Partida Rol por web

El disparo roza a la mujer que es derribada de su precario apoyadero y cae chillando a las profundidades de raxus...

-Eso, tu dale a la loca, que siempre aterriza bien y siempre vuelve.- Su cara entra en el radio de luz de tu sable rojo mientras sube las escaleras detras de tí y lanza una cadena repleta de pinchos a atraparte las piernas.

No teniendo tiempo para tomar un respiro después de conseguir librarse de la arpía chillona, Janos se apresura a esquivar las cadenas que amenazan con atraparle las piernas, pero sus reflejos no son lo suficientemente rápidos para conseguirlo y no consigue evitarlas.

La cadena se enrosca en tus piernas y te derriba. Tu espalda choca contra las escaleras y das gracias a que siglos de erosión hayan hecho que estén bastante desgastadas.

El otro miserable al que reconocoes por la voz ambigua se acerca a tí y trata de golpearte con una especie de maza de energía, la luz azulada que desprende el arma iluminan su rostro de maníaco.

Aturdido y desorientado, Janos no es capaz de esquivar el ataque de el nuevo agresor desde el suelo, y su enemigo le alcanza con facilidad con su extraña arma. Todo lo que puede hacer Janos es apretar los dientes y levantar su rojizo sable para protegerse, esperando que el golpe no le duela mucho.

El dolor recorre su cuerpo amenazándo con dejarle inconsciente...

Janos siente la electricidad recorriendo su cuerpo tratando de bloquear todas sus terminaciones nerviosas, pero saca fuerzas de la flaqueza y se sobrepone al golpe de su enemigo.

No recuerda otro combate, pero por alguna razón la sensación de estar en una pelea no le es ajena. Aunque sea en las profundidades de un planeta machacado y semidestruido. Contra varios miserables.

Manteniendo la consciencia a través del dolor y la eletricidad atravesando su cuerpo, Janos consigue a duras penas no ceder al dolor y la inconsciencia y, recogiendo las pocas fuerzas que le quedan, gira su sable de luz (o la linterna, como lo ha nombrado en su cabeza) salvajemente contra el atacante que le ha agredido con la maza de energía, mientras que con su otra mano intenta disparar ciegamente a su segundo contrincante, esperando alcanzarla y así poder librarse de la cadena que lo atrapa.

-¡¡¡¡Gaaaaahhhhhh!!!!

Luchas con la fuerza que te da la desesperación, tu disparo se dirige hacia la mujer, pero ella ya no está ahí, nada más ver que resistías el dolor de la maza y que la apuntabas con el blaster, se aparta y vuelve a la oscuridad, soltando la cadena.

Tu disparo pasa cerca de ella pero no la roza.

-Te lo dejo para tí, si me lo traes te recompensaré como te gusta.-

-Será un placer.-

No has acabado de ponerte de pie cuando vuelve a atacarte con el arma...

Tantos golpes y sorpresas en tan poco tiempo empiezan a pasar factura al valiente amnesico, y pese a no tener ahora el lastre de la cadena estorbando sus movimientos no consigue ser lo suficientemente rápido para esquivar el nuevo ataque, que le entrega otra dolorosa descarga de electricidad en su cuerpo.

El siguiente golpe atraviesa las defensas de Janos y la maza vuelve a golpearle, esparciendo más ondas azules por su cuerpo, delante de él solo ve luz blanca y el dolor es demasiado grande para aguantar consciente, la negra inconsciencia le espera.

Una eternidad... o unos minutos después despierta y se siente arrastrado por unas planchas, su despertar es breve porque enseguida le vuelven a aplicar la maza aturdidora a toda potencia y la inconsciencia vuelve a llamarle.

Y aquí los días se nublan entre golpes y torturas, aunque lo peor es que no le dan de beber,sujeto por cadenas del techo en una cueva metálica, de algún lugar donde hace mucho que jamás iluminó el sol, llega un momento en que cambiaría un brazo por un sorbo de algún líquido.

Sus torturadores son sobre todo el hombre que lo dejó inconsciente y otros como él, seres de las profundidades, albinos y casi sin pelo, que hacen de la tortura y el dolor su pasión.

Dias después, cuando ya no puedes ni moverte ni hablar (tu boca está cuarteada de la falta de líquido y tu lengua es un trapo), escuchas que se acercan varias personas andando, en el exterior de la cueva (o habitación, nunca te la han iluminado suficientemente como para que veas bien).

Dos mujeres se paran en las afueras de la cueva.

-Pues entonces te llevas a diez de mis chicos y al prisionero...-

-Sí, aunque no tengo ni idea de quién es... es fuerte en la Fuerza y me servirá. ¿No le habéis interrogado?.-

-La verdad es que no nos importa, entonces seguimos entrenando a los siete más prometedores y nos vemos en un año ¿verdad?-

-Sí, en el agujero lleno de monstruos que hemos convertido este lugar podrán entrenarse bien...-se acerca a tí.-Hola, mi nuevo esclavo ¿cómo te encuentras?.-saca de su cinto una petaca y la abre, acercándola a tus labios.-¿quieres beber un poco?.-

Con un doloroso esfuerzo Janos intenta responder, pero en vez de palabras solo sale un pequeño gemido a trabes de sus labios secos. Tras unos esfuerzos, por fin consigue articular algo tangible.

-Por favor, agua...

-No es agua, pero creo que te servirá.-dice mientras te da de beber. La pesada infusión de hierbas te sabe a gloria después de tantos días destrozado, a pesar que notas que tiene alcohol y bastantes estimulantes.

Con una pequeña ganzúa que saca del cinto abre enseguida las cadenas, y te derrumbas en el suelo, con las muñecas experimentando alivio y dolor a la vez.

-Sigueme, nos vamos de este deprimente planeta, ya he estado demasiados días.- dice esperando que la sigas. Tu apenas puedes tenerte erguido.

Con gran dificultad y esfuerzo Janos consigue mantenerse en equilibrio en sus dos piernas sin el apoyo de las cadenas por primera ver en lo que parecían meses. Todavía confundido y desorientado, intenta seguir a la mujer mientras hace un esfuerzo por conseguir pensar claramente, pero su cabeza parece estar llena de algodón y casi todos sus pensamientos son inconexos y sin sentido.