Partida Rol por web

Algunos os despertáis por la luz del alba, otros por el estruendo de las tropas preparándose y algunos afortunados son despertados por algun ser querido.

Tras acicalaros, equiparos hasta los dientes os dirigís hacia el nuevo concilio de Medivh donde Laerguidor os invita a pasar a una sala en la que hay todo tipo de comida y bebida para un rico desayuno.

- Qué tal el día de ayer? Escuché varios rumores por la ciudad de dragones, asesinatos y otro tipo de eventualidades que me resultaron bastante curiosas - dice con una amplía sonrisa picarona - pero cada uno debe ganarse el pan así que no os juzgo.

Le pega unos bocados a un chuletón enorme del plato y sigue hablando - Espero que os hayáis preparado bien, la batalla que viene a continuación no va a ser fácil, la última vez que sucedió no pudimos rescatar como en ésta a la gente de Malz y no hay datos de qué sucedió, sólo que algo aprecido a un apocalipsis arrasó la faz del mundo.

Le pega unos bocados más antes de levantarse y soltar un último comentario - cuando estéis listos bajad al hangar que hay frente a Rondar, os espero en El Invencible. - y sale por la puerta.

Cuando veo al Laerguidor, me chirrian los dientes

Tengo tantas ansias de meterle la oathbreaker por un lado y sacarsela por el otro, que...

"Alguno descubrio algo sobre él?"

Jainas escucha en silencio lo que Laerguidor dice. Una irritación recorre su cuerpo. Que el asesino de masas se muestre tan "condescendiente" y "amistoso", como si nunca hubiera ocurrido nada y no sintiese remordimientos ni culpabilidad por los crímenes cometidos, a pesar de que se excusase en un "bien superior", molestaba de sobremanera a la joven. 

El que él lo dijera todo y se fuera sin posibilidad de contestación resultó lo más conveniente. Tal vez hubieran llovido indirectas inmisericordes a su persona. Al menos por parte de la maga roja.

Como si supiera lo que su "mami" pensaba, Gordito escupió una bocanada de fuego que hizo arder la suntuosa silla donde había estado sentado el hechicero. Durante unos instantes Jainas miró complacida como ardía el asiento, pero pronto despertó y apresuradamente cogió una jarra de agua de la mesa y apagó el incipiente incendio.

- ¡Gordito! ¡No puedes ir rostizando todo a tu paso! ¡Puedes causar un incendio! - reprendió la joven a la cría de draco. Esta le miró inocente, como si no comprendiese el error de su acción, girando su cabecita a un lado y meneando la cola.

"Ooooh. Que pocholada. Muy bien hecho, Gordi. La cara que pondrá ese engreído cuando vuelva a la hora de comer y vea su silla", reconoció con placer la maga en sus pensamientos. Para su sorpresa, Gordito, asintió. "¡Habrase visto! ¡Ni que pudiera leerme la mente el mocoso este!".

- Control, Gordito. Control. Las buenas intenciones deben controlarse de lo contrario pueden tornarse en malas acciones - aleccionó a su pequeño, en clara alusión a Laerguidor, mientras acarició su cabecita.

- Disculpadme - dijo Jainas al resto - Ante todo, buenos días. Y lo único que he descubierto, Razar, es que me he despertado hoy y me sigue cayendo igual de gordo que ayer - admitió con una sonrisa.

Cuando nos reunimos todos esa mañana veo algunos cambios, unos más evidentes que otros. Yo estaba un poco decaído por no haber podido aplicar mis conocimientos de una forma optima y había desperdiciado algo de material 

-Vaya Jainas, ¿donde has conseguido esa cosa? - digo mirando a lo que parecía un dragón rojo - ¿Es seguro? 

Mientras veo como ardía la silla de Laerguidor se me ocurren un par de cosas que, con el permiso de Jainas, podría hacer con esa pequeña bola de fuego.

En cuanto a la pregunta de Razar le respondo lo siguiente: -Pues la verdad es que yo ni he pensado en buscar información sobre el, estaba tan concentrado en aprender un mejor método de forja que se me ha pasado completamente. 

