Partida Rol por web

22 de enero de 1866
Alrededores de Kyoto, Japón

Mientras habían cruzado la calle para salir de la ciudad, Kaede y Zantetsu se habían dado cuenta enseguida de que no pasaban muy desapercibidos. Tal vez Kaede podía pasar por un transeúnte a pesar de su katana, pero un gigantón musculado de pelo blanco como Shigen y un ninja anciano con una vestimenta extraña como Zantetsu no eran una visión muy habitual. Aunque Shigen no parecía molesto o siquiera interesado en aquello, y mantuvo la vista fija en el camino que tenía delante desde que salieron del templo.

Cuando por fin dejaron atrás las calles de la ciudad y se encontraron en los aledaños, sin embargo, Shigen habló con voz grave.

- Tenemos dos problemas ahora -dijo sin desviar la mirada-. El primero, dudo que nuestra partida haya pasado desapercibida. Tendremos que estar alerta por si nos vigilan. Y el segundo, debemos decidir a dónde dirigirnos. No encontraremos a Moriya andando siempre hacia delante. ¿Qué opináis?

El hecho de ver como la gente nos miraba mientras íbamos caminando por la aldea me hizo sonreír mientras me caía una gota de sudor por el costado de la frente, sabía que el recomendar capas de viaje a mis dos compañeros solo daría como respuesta una negativa, cada uno estaba cómodo como estaba y además eran personas más grandes que yo como para recibir el consejo de un niñato.

-Qué tal al monte Fuji? La última vez Kagami estuvo ahí...-

Zantetsu se golpeó levemente el sombrero para dejar un poco más expuesto su rostro.

- Cierto es que yo acabo de unirme a la expedición y tengo poca idea de los objetivos que puede perseguir Kagami, asi que me temo que puedo ser de poca ayuda ahora. En cuanto al hecho de que nuestra partida haya sido avistada o no, poco importa. ¿Qué importa que sepan que hemos partido si no saben a donde ni nuestro objetivo?

El hombre, pese a ser el mayor en apariencia, se movía con agilidad y confianza. O estaba en muy buena forma, o aparentaba ser lo que no era. 

Ante la sugerencia de Kaede, Shigen negó con la cabeza.

- Dudo que Moriya haya tomado el camino del monte Fuji -dijo-. Sabía que parte de nosotros iríamos en esa dirección para encontrar a la Dama del Invierno, así que si Kagami se cruza en su camino, el grupo de tu hermana y los hermanos Ichijo nos avisará. Okina tiene formas de contactar conmigo...

Luego se volvió hacia Zantetsu, y aunque no dijo nada asintió con la cabeza a las palabras del ninja para mostrar su acuerdo. Mientras no hubiesen espiado la reunión, los objetivos de la misma sólo serían conocidos por sus asistentes.

- Bien, yo sé cosas sobre Suzaku que Moriya ignora -reflexionó-. Así que para encontrar al joven samurái, tendré que pensar como lo haría él y no como lo haría yo. Podríamos separarnos y buscarle... pero tardaríamos demasiado tiempo. Así que creo que lo mejor será que multipliquemos nuestros ojos y piernas.

Se sentó sobre la hierba mullida y fría, y pareció meditar durante un momento. Antes de que Kaede y Zantetsu pudieran decir nada, un gato blanco con manchas negras se acercó corriendo tan rápido que les hubiera sobresaltado de no ser ambos guerreros experimentados. Se subió de un salto a la rodilla de Shigen, y allí permaneció, mientras el gigantón lo miraba fijamente. Después, volvió a saltar a la hierba y se alejó tan rápido como había llegado. Shigen se levantó.

- Correrá la voz -dijo. Luego, al ver que Kaede y Zantetsu lo miraban confusos, añadió algo-. En mi interior está Byakko, el dios tigre del oeste. Genbu se lleva bien las tortugas... yo me entiendo con los felinos. Cuando los gatos de la región localicen a Moriya, nos enteraremos.

Luego se volvió y pareció escuchar algo en el viento. Kaede y Zantetsu también sintieron algo raro, una especie de presencia. Aunque podía deberse a los viajeros que se acercaban a Kyoto por el camino imperial que había cerca. Pero Shigen parecía inquieto.

- Noto algo extraño, aunque no estoy seguro de qué...

Al ver a Shigen hacer eso sonreí sorprendido, aunque tras su explicación tenía lógica.

-Entonces yo me llevaría bien con los dragones? Lastima que no se ven demasiados- dije bromeando, aunque en ese momento sentí cierta tensión, acaso alguien nos estaba observando?

Shigen tardó un instante en contestar a Kaede, pero cuando lo hizo no miró al joven directamente, si no que siguió atento con el rabillo del ojo a lo que fuera que había notado.

- Tal vez no haya dragones -murmuró-. Pero te sorprenderías de ciertas criaturas que habitan el mundo y se les parecen mucho. No me extrañaría que descubrieses que posees alguna afinidad con ellas...

