Partida Rol por web

Corres hacia el otro lado, perdiéndote entre callejones sin rumbo y tras un rato decides parar y tomar un poco de aliento. Cuando te recompones miras a tu alrededor y te das cuenta de que estás en otra zona muy distinta: Las casas están muy bien cuidadas y pintadas, hay pequeñas zonas abiertas con lo que parecen ser parques, aunque son más bien unos pocos árboles juntos alrededor de una fuente y unos bancos, y al fondo del camino en el que te encuentras hay un edicio muy grande, de 3 plantas, que destaca por encima del resto.

Bandera

En este edificio se ve una bandera, un escudo con una especie de estrella grabada. En la puerta hay dos soldados bien equipados vigilantes de que nadie pase, aunque la puerta de entrada está cerrada a cal y canto así que no te cuesta mucho deducir que están mas bien para imponer que otra cosa.

El resto de la calle parece ser el distrito residencial de la gente con dinero, o al menos con recursos como para no vivir en los suburbios.

Cuando caminas léntamente hacia el edificio por curiosidad te parece ver en una ventana a lo alto al mismo elfo que viste en la esquina con la otra criatura oculta.

El elfo se dirigió a la barra con tranquilidad, Perfecto otro lio, pensó mientras oteaba la situación. Un trago, tabernero. Que parece que hoy me he levantado con el pie izquierdo.

- Si se sirven tragos, claro está

Estaba absorto en mis pensamientos para cuando llegó mi bebida. Abrí mi bolsa de ingredientes y cogí  un poco de tomillo y melisa, lo ponía en un pequeño recipiente metálico el cual tenía unos pequeños agujeros para que se filtrase el agua pero no lo suficiente para que las hierbas pasasen por ellos, y lo metía dentro de la bebida.

En unos pocos minutos tendría una infusión bastante decente, mucho mejor que cualquier cosa que pudiesen servir en este establo.

Mientras tanto observaba al Gnomo, el cual parecía haber sido invitado por “la caballero de brillante armadura” a una mesa distinta. “Mejor, no sé qué trabama ese Gnomo pero seguro que era una pérdida de tiempo. Ahora a ver, ¿quién de los presentes podrá tener algo de información sobre mi maestra?” Saqué la carta para volverla a leer y miré el entorno en busca de alguien que fuese medianamente sabio, alguien que me pudiese dar alguna pista.

Me dispongo a ignorar al elfo y a volver a la taberna pasada mi curiosidad inicial. -<< Soy mercenario al fin y al cabo, no es asunto mío lo que puedan tramar un par de extrangeros en la ciudad. >>

Cuando dando un último vistazo, me fijo en el escudo.

- << Ese escudo me resulta familiar, lo he visto en alguna parte, no recuerdo donde, pero no me da buenas vibraciones. >>

Intrigado por lo que pueda significar decido investigar un poco más antes de irme del lugar.

Subo al edificio contiguo y miro a través de la ventana. La ventana está abierta, por lo que parece que se pueden oir fragmentos de la conversación.

- << Si hay algo que saber, lo descubriré ahora. >>

La Kunoichi se sienta a su mesa, de vuelta con el hombre de aspecto sabio. Trae tres jarras. Al fin y al cabo la invitación al Gnomo es cuanto menos, evidente.

"Perdone, mi buen señor Félix, pero simplemente no soporto ver abusos y esta clase de escenas"

Se sienta relajada en un taburete, y le da un leve sorbo al Bock de cerveza. Tachi entonces echa de menos la posada de su tierra natal: Tenian un barril encantado (dicen que por uno de los salvadores de la antigua guerra, nada menos) y que la cerveza siempre sale helada.

"Y tiene usted razón ¿Donde quedaron mis modales? Mi nombre es Tachi. Tachi Yoroitoshi, señor Félix."
"Y es curioso el asunto del Ciclo y la Balanza ¿Realmente cree que nuestro destino está ya escrito?"
 

Felix sonrió a la mujer su manera de actuar y sus palabras, asintiendo conforme de que por fin ella también se presentara.

-Mucho gusto, Tachi - afirmó -. Y respecto al Ciclo... no. El Ciclo solo determina el curso natural de las cosas, a las cuales pertenecemos. Todo tiene un comienzo y un final, eso es algo inmutable y que se repetirá por siempre - comenzó a explicar algunas pautas sobre la filosofía cíclica -. Dentro de ese Ciclo todos debemos seguir unas directrices pero gozamos de libre albedrío... aunque nunca para escapar del curso impuesto por el Ciclo. Puedes acelerar su fin o posponerlo, pero nunca evitarlo. Y una vez que alguien termine ese Ciclo, en un futuro volverá a él para repetirlo. Eternamente hasta el final de los tiempos - argumentó someramente sin tener intención alguna de dar lecciones sobre creencias o filosofías.

Tomó una de las jarras de cerveza traídas por la mujer y bebió disfrutándolo. Nunca había tenido demasiadas oportunidades para gozar de una buena cerveza en compañía, salvo en la feria anual de una remota aldea del bosque de Septentrion.

"Hum..." dice ahora con un rostro un tanto confuso

"Estais diciendo que un rey puede vivir su vida natural -o morir prontamente- y luego volverá a empezar el ciclo siempre como rey?"
Tachi siempre creyó en una recompensa final, en el Elíseo, en los campos de Shibari, su deidad patrona. Pero tambien sabe que es muy ignorante en muchas cosas, y lo mejor es escuchar a hombres sabios. Y a veces, hablar aun a riesgo de parecer tonta, que callar y terminar siendo tonta.

"Sinceramente, creo que si es que existiese un destino, y un límite en el potencial de una persona... entonces no podemos conocerlo" dice con una enigmática sonrisa "Aunque el Ciclo diga que uno puede o no puede superar una debilidad, o explotar una fortaleza, eso no podemos saberlo ni aun con la magia más poderosa"

"No soy la mujer más lista de la sala, pero creo que no pueden existir un destino legible, y el libre albedrío. Y si tengo que elegir..." en ese momento calla, dejando la respuesta al aire.

Entonces mira al compañero Gnomo, que aun no ha abierto la boca

¿Que opina usted, compañero gnomo?"

Me acerque a la mesa donde se encontraban la mujer que salto en mi defensa y el hombre que tanto hablaba.

-Antes de nada me gustaría agradecerle el haberme ayudado en la disputa con el tabernero, veo que aun queda buena gente en esta ciudad, mi nombre es Kinogmo, como bien vera soy un gnomo y como agradecimiento le ayudare en lo que necesite con mi magia blanca, con vuestro permiso- me senté en un taburete dando un pequeño salto ya que el tabernero no había pensado poner unos asientos accesibles para todas las razas,

-Mi opinión sobre la conversación que estabais manteniendo es que todo se rige por unos motivos pause un momento para beber un buen trago de cerveza y esos motivos son los Dioses, ellos ya tienen marcado nuestro destino, nosotros solo seguimos las pistas que nos dejan por el camino-