Yo busque información pero no encontré a ninguna persona que me quisiese dar nada. Todo respuestas vagas, dice el elfo.

- Totalmente seguro - miente la maga con una sonrisa nerviosa - ¿Y que tal con tu aprendizaje, Golgo?

Termináis de desayunar y seguís charlando hasta que salís del edificio y os dirigís a rondar que esta a unos minutos de camino. Al girar la esquina y quitar de en medio las casas que os impedían ver Rondar os calláis todos a la vez y os paráis sin poder creerlo... Rondar estaba reconstruida tal y como la recordáis antes del ataque del dragón, todas las casas y el castillo como si nada, aunque la muralla exterior solo toma la parte que protege a la ciudad de fuera y no rodeándola entera.

Mientras contempláis la imagen con casi lágrimas en los ojos un soldado se os acerca os invita a que le acompañéis al invencible. Después se dirige hacia la entrada de Rondar donde aterrizasteis pero se mete por unas escaleras que hay en la entrada de una casa justo a la izquierda de pasar el límite de Rondar.

Que me quede claro... ¿Esta es la Rondar que visitamos en el primer capítulo?

Si le preguntamos a alguien por el ataque ¿Dice algo?

Debajo de la casa un sótano estrecho desemboca en una cueva artificial llena de antorchas dividida en varios niveles donde hay guardias delante de unas puertas. El guardia que os acompaña baja 3 tramos de escaleras y camina otro poquito hasta llegar a una puerta donde no hay guardia ninguno, a través de esta hay otro pasillo estrecho y no muy lejos la entrada a la nave.

- Aquí me despido ya que guardo la puerta. Buena suerte en la batalla - sonríe amablemente el guardia antes de ponerse a un lado y mirar al frente.

Uno a uno entráis al Invencible donde otro pequeño grupo de guardias humanos os lleva a través de unas puertas dobles hasta el puente de mando, donde Laerguidor está dando ordenes a unos pilotos que están sentados en unas butacas delante de unos paneles con una decena de manivelas y botones. Un amplio cristal permite ver la parte delantera de la nave.

Laerguidor se da cuenta que habeis llegado y se gira para miraros.

- Ah por fin, venid por aquí. - os dice de lejos mientras abre una puerta en la propia cabina que conduce a una sala de reuniones bastante pequeña con una mesa y 6 sillas alumbrada por un candelabro en medio. En la mesa hay planos de distintas naves, castillos y armas de asedio.

- Tomad asiento, os voy a explicar el plan - os pide amablemente - pero antes si alguien tiene alguna pregunta éste es el momento. - se cruza de brazos y se apoya en una pared mirandoos en la mesa.

Jainas entra, seguida de Gordito, y observa la sala con interés, procurando entender la tecnología que conforman los diversos paneles de control de la nave.

No saluda a Laerguidor. Sencillamente se dirige a él.

- Nos dirigimos a una batalla, dices tu y los diversos soldados con quienes nos topamos. Bien. Sería interesante que nos dijeras contra que nos enfrentamos. El que vamos a batallar es algo.. vago, por decirlo de una manera suave - le exige, pero con compostura. 

- Éso es ahora mismo lo que os voy a contar, un poco de paciencia - te contesta cordialmente ignorando tu tono - pero si tenéis dudas de cualquier otro tema que no sea la batalla que se avecina preguntad, sino seguiré con el tema.

- Bueno, satisface mi curiosidad - retomó Jainas, de nuevo, la palabra - Esta maravillosa y terrorífica tecnología - abre los brazos y con las palmas señala los paneles del habitáculo - ¿De donde sale? No conozco ninguna civilización capaz de desarrollar, tecnológicamente, semejantes ciudadelas volantes. Ni tan siquiera los gnomos ¿De donde la has sacado? - pregunta la maga, intrigada.

- Por otro lado querría preguntarte sobre el dragón ¿Quien es y cual es tu relación con él? 

