Partida Rol por web

Alma no podia creer lo que estaba viendo ante sus ojos, una autentica horda de gente se acercaba hacia ella a toda velocidad dando dentelladas al aire y con el rostro desencajado.

-Esto...esto es ¿real?- pensó un segundo antes de empezar a correr hacia el bosque aterrorizada

Toda su vida comenzó a pasar delante de sus ojos mientras se intentaba concentrar en no caerse de bruces

-Venga, ¡que ya casi estás!- reforzó el agarre con mayor convicción, agarrando el brazo de Flavia a la altura del codo con su mano, quedando a su vez la mano de la muchacha a la altura del codo de Verónica.

Un último tirón, eso necesitaba. Un último aliento de fuerza para salvar a la completa desconocida que se negaba a dejar morir allí.

Cuando consigo encontrar un camino medianamente viable entre los árboles y ramas avanzo lo más rápido posible, ya que no se dónde coño estarán. Al cabo de unos metros veo a dos personas a la chica morena, Alma y a Barth lo que me hizo suspirar y sonreír-Eh! Menos mal que os encuen..tro ¡JODER,NO PUEDE SER!-mis ojos se llenaron de terror, ambos venian cagando leches y detrás de ellos venían un puñado de zombis. No pregunté más y eché a correr de nuevo, luchando por mi vida.

Deje mis cabilaciones atras y volvi a centrarme en correr por mi vida siempre vigilando no dejar a nadie, que me importara atras, pues aunque el grupo nuevo era incordiante no se merecian quedar a merced de la muerte. Segui corriendo intentando alcanzar a Enara que era la que iba mas adelantada y si no bajaba el ritmo nos perderia a nosotros y al resto del grupo y tampoco le convenia ir sola. Una vez la cogiera intentaria que fuera mas despacio, era por su seguridad y supongo que Jorge me habia pegado algo de su sobreproteccionismo.

A pesar de estar ya cansada y dolorida por el tropezón, la adrenalina que corría por mi cuerpo hizo que siguiese adelante. Que corriese lo que mis fuerzas me permitiesen. Era la última de mi grupo y los bichos aquellos estaban cada vez más cerca. Así que no me quedaba otra. O correr como alma que lleva el diablo, o morir. Y no pensaba morir. No aquí. No ahora. Intenté tener cuidado de no volver a caer. Había mucha probabilidad de acabar con algún hueso roto.

¿Por qué me he metido aquí...? Yo me quiero volver a casa. Ni a la universidad, ni hostias. A casa. Y dormir calentita en mi cama. Dormir hasta olvidar esta pesadilla.

Ufff que trabajo todo esta historia del bosque, si llego a imaginar tanta complicación y que los famosos fantasmas que mi familia creen reales tienen algo de veracidad me buscaba un trabajo menos lioso....

Corro junto a las chicas huyendo de nuestro agresor, inconscientemente no puedo evitar ir mas retrasado, supongo que aunque no lo haga a propósito si algo sale mal yo voy a quedarme atrás para que escapen todos y no puedo quitarme esa preocupación.

Enara había reducido su marcha tanto que Ashley y Luna consiguieron finalmente alcanzarla. Quien se estaba quedando atrás ahora era  Jorge, que empezaba a notar los síntomas del cansancio. Solo eran tres zombies los que le seguían, pero no tenían pinta de cansarse. Así que manteníais una cierta distancia con ellos (Jorge un poco menos) pero sabíais que todo era temporal.

Podíais intentar esconderos, subiros a un árbol, luchar o seguir corriendo, pero había que hacer algo en algún momento porque tarde o temprano, os acabarían pillando. El tiempo corría en contra vuestra.

La jauría que se había abalanzado sobre vosotros era tan numerosa, que unos tropezaban con otros, caían y al intentar volver a levantarse, volvían otra vez a besar el suelo. Eso permitió a Alma coger ventaja y a Parker, recuperarse de la sorpresa inicial. A pesar de haber reaccionado tarde, Parker consiguió moverse lo suficiente como para alejarse del peligro inmediato, aunque aquello no tardaría en ser insuficiente. Los zombies nunca se cansaban, si bien, mientras continuaran siendo tan torpes, tenían una oportunidad de escapar.

