Partida Rol por web

The Dragon Gate: El esperado encuentro

Todos los caminos llevan al hogar - Escena I

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31/01/2012, 13:26
Imhol

-¿Celosa? - Pregunto confundido, ¿eso querría decir que la lanza tenía "voluntad"?.

Niego con la cabeza.

-Gracias, es solo que... me coge desprevenido, ni se me había pasado por la cabeza, sinceramente. Sí noté que poseía poder, pero creía que era más como la mayor parte de objetos de rituales, que son imbuidos de poder simplemente para que sea percibido, no por ninguna funcionalidad real.

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31/01/2012, 13:47
Arbahin

Contuvo una pequeña risa cuando escucho el disgusto del draconiano, era una criatura de grandes conocimientos y el no saber algo le resultaba molesto. Aun así, la mención de que esa arma tuviera voluntar llamo su atención. Trato de verlo desde su punto de vista. Normalmente las personas creen que nada tiene vida, que un árbol es solo combustible, que esa roca solo sirve para sentarse, que el río solo es fuente de alimento y agua. Pero cada cosa, tiene vida. Incluso la tierra donde apoyan sus pies. De no ser así… ¿Por que crecen los alimentos? ¿Por que cuando alguien muere termina convirtiéndose en la misma tierra?
-Si te ha elegido- dijo el lobo dirigiendo su hocico hacia sus dos compañeros-. Es porque te ve parte de si, como la magia y Gruntah. Son un solo individuo.
No tenía otra forma de expresarlo, pero estaba seguro que esa arma, era tan Imhol como lo era el aire en su cuerpo.

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31/01/2012, 17:40
Gruntah

A Gruntah pareció complacerle el símil que había usado Arbahin, porque agitó la cola y se volvió a dirigir al ventante.

- Hay conjuros de muchas clases, y muchísimos que ni siquiera sé que existen. Sí. Seguro - hablaba rápido, gesticulando mucho - Ese es antiguo, mucho. Y hay objetos que están preparados para que sólo los utilice... indivíduos determinados.

Luego lamió el contenido de su pichel y alzó brevemente la mirada.

- Así como hay objetos diseñados para aniquilar indivíduos determinados. Arbahin, ¿cómo se llamaba el cazador que nos encontramos, allí en las Agujas? - dijo, rascándose la cabeza con la afilada garra - ¿Tohm? ¿John? Tenía una espada que incineraba no muertos... muy vistosa. Sí. Mucho.

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31/01/2012, 17:46
Imhol

- Curioso... - afirmo - Pero supongo que te refieres más a un colectivo que a un indivíduo, dudo que hiciesen un arma para mi en concreto hace tanto tiempo. - Añado mientras elevo la parte derecha del labio mostrando media sonrisa - Pero eso corrobora mi teoría de que se tratase de ventantes o de nuestros antecesores.

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31/01/2012, 17:53
Gruntah

El draconiano se encogió de hombros, agarrando con ambas manos el recipiente. Como no disponía de labios propiamente dichos, parecía un felino bebiendo de un río.

- No sé si está diseñado para tu raza... sólo sé que no le gustó que la sondease.

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31/01/2012, 22:35
Arbahin

Arbahin se rascó la cabeza tratando de recordar, no era bueno con los nombres, pero recordaba el olor de ese sujeto. Olia a mugre y carne quemada. Tambien tenia una mirada siempre triste, como si los muertos que cazara hubieran contagiado su falta de vida.

-No recuerdo su nombre- admitió el licantropo-. Olia horrible... No deberias despreciarte Imhol, tu la encontraste, pudiste usarla, es para ti. Asi de simple.

Con medio paso se coloco justo al lado de Gloria, la cual parece sumida aun en sus pensamientos. Se inclinó lo suficiente para que su cabeza estuviera junto a la de la sacerdotisa.

-¿Estas bien?- susurró.

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31/01/2012, 23:38
Elius Brezon

Disfruto del paseo recorriendo la aldea hacia mi casa. Camino sin prisa, recreándome en cada casa conocida y en cada olor familiar. La aldea no ha cambiado mucho en estos tres años, casi todo sigue donde debería estar, y me alegro de que así sea.

Por el camino, algunos habitantes de Fenwood me reconocen y me saludan amistosamente. No puedo evitar una sonrisa al oir la misma frase de boca de personas diferentes "¡Elius, el hijo del curandero! ¡Cuánto has crecido!", ¿se notará tanto el paso del tiempo en mi aspecto?

