Partida Rol por web

Leroy se sento al lado de Bill mientras este seguia de pie (creo) hablando con aquellos dos hombres que parecia tan solo se centraban en su plato de comida y se quedo alli observando.

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De repente Leroy se centro en mi preguntandome aquello y yo me quede sorprendida ante tal pregunta aunque en ningun momento mi expresion corporal cambio para hacerselo saber.
En verdad Leroy le dije mientras me acercaba a él sinuosamente Quieres saberlo?? le dije poniendo un tono picaron en mi voz

Aquel tipo ni me agradaba ni me desagradaba pero despues de lo descortes que habia sido cuando su amiguito me habia despreciado al no querer mi ayuda necesitaba darle una leccion y demostrarle que llevarse una mujer seria un acierto en mas de un aspecto.

Sarge termina su plato, limpiándose con una servilleta, y da un trago a su vaso de whiskey. Ligero. Luego levanta la vista, observando al hombre del poncho de arriba a abajo, con una expresión neutra, de absoluta indiferencia.

- No he dicho mi nombre - comenta, pues no, no ha dicho que se llame Sarge. Roy le llamó John, pero que más da -. Sarge está bien.

Da otro trago al whiskey. Saborando la bebida.

- Quizás me expresé mal - explica, volviéndose de nuevo hacia su vaso. Hay otro hombre disfrutando de la comida, y estaba muy a gusto cuando estaban ellos tranquilamente sin hablar de nada. Quizás la venganza les una de algún modo-. No voy a ir a ningún lado hasta que no encuentre a Charlie Valance. Que yo sepa, planeaba reunirse con Roy - señala a la mancha de sangre -. Cuando acabe con él, si aún necesitan ayuda, se la daré - dice, encogiéndose de hombros.

Tras decir eso, se vuelve hacia los recién llegados.

- Hasta entonces, déjenme en paz. 

El coronel disfrutó del rico estofado, dando largos sorbos de la jarra de cerveza entre bocado y bocado, indiferente y ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor. A su lado se percató que había tumbado en el suelo, con una sonrisa bobalicona, un tipo que había quedado inconsciente tras haber recibido un botellazo momentos antes de que acabase la trifulca. Sin necesidad de levantarse, el coronel alargó su brazo y tomó la bolsa que le colgaba del cinto, y tras comprobar su contenido y retirar unas pocas monedas que dejó sobre la mesa para el barman, se guardó el resto para sí. Probabablemente usaría aquel dinero para tener compañía femenina durante la noche y pagar una habitación, para ya al día siguiente viajar desde que amaneciese rumbo a River Creek.

Sólo en el momento en que se acercó su viejo conocido Bill Paxton, le saludó cordialmente moviendo levemente su sombrero, y aunque no se llevasen francamente bien al quitarse trabajo mutuamente, dado que a ambos les gustaba trabajar solos y nunca se asociaban pese a cazar a los mismos sujetos, le escuchó con atención. Si desde hace años hubiesen trabajado como socios, probablemente habrían logrado acabar con la inmensa mayoría de forajidos y repartirse en beneficio. Sin embargo, siempre iban a cazar al que las autoridades locales ofreciesen la mayor recompensa, y unas veces uno, otras veces el otro, acababan perdiendo tiempo y dinero si el otro se les adelantaba. Era un maldita jodienda, que con el tiempo se había convertido en una sana competencia, y hasta resultaba divertido.

Cuando se dispuso a responder a sus palabras, el tipo del rifle se le adelantó comunicando que no pensaba ir a ningún lado sin acabar antes con un tal Charlie Valance, a lo que Mortimer no tardó en intervenir.

