Partida Rol por web

Respiro aliviada cuando por fin Achaikos me hace caso y me da el bláster y vuelve adentro, ya tendremos ocasión de ver a los "monstruos", de eso estoy convencida (por desgracia). Bufo exasperada cuando veo la respuesta de Ach de "no te junto ni te hablo", ya se le pasará. Recojo nuestras cosas y guardo la bláster en mi mochila, a salvo. Luego me dedico a peinar a Mizaa y recogerle el pelo en dos bonitas trenzas.

No tardan mucho en llegar los desconocidos con los que hemos hablado hace apenas un rato. O al menos espero que esas voces sean de ellos y no de los "monstruos", porque querría decir que nos han encontrado y estamos muertos. De nuevo respiro aliviada cuando aparecen y se presentan como Jael, el tipo con el que hablé por el comunicador y, bueno, la voz femenina que es escuchaba corresponde a... ehm... esta mujer. Enarco una ceja al fijarme en ella, no me encaja nada, una de su especie con alguien que parece tan... inocente? "Bueno si algo he aprendido es que nada es lo que parece, nunca". Aunque me encojo de hombros en un intento de dejar atrás eso, la duda hace que tarde un poco en reaccionar. Mi paranoia adoptada en las calles no desconecta nunca.

-Lisandra- me presento en primer lugar -Los dos pequeños son Mizaa y Teebo y este muchacho tan callado y enfurruñado es mi hermano Achaikos- sonrío levemente, en un intento de mantener una apariencia educada, aunque aquella mujer me recuerda demasiado a mi "otra" vida, aunque su apariencia me choque, nos han salvado la vida y no se debe ser maleducada con los amables extraños, incluso aunque sean como... ella.

-Pueden... sacarnos de aquí? Del planeta? Es cierto? A los cuatro?- la ansiedad por poner a salvo a los tres niños me hace precipitarme un poco y saltarme los protocolos.

Al aparecer los dos desconocidos, prácticamente se me olvida del todo el enfado por culpa de dedicar toda mi atención en ellos. En especial me fijo en el cinturón y la mochila, ya que ellos en sí no tienen mucho de interés (al menos para mí), sólo son dos adultos más que -amablemete- nos han salvado la vida con las raciones y apartándonos de las calles. Imagino que estaría muy mal que intentase robarles, ¿no? "Aunque... sería su problema, dijimos, ¿no?".

- ¡JA! -Exclamo, al oír cómo Lisandra me recuerda que EFECTIVAMENTE estoy CABREADO con ella. Me vuelvo a cruzar de brazos y, sin siquiera levantarme del suelo, me giro de manera que les doy la espalda a todos. Y, sin embargo, pongo la oreja al escuchar la posibilidad de salir por patas de ésta roca. Por segunda vez. "Me pregunto si habrá tercera". Vuelvo a mirar a los dos extraños de reojo, girando la cabeza.

-Sí, la Nueva República está evacuando a la población del planeta hacia Jaminere, la destrucción aquí es exagerada y muchos edificios corren peligro de caerse, aparte de las criaturas que han aparecido.-

-Tenemos una nave espacial un par de calles más allá.-

-Como cualquier habitante del planeta podríais ir en las naves de refugiados, pero nos gustaría que viniérais con nosotros.-

- ¿Por qué? -Pregunto, volviendo a girarme en el sitio para mirarlos, desconfiando de golpe. Cierto es que no hay nada que me diga "Eh, Ach, cuidado", pero... ¿tanta ayuda? ¿Tanta amabilidad? ¿Quieren que vayamos con ellos? ¿Desde cuando los adultos son tan amables?-. ¿Por qué queréis que vayamos con vosotros? 

Miro a Lissandra, quién no parece haber hecho ninguna señal de desconfianza, aunque igual por culpa de mi "enfado" me la he perdido. Vuelvo a centrar mi atención en los dos.

- ¿Sois de la Nueva República? -Se me ocurre preguntar, tras habernos dados raciones de la misma así como mencionar sus planes de evacuación-. ¿Y a dónde iríamos?

