaje en el arte de la guerra, en las estrategias a seguir. Pero mi mente y mi corazón estaban demasiado preocupados por vuestra madre y no me di cuenta de que luego no tendría tiempo para ello, ni para luchar a vuestro lado.

Sostenía a mi pequeña, que mantenía su vida en aquel decrépito cuerpo. Sentía su carne fofa y débil y los huesos marcados en su piel llena de arrugas. Pero era mi hija y aún con una fugaz vida, una diosa. - Lo que más lamentaré es que ninguno hederaseis mi inmortalidad. Creí que ambos la tendrías y que vuestro crecimiento se detendría al llegar a la edad adulta... lamento de veras no haber podido daros la vida que os correspondía. - Les dije a ambos, cargado de dolor y amargura. - Aún así habéis superado mis espectativas con creces... mis pequeños... - Les hablé con la ternura que solo un padre orgulloso de sus hijos podía hacer.

Y entonces habló Encantadora y de golpe sentí que nunca les quiso. ¿Acaso me amaba a mí o solo era una ilusión y una manipulación por su parte? A fin de cuentas había visto todo el mal que se ocultaba en su cuerpo y que superaba el mío con creces. Pero no recordaba haber percibido ni una pizca de amor por su parte hacia mí. Lástima darme cuenta de eso ahora y no en el momento de decidir, pues debí dar su alma a los Dioses a cambio de salvarla. Era lo verdaderamente justo.

Pero ya estaba hecho.

Cerré los ojos con sus palabras. Al final ella tenía razón. Su energía me devolvería la mía perdida en ese mundo e incluso tendría más poder si me comía sus órganos. A fin de cuentas el canibalismo y sobre todo comerme a mis propios descendientes, incluso a los hijos de los hijos de mis hijos, me devolvía poder y me daba más energía. No quería pensar en el poder que podría sacar de mis dos pequeños, quienes habían tenido una vida tan corta y miserable por culpa de esa loca de Aniisha.

Mire a mis hijos con pena y dolor. No quería sacrificarles como animales, pues habían dedicado toda su corta existencia a proteger mi vida y la de mi diosa. Pero sí debían saber hasta que punto las palabras de su madre eran ciertas. - Vuestra madre no miente en una cosa, hijos míos. He vivido más de 52.000 años y en ese tiempo he aprendido que alimentándome del cuerpo de mis enemigos una vez derrotados o de mis descendientes, mis fuerzas se renovaban e incluso aumentaba mi poder durante bastante tiempo. Sí, soy lo que se conoce como un caníbal que vive y se mantiene gracias a su propia progenie, la cual no es poca en La Tierra después de tantos siglos de vida. Aquí todo se limita a vosotros dos, pero siendo lo que sois, habiendo hecho lo que habéis hecho y sintiendo lo que siento por vosotros... no puedo haceros eso. No puedo sacrificaros como si solo fueséis ganado... sois mis hijos, los hijos de unos dioses y no merecéis acabar así. Esta vez no puedo acabar con aquellos que tienen parte de mí...

Y aparté mi vista de ellos y miré al suelo, tratando de controlar mi llanto.

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16/07/2021, 12:21
Enchantress

La visión de tus hijos, una vez fuertes y en pleno crecimiento, y ahora al final de su existencia, hacía que cada fibra de tu ser llorase por ellos. Ignorabas si Encantadora sufriría lo mismo, pues su actitud era casi de indiferencia, pero los dioses eran caprichosos y no había que sorprenderse ante sus respuestas. Las emociones no eran propias de ellos, sino de mortales, que justificaban sus miserables vidas con ataduras llenas de sentimientos sin importancia.

La muerte formaba parte de la misma existencia y vosotros podíais contemplarla con ojos de quien observa pero no participa, al estar muy por encima del resto de seres. Quizás eso os había dado, y a ella en particular, una manera fría de contemplar hasta algo que formaba parte de ella.

Mientras hablabas con tus hijos, y tus palabras se adentraban en sus almas, mortales y prematuramente envejecidas, Encantadora contemplaba los alrededores, como si estuviese evaluando lo que había, o vigilando la llegada de Ra, la cual podía producirse en cualquier momento.

La energía que aún había en vuestros hijos era escasa, pero podía significar la victoria o la derrota, y sin embargo, tú ya habías tomado la decisión de protegerles, porque desde el primer momento, no os había considerado como alimañas, sino como iguales.

Era una visión extraña la que formabais los cuatro, tú al lado de tus hijos, controlando a duras penas el llanto, y Encantadora varios pasos más atrás, como si no formase parte del mismo cuadro, sino que fuese solo testigo de tu debilidad, que seguramente era como lo consideraba. Los dioses solo aprendían una cosa: a continuar existiendo. Era lo que le había enseñado el tiempo, al mismo tiempo que el desprecio por todo lo demás.