Por fin, llego a las afueras de la aldea, al inicio del bosque, donde está mi casa. Me detengo en la puerta durante un momento, pensando si entrar o no. De haber alguien en casa, si entrase de repente, se llevaría un susto de muerte. La imagen de mi madre regañándome por no entrar como una persona educada me hace sonreir, así que conteniendo el aliento, llamó a la puerta con tres sonoros golpes y espero respuesta.

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01/02/2012, 17:25
Elius Brezon

En el momento en que ya pensaba que no iba a haber nadie en casa, la puerta se abre haciendo aparecer la figura de mi padre. A pesar que estos tres años han pasado factura a su cabello, que mantiene una lucha equilibrada con la aparición de las canas, su aspecto se conserva tal y como lo recordaba: cansado pero satisfecho consigo mismo.

A pesar de nada más verme, sus ojos se han iluminado, se mantiene un par de segundos callado y mirándome, así que aprovecho para tomar la iniciativa.

- Papá... estoy en casa -digo, sentenciando la obviedad.

Aquella frase es como un impulso, como la confirmación que mi padre necesita para confirmar lo que ha visto nada más abrir la puerta: que su hijo ha vuelto. Su boca se curva en una enorme sonrisa y me abraza con infinito cariño. Tras la efusividad inicial, papá se separa de mí y me mira con orgullo.

- Cuanto has crecido, hijo... Ya eres todo un hombre. Bienvenido a casa, pasa. -Su voz se nota gangosa y sus ojos siguen brillantes. A continuación, se dirige hacia el interior del hogar y llama a gritos a mi madre- ¡Celia! ¡Celia, ven, corre!

Ya en el interior, recorro la estancia con la vista parándome en cada detalle, como queriendo retener cada recuerdo de cada objeto en mi memoria.

Mi madre entra en la habitación sorprendida por el inusual alboroto que ha montado mi padre. Al verme, suelta los utensilios de costura que sostenía, quedándose todos tirados por el suelo, y sus ojos se llenan de lágrimas.

- ¡Oh, Elius! -atina a decir. Se lanza corriendo a abrazarme con ímpetu y aprovecha para llorar en mi hombro las lágrimas de la nostalgia. Mientras la abrazo, con mucho esfuerzo consigo evitar los sollozos que me está contagiando mi madre.

Tras unos momentos en los que mi madre no se calma, mi padre tiene que intervenir con cariño:

- Celia, por favor, no dejas respirar al chico -dice el curandero con una sonrisa, retirando suavemente a su mujer.

- Lo siento, es que... te hemos echado tanto de menos, hijo... Y por fin estás aquí -dice mamá enjugándose las lágrimas.

Con la escusa de preparar una infusión, dejo unos minutos de cortesía a mi madre para que se recupere de las emociones de mi llegada. Papá me sigue en silencio, pero al mirarle de reojo, puedo ver en su mirada que arde en deseos de preguntarme cosas. No puedo disimular una risita ante la indecisión de mi padre sobre si abordarme o no, y este gesto le sirve de empujón para comenzar.

- ¿Qué tal tu viaje, Elius? ¿Cómo has estado? -me pregunta con tacto.

- Han sido tres años muy largos, papá, tendría que estar varias noches hablando para contarte algunas de mis aventuras, y aún así, muchas se quedarían en el tintero -comento mientras voy llenando un recipiente con agua. Mi padre me mira algo desilusionado, así que prosigo- Si tu pregunta es si conseguí mi objetivo, -sus ojos se iluminan de nuevo- te diré que he aprendido mucho.

- Pero... ¿conseguiste usar la magia? -noto un cierto resquemor en su voz. A mi padre no le gustó la idea de que me marchara para aprender a curar a la gente con magia. Consideraba que insultaba sus conocimientos de curandero, lo que había hecho durante toda su vida y lo que había estado enseñándome toda la mía no era lo suficientemente bueno para mí.

- En cierta medida... -elijo con tacto las palabras. No me gustaría tener disgustado a mi padre el día de mi regreso.- Para muchas cosas. Si quieres, podría hacerte una demostración para que lo vieras.

En el instante en el que pronuncio esa frase, me arrepiento. A pesar de que la expresión de mi padre es sinónimo de curiosidad y emoción, sus palabras suenan frías:

- No sé por qué reniegas de mi profesión. De mis enseñanzas. La gente muere, Elius, es el destino de todas las personas. No se puede luchar contra eso, ni con magia.

- Papá, no reniego de nada. ¿Crees que no lo entiendo? Sé que la muerte está ahí, pero ¿por qué ignorar algo que es posible alargar la vida un poco más de lo planeado? Es como preparar medicinas, solo que de otra forma -le digo indignado.