Suspiro con resignación al ver la actitud de mi hermano pequeño y me consuelo pensando que ya se le pasará, siempre se le pasa. "Al fin y al cabo no puede estar eternamente enfadado conmigo, soy su hermana, su única familia y nos queremos... Se le pasará".

-No conozo mucho ese planeta...- comento ante la respuesta de la mujer twilek. Me sigue pareciendo rara, le sobra tela y le fala maquillaje, para lo que estoy habituada a ver.

-Con vosotros?- balbuceo levemente. No entiendo ese interés en nosotros... -Quien sois exactamente?- algo no me cuadra, no sé el qué, pero no para de ronronear por dentro de mi cabeza.

"Y si son los que busca el chalado que voló por los aires el centro de la ciudad?". Miro de nuevo a los dos recién llegados. "Pero Jael parece buena persona, no sé, todo esto es muy raro... Nunca nadie quiso ayudarnos cuando nos moríamos de hambre y de frío en la calle y ahora de repente están interesados en nuestra seguridad?". Porque me escama tanto todo el asunto?

-Los cuatro?- señalo con el dedo a Mizaa, Teebo, Achaikos y a mí, sólo para asegurarme de entender los mismos términos de negociación. No pienso irme sin los pequeños. Achaikos ya se encarga de hacer las otras dos preguntas esenciales en el tema así que no insisto.

Jael responde vuestras preguntas una por una, tomando en serio tanto lo que dice Achaikos como lo que dice Lisandra.

-Porque como os habréis dado cuenta, sois especiales, podéis hacer cosas que otra gente no puede, y podéis ayudar a esa misma gente. Podemos enseñaros a desarrollar esos poderes.-

-Trabajamos con la Nueva República, no somos parte de sus fuerzas aunque en cierta manera la servimos.-

-Muchacha... Lisandra, somos caballeros Jedi, y sí, queremos que vengáis con nosotros, los cuatro.-

La mujer os explica la situación con algo más de detalle.

-Éste planeta, Raxus, fue atacado por fuerzas oscuras hace unos días, y pidió ayuda a la Nueva República aunque no pertenecía a ella. La República aún así respondió y hemos venido con tropas, suministros alimenticios y médicos para ayudar a la población.-

-Nos gustaría ayudar personalmente a toda la población, pero nosotros somos pocos, solo podemos hacer un trabajo limitado, creemos que nuestra tarea principal sería acabar con el responsable de los ataques y a eso nos vamos a dedicar. La República se encargará del resto de los civiles.-

-Y vosotros podéis ayudarnos, igual no ahora, pero podéis uniros a nosotros, aprender los caminos de la Fuerza y en un futuro proteger a la población de los planetas de ataques como éste.-

Los ojos se me iluminan al oír que somos especiales, levantándome a trompicones emocionado hasta el punto de ser capaz de correr una maratón entera. El cabreo es evidente que ya ha ha pasado de largo y lo único que hay en mi cabeza es "sois especiales". ¡Yuhu! No puedo evitar coger a Teebo de las manos y comenzar a saltar entre cánticos sobre nuestras habilidades especiales (que imagino, será la suerte y valor que le ponemos a la hora de evitar morirnos de hambre).

¿Jedis? ¿Ellos son los Jedis? Paro de saltar, oyendo de fondo lo que dice la mujer mientras los analizo más atentamente. Cuando al fin se callan, comento:

- Pues no son ratas - Dirijo una mirada llena de significado a Lis. "¿Te has fijado?"

Escucho las palabras de ambos extraños, con una mezcla de escepticismo y de esperanza, un cóctel explosivo emocional ciertamente.
"Bueno, eso explicaría muchas cosas pero no deb...". El comentario de Achaikos me hace salir de mi ensimismamiento paranoico.
"No, no son ratas, pero tampoco sabemos aún exactamente qué son. O qué somos nosotros". Le lanzo una mirada a mi hermano, como respuesta a la suya, la misma que uso cuando le pido mantenerse quieto y alerta en algunos trabajitos que hicimos anteriormente.