Tú, en cambio, parecías haber aprendido otra lección, muy diferente, gracias a Encantadora, pero no con ella precisamente.

Los minutos transcurrieron en un extraño silencio hasta que finalmente, el cuerpo de Encantadora se tensó y sus ojos se volvieron hacia el horizonte.

-Ya viene -decretó, adoptando una postura cuasi defensiva. Fue todo lo que necesitó decir para que vuestros hijos se volviesen siguiendo su mirada y también se colocaran, con sus exiguas fuerzas, esperando la llegada de Ra, cuya aura poderosa podía percibirse desde muchos kilómetros de distancia.

Habíais huido de la muerte y la batalla, pero estos habían vuelto a encontraros y en aquella ocasión, quizás significase que era más fuerte que vosotros. Tus fuerzas estaban también al límite. Te habías recuperado, pero no eras el mismo en aquel planeta, no poseías la misma energía para conseguir vencerle solo. Pero tenías a Encantadora... y sabías que tus hijos no te fallarían, y que su sacrificio podía marcar la diferencia.

-Veo que no acabaras con ellos. En ese caso, colócalos delante, amado mío, para que puedan proporcionarnos tiempo y oportunidad -te dijo, situándose algo separada de ti para cubrir más espacio.

Sus palabras seguían sonando frías y distantes, más allá de su significado. No solo parecía carecer de sentimientos respecto a vuestros pequeños, sino que por su actitud, incluso veía la oportunidad de aprovecharse de ellos.

Notas de juego

Ea, para que no te aburras. Pobrecilla.

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16/07/2021, 14:28
Hath-Set

El dolor me consumía porque veía la fidelidad de mis hijos hacia mí. Incluso mi hija, que parecía haber salido a su madre, aprendió las pocas lecciones que la di. Pero por desgracia para ellos, no me habían conocido bien, no sabían quien era realmente. No les metí cuando les dije que les amaba y mi abrazo fue sincero. Sin duda ambos habían sido los hijos más importantes y poderosos que había tenido. Más incluso que mi hija Scandal, quien me despreciaba tanto como para permitir que me matasen al tiempo que yo la amaba tanto como para demostrarla que moriría por ella, como ya ocurrió tiempo atrás.

Pero esta vez, si moría, sabía lo que pasaría. Si mi cuerpo se regeneraba, sería presa de Ra, cada vez más débil y tendría que pagar mi deuda con aquellos dioses por salvar a Encantadora. Alguien que me estaba demostrando que no tenía corazón ni con sus hijos. Debí poner su alma y no la mía pues era su vida la que salvaba. Pero fui un iluso, un iluso enamorado.

Y la escuché cuando quiso ponerles en primera línea y me giré a mirarla.

¿De verdad aquello era lo que sentía por los pequeños que nacieron de su vientre? ¿Ese era todo su amor? Si yo mismo me estaba enfrentando al peor dilema de mi vida y, sabiendo incluso que les quedaba un suspiro o dos de vida y que quizás para cuando llegase Ra su vida se hubiese consumido por la edad, me costaba hacerles daño.

Pero pensar en como morirían ambos, como sufrirían por las heridas de la batalla sin poder hacer nada, viéndoles morir mientras que sus vidas podrían darnos el poder necesario para intentar derrotar a semejante enemigo y volver a casa.

- Hijos míos. Sabéis que os amo y sé que jamás tendré a ningún otro que me ame como vosotros. Pero no permitiré que muráis en esta batalla, donde el dolor y el sufrimientos os llevará hasta que exhaleis el último aliento. Antes de dejaros caer así, prefiero... - Tragué saliva y les miré a los ojos. - ... hacerlo yo con mis propias manos. Será rápido y no os dolerá. Al igual que se hacer el mayor daño posible a la gente, puedo no hacérselo en el momento de su muerte. Athziri Ramla y Thabit Kauil os daré un último abrazo, uno del cual no regresaréis.

Mis ojos derramaban lágrimas y extendí mis brazos, dispuesto a caminar hacia ellos y despedirme. Para mi sorpresa, ellos acudieron a mi encuentro. Primero fue Athziri Ramla y Thabit Kauil después, quienes murieron por afixia entre mis fuertes brazos. Sentía aquel quemazón en mu cuerpo y cubrí mi rostro con sus cuerpos a mi lado.

- Mi amada. No tengo daga para abrir sus pechos. Necesito sus corazones como poco para recuperarme... cuanto más coma, más poder recuperaré y no solo eso, más poder obtendré.

Ahora le tocaba a ella usar su don para que pudiese alimentarme a tiempo, antes de que llegase Ra. - Si sobrevivimos, antes de irnos, quisiera darles un entierro digno. Quizás a ti no te importe... pero ellos me eligieron y aceptaron su destino, volviendo a elegirnos esta vez a ambos. No quiero que sus cuerpos se pudran bajo el sol.