- No. No tiene nada que ver. La magia está hecha para ciertos seres. Y tú no eres de ellos -sus ojos me fulminan, y a continuación ambos oímos las pisadas de mi madre, que se acerca a ver qué hacemos. Esto hace que mi padre suavice la expresión y en voz baja me diga - No quiero discutir hoy, hijo. Es el día de tu regreso, y los dioses han querido devolverte al hogar sano y salvo.

Mi madre se acerca, mucho más tranquila, y nos mira a los dos con una expresión de felicidad.

- Pero bueno, ¿por qué tardáis tanto? ¿Acaso estáis fabricando las hierbas? -se ríe ante su propia ocurrencia y nos mira risueña- Sentémonos y hablemos más tranquilamente. ¡Ay! Mis dos hombres, por fin en casa -suspira.

Sé que no puedo pasarme horas hablando en casa puesto que mis amigos me esperan en la taberna, pero me quedo un rato con mis padres, mientras el calor de la infusión aviva el calor familiar.

 

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02/02/2012, 15:16
Gloria

Gloria ve como Arbahin se acerca a ella y escucha sus palabras.

-Si tranquilo, estoy bien, solo algo mareada, aún me cuesta volver de ese mundo onírico donde me induce Oxidion, para así poder hablarme

Terminó su té y llamó a Eleara para que le pusiera otro.

-No te preocupes Arbahin, no soy tan débil como parezco ¿De acuerdo?

Su voz era afable y dulce, y llenaba a los demás de tranquilidad en sus cuerpos.

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02/02/2012, 18:46
Arbahin

Arbahin sonrió, negó suavemente con la cabeza.

-Se que eres fuerte- dijo con total convicción-. Pero tambien se que te esfuerzas mucho. Sobretodo por cierto guerrero parlanchin- lo ultimo fue dicho con apenas un murmullo, solo audible por la sacerdotisa.

Luego dio unos pasos atras y se concentró en el exterior, esperando que en cualquier momento llegasen. No sabia si estaban tardando mucho o simplemente eran sus ansias.

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05/02/2012, 15:42
Eleara

El tiempo pasa como un río, y cuando te quieres dar cuenta llevais un buen rato disfrutando de la compañía de la familia, pero la llamada de tus amigos sigue sonando en tu interior así que te despides y marchas hacia la Gav-Kosh, la taberna situada casi en el centro del pueblo y en la que quedasteis hace tanto tiempo ya. Tus padres te acompañan hasta la puerta, y te dicen adiós conocedores de la relación que hay entre tú y tus amigos.

El trayecto no te lleva mucho, y para cuando quieres darte cuenta ya estás enfrente del enorme árbol sobre el que se sustenta la taberna, a varios metros de altura sobre el suelo. Una gran escalera en espiral es la mejor manera de acceder hasta arriba, y te dirigías hacia allí cuando una voz femenina llama tu atención desde la balustrada que hay frente a la puerta de la taberna.

-Sí que os ha costado desde entrar en el pueblo, ¿eh? De todas formas... -el rostro de Eleara se tuerce, sorprendida- ¿no venías con Kromwill? ¿Dónde se ha perdido vuestro bravo guerrero? Da igual, vamos, sube. -La pierdes de vista cuando se deja de reclinar sobre el borde, y no te deja otra opción que la de subir las escaleras hasta encontrártela frente a la puerta del local, que abre antes de pasar y dejar que accedas tras de ella. -Vamos, que tienes a todos tus amigos muy preocupados, no les hagas esperar más. ¿Quieres tomar algo? Te lo llevo en un momento. -Habla mientras camina, acompañándote en dirección a uno de los reservados, y con uno de sus largos dedos acabados en una uña bien cuidada, te señala la puerta del reservado Nº 2. -Solo faltabais vosotros dos.

Notas de juego

Elius

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05/02/2012, 16:02
Eleara

El tiempo pasa, y ya habeis tenido ocasión de preocuparos tanto que al final ha dado paso a una conversación más sosegada sobre vuestras vivencias, aunque tampoco entrando demasiado en detalle pues seguro que teneis que volverselo a contar a los dos humanos cuando lleguen de lo que sea que les está tomando tanto tiempo. Y es entonces cuando escuchais la voz de Eleara levantándose lo suficiente como para que la oigais decir:

-Vamos, que tienes a todos tus amigos muy preocupados, no les hagas esperar más. ¿Quieres tomar algo? Te lo llevo en un momento. -Una pausa de un instante, y entonces su voz os suena al otro lado de la puerta. -Solo faltabais vosotros dos. -Parece que alguien más ha llegado.

