Partida Rol por web

- Habla de robar quien estaba acechando a dos sujetos. Dime quien eres y que hace un elfo junto a otras dos extrañas criaturas conspirando en mi ciudad.

Alzo el escudo mientras hablo mirando desafiante a los ojos del elfo.

- Tal vez sea yo quien deba llamar a la guardia de la ciudad.
 

Al entrar en la taberna me fije que había mas gente que cuando la abandone por la mañana pero entre todas las personas no estaba la prostituta que me robo el dinero, en cambio puse mi atención en una mujer y que MUJER! Menudos “mogambos” tiene esa. Me acerque al tabernero sin apartar la mirada de cierto punto o mas bien puntos.

-Tabernero ponme 3 de tus mejores cervezas para mi y mis nuevos amigos- señale en dirección al orco para intentar intimidar al tabernero y así poder llevarme la cerveza gratis

El tabernero que no ha apartado la mirada desde que habéis entrado te vuelve a echar un vistazo, se reclina sobre la barra y te mira fijamente. Suelta un resoplido y con una voz profunda y amenazadora se dirige a Kinogmo:

- Si no me equivoco es usted el inquilino de la habitación al fondo del pasillo, que resulta ser la más cara. Si quieres esas cervezas primero vas a tener que pagar los 3 oros que cuesta quedarse.

El resto de la taberna se ha quedado en silencio, mirando expectantes a ver que va a pasar ahora.

Sonreí mientras veía al gnomo pasarlo mal. Había sido incluso mejor idea de lo que creía no cocinarlo, ahora teníamos show y todo. Y con un poco de suerte incluso una buena batalla de taberna. Dejé a la rana en una de las sillas y me quedé observando la situación.

-Jejejeje, al final puede que si tengamos una comida decente-le murmure a la rana.

Tenía ganas de tomarme las cosas de forma tranquila, pero había sido bastante ingenuo al creer que una especie inferior como los Humanos o los Gnomos podrían hacer algo bien a la primera. Me levanté de mi silla y di un par de saltos entre las mesas, no quería tocar el suelo de un lugar tan lamentable como ese, y terminé poniéndome sobre la barra, justo delante del tabernero.

- No sé qué tipo de cuentas tendrás pendientes con este Gnomo, Humano, pero si no eres capaz de servir bebida a unos clientes nuevos este lugar es peor de lo que pensaba. – mientras hacía eso metía mi mano en la túnica y agarraba un saco en el que llevaba las monedas de oro que guardé tras dejar que el tabernero la viese. – Sírveme una jarra con agua, a poder ser que este hirviendo. El agua, no la jarra. – Viendo la escena de ahora hasta veía normal tener que especificar qué era lo que quería que hirviese. Luego, de la misma forma que había llegado a la barra, volví a mi asiento.

Me quedé esperando a que me trajese la bebida mientras miraba en dirección a una de las mesas de la taberna en la que había dos Humanos hablando, seguramente de trivialidades. Había algo sobre la hembra que me quería recordar a algo, aunque no estaba seguro.  

La Kunoichi suspira, ocultando su furia.

Estándar, el tabernero de Nueva Rondar, parece estar abusando del pobrecillo Gnomo. Y a ella le dan bastante pena los Gnomos ¡Siempre los confunden con los Halflings!

Pero lo que más la enfurece, es el hecho de que NADIE mueve un dedo por el paqueño. Todos están como espectantes, como cómplices de un abusón en el colegio. "Ya vale" piensa.

"¿Me permites, mi buen Erudito?" dice a Félix, pues nunca le ha gustado estos escenarios, y mucho menos el quedarse mirando. Y dicho esto, se levanta, se acerca al mostrador, y de un fuerte palmetazo deja tres monedas de oro entre el Gnomo y el Tabernero Estándar (¡QUE SUPER-CARERO!)

"Ya te lo pago yo, tabernero. Que no hace falta que recrimines a un gnomo forastero"
Tambien deja tres monedas de plata: Son por la comida, y por tres bock de cerveza que habia en la barra para servirlos. Si nadie tiene iniciativa para defender a una persona, es que tampoco la tendrán para defender su bebida.

"Si me dices como te llamas, eres bienvenido en la mesa de Tachi" dice encaminandose de vuelta a sentarse con Félix.

- Hmpf, cuanta caridad - el tabernero deja escapar un murmullo mientras recoge los oros y el pago por la comida y pone a hervir agua para la rana. Cuando está todo listo pone las bebidas en la mesa y se aleja para servir a otros clientes.

El resto de comensales vuelve a sus quehaceres y la taberna se vuelve a llenar del ruido de gente hablando y cubiertos golpeando los platos.