Mientras estabamos siguiendo al soldado le fuí comentando a Jainas sobre lo que había estado haciendo. -Pues la verdad es que he aprendido mucho, por fin he resuelto ese asunto por el que salí de casa, y con buenos resultados. He aprendido a forjar un nuevo tipo de mineral que no conocía. Lo malo es que esta mañana me levanté temprano para probar y fracasé a la hora de hacerme un nuevo martillo. Puede que fuese por la intensidad del fuego, por lo que cuando vi a tu nueva "mascota" se me ocurrio que con su aliento igual podría conseguir crearlo.

Mientras seguiamos hablando llegamos a una habitación bastante grande, como una especie de sala de reuniones de guerra. O eso me parecia a mi. Laerguidor nos explicó un par de cosas, pero tampoco demasiadas, así que en cuanto nos preguntó si teniamos alguna duda no dude en decirle la mía. -¿Cuanto tiempo vamos a tener hasta que tengamos que hacer algo?

"Y yo quiero saber ¿Que le ha pasado a Abraxas? No tiene memoria de nada, de su pasado, de lo que hizo en su vida... Ni siquiera tiene su marcado acento sureño"

"Respecto a Rondar ¿CUAL es la verdad de Rondar? Hemos visto docenas de Rondars, una submarina, una ..."

Que son los tratados y quien y para que los firmo. A que obligan, ya que su incumplimiento significa la muerte, pregunta el elfo

Había ido tranquilamente por detras de todos dando saltitos. No había visto a la rubia desde la noche anterior. Bueno, tampoco era muy probable que estubiera por donde estabamos, así que simplemente lo ignoré. Cuando Laerguidor abrio el turno de preguntas levanté la mano.

-¿Me puede pasar la receta de las magdalenas del desayuno? Estaban de muerte-dije con una sonrisa-. Ah, y otra cosita, ¿no conocerás a cierta hada que puede volverse humana? Una como esta-digo mientras miro a todos lados buscandola- Estaba en uno de tus barcos que atacó Rondar.

- Éste barco forma parte de la tecnología enana, enterrada bajo tierra en una civilización que antaño se dedicaba a mezclar magia con piedra y les permitió ser los más poderosos de todo Malz. Aunque como todo ser viviente con poder quisieron más poder y eso les busco su ruina... además creo que vosotros ya estuvistéis allí verdad? - os dice elocuentemente - una zona bajo tierra en la que había una buena cantidad de las estatuas animadas que usamos....

- En cuanto al dragón.. - cambia de tema dando por concluido el otro - es un poco complicado pero digamos que cuando me expulsaron de la academia de magos es porque temieron que no pudiera controlar al dragón tras invocarlo... jé típico de los necios viejos que se creen con derecho a poseer todo aquello que ven... como si nadie pudiera controlar un dragón. - mira brevemente a Jainas - Él tiene un interés común conmigo en detener la invasión de Malz porque hay algo que busca aunque no me ha dicho nunca que és, y tampoco conozco su nombre.

- Maese enano - le dice a Golgorín - aún no os habéis dado cuenta pero ya estamos de camino, un poco de paciencia y entraremos en combate brevemente.

- A Abraxxas la encontré perdida y moribunda en uno de mis viajes, no recordaba nada de si misma asi que le ofrecí una nueva vida. Si quieres descubrir algo más de ella tendrás que hacerlo por tí mismo. Sobre Rondar... todas son la misma Rondar solo que en diferentes puntos del espacio-tiempo, había cosas que me interesaban del pasado y del futuro.

- Ya expliqué que los tratados son un juramento antiguo que se formó tras la primera guerra, cuya segunda parte estamos a punto de enfrentarnos. En ellos se exige que cada ciudad debe dar a todos su magos, druidas, medicos y guerreros para el combate y si es necesario ceder su ciudad como base de operaciones o cuartel. Todo aquel que incumpliese el tratado no sería digno de ser defendido y se le dejaría a su suerte para su posterior muerte en la guerra.

Mira a Azula y sonríe - sé quién és pero no soy yo quién debe deciroslo, sino ella misma cuando crea que debe hacerlo.

- Alguna pregunta mas?