Notas de juego

Arbahin, Gloria, Gruntah e Imhol

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05/02/2012, 16:25
Gloria

Gloria escuchaba y se avergonzaba del comentario de Arbahin, pues en cierta manera era cierto que sentía cierta debilidad por Kromwill. Pero cuando escuchó la voz de Eleara...su corazón se desbocó y se levantó de golpe dirigiendo su cuerpo hacia la puerta, pero sin moverse de su sitio, rotando sobre sus pies.

-¿Kromwill?

Susurró con una enorme sonrisa en su rostro, casi estaba a punto de llorar, pero se contuvo, y sus manos agarraban su falda con fuerza, temblaba...estaba demasiado nerviosa, nunca nada le había puesto así de nerviosa, solo él.

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06/02/2012, 07:55
Gruntah

La cola del hechicero se agitó nerviosa y giró la escamosa cabeza hacia la puerta. Estaban a punto de responderse muchas preguntas, y eso le agradaba.

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06/02/2012, 08:24
Imhol

Yo también giro mi rostro hacia la puerta mostrando una sonrisa en mi rostro. Hace tiempo que no nos reunimos todos, y la verdad es que los he extrañado a todos y cada uno de ellos.

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06/02/2012, 11:45
Arbahin

Arbahin levantó su lobuna cabeza, habia sentido un aroma familiar. Hierbas. Solo habia alguien que olia de esa forma, una mezcla de hierbas que hacia picar la nariz.

-Elius...- murmuro con media sonrisa. Busco algun otro olor pero el espeso aroma a hierbas parecia tapar cualquier otra cosa.

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06/02/2012, 19:49
Elius Brezon

Sorprendido ante las palabras de la hija del tabernero, pienso divertido: "¿Cómo hará esta mujer para saberlo todo? Parece que nos hubiera acompañado a Kromwill y a mí desde que entramos en la aldea." La camarera tiene muy buen aspecto y su pelo sigue tan cuidado, largo y bonito como siempre.

- Gracias por las indicaciones, Eleara -respondo con amabilidad- Tomaré una cerveza, por favor. ¡Por cierto! Me alegro de verte después de tanto tiempo.

Vuelvo a tener esa sensación en el estómago, mezcla de nerviosismo y emoción por el esperado reencuentro con mis amigos. Lanzo un suspiro corto y me dispongo a atravesar la puerta del reservado, donde se supone que encontraré a todos menos a Kromwill, el cual espero que no tarde en llegar.

"¿Habrán cambiado tanto como él? Casi no le reconozco cuando nos encontramos en el camino... De cualquier manera, la espera ha llegado a su fin."

Abro la puerta y me introduzco en la sala. Todos dirigen la vista hacia la puerta para ver quien entra, y yo no puedo dejar de sonreír como un tonto.

- ¡Amigos! -atino a decir con voz quebrada pero feliz.

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07/02/2012, 09:52
Arbahin

Arbahin lanzó una mezcla entre ruguido, risa y algo mas completamente idefinible. Para cualquiera eso seria algo atemorizante, pero para sus amigos no era mas que una muestra de alegria por parte del enorme licantropo. Dio unas enormes zancadas hasta donde estaba Elius. El camino habia hecho al curandero mas robusto, su piel estaba tostada por el sol, lo que le daba mas brillo a su sonrisa.

-Elius jaja- ruguio como lo haria un gigante. El licantropo estaba incluso mas grande de lo que recordaba, su pelaje mostraba manchas de sangre que iban del hombro hasta su estomago, pero se lo veia con mucha vitalidad. La enorme garra de Arbahin se posó en el hombro de su amigo-. Creo yo... ¿o has crecido?

Siente el aroma de Kromwill en Elius, pero sabe que él no esta alli. Tambien hay algo mas, pero no puede identificarlo.

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07/02/2012, 10:05
Gruntah

El draconiano, poco dado a demostraciones efusivas de afecto, símplemente sonrió y ronroneó cuando comprobó que Elius estaba bien. Su túnica de hechicero estaba rajada por un costado, y mostraba el aspecto cansado del que ha caminado mucho. Sus escamas estaban más oscuras y lustrosas, pero apenas había cambiado desde la última vez que el sanador había visto a Gruntah.

- Te haces de rogar, humano - dijo, en tono bromista - Ya no sabíamos qué hacer para que Arbahin dejara de lamentar tu ausencia.

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07/02/2012, 10:56
Imhol

Con una sonrisa en el rostro miro de arriba a bajo a Elius, ha cambiado, es mucho más maduro.

Yo sin embargo me encuentro prácticamente igual, que yo sepa solo he cambiado porque ahora llevo "la" lanza, pero claro, uno nunca sabe en qué ha cambiado pues está acostumbrado a si mismo.

-Me alegra de que ya hayas llegado, Elius.