Felix asintió a las palabras de la joven, ceremonialmente.

- Entiendo lo que decís, pero en mi experiencia prefiero no aspirar ni enfrentarme ni luchar, señorita - comentó con una sonrisa divertida que pasó a ser una leve carcajada.

Ah, el desconocimiento, pensó ante las palabras de la joven que preguntaba sobre el Ciclo.

- Me refiero al Ciclo de la Vida. Todos estamos inmersos en él. Todos jugamos un papel en él y todos tenemos un comienzo y un final dentro de él - explicó -. Él nos marcará las pautas sobre si podemos o debemos aspirar, enfrentarnos o luchar por algo y no buscar eso activamente - argumentó.

Al último requerimiento de la mujer el joven la miró detenidamente con una sonrisa suave.

- Ya que preguntáis por primera vez mi nombre os dire que me llaman Felix - se presentó con una leve inclinación de cabeza -. Aunque para igualar la balanza creo que vos también deberíais presentaros - la invitó con divertida amabilidad.

Su mirada se desvió en diversas ocasiones hacia el variopinto grupo recién entrado en la posada. No sentía amor alguno por los orcos así que no le dedicó atención especial. Escuchó al pequeño gnomo y sus dos poderosas y sobresalientes razones para asomarse a la mesa donde Felix y su interlocutora estaban, comprendiéndolo a la perfección. Por último escuchó hablar a la rana.

Una rana parlante, meditó interesado, tratando de hacer memoria a qué tipo de raza natural podría pertenecer. Y muy descarada todo sea dicho, pensó divertido al ver cómo se las gastaba con el posadero, al igual que la mujer con la que hablaba.

- !!Pues preguntaselo a ellos!!, iba a acabar la frase diciendo lo que pensaba pero se contuvo Que para eso son tus amigos!, hace una pausa para coger aire Puedes irte detrás de ellos, ahora.

- Visto que no tienes inconveniente, sonrió levemente

-GUAAAAAARDIAAAAAS! A MIIII LAAAA GUAAARDIA, BANDIDOOOOOOS ! gritó el elfo a pleno pulmón, sin bajar la guardia en ningun momento

Cuando Neithos grita su voz hace eco por la calle, alertando a las pocas personas que estan tiradas que hacen caso omiso de la llamada de socorro.

Aprovechando la confusión ambos salís corriendo en direcciones contrarias ante la posibilidad de que se presenten los guardias realmente, no es una situación agradable para un elfo en ciudad humana ni para un humano portando armas.

“Mi maestra” suspiro “Nunca me había interesado mucho por ella, pero ahora que no está noto que falta algo. Nunca hubiese pensado que quien me acogió en su casa y me dio algo que hacer en la vida se marcharía sin más. 5 largos años había estado con ella, desde antes siquiera de ser adulto, y ahora me tocaba ir a buscarla. Seguramente parte de mi carácter se deba a pasar tanto tiempo con ella, pues era arisca con todos aquellos que iban a su casa a pedir ayuda o consejo, y no eran pocos. La mayoría de ellos se marchaban al poco tiempo, pero había algunos que se quedaban e insistían pensando que una espada podía ayudarles a conseguir lo que querían, obviamente se equivocaban y los que no terminaban engullidos por el bosque no solían volver. A pesar de su carácter, era amable con la naturaleza, y trataba la vida en el bosque con respeto, solo tomaba lo necesario y aportaba lo necesario.”

La espera del agua que había pedido estaba haciéndose más larga de lo que pensaba.

“Y luego estaban aquellos que la trataban de maligna solo por adorar a Hecate, ni que ellos no rezasen a dioses caprichosos” me estaba enfadando solo de pensar en aquella gente. “Ahora que me pongo a pensar, creo que nunca le pregunté su nombre, solo la llamaba maestra”

Echas a correr hacia la gente, te lamentas no haber podido seguir a los individuos sospechosos pero es mejor que acabar en la cárcel. Cuando por fín paras echas un ojo a tu alrededor y ves una taberna cuyo nombre es "El conejo abierto" con la puerta abierta y dentro de una silueta de un gran orco que te llama la atencion.

Una taberna, justo lo que necesito pensó el elfo mientras pausaba su avance. Y parece que tiene no-humanos dentro, Perfecto Neithos se dijo a si mismo en voz baja.

Entró mientras Karom se posaba en su hombro con facilidad, Buen susto nos hemos llevado, no te preocupes ahora te doy comida, le dijo a su lechuza mientras entraba por la puerta de la taberna

En medio de todo el barullo y escándalo un elfo se aproxima a la puerta de la taberna. No parece importarle en gran medida que haya un orco enorme o una rana, más bien es lo que busca.