Partida Rol por web

Zeldita abre los ojos poco a poco. La verdad es que tiene mejor cara que la noche anterior y ya se puede poner en píe y volar, solo que hace demasiado frío como para hacerlo.

-Buenos días... siento haber causado problemas.

Parece que aun está un poco afectada por el incidente del ataque.

Observa como Kururu busca en su mochila... con lo previsor que es seguro que lleva algo de ropa de más en su equipaje. Pero cuando le pone las orejeras, le mira sorprendida y luego frunce el ceño y le da la espalda.

-Seguro que quieres que muera congelada... caerá sobre tu conciencia...

Se tapa tan bien como puede y pone sus manos sobre las orejeras para que Kururu no se las vuelva a arrebatar... que seguro que es capaz. Se acerca a Farale, que habla con Zeldita.

-Cómo está?

Mira a la muchacha mientras se aleja, sin comprender su enfado, ¿acaso no le había dejado aquellas orejeras?, gracias a ello no pasaría ese frío aterrador mientras que él se había quedado sin poder cubrirse las suyas y pese a todo no le había dado ni las gracias. Que caprichosa...

Se volvió hacia el montón de pertrechos donde guardaban las provisiones y, a urtadillas, fue en busca de algo más que llevarse a la boca. Un mísero trozo de cecina y un mendrugo de pan no le había saciado el apetito ni de lejos. Además la sal de la carne requería agua para mayor disfrute.

Observo cómo Zeldita despierta tras mis pequeños y suaves toquecitos. Parece estar aún algo aturdida pero no puedo evitar preguntar lo que me reconcome por dentro:
- No has causado problema alguno, no te preocupes, pero... ¿Recuerdas algo de anoche? ¿Algo que nos diga qué pasó con Maron o quién se la llevó? - le pregunto, sin alzar mucho la voz, aunque visiblemente preocupada.

Y antes de que el hada pudiera responder, aunque no tenía muchas esperanzas de que recordase nada (y menos con el golpe que parecía haberse llevado), se acercó Kara a nosotras con las simpáticas orejeras de Kururu puestas.
- Parece que está mucho mejor aunque este horrible frío no le ayudará a sentirse bien del todo. - le comento a Kara tras su pregunta acerca del estado de la faérica criatura.

La hada se tapa con la capita que le hizo Maron. Cierra un momento los ojos, como tratando de recordar que pasó la noche anterior.

-Maron y yo íbamos a seguiros cuando algo me atacó y se llevó a Maron sin que yo pudiese hacer nada. Era un ser de oscuridad. No se como no pude percibirlo antes... lo siento.

Zeldita parece muy arrepentida por su error.

Yard escuchó las palabras del hada y emitió un sonido grave de preocupación.

- Mmm... una criatura de la oscuridad -dijo-. Eso no es bueno, no creo que Eldar pueda sólo contra esas cosas.

Pero no había más remedio que confiar en él. Después de todo, ya se había marchado y ahora no podían hacer nada por él, sólo ocuparse de su propia tarea.

- Bueno, de todas maneras me alegro de que estés mejor -le dijo a Zeldita con una sonrisa, para tratar de animarla.

Pues si hacia frio, mucho frio. Linnet estaba abstraida en sus cosas. Menuda aventura tenian que vivir. Engendros de la Sombra, salvar el mundo y habian empezando perdiendo una de las llaves... asi iban bien. Miro mal a Kukuru por la broma tan pesada que le habia gastado a Kara, pero como siempre, al chico le resbala todo. Dentro de poco seguirian el viaje, pero todos centraban su atencion en Zeldita. Estaba viva que era mucho decir. Se acerco a Kara y dejo que Falare hiciera sus cuidados a la hada:

-Kara ¿hay algo que pueda hacer para ayudar? Quiero decir, ¿necesitamos comida o algo?¿vas a ir a cazar? Me gustaria que me enseñaras un poco.... en el pueblo tu siempre has sido de las mas independientes...

Mira a Linnet y sonríe. 

