Partida Rol por web

Me acerco hacia los volátiles.

La contemplo, a mi salvadora. Hasta que la conocí, simplemente pensaba que "Dedicarse a una cruzada y ponerse en peligro" era una tontería por parte de mis padres.
Y la conocí a ella, que no hacía lo correcto porque un dios se lo dijera, o porque un rey le pagara por ello.

Simplemente lo hacía porque así se sentía mejor. Porque era ella misma, cuando conseguia que el mundo fuera un sitio un poco más agradable, y cuando eliminaba algo de sufrimiento a su alrededor. Al lado de ella, los paladines eran unos interesados que sólo actuaban por conservar su poder.

Fijate. Los años han hecho que esta jovencita se convierta en una mujer. Y fijate como se mueve, ni un movimiento desperdiciado. Ni un gesto sobra.

"Abraxas" le digo acercándome "¿Por qué? ¿Por qué estás secuestrando a la gente, y trabajando para el dragón?" digo mientras echo algunas migajas de pan, un poco duro, a las aves de la zona "Si me dijeran que San Cuthberth hubiera empezado a atacar ciudades, me lo habría creido antes que verte a tí."

Cuanto más te acercas a la torre más te asombra su tamaño y embergadura. En la entrada un par de magos custodian la puerta y cuando te acercas te preguntan:

- Buenos días. Cual es tu nombre y el motivo de tu visita?

Al no reconocer a ninguno de los dos soldados sigues tu camino con paso firme hasta la norre. A medida que te acercas ves a unos cuantos soldados más, todos en pareja como es habitual hasta que llegas a la torre donde ves a un escuadrón de 12 principantes entrenando, y al frente de ellos... un hombre que reconoces bien solo con verle la espalda y su largo y gris cabello: tu padre.

Está gritando y motivando a los nuevos reclutas para que se formen en el arte de la espada, lo que te trae nostalgia de tu entrenamiento.

Sin ninguna gana y estando en shock por ver la normalidad con que tratan las matanzas "justificadas" en pos de un milenario tratado se deja llevar por su maestro a una habitación contigua.

- No participasteis en la matanza de Rondar... ¿Pero en la de Brindol sí? ¿Y en la de Nolorun? Y en cuantos sitios mas.. - le espeta sin dirigirle la mirada mientras sus ojos se pierden en algún lugar indeterminado - ¿Y todo por qué? ¿Por un tratado? ¿Un tratado justifica las matanzas perpetradas de civiles e inocentes? Si. Civiles e inocentes - niega con aflicción la cabeza.

- Rescatar lo llaman. Y se quedan tan tranquilos. Excelente trabajo en Brindol. Pero se olvidaron rescatar los 35.000 cadáveres que dejaron por el camino: toda su población. ¿Que tipo de Tratado justifica lo injustificable? ¿Que situación ha hecho que mi querido maestro se siente en la mesa a planear el destino del mundo con esos villanos, asesinos de masas? - le exige con nacientes lágrimas de rabia en sus ojos.

Les sonrío amistosamente a los guardias,

-Buenos dias tengan ustedes. Salomon Arthai para servirlo a usted y a su señora. Hechicero en busca de un libro que no encuentro en ninguna biblioteca. Seguro que aquí lo tienen que tener. Es de cuero, con unas letras en la portada, aunque no creo que su trabajo sea llevarme hasta el, así que iré yo solo. Tengan buen día-dije pasando tranquilamente.

Me acerco por su espalda, mirando sus gestos y movimientos para cerciorarme que es mi padre.

Al ver que esto es así hablo con la voz un poco quebrada, Padre ! Que haceis aqui. Una pausa para respirar Te creia muerto

Sigue dando de comer a las palomas y mirando al suelo te dice - Te he visto en la reunión. He sentido que nos conociamos de algo pero no sé de que... lo que hace que me embargue una gran tristeza. - se queda un momento callada antes de mirarte. Yo no trabajo para nadie, sólo creo que estoy haciendo lo correcto. Quizás una estrella era lo que nos faltaba para terminar las guerras... aunque eso signifique otra. - su mirada se pierde un poco antes de volver a mirar al suelo y seguir dando de comer a las palomas tranquilamente.

- Las personas que murieron son las que se opusieron a perder el poder que tenían - explica con voz seria y medio quebrada - me gusta tanto como a tí pero si es necesario hacer las cosas por las malas tú mejor que nadie deberías saber que el deber prevalece sobre la voluntad.

- En todas las ciudades, sin excepción, nos presentamos con el tratado en la mano les explicamos la situación y les pedimos cumplimiento del deber. Las que aceptarón fueron traídas sin ningun problema y se les otorgo los mismos privilegios que tuvieran en su momento de extracción. Sin embargo hay otros, como los elfos o los humanos, que son demasiado vanidosos o demasiado arrogantes como para arriesgarse a perder el poder que tienen y deciden formar una guerra con tal de protegerlo. No lo entiendes? - te pregunta - nosotros no empezamos las guerras. No espero que lo comprendas tan fácil pero es la única explicación que te puedo dar ahora mismo.

