Partida Rol por web

El hombre miró nervioso a los tres guerreros, revolviéndose como una lagartija para escapar de la presa de Zantetsu, pero fue inútil. Finalmente, pareció rendirse y dejó de luchar.

- Un... un hombre... -murmuró-. Llegó anoche a nuestra casa y apresó a mi familia. Mi esposa y mi hija... Eso tipo... me advirtió que sería mejor que hiciera lo que él dijera o...

No terminó la frase, pero quedó claro que la amenaza no había sido ligera. Tomó aire y se obligó a seguir hablando.

- Me ordenó que estuviera atento hoy al alba -explicó-. Tenía que vigilar el templo Ichijo y seguir a un hombre muy grande y musculoso, de pelo largo y blanco. Debía informar de a dónde se dirigía y si le acompañaba alguien...

Frustrado, dio un puñetazo en el suelo mientras su rostro enrojecía y se le llenaban los ojos de lágrimas.

- Pero ahora he fracasado. ¡He fracasado, y quién sabe lo que harán a mi familia!

Shigen escuchó impasible la explicación del hombre, sin cambiar el gesto serio que siempre tenía. Ni siquiera cuando dio aquella descripción que tan bien se le ajustaba dio muestras de ninguna emoción, a pesar de que estaba claro que se refería a él.

- No creo que esté mintiendo -dijo-. Ya no cabe duda de que nuestros enemigos tenían noticias de la reunión, y de que todos estamos bajo vigilancia. O al menos, los que vayan con Okina o conmigo...

-Yo creo que lo mejor sería ir a liberar a la familia de este sujeto, se lo ve desesperado y con necesidad de ayuda, además de esa forma podríamos enterarnos quién le pidió que nos espiase- dije cruzándome de brazos esperando saber cuál sería la opinión de los dos.

Shigen escuchó las palabras de Kaede y negó con la cabeza, pero no para mostrar desacuerdo si no preocupación.

- Eso sería lo más honorable -opinó-. Pero no sé si tenemos tiempo para ello... Quizá encontrasemos información útil, pero tardaríamos más en dar con Moriya y en seguir nuestro objetivo. Tal vez fuese demasiado tarde para detenerle entonces.

Se volvió hacia el ninja, que todavía sujetaba en el suelo al hombre que les había seguido.

- ¿Qué opinas tú, Zantetsu? ¿Deberíamos hacer lo que propone Kaede, o seguir en pos de Moriya?

- Dejémosle que informe. Di la dirección en la que vamos, pero dile que va sólo con un niño. De ese modo no le pasará nada a tu familia y tampoco dirás nada que les de mucha ventaja sobre nosotros. Si subestiman el grupo quizás podamos sacar una ventaja más adelante. Necesitamos coger a Moriya y no deberiamos perder más tiempo.

La idea de Zantetsu, por mucho que quisiera ayudar a aquel hombre, era tratar de normalizar la situación. Habian obtenido la información que necesitaban. Sabian que los perseguian y eso les haria tener un estado de alerta constante, además, seguramente Zantetsu tendría que viajar algo más escondido. Pero eso no era una labor demasiado dificil para un ninja.

Sorprendido de aquél desenlace, el hombre se levantó despacio y miró uno por uno a los tres guerreros. No parecía dar crédito a que hubiesen creído su historia y le hubiesen perdonado la vida. Su expresión de preocupación se relajó un poco.

- Gracias... -dijo, inclinándose hasta casi tocar el suelo con la frente-. Muchas gracias. Si puedo reparar mi cobardía y seros de ayuda en alguna ocasión, lo haré sin dudarlo.

Y corrió de vuelta a la ciudad.

Shigen observó marcharse al espía, y se cruzó de brazos. Estaba intranquilo, pero asintió con la cabeza.

- Quizá nos haya engañado... -dijo-. Pero me parece buena solución. Si ha dicho la verdad, su familia estará a salvo, o al menos eso espero. Y así no nos retrasaremos. Quién sabe, puede que incluso sea una ventaja que no cuenten con la presencia de Zantetsu...

Respiró hondo y se dirigió a Kaede.

- Es muy noble querer ayudar siempre a los demás, Kaede -dijo-. Pero cuando envejezcas descubrirás que a veces hay que optar por el sacrificio. Sin embargo, espero que siempre conserves ese espíritu. Está claro que tu padre te enseñó bien.

Y por primera vez, sonrió levemente al recordar a Gaisei. Pero aquél momento de nostalgia fue breve, pues enseguida Shigen volvió a ponerse en marcha.

- Vamos, continuemos adelantando camino. No creo que los felinos de la región tarden mucho en darnos alguna pista sobre el paradero de Moriya.

Me supo algo mal dejar al sujeto a su suerte, pero era cierto que no podíamos confiar en nadie en este momento y que alcanzar a mi hermano era lo fundamental en este momento.

Fruncí la boca de costado cuándo todo terminó, luego vino el halago de Shingen y sonreí de costado.

-Bien, sigamos adelante entonces-

- Me nombré a mi mísmo porque me puedo esconder con facilidad. - dijo Zantetsu alejandose de ellos. - Os seguiré desde el bosque, intentaré pasar desapercibido. Sea verdad o no lo que ha dicho, siempre será mejor si uso el factor sorpresa. - Al fin y al cabo era la manera de luchar de un ninja...

Sin mediar más palabra, los tres guerreros prosiguieron su camino. Zantetsu avanzaba por entre los árboles con tanta rapidez como si fuese por campo abierto, mientras Shigen y Kaede continuaban por el camino. No dijeron nada durante el trayecto, cosa que ni a Shigen ni a Zantetsu les incomodó, pues preferían el silencio. Pero Kaede empezaba a sentirse un poco solo, y no tardó en acordarse de Yuki. ¿Le iría todo bien a su grupo? Al menos era un alivio saber que viajaba junto a Okina, Akari y Juzoh...

