Partida Rol por web

Te duele la cabeza, y mucho, ya hace varias horas que te levantaste al borde de un acantilado y caminas por el campo de hierba, tienes sed, tienes hambre y tienes ganas de llegar a la enorme ciudad que viste a lo lejos... y viste porque los edificios se alzaban kilómetros al cielo.

Lo peor es no recordar nada, aún peor que la sed y el hambre, el agujero en tu memoria... el agujero que te duele cuando piensas en él, que duele como si mil escalpelos cortaran tu cerebro, al menos sabes quien eres, tienes una identificación que pone Janos Novar, tienes dos cilindros extraños que no sabes que son... y tienes fuerzas para llegar a la ciudad... o eso crees.

Ya empiezas a ver los edificios mas cercanos, bloques de viviendas medio derruidas, de refugiados o algo así, pero no ves a nadie, sin embargo la ciudad está habitada, decenas, cientos miles de aerodeslizadores recorren sus torres en las alturas. Naves despegan y aterrizan de espaciopuertos lejanos.

Ya se hace de noche...

Intento con todas mis fuerzas llegar a la ciudad que ya diviso con claridad. Empiezo a pensar que es lo que haré cuando llegue allí, y por encima de todo el vacío en mi estomago me recuerda que estoy agotado.

Si consigo llegar a la ciudad buscare comida antes que nada, no quiero encontrarme a alguien en el estado en el que estoy. No puedo arriesgarme...

Haciendo acopio de sus restantes fuerzas, intenta recorrer el tramo final, concentrándose completamente en seguir avanzando hacia adelante.

Entras en la ciudad por un barrio subterráneo, nadie te sale al encuentro, ya es de noche y no hay luz... y de repente entre los edificios ves a un pobre muchacho corriendo como si la vida le fuera en ello... como que le va porque haces bláster pasan a su lado y uno de ellos prende su oreja en llamas.

Te quedas algo fascinado por la escena ¡Y de repente ves al crío que gira la esquina delante de tí y se choca contra tu cuerpo parado! El chaval es veraderamente rápido y ambos caéis al suelo perdiendo el poco aire que tenía vuestro cuerpo.

Dos trandoshanos de aspecto siniestro se acercan a lo lejos... y esto no sabes como lo sabes, porque apenas hay luz y desde luego no los ves, los has visto un instante con tu mente...

Levantándose con rapidez y recobrando el equilibrio, Janos hace caso de sus instintos y se prepara a huir de esos peligrosos individuos sin preocupación por el niño, pero una segunda mirada le hace cambiar de opinión. Estaba desesperado, y necesitaba información, ¿que mejor que un niño que físicamente no supondría una amenaza y que, con un poco de suerte, estaría lo suficientemente agradecido por su ayuda para contestar a sus preguntas?

Tomando rápidamente una decisión, arrastra al niño a sus pies y sale corriendo en busca de un escondite, intentando despistar a sus perseguidores. No sabiendo si sus fuerzas aguantarían tanto, espera que no sea una tarea difícil.

El niño te mira con miedo y la boca medio abierta y de sus labios solo salen unas palabras mientras se lleva la mano a su oreja quemada:

-¿Me ayudas?-

Cuando lo levantas en brazos notas que pesa muy poco, como si estuviera desnutrido, y sales corriendo sin demasiados problemas, como si dentro de tí estuviera el instinto de proteger al crío.

Detrás de tí dos alienígenas reptilianos con la lengua fuera os tratan de seguir, pero ya parecen bastante cansados. Crees que puedes despistarlos por entre las calles de la vieja ciudad abandonada.

-Suelta a la puta cría de humano, ¡Nos haremos un estofado con él!.- entiendes entre sus gruñidos.

Corres y corres y corres hasta esconderte entre los bajos y abandonados edificios. Y pierdes a los alienígenas de vista.

Pudiendo por fin descansar seguro de esos lagartos, Janos se apoya contra la pared y se toma un momento para recobrar la respiración. Cuando el sentimiento de estar a punto de ahogarse por fin se marcha, le hecha un segundo vistazo al niño y se da cuenta de que hay que tratar con su herida.