- Señor Paxton, sabe perfectamente que me gusta trabajar solo. En condiciones normales jamás habría tomado este encargo sabiendo que no pueden pagar y que debería asociarme con tipos como usted. Le comunicó señalándole con el índice y seguidamente dar un largo sorbo de cerveza hasta apurar el vaso. Lo interesante es que en esta ocasión no lo hago por dinero, como suele ser habitual en mí, si no por cobrarme venganza. Sé que sabe que hace seis años mataron a mi querida hija tras violarla sin piedad, y allá a donde voy siempre tengo por costumbre interrogar a todos los criminales que capturo antes de cobrar mi recompensa, por si tienen constancia del paradero de ese malnacido, pero nunca tengo suerte. ¡Pero hoy no! Estoy de celebración y pienso invitarle a un trago. Al fin se el paradero de ese hijo de puta, Bill...  si lleno de plomo a ese cabrón y a toda su banda, podrás hacerte con todas las recompensas que ofrecen por sus cabezas, es tu jodido día de suerte.

Inmediatamente giró la cabeza hacia Sarge y no tardó en decirle con determinación.

- Ambos sabemos que ese tal Valance no va a venir, y serías un necio si creyeses lo contrario. A estas horas ya sabrá que tanto Throne como Bufford han sido aniquilados, y se perfectamente dónde está yendo ahora mismo... ¿Adivinas? Si, lo que piensas... Querrá solicitar ayuda al corrupto sheriff Cobb y sus hombres. Lo que no sabe ese cretino es que nosotros iremos a hacerle una visita de cortesía... Sonrió pensando en las ganas que tenía de volarle los sesos a Cobb y a sus hombres. ¿Quiénes seremos al final, Paxton? ¿A cuántos han contratado la pareja de antes? 

Me reí, divertido, al percibir que la chica de cabello rubio se acercaba sinuosamente y me hablaba en tono pícaro. ¿De verdad estaba intentando coquetear conmigo en semejantes circunstancias?

-No soy como el querubín de ahí fuera, ya te lo aseguro -le indiqué a Elena, con una sonrisa en los labios-. Y si me hieren, no voy a hacerme el duro como él negando que atiendan mis heridas. Así que mejor ahórrate ese tono seductor, no necesitas usarlo conmigo. A diferencia de lo que pensarán los blanquitos, para mí eres una igual en este trabajo y te trataré como tal -Me quité el sombrero y lo coloqué durante un instante en la cabeza de la muchacha-. Te queda mejor de lo que pensaba -Bromeé, guiñando un ojo, intentando relajar el tono-. Sí, quiero que me cuentes por qué no dudaste en apuntarte a este trabajo. Estabas convencida desde el primer momento. Si voy a arriesgar la vida en River Creek, al menos quiero saber si puedo confiar en alguien cuando le dé la espalda. De él -señalo a Paxton con un gesto de cabeza- sé que puedo fiarme mientras Donna y compañía puedan pagarle. De ti, aún tengo mis dudas, mademoiselle.

Escucho la conversación entre Sarge y el Coronel. Mortimer había sido efectivo, tocando las teclas apropiadas para convencer a su interlocutor, pero este parecía un hombre bastante obcecado con la venganza y era de suponer que se quedaría allí hasta que llegara el tal Valance.

-Va para largo -le indiqué a la muchacha, convencido-. ¿Pido alguna copa al barman?

Tus palabras dejaron un poco más irritado al sheriff, a pesar de lo cual, terminó asintiendo con la cabeza.

-Está bien, señor. No puedo obligar a nadie a montar una partida. Puede irse si así lo prefiere.

Entonces se giró hacia los demás.

-El resto de vosotros, id por vuestros caballos. Nos reuniremos en la oficina en diez minutos.

El grupo empezó a dispersarse, para empezar, el sheriff, que se dirigió hacia su oficina, aunque coger los caballos era ahora impensable. ¿O no?

Flanqueado por la joven Esto y el amante de los gallos el Coronel fue el primero en responder.

-Conozco su historia Coronel y aunque mi predilección también es la de capturar indeseables en solitario como usted, comparto su necesidad de sed de venganza pues yo una vez la tuve y pude aplacarla cuando atrapé a los culpables y los liquidé- miré con fijeza al pistolero-acepto con gusto esa copa y si me lo permite le ayudaré a acabar con esos malnacidos, al igual que liberar a esa pobre gente de esa esclavitud-me apoyé en la barra al lado del Coronel esperando con paciencia aquel whisky.