Pero no pudo cavilar durante mucho tiempo, pues el maestro Shigen se tensó de forma casi imperceptible, aunque lo suficiente para que el joven guerrero lo notara. El maestro no se detuvo, pero estaba claro que había detectado algo y que estaba en guardia.

Antes de que Kaede pudiese hablar, Shigen extendió un brazo y colocó un enorme puño frente al rostro del joven. La alarma y la adrenalina recorrieron el cuerpo de Kaede, que llevó la mano a la espada instintivamente. Pero se explicó el gesto del maestro cuando vio un shuriken clavado en la piel de su puño. De no haberlo detenido así, se habría incrustado seguramente en el pecho de Kaede.

Shigen no gritó, ni hizo ninguna mueca de dolor. Se limitó a detenerse y a continuar mirando al frente.

- Están aquí... -murmuró.

Mientras pensaba en mi hermana me distraje unos segundos y ese tiempo fue suficiente para que, de la nada, el maestro Shigen me lanzara un puñetazo.

No entendía el porque pero llevé la mano a la espada y entonces fue cuándo vi el shuriken incrustado en su piel, se notaba que era tan dura como un armadura y no esperaba menos de él.

Ahora había que descubrir al enemigo y encargarnos de ello, me puse en guardia y procuré localizarlos entre el follaje.

Zantetsu vio toda la escena y sacó inmediatamente los dos kunai que tenia guardados en la pechera. Si se daba prisa y concentrándose un poco podría darse cuenta de donde habian venido los shuriken. Esperaba que no supieran donde estaba para poder dar un rodeo y pillarles por la espalda.

Kaede y Zantetsu no lo tuvieron muy complicado para saber dónde se ocultaban sus enemigos. La dirección del shuriken clavado en la piel de Shigen lo había dejado muy claro, y pudieron ver sin problemas cuatro siluetas entre la maleza a la izquierda del camino.

Al saberse detectados por el joven samurái, sus atacantes abandonaron su escondrijo y saltaron al sendero, cortándoles el paso. Se encararon directamente hacia Shigen y Kaede, ignorando a Zantetsu. Estaba claro que su truco había funcionado, el espía que les había seguido al salir de Kyoto debía haber cumplido a la perfección su cometido al convencer a sus perseguidores de que Shigen y Kaede viajaban solos. Aquello era una gran ventaja, porque creían que luchaban cuatro contra dos, y no contaban con que el viejo ninja también estaba allí, observándoles.

Los cuatro atacantes, vestidos de color marrón y con ramas cosidas a sus ropajes, se lanzaron al combate. Pero Zantetsu y Kaede fueron más rápidos...

Zantetsu aprovechó que estaba oculto para atacarles por la espalda, lanzando unos kunais, con un poco de suerte no se darían cuenta de donde estaba y podria aprovechar un rato su camuflaje.

El combate ahora había comenzado, el viejo ninja nos apoyaba desde las sombras y eso nos daba una ventaja, ahora nosotros contábamos con el factor sorpresa.

En lugar de aguardar el ataque me adelanté contra los ninjas que se lanzaban contra mi y en el momento en que los tuve cerca desenvainé horizontalmente lanzando un corte buscando llegar al estómago de los dos y cruzarlos para quedar detrás de ellos.

Los ataques de Zantetsu y Kaede fueron rápidos y certeros. El kunai del anciano ninja voló por el aire a toda velocidad, hasta acertar en una de las protecciones que el ninja llevaba en el brazo del arma. Sorprendido, el atacante dio un paso atrás. ¿De dónde había venido eso? Pero por más que lo intentó, no fue capaz de descubrir el paradero del viejo.

- ¡Cuidado! -gritó-. ¡Hay otro!

Pero sus compañeros estaban demasiado ocupados prestando atención a Kaede y Shigen como para preocuparse de nada más. El ataque del joven samurái había alcanzado de pleno a uno de ellos, causándole una horrible herida en una pierna. El ninja cayó derribado entre alaridos, incapaz de seguir luchando. Pero Kaede no tuvo tiempo para celebrarlo, porque otro de los ninjas enemigos se lanzó sobre él como un rayo. El joven alzó su katana justo a tiempo de bloquear los golpes de su rival, y enseguida volvió a poner tierra de por medio.

El último de los ninjas atacó sin dudarlo a Shigen, tan rápido como fue capaz. Lanzó una estocada rápida al vientre del gigantón, pero este se limitó a endurecer la piel de su enorme brazo, que se volvió gris como la piedra, y a bloquear la hoja.

Shigen no perdió el tiempo. En cuanto su brazo duro como una roca rechazó la hoja del ninja que lo atacaba, lanzó un puñetazo tremendo con la mano libre. Acertó de lleno en el pecho del enemigo, y lo hizo volar varios metros hasta que cayó como un saco al suelo del camino. Al ninja le costó bastante levantarse, pero lo logró.

Zantetsu volvió a disparar y después se movió para, en el siguiente turno, sacar sus dagas y lanzarse a rematarlo. Al haberse movido esperaba haberle causado tanta confusión que le sirviera para pillarle con la defensa baja.

El primer ninja había quedado sangrando en el suelo, el segundo había podido contra atacar sin embargo lo bloquee sin problemas.

Guardando distancia nuevamente comencé a caminar girando contra mi enemigo, en ese momento escuché el aire silbar, Zantetsu estaba haciendo un buen trabajo y en el momento que por el rabillo del ojo vi una sombra salir de los arbustos aproveché ese momento para lanzarme con un corte descendente contra el ninja que quedaba en pie.