-Creo que tendremos suficiente comida para ir hasta la cima y volver. Con este frío no creo que los animales campen a sus anchas... creo que lo que más habrá serán criaturas salvajes y peligrosas... como lobos y esas cosas. Si racionamos, no pasaremos hambre.

Se vuelve a ajustar la capa sobre el cuerpo. Si ahora tiene frío y están a los pies del Pico Nevado... cuando estén en plena ascensión se congelará... pero no puede echarse para atrás ahora. Tiene que seguir, por el bien de todos.

-Pero los principios básicos son: paciencia, tranquilidad y puntería.

Kururu encuentra mucha comida en las mochilas... y además otra sorpresa... unos grandes animales que están destrozando las mochilas de las provisiones...

Sí... son lobos... y uno de ellos deja de roer la mochila para mirarlo fijamente con sus ojos ambarinos.

Se queda paralizado, impávido, viendo como aquellas alimañas se afanan en destrozarles los pertrechos. Se adelanta con la intención de intentar auyentalros cuales chuchos salvajes que son... pero cuando uno de ellos lo mira fijamente con aquellos ojos endiabladamente dorados vuelve a frenarse en seco. Aquello no pinta bien.

Lentamente retrocede, con movimientos medidos y sin apartar la mirada de los ojos del lobo.

-¿Compañeros?... -dijo con la voz algo ahogada- me da a mi que tenemos problemas peores...

Con cuidado lleva la mano a un costado para rebuscar algo útil en su zurrón que poder utilizar contra los bichos, pero se percata cuando esta recorre el aire que lo ha dejado junto al manto confeccionado por Maron, a unos diez pasos por detras suyo.

Me mantengo a la escucha de la conversación entre Linnet y Kara y, aunque sin muchas ganas, sonrío ante la idea de que no necesitaremos comida si racionamos bien la que tenemos. Desde luego Maron debió hacer un muy buen trabajo cuando fue de compras antes de partir de la ciudad. Me entristece pensar en ella pero las palabras de Kururu, algo más alejado, me devuelven a la fría (muy fría) realidad.

Miro en la dirección del alto muchacho y veo un poco más alejado a un lobo de ojos demoniacos. Por un momento el terror me paraliza, pero después, recobrada la razón, saco con cuidado y lentitud mi querido tirachinas y busco con la otra mano una piedra dentro de mi pequeña bolsita de cuero donde guardo la "munición".

Ahora nos atacan los lobos... y no tenemos a Eldar aquí con su espada... Esto va de mal en peor, pienso mientras trato de parecer tranquila, ya sé que los animales pueden oler o sentir el miedo de sus presas.

Pues mira que bien. Grandes palabras filosoficas de Kara. Se esperaba como minimo, algun consejo practico... vamos algun truco sencillo de cazador para coger un conejo. En fin, ya cogeria por banda a Kara y cuando estuvieran en un sitio mejor, que le enseñara un poco. Pero... siempre hay un pero, Kukuru debia haber hecho porque unos enormes lobos les querian atacar:

-Kukuru seguro que has hecho algo a esos animales...venga di... les habras robado la caza o algo asi...

Miro nerviosa a los otros. No tenia ni un palo ni nada... ni piedras, aquello no iba a ser como los esqueletos. Maldito Kukuru, les habia metido en otro problema.... como siempre.

Yard volvió la vista hacia donde miraba Kururu. En cuanto vio a las criaturas maldijo por lo bajo. Se colocó delante de Falare y Kara lo más rápido que pudo, listo para defenderlas como pudiera si los monstruos atacaban. Seguro que Kururu estaría encantado de ocuparse de Linnet...

- Maldición... menuda mañana -murmuró para sí mismo.

Mira en dirección a los lobos... en mal momento han aparecido y encima se están comiendo sus provisiones... y por si fuese poco, uno de ellos está mirando a Kururu muy fijamente...

-Linnet, deja de echar la culpa de todo a Kururu o a Eldar o a cualquier chico que se te cruce por la mente... los lobos habrán olido la comida.

A penas tienen armas... si es que... a quién se le ocurriría irse a ese viaje sin armas? Al menos hay piedras y ramas que pueden usarse de arma.