Seguía inquieto, pero pareció decidir que no había amenazas cerca.

- Voto por ir hacia el sur -dijo-. Es el dominio de Suzaku, igual que el mío es el oeste y el tuyo es el este, Kaede. De haber estado recuperando fuerzas, Kagami probablemente estará por allí. Y Moriya también lo habrá pensado. Hasta que los felinos lo localicen, apuesto a que ganaremos tiempo tomando ese camino. ¿Qué decís?

Zantetsu se dio cuenta de que Shigen y Kaede no habían podido percibir nada más allá del atisbo inicial de algo raro. Pero él no tuvo ninguna duda de que en los árboles cercanos a la linde del camino había algo que les observaba. No estaba seguro de qué era, y tal vez no se tratara de ninguna amenaza. Pero de que estaba ahí, el ninja no tenía ninguna duda.

Zantetsu no hablaba mucho, pero estaba claro que la tranquilidad de sus compañeros no era suficiente para él. Con un rápido movimiento de la capa mientras andaba hacia los árboles, el hombre desapareció de la vista de todos. Sigilosamente* se acercó a los árboles, tenía curiosidad por saber quién se habia tomado la molestia de seguirles.

Kaede y Shigen se sorprendieron cuando, sin mediar palabra, Zantetsu desapareció de su vista. Lo último que habían visto era cómo se encaminaba hacia los árboles cercanos. El maestro musculoso y el joven samurái tardaron un momento en sentir su presencia, pero cuando lo lograron, se concentraron en no volver a perderla. Si el anciano ninja había decidido investigar aquella arboleda, sería por un buen motivo.

Zantetsu se dirigió con cautela al lugar, pero antes de llegar, volvió a notar aquella presencia. Fuera quien fuese, estaba haciéndose bastante obvio para los expertos sentidos del ninja. O quería ser descubierto, o era un completo aficionado. Entonces, de improviso, los arbustos que había al pie de los troncos se movieron. ¡El que les estaba observando debía haberse dado cuenta de que había sido descubierto y trataba de escapar!

Shigen no tardó ni un segundo en lanzarse a la carrera hacia los árboles.

- ¡Que no escape! -gritó. Aunque el que estaba más cerca era sin duda Zantetsu, todos tenían que hacer lo posible por averiguar quién les había estado espiando nada más partir.

De repente el anciano ninja desapareció, llevé la mano a la tsuka de la katana y me puse en guardia.

En ese momento los arbustos se movieron y Shingen gritó una orden.

Concentré mi mirada en el movimiento de los arbustos para luego lanzarme en carrera impulsándome de un pisotón en el suelo.

Zantetsu estaba ya muy cerca y además, camuflado como estaba, era dificil que le vieran antes de que se diera cuenta de que estaba yendo a por él. Sin embargo, quizás el hecho de haberse camuflado le habia hecho sospechar y aquel que les observaba trató de escapar.

Pero el ninja tenia ya mucha distancia recorrida y estaba preparado para que aquello ocurriese.

Kaede reaccionó tan rápido que el espía no hubiera podido escapar por mucho que hubiera corrido... pero la rapidez de Zantetsu fue aún mayor. Aquél individuo no había tenido tiempo más que de darse la vuelta, cuando el viejo ninja apareció sobre su espalda y lo derribó, hundiéndole el rostro en la hierba fría y húmeda. Se debatió e intentó zafarse, pero Zantetsu era más fuerte de lo que había esperado por su aspecto, y además, enseguida llegaron Kaede y Shigen. Estaba claro que no había manera de escapar...

- ¡Dejadme ir! -exclamó el hombre, sin poder separar apenas la boca del suelo-. ¡Por qué me atacáis así, qué os he hecho yo!

La verdad es que, de habérselo encontrado en mitad de las calles de Kyoto, hubiera sido difícil sospechar de él. Iba vestido como un tipo corriente, con el abrigado haori oscuro, típico del invierno. Pero desde luego no era un debilucho, estaba claro por su complexión y su expresión hosca.

- ¡Soltadme de una vez u os denunciaré en cuanto me levante!

Zantetsu miró a Shigen esperando una respuesta por parte del "semidios" o lo que fuera. Por el momento, el viejo ninja no hizo el más minimo gesto de que fuera a soltarle. Ni siquiera dejó de apretar contra el suelo. Quién era y por qué les espiaba debían ser dos respuestas que les diera antes de que se lo planteara siquiera.
 

La velocidad del viejo Ninja fue sorpresiva, incluso superando a Shingen-sama y a mi, me alegraba de que estuviéramos en el mismo bando pues no me gustaría vermelas con él.

Al llegar el espía ya estaba en el suelo y Zantetsu lo sujetaba con fuerza, tras comprobar la expresión en la mirada del ninja me acerqué al sujeto.

-Si no nos hiciste nada entonces porque huyes?- pregunté agachándome y mirándolo- y por qué nos espiabas? Contesta porque quién te sostiene podría comenzar a romperte los dedos...-