Por su parte del otro hombre pareció rehusar el ayudar a aquella gente y por mí no habría tenido problema en que se quedase comiendo estofado allí de por vida pero su puntería era excelente y sin duda sería muy útil para el grupo.

La chica se defendió perfectamente ante la pregunta del amante de los gallos sin ayuda de nadie, desde luego para llegar hasta allí sola, tenía agallas y no se amedrentaba ante aquel hombrecillo, lo que me hizo casi sonreír mientras el Coronel volvía a dirigirse a mí.

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-Pues aparte de los aquí presentes, el recién destetado y su hermano que se han quedado fuera también han decidido unirse a nosotros. No son en absoluto de mi gusto pero siempre estaremos a tiempo de pegarles un tiro si es necesario Coronel.- Él era tan despiadado como y si era necesario no dudaría un instante en acabar con aquellos dos si se convertían en una amenaza.

-Tomemos esa copa entonces y pongámonos en marcha- sentencié levantando la mano llamando la atención del barman.

Le dedicó un saludo llevando su mano al sombrero, viendo luego como se iba alejando hacia su oficina. Jeff decidió esperar apenas un rato, para que los demás continuaran su camino. En cuanto pudo, se acercó a los caballos, los cuales reaccionaron un poco a su presencia. Se apoyó en donde estaba atados con un par de vueltas y tratando de ser rápido y discreto, les dejó libres. Tardarían un rato en notarlo, pero esperaba estar lejos de ahí pronto.

Luego, a paso tranquilo, intento alejarse hacia donde deberia estar su hermano. Pareciera que todo se complicaba de un momento a otro y no le extrañaria verlo salir disparando.

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Mientras Leroy decia aquellas palabras seguia atenta a la conversacion que Bill tenia con los otros dos, me hizo gracia escuchar sus palabras e incluso le deje ponerme su sombrero y rei coquetamente, me coloque a su lado mientras parecia que ya estabamos todos decididos a partir, aunque "Sarge" aun no se habia pronunciado al respecto y parecia bastante hosco ante aquello; apoye mi espalda en la barra mientras miraba hacia la nada
Una mujer en un mundo de hombres... empece a decir con un tono algo mas frio de lo que hubiera querido siempre es digno de admirar le dije mientras cogia su sombrero y me lo colocaba pero cuando a una de nosotras le hacen algo asi... cogi el sobrero y colocandolo ante mi rostro lo volvia a colocar en la cabeza de Leroy A ti te queda mejor le dije finalmente volviendo a dibujar una amplia sonrisa coqueta en mi rostro.

Entonces Bill pidio una copa
Para todos!! le dije en voz alta al camarero para que entendiera que Leroy y yo tambien queriamos una y aunque no lo tenia muy claro, esperaba que Sarge tambien se uniera a nuestra "celebracion".

No fuiste demasiado discreto, pero en cualquier caso, el sheriff tenía demasiado en que pensar y no se fijó en absoluto ni en como desatabas los caballos y te alejabas de allí, esperando que acudieran a ti cuando los llamaras. Aquel maldito pueblo era cada vez más peligroso y salir de allí, incluso para ayudar a unos pobres desgraciados, le estaba pareciendo el paraíso.

¿Por qué en cada pueblo al que iban había alguien que le buscaba las cosquillas?

Cuando estaba ya lejos, los llamó, y ambos caballos vinieron raudos sin que apenas nadie reparase en ellos. Estaban todos demasiado ocupados preparándose para cazarles a él y a su hermano, aunque no tuvieran ni idea de que fuesen ellos a quienes buscaban.

Esperaba la voz de alto de un momento a otro, sentir el frio caño de un arma en sus riñones o directamente la feroz mordida del plomo… pero nada de eso ocurrió, logró alejarse de allí y de un silbido sus caballos corrieron hacia él. No pudo evitar soltar un fuerte soplido de aprobación.

-Eres un buen animal- acarició la grupa de su caballo, complacido de su inteligencia y pericia-. Y tu también eres una buena chica- palmeó a la yegua de su hermano, mientras les dirigía raudo hacia donde se suponía que se encontraba. Le habría gustado tener alguna manzana o zanahoria para ellos, pero solo podía contentarlos con unos pocos mimos.

