Partida Rol por web

Las diez menos cinco minutos, otra vez según el reloj de la parroquia. La distancia separa a los dos nuevos contendientes para este duelo. Pacientes, ambos esperan con el revolver enfundado y su otro arma en el suelo. En el caso de Louis B. Callahan, un Winchester modelo 73. En el de Doc Hickok, un llamativo Remington -arma por antonomasia para distancias largas-. Esperando, el tiempo pasa y llega la hora del duelo de agentes de la ley.

¿Estaria permitido coger el remington y echar a correr en el primer asalto segun las nuevas reglas? ¿O como nos han dicho, primero desenfundar y ya luego lo que queramos?

Louis lanzó una mirada al reloj, cerciorandose de que quedaban menos de cinco minutos. Se sentía un poco raro, nervioso. El hecho de saber que su oponente era, nominalmente, un agente de la Ley como él y que, muy probablemente, iba a tener que herirle, hacia que se le revolviese el estomago.

El joven secó sus manos en la parte de atras de sus pantalones, respiró profundamente y tomo su posición, colocando la chaqueta por detras de su colt, listo para desenfundar. Frente a él, en medio del polvo, descansaba su rifle... invitadoramente tendido, con la culata aceitada y el metal briñido a la menguante luz de la tarde.

Con la última campanada, Louis desenfundó y disparo sin contemplaciones contra el sheriff Hickok.

Mi rival se coloca ante mi, otro fiel siervo de la ley. Bien podríamos habernos aliado y haber acabado con todos estos truhanes a costa de disparo de rémington, y pólvora de revolver, pero ya es tarde para tales planteamientos. La hora llega y ya no es mas que un enemigo, que no tendrá piedad a la hora de hacerme un nuevo agujero en el estomago, por lo que tampoco yo puedo tenerla.
Como un aviso del pasado, la bala del duelo anterior me produce un apequeña quemazón, el matasanos del lugar me ha comentado que es una herida limpia y que no corre ningún peligro de infectarse, pero me molesta en exceso a cada movimiento.
Llevo mi mano al arma, la campana sonara en cuestión de segundos.
 

Doc, tiene la vision de un rapido desenfundado, pero realiza uno aun mas rapido que el de su subconsciente, pese a ello con el mismo nefasto resultado.

8 de destreza, menos 3 por desenfunde, menos tres por arma, menos uno por disparo. Sigo queriendo tirar mi arma para cojer el rifle si puedo empezar a hacerlo.

Tañen las campanas. El Marshall es ligeramente más rápido desenfundando, aunque la pesadez de su arma no ayuda sobremanera. Por suerte para él, el Sheriff tiene un arma igual de grande lo que hace que empiece a desenfundar cuando el otro ya está abriendo fuego, y antes de imitarlo. Aun así, quién sabe a qué están abriendo fuego, porque ninguno de los dos acierta... sí, ni a tiros. Y con esos últimos movimientos, el duelo continúa.

Pensaba que se podian mezclar los puntos de accion de un turno para el otro.

Bueno, mis tiradas este turno son:

Soltar el arma, gratis, cojer el rifle, 8-2, salir corriendo, 6-2, penalizacion del rifle, 4-4. Esquivar, gratis.

Se me ha pasado, desgraciadamente, que era tirada oculta.

Dejo caer mi arma, y me lanzo a por mi rifle, para salir corriendo alejándome de mi rival todo lo posible y evitar así que su rifle cause el mismo daño que el mío.
Bajo la cabeza y me calo el sombrero mientras corro zigzagueando, por las posibles balas que podrían llover sobre mi mientras llevo a cabo esta temeraria maniobra.
“Si con suerte, el hace lo mismo que yo, y no ha vuelto la vista hacia atrás, quizá gane distancia suficiente para que este rémington coja ventaja…”
 

Louis apretó los dientes y convirtió los labios en una fina linea, un tajo en su joven rostro. Una delgada gota de sudor recorrió su sien derecha hasta colgar de la barbilla durante una eternidad...

"Lo siento, sheriff"- Musitó entre dientes, mientras apretaba de nuevo el gatillo...

Muchas de las personas que observan el duelo no entienden exactamente lo que ocurre. Piensan que Hickok se ha vuelto loco, o quizás que tiene miedo y ha decidido huir. Pero aquellos que sí entienden de armas ya se han dado cuenta de que, con el rifle que tiene, estar cerca es precisamente la peor idea que podría llevar a cabo. Por desgracia para él, ni la distancia que recorre es suficiente, y puede notar cómo la bala le impacta por la espalda causándole un daño tremendo y casi mortal.

Y entonces suenan dos fogonazos más, y el contendiente cae al suelo. Pero no Doc, sino el Marshal Callahan. Quizá ha sido un tremendo olvido, o puede que simplemente quisiese demostrar que Henry King no tiene poder para mandar sobre él incluso cuando está haciendo que dispare a un Sheriff. Pero el no haber cogido el rifle cuando era una orden impuesta que había que cumplir lo más rápido posible tras desenfundar ha sido causa ulterior para que los tiradores del Rey hayan actuado. Y así acaban las andanzas del Marshall.