-Eso no tiene buena pinta niño, creo que sera mejor que te echen una mirada a eso- dice Janos señalando a la oreja- Y comer algo tambien, parece que seas solo huesos. Y ya que estas espero que no te importe agradecerme el que te haya salvado la vida dándome algo a mi, mientras me explicas que has hecho para que te persiguieran esos dos de atrás.

- ¡Gracias! -dice el niño con una sonrisa.-. Soy Achaikos, ¿cómo te llamas?

-Mi nombre es Janos.

Cuando te detienes a recuperar el aliento, el crío aprovecha para soltarse.  Da pequeños saltos en el sitio, como impaciente por seguir corriendo, mientras te mira con una sonrisa.

- No creas, ya no me duele aunque sea muy molesto -Quita importancia a la quemadura de la oreja.

- ¡Claro! No nos sobra la comida, pero te mereces algo que llevarte a la boca -Exclamo-. Y con suerte podrás quedarte también a dormir.

- No creo que lo que ésos cara de lagarto quisiesen hacer sea algo para hablar aquí. ¿Y si volvemos a casa? Yo vivo en la Zona Baja. Tenemos que subir un nivel y salir de aquí, ésto es peligroso -Mira a su alrededor-. Y nos hemos metido demasiado adentro, no reconozco nada.

Se lleva una mano al bolsillo derecho y palpa algo que va a sacar cuando...

A la tenue luz que llega de las lejanas torres de elevados edificios de la ciudad contempláis, o más bien escucháis o intuís a un trandoshano rodea una esquina de un edificio en ruinas y os dispara como un energúmeno desde cinco metros de distancia, no entendéis como ha podido seguiros en la práctica oscuridad que envuelve esta zona.

No deja de apretar el gatillo mientras os insulta en su lenguaje alienígena.

-Ladrones de mierda, tú debes de ser el jefe, es vergonzoso que dejes a tus crías robar por tí, pero no me extraña, sois como wookies sin pelo, que se puede esperar de tipos sin escamas.-

Esquivando estrechamente los disparos gracias a sus rápidos reflejos, Janos se pone a cubierto detrás de una pared cercana. Agarrando al crio para traerlo al refugio impremeditado, intenta buscar una forma de escapar.

-Cuando diga "ya", hecha a correr delante de mi en dirección a tu casa, yo intentare seguirte.-dice Janos a Achaikos.

Ambos lográis esquivar los mal dirigidos disparos, Achaikos con insultante facilidad, entonces Janos toma al pequeño en brazos y con él a cuestas se mete detrás de un muro semiderruido donde el niño le dice: - ¿Tienes armas? -

Pero Janos tiene sus propios planes porque comenta al chaval:

-Cuando diga "ya", hecha a correr delante de mi en dirección a tu casa, yo intentare seguirte.-

El crío musita primero un nombre en un susurro: "Lis" para después componerse y cerrar los ojos:- No. Nada de esperar al "ya". Salgamos ahora, mientras más ventaja les saquemos mejor -Jadea, aún con los ojos cerrados. Los vuelve a abrir antes de mirarte: - Tú sígueme, si nos separamos te buscaré por la Zona Baja. 

Y sale corriendo. Colándose por un agujero por el que no puedes pasar ni de chiste.

El Trandoshano avanza en dirección al chaval que huye y trata de freirle con su bláster, pero el muchacho es demasiado rápido... y se empiea a girar en tu dirección, porque ya te ha ganado la cobertura...

Pero está a tres pasos tienes y varias opciones.

Viendo al Trandoshano girándose hacia el, Janos reacciona por instinto y se lanza contra el. Utilizando toda la fuerza que le queda a pesar de su agotamiento, lanza un poderoso puñetazo contra su contrincante.

Janos, harto de esconderse de los disparos aprovecha que el trandoshano persigue disparando a Achaikos para tomarle por sorpresa y lanzar un brutal puñetazo contra su mandíbula reptiliana