-Está bien, iremos con vosotros- afirmo tajantemente. Si garantizan la seguridad de los pequeños y de mi hermano, bienvenidos sean. Desde luego no seré yo quien le dé nada gratis al tarado que está bombardeando el planeta.

"Los hermanos Orrein no dan nada a cambio de nada, que se pudra en su nave espacial el loco ese, sólo espero que le explote la nave justo debajo de su culo y sepa lo que significa la palabra dolor" le maldigo mentalmente.

"Aunque eso del camino de la Fuerza... ya lo veremos. No sabemos que es y no hemos sobrevivido todo este tiempo en las calles como para meternos de cabeza como unos jodidos pardillos".

-Vosotros direis...- les indico a los dos jedis. Tras eso, miro hacia atrás e inspecciono de nuevo el sitio para asegurarme de que no nos dejamos nada, incluido el dichoso cubo "mágico". Todo en regla. Perfecto.

-Bueno, Ach, parece que al final verás a esos monstruos y todo...- le susurro a mi hermano, con una sonrisa burlona en los labios.

-Vamos chavales, ahora os enseñaré mi nave, ¡La Estrella Quemada!- Su sonrisa es contagiosa, y la mujer pone por un segundo los ojos en blanco.

-Yo iré el primero, vosotros podéis ir después, y, aunque prefiero cubrir yo la suya, será Nara la que nos cubra la retaguardia. ¡Vamos!.-

Su ritmo no es muy rápido, y se adapta al pasito de los niños, pero podéis comprobar que está bastante alerta, no se dirije a las calles, sino que en vez de eso asciende por las escaleras de los edificios o activa viejos turboascensores para subir unos niveles.

Al cabo de media hora de subida os encontráis en la cima de uno de los edifcios menos altos de Raxus, pero en su tejado reposa una nave espacial, desde la cima del edificio podéis ver la devastación que se ha producido en la ciudad.

-¡Y llegamos! ¿Quien quiere ser mi copiloto? .-

Durante el camino, los niños han aguantado bien y sin cansarse, probablemente debido a las raciones que han estado comiendo estos días y a su aporte nutricional. (Pensadas para un soldado adulto).

Para sortear varios tramos escarpados, saltos entre escaleras derruidas u obstáculos similares tanto Jael como Nara como Liss tienen que sujetar y llevar en brazos a los niños, en una de las ocasiones, Mizaa susurra a Lisandra.

-¡A Jael le gusta Nara! ¡Seguro!.- susurra y le saca la lengua, de bastante buen humor.

Con la respuesta de Lis y su posterior mirada, arrugo el ceño hasta el momento que menciona que nos vamos. ¡Y que veré a los monstruos! ¡Yupi! Salgo de nuestro improvisado refugio tras el extraño hombre, pegando saltitos y brincos de entusiasmo mientras busco con la mirada a los monstruos. Pero no aparecen.

El ritmo de subida me parece realmente lento y asfixiante, incluso ofensivo. ¿¡Pero cuánto tardarían éstos dos en dar una vuelta por la ciudad a este ritmo!? ¿Años? Seguro que chorrocientos mil. En más de una ocasión suelto un bufido o pongo los ojos en blanco al detenerse nuestro avance a causa de Mizaa y Teebo. Siempre tan lentos.

- De Mizaa me lo esperaba porque es una niña -Comento, poniendo los brazos en jarra y fingiendo enfado-, pero tú, Teebo... eres más lento que un caracol sideral -Cierro los ojos y cruzo los brazos, asintiendo con la cabeza-. A este paso seremos viejos antes de llegar y los monstruos habrán muerto de aburrimiento.

Vuelvo a mirar a nuestro alrededor. No... sigue sin haber monstruos. Suelto un suspiro de frustración y sigo con el tan calmado ritmo, impacientándome por momentos. Vuelvo a atrapar al que se presentó como Jael y correteo por su lado.