-Poco a poco, coged una rama con la que defenderos y coged las mantas y las mochilas donde las llevabamos... al menos salvaremos eso... y caminad poco a poco hacia atrás... intentaremos alejarnos... si nos atacan, echad a correr y buscar un sitio elevado donde no puedan acceder.

Estaba ya dispuesta a disparar una piedra a uno de aquellos lobos, tratando de apuntar a los ojos para poder aprovecharnos del descoloque que ello les supondría cuando Kara aconsejó alejarnos de allí. No tenía mucho miedo de aquellos animales pues había visto muchos en mi hogar natal.
Pero se estaban comiendo nuestra comida y sin ella no sobreviviríamos muchos días, y aún nos quedaba un largo trecho hasta donde debíamos llegar. La impotencia hizo que unas pocas lágrimas asomaran a mi rostro y, sin dejar de apuntar a la cara de uno de los lobos me fuí echando hacia atrás mientras murmuraba enfadada:
- No deberíamos permitir que nos robasen toda la comida... No llegaremos muy lejos sin ella...

Siguió retrocediendo. "Mi... mieeerda, ¡la comida!", pensó sintiendo una gota de sudor resbalarle por la sien izquierda, "esas alimañas nos van a dejar sin provisiones...". Poco importaba su enfado, no tenía nada con qué defenderse y por la mirada de aquél bicho no solo los vveres contaban como frugal desayuno. Además, él nunca había sido un muchacho con temperamento heróico, no era necesario jurarlo, consideraba la valentía más bien como falta de razón o estupidez... tendría que hacer algo, cuando estuviera en una situación más ventajosa.

-Como nos entretengamos mucho en recoger estos nos zampan, Kara... -dijo sin alzar demasiado la voz y mucho menos sin apartar la mirada de la bestia. No quería que se excitase- yo que tú salía por piernas a la de ya...

Finalmente llegó junto al "nido" que había ocupado aquella noche. Se agachó con sumo cuidado y recogió el zurrón.

-¡A correr tocan! -exclamó dando media vuelta y corriendo en dirección a la arboleda más cercana, alejándose del grupo en la otra dirección.

Yard estaba asintiendo a lo que decía Kururu. Les susurró a las chicas.

- Es cierto, ya encontraremos comida más tarde... Ahora lo importante es...

En ese momento, Kururu echó a correr como alma que lleva el diablo.

- ¡Sí, justamente eso! -exclamó Yard, acicateando a Kara, Linnet y Falare-, ¡Vamos, daos prisa!

Kara echa a correr tras Kururu... no tendría que haberlo hecho hasta que todos estuviesen listos ya que los lobos ahora sin duda los perseguirán.

-Coged a Zeldita!

Grita a las chicas mientras mira hacia atrás... el que parece el jefe aúlla y los otros se preparan para iniciar la persecución.

Pies para que os quiero. Era hora de una retirada tactica. La voz de alarma de Kara ya era bastante. Cogio su pequeña mochila y las pocas que llevaba y se fue. Habia que correr.  Aunque Kara dijera lo contrario, aquello era culpa de Kukuru... vaya que si, es decir, ahora ¿molestaba a los lobos con piedras y bastonazos? Por favor... les acababa de generar un problema muy grave, pero los reproches quedarian para mas tarde...

Con sumo cuidado fui cogiendo mi mochila y las pocas cosas que tenía a mano sin quitar el ojo de encima a los lobos.

Sin embargo Kururu echó a correr tras pegar un grito y eso lo único que hizo es que ahora las cosas se pusieran todavía peor para ellos. Todo el mundo sabe que hay que alejarse de los animales salvajes despacio y sin mostrar signo alguno de miedo... pensé tras ver la reacción del muchacho, y después del resto imitándolo, y negando con la cabeza. Ya no había más remedio que echar a correr.

Gracias al cielo escuché el grito de Kara y recogí con prisas a Zeldita para tomarla en una de mis manos y mantenerla a salvo. Mis piernas eran cortas, al fin y al cabo tenía cuerpo de niña, así que no podía correr tanto como el resto, pero aún así el daño estaba hecho y no quedaba más remedio que hacerlo.