Tu padre se da la vuelta lentamente y te mira de arriba a abajo - Hola hijo, cuanto tiempo... has cambiado mucho me alegra ver que estás mucho más preparado de cómo te dejé.... Qué tal estas? - la situacion es un poco tensa.

"Quizá para ti fue una aventura más. Una en la que te enfrentaste a algo mucho más grande, y le plantaste cara sin perder la sonrisa. Aunque a mi me marcó"

"Fue en las fronteras de Lastwall. Un reyecuelo de entre los orcos, Thuul, habia apresado a mucha gente, incluso a niños, para hacerlos contruir un monilito en su... ¿honor? o lo que él entendiera como ello. Mis padres me buscaron por cielo y tierra sin encontrarme"

"Fuiste tu, con tus pistolas atronadoras, quien me liberó. Tu compañía puso en fuga a Thuul, cierto es, pero ya me había resignado, cuando tu rompiste las cadenas de un disparo. Y entonces empecé a usar mi pico como un arma, para ayudarte"

"Cierto es que apenas pude hacer gran cosa, pero desde entonces, a ti y a los tuyos os nombraron caballeros honorarios en LastWall"

Me quedo con la mirada perdida. Desde luego, casi recuerdo el peso en mis manos de aquellos dias, y el olor de la roca no dejándome respirar

"¿De que estrella hablas?"

Padre.... El elfo le observa con atención, He estado años recuperandome de las heridas que sufri en nuestra ultima batalla. Se queda pensativo, Por que no viniste a decirme que estabas vivo, o por lo menos enviar un mensaje. No entiendo nada, Padre

Los guardias anotan tu nombre y os dejan pasar sin mayor problema. En la entrada hay una serie de sillas que la gente coge y deja a medida que entran y salen de la biblioteca. Una vez se sientan con ellas pueden volar libremente por la torre que ahora que te fijas no tiene escaleras. Azula para ir más cómoda se transforma de nuevo en pixie y se sienta en tu hombro.

- Lo siento mucho... de verdad... pero apenas recuerdo nada desde hace dos años para atrás. Solo sé que me desperte sin saber quien era en Hildeegard sabe donde y tan solo he vagado por la tierra buscando recuerdos sobre mí... por suerte conoci a lar quién me dió un motivo para seguir viviendo. - se quita el sombrero que deja en el suelo y te mira con su cara angelical - pero de alguna manera sé que fuiste muy importante para mí porque siento tristeza y dolor al verte. Quizás me ayudes a saber quien fuí. Respecto a la estrella... ahora mismo no tiene importancia.

- No es fácil de explicar hijo - te mira con cara seria y de tristeza - En aquella batalla no morí, pero tampoco estaba vivo. Realmente fuí un espectro que vagó durante un tiempo entre la vida y la muerte. Cuando conseguí estabilizarme pensé que era mejor no contactar contigo.. - se cruza de brazos - aún tenemos muchos enemigos y era arriesgarme a ponerte en peligro de nuevo. 

Cojo una de las sillas y me siento en ella, probando a ver si se pone a volar por si misma. Si lo hace miro con calma todo el lugar.

- Alguien me dijo una vez que el fin no justificaba los medios. Alguien me dijo una vez que el deber principal de un buen mago es el de preservar y defender. Alguien me enseñó que el bien superior de los pueblos es su libertad y el empleo responsable de ella - dice todo ello mientras mira por primera vez a Gary - Ningún precepto suyo veo en todo esto. Al contrario. No se en que consiste el Tratado y por que después de 5000 años corre una urgencia imperiosa el que se cumpla. Puede que yo no sepa el origen de los acontecimientos, pero he sido testigo de sus consecuencias - afirma tajante - No había guerra alguna hasta que alguien, enarbolando un tratado y exigiendo su cumplimiento, se presentó a las distintas naciones y pueblos - argumenta Jainas. Finalmente suspira, desalentada.

- ¿En que consiste el Tratado y que obliga a las naciones? ¿Por que urge cumplirlo ahora?

Cuando el enano se levanta de la mesa me doy un poco de prisa en despedirme de los demás para seguirle el paso, el podía tener respuestas sobre muchas cosas.

-Luego nos vemos, no penséis demasiado las cosas, seguro que se aclarará pronto. Intentad conseguir algo de información sobre donde estamos y eso.

Dicho esto me despido de ellos con la mano.

En cuanto alcanzo al enano me pongo a su lado. 

-Tringad, si no me equivoco. Soy Golgorin Barbafuego, de los Montes de Bronze del Este. ¿Puedo hacerle un par de preguntas?, no tardaré mucho tiempo. -empiezo a rebuscar entre mis cosas y saco el trozo de metal, el cual estaba envuelto en un cacho de tela para protegerlo -Estoy aquí para descubrir los secretos de este metal, cierta persona me dijo que buscase a Erlina MetalSeeker, ¿le suena de algo ese nombre?