- Entonces, ¿tú eres una rata jedi? - Es lo primero que se me ocurre preguntar porque, ¿qué se le pregunta a alguien que acabas de conocer, te propone ir a otro planeta y aceptas pese a no tenerlo claro? Eeer... "hola, ¿quieres hacernos daño en realidad?". Hmmm... -. ¿En realidad queréis hacernos daño o va en serio éso de salir del planeta e "iniciarnos en el Camino de la Fuerza" que, por cierto, ¿qué es?? -Pregunto, al final, sin tapujo alguno.

Salto unas escaleras derruidas con facilidad tras una breve carrerilla, superando por bastante la distancia mínima para no caer al vacío. Y lo celebro. ¡Por supuesto que lo celebro! Al fin y al cabo, yo no soy como mis amigos que necesitan ayuda para saltar. ¡Je!

Y llegamos. Veo de fondo la destrucción, pero realmente no es mi planeta y los que me importan están conmigo por lo que lo sucedido en el planeta sólo provoca frustración por no haber hecho nada, ni ayudar, ni aprovecharme y robar ni nada. Por éso, lo único que llama mi atención es la nave. ¡Y VAYA NAVE!

- ¡YO! ¡YO! ¡YO! -Exclamo, pegando saltos sin parar mientras levanto la mano derecha después de oír el ofrecimiento de Jael-. ¡YO, YO, YO QUIERO!

A todo esto, no hay monstruos a la vista. Me siento engañado.

"Estrella quemada? Que mal fario tiene ese nombre...". Enarco una ceja al oir el comentario poco acertado de Jael respecto a su compañera. "Debe ser su novia, supongo, o su amante", me encojo de hombros y sigo al jedi y sus instrucciones, ayudando a los dos pequeños a superar los mayores obstáculos.

-Está claro- me río por lo bajo ante el comentario tan acertado de Mizaa. Es una niña muy lista -Lo que no tengo tan claro es si a la twilek le van los "sosos humanoides"...- me burlo entre susurros, con mi pequeña en brazos, recordando algunos de los comentarios que hacían algunas de las meretrices twilek con las que había llegado a "confraternizar" en la taberna.

-Ach no corras tanto!!- le digo más de una vez, cuando veo que coge la directa y nos deja demasiado atrás.

"Especiales. Como lo ha dicho... que tenemos poderes y que nos enseñarán el camino de la Fuerza? Desde luego me han dicho muchas cosas en los pocos años de vida que tengo para camelarme, pero esto... se lleva la palma de las palmas!". Voy sumida en mis pensamientos mientras enfilo el camino, copiando con exactitud los movimientos de Jael el Jedi. "Ratas. Ja! Más bien... no sé, comadrejas? Ya se verá que son, supongo".

Finalmente llegamos al sitio donde está la nave, me noto algo cansada por cargar con el peso de los niños en un trayecto lleno de obtáculos y saltos, pero al mismo tiempo siento alivio al ver lo que debe ser nuestro único billete de salida de esta roca flotante y moribunda.

Dejo que mi hermano pequeño se presente voluntario como co-piloto y no digo nada, así se le pasará el enfado seguro (aunque probablemente el Jedi acabe lamentando mi decisión cuando quiera tirar por la escotilla a Ach por ponerse insistente o empezar a toquetear botones sin orden ni concierto, pero bueno).

Jael pulsa una combinación de botones en el panel de acceso a la nave y la rampa empieza a bajar. Cuando entráis lo primero que os llama la atención es el olor a nuevo de la nave, parece recién salida del astillero.

Atravesáis el bien equpiado compartimento de carga al que da la rampa (y veis raro un compartimento de carga sin carga, pero con una estación médica completa, droide médico incluido, una armería bastante bien surtida, varias motojets, trajes de vacío y un montón de cosas que no sabéis siquiera para que sirven.

Luego un saloncito del que salen varios compartimentos para habitaciones y por fin la carlinga de control, con seis asientos colocados en filas de dos.