Aprovechando que estamos tras el mostrador mis manos bajan hasta su cintura subiendo lentamente la falda del vestido hasta su cintura y siempre quedando todo oculto bajo el mostrador, con mi mirada clavada en la suya y de reojo en lo que nos rodea.

Con su falda subida introduzco la mano bajo su camisón acariciando su sexo con mi mano derecha, con la izquierda su ombligo y su vientre.

La mujer no se lo piensa más. Está casi jadeando y excitada, muy excitada, así que en cuanto siente su mano entre sus piernas, su cuerpo se tensa ligeramente, aprieta los muslos, y puedes notar como empieza emitir flujos a pesar de lo poco que has hecho. Sus dedos se aferran a tus brazos y parece a punto de desvanecerse cuando tus dedos tocan su clítoris hinchado.

-¡Aaaaah! -gime, con los ojos cerrados, dejándose llevar.

Entonces se da cuenta de que no hay tiempo que perder, así que abre los ojos y tira de ti. Echa una mirada al suelo y se tumba, al tiempo que se retira las bragas y te muestra su sexo completamente.

-Venga, no tardes -te pide, casi suplicándote. Está hambrienta e impaciente, y completamente dispuesta.

Lo que parecía una señorita recatada y formal resulta que para mi fortuna no lo es tanto, solo espero largarme antes de que su marido entre por la puerta a buscar a su mujer...

No soy yo el que va a negarse a una petición tan interesante y liberando mi miembro lo introduzco de una sola vez en su sexo, comenzando una penetración ligeramente mas suave para incrementarla progresivamente hasta llegar a embestidas profundas e intensas. Mis manos simultáneamente aprietan y estimulan sus pechos que desabrochando su vestido del todo termino por desvestir dejando su ropa como cinturón.

Mi respiración mas intensa y agitadas en un sexo salvaje e improvisado que es del mas excitante en una situación como esta.

Tus penetraciones despiertan en la mujer un deseo hacía tiempo olvidado y sus manos se aferran a tu espalda, esperando sentir tu miembro todavía con mayor fuerza.

-Sí, sí, SI, SÍ... -exclama, elevando su tono cada vez más.

El ruido de una puerta llama vuestra atención y os distrae de vuestros gemidos y jadeos y los pasos de unas botas se acercan cada vez más al mostrador.

-¿Doris? ¿Doris, estás aquí? -pregunta una voz masculina.

Guiñando el ojo a Doris con una sonrisa me la meto en el pantalón y me oculto el rostro con el pañuelo, saco los dos revólveres y con uno apunto a Doris sabiendo ambos que no voy a dispararla y con el otro apunto al marido mientras me marcho, !como te muevas mato a tu mujer y te mato a ti!

El marido se va enfadar de todos modos, así que para evitar problemas a ella por si vuelvo en alguna ocasión que crea que el que la ha forzado soy yo y no que ella le es infiel....

Al levantarte con las armas en mano, viste a quién le estabas apuntando justo después de hacerlo. La estrella que lucía en el pecho te distrajo unos segundos, pero estaba claro que, de nuevo, tenías encañonado al sheriff.

Vaya, así que en lugar huir... has decidido tomar un tentempié por el camino, ¿no hijo? -te preguntó el sheriff, sin inmutarse.

Sus  ojos se movieron en todas direcciones, examinando el lugar y la situación, pero para nada alarmados.

-¿Estás bien, Doris? -le preguntó.

Después, volvió a centrar su atención en ti.

-Supongo que sabes que iré detrás de ti y acabaré contigo, ¿verdad?

Entiendo que me va perseguir y tratar de matar, si así lo deseas lo podemos arreglar en un duelo pero si me permite un consejo no merezco la pena tanto para usted como arriesgarse a separarse de su familia... use mi presencia para aferrarse mas a ella y no separarse mas.

Sin dejar de apuntar a ninguno de los dos ordeno seguro al sheriff, Quítese el cinturón y déjelo acérquelo con el pie... me voy y no deseo hacerle daño pero lo haré si me obliga...