Nara se dirige a Lisandra.

-Ayudame a sujetar a los niños en los asientos.-dice desplegando las cintas de seguridad de los dos asientos traseros.-No creo que sea muy movido, pero ya se sabe con éstos viajes espaciales...-

-Vamos muchacho.-dice Jael enseñando a Achaikos cómo abrocharse los correajes de seguridad. A continuación pulsa una combinación de botones en su propio puesto de piloto, el más adelantado a la izquierda. Para desués señalar controles en el puesto de Achaikos. -Lo primero es la secuencia de prevuelo, ir dando estas palanquitas mientras los motores se calientan y tomen energía, así puedes ir viendo en éste panel que todos los sistemas de la nave están en verde, y me vas cantando sistema tras sistema,  luego pon la nave en modo repulsor/deslizador con esta otra palanca y toma los mandos para ir elevando el trasto.-

-Tienes los controles en modo enseñanza, no tengas miedo, si cometes algún error yo puedo corregirlo desde los míos.-

El hombre tiene un tono algo más serio que anteriores veces y Achaikos siente que ahora puede impresionar a todos con su responsabilidad de adulto o hacer alguna travesura... que sin duda haría que no volviera a tocar un mando de la nave en muuucho tiempo.

-¡Jo! Yo también quiero pilotar.- dice Teebo a Liss y a Nara mientras le abrochan en su asiento.

Miro con asombro todo lo que hay en el interior de la nave, decidiendo mentalmente que luego debería echar un vistazo más detallado y concienzudo del lugar. ¡Una nave espacial! El día parece haberse vuelto claro y limpio de golpe y porrazo, tengo ganas de correr y cantar como nunca, porque ¡estoy en una nave espacial! La primera y única que subí a una no la recuerdo, era demasiado pequeño y estaba asustado pensando en papá y mamá....

- Guau - Comento con asombro. Y así es cómo expreso mi emoción, sentándome al fin en el puesto de co-piloto como quien se prueba una vestimenta nueva gracias a los créditos robados. Observo lo que hay ante mis ojos y los miles y miles de botones y palancas que no tengo ni idea de para qué sirven. ¡Pero seguro que molan! Señalo uno-. ¿Este es para encender la Torreta? Escuché una vez en los bajos fondos que habían de automáticas, ¿esta lo es? ¿Puedo probarla? -Hago el amago de pulsarlo, pero me detengo riendo y: - ¡Era broma! Sé que no es este botón. ¿Es este? -Señalo al azar.

Me siento un poco como un niño pequeño cuando Jael me abrocha los cinturones, tomando nota mental de cómo se hacía para que no se volviese a repetir la situación, arrugando el ceño ante la bochornosa imagen. ¡NO SOY UN NIÑO PEQUEÑO! Y llega la hora de la verdad...

Miro con miedo a Jael, aunque jamás lo fuese a reconocer. Es demasiada responsabilidad, ¿y si me equivoco? Ay, ay, ay. "No, Ach, no. ¡No pienses así! Él lo ha dicho, tú lo sabes: ¡eres especial, igual que Lis!". Cojo aire y miro las palancas. "Primero, prevuelo... eeer... vale". Bajo y subo las diferentes palancas que me ha señalado, observando y leyendo en voz alta lo que aparece en una pantalla:

- Motores principales y auxiliares, en correcto funcionamiento. Sistema de propulsión activado. Sistema de Hiper-propulsión en marcha. Escudos defensivos, listos para activarse. Estabilizadores en orden -Miro la pantalla, viendo un último ponerse en verde: - Y armamento activado.

Cojo los mandos de la nave y suelto un pequeño suspiro, me tomo mi tiempo a responder a Teebo con un "¡cuando seas mayor!" con el fin de demostrar que, efectivamente, si Jael me ha dejado es porque ya soy grande y NO un niño; así que apretando con más fuerza los controles, suave y con cuidado voy tirando hacia mí para intentar elevar la nave. El corazón me va a mil, guardo la respiración y miro de reojo a Jael.