Con un último tirón, Veronica consiguió subir a Flavia al árbol. Eso fue suficiente como para salvarla de las garras de los zombies, que a pesar de intentar cogeros, no tenían el suficiente cerebro como para conseguirlo. Por desgracia para vosotras, los zombies parecían ser de ideas fijas. Una vez os vieron, no parecían dispuestos a alejarse de allí.

Por fin, un ruido pareció atraer a alguno de ellos, y todos los demás se fueron marchando poco a poco, como si de repente se hubieran olvidado de vosotras. Después de un rato, todo quedó en silencio.

Estabais solas.

Verónica notaba los músculos agarrotados de estar sentada en la rama, atenta a cualquier movimiento cercano. Había estado tan asustada que no había mediado palabra en todo ese tiempo. Ahora al menos podía volver a respirar más o menos tranquila.

-¿Estás bien?- incluso en esos momentos hablaba en voz baja para no llamar la atención de nada que se encontrase en el bosque. -Creo que lo mejor es esperar a la mañana, con algo más de luz... Podríamos hacer turnos para dormir o algo... O al menos descansar un poco- empezaba a notar que le faltaba el aire.

-Si quieres podemos bajar y hacer un fuego. Así al menos no parecerá todo tan... tétrico- "espero que realmente sea así". -Estoy segura de que cuando descansemos un poco veremos las cosas de otra forma- no estaba segura de sus palabras y el temblor en su voz la delataba, pero intentaría ser positiva en lo posible.

Flavia todavía estaba temblando, así que la idea de Veronica de descansar allí, le pareció lo mejor. No le gustó tanto lo de bajar del árbol, porque no se sentía nada segura. Los zombies podían regresar y cogerlas desprevenidas. Pero era cierto que no podían dormir arriba, así que al final, bajó con ella.

-T-tengo una caja de cerillas -le dijo a Verónica, mientras cogía algo de leña e hierbas, sin dejar de mirar a su alrededor. La noche había caído ya. Durante el primer día, estuvo a punto de no volver a ver a nadie nunca más, después de perderse en el bosque, y ahora... ahora casi había servido de banquete de cerebros. Aquello no pintaba nada bien.

-¿De dónde crees que habrán salido todos esos zombies? Creo que empiezo a creerme eso de la bruja. Seguro que son cosa s-suya -dijo, temblando de frío, mientras seguía amontonando ramas para hacer el fuego.

Tal y como hacía Flavia, Verónica también recogió ramas y hierbas de repuesto sin dejar de mirar a su alrededor en ningún momento, atenta a cualquier sonido extraño.

-Yo... No lo sé. Si creo en el más allá y creo en que, si asesinaron a una bruja injustamente, su alma vague sin descanso buscando venganza. Pero creer en zombies- notó cómo un escalofrío recorría su espalda, obligándole a guardar silencio unos segundos, -eso sí que no lo habría pensado nunca.

Al menos ahora estaremos calientes... Si quieres dormir un poco, yo me quedaré despierta, haciendo guardia. Si veo u oigo algo extraño te despertaré y te ayudaré a subir al árbol de nuevo- se llevó la mano al pecho -lo juro.

Aquellos seres seguian corriendo y parecian no cansarse en cambio en nosotros ya comenzaban a reflejarse los sintamos del cansancio; Jorge se quedo atras en verdad aquella vena de salvador le podia pues si seguia a aquel ritmo le acabarian alcanzando.

Mire al resto del grupo... no podiamos escondernos pues si no los perdiamos de vista nos encontrarian, subirnos a un arbol... tampoco lo considere una opcion pues aquellos seres tambien podria ser que supieran subir y en un arbol que escapatoria teniamos??

Separemonos!! grite desesperada Intentemos asi desconcertarlos!! dije cogiendo la direccion de la derecha Nos vemos aqui en media hora y segui corriendo mirando haber si mis compañeros me harian caso.

Enara, quien bien había reducido la marcha, obedeció a la joven emocha que antes había tirado de su compañera de piso. Redujo la marcha a un ritmo para que luego, así, no se cansase.

¡Esta bien! -gritó jadeante.

Enara caminó hacia la izquierda. Quería ver a sus dos compañeros, pues bien necesitaba un poco de apoyo emocional... Usaría sus nociones sobre la naturaleza para ayudarse a regresar.

Viste como Alma y Parker, que acababa de aparecer en el lugar, salían corriendo perseguidos por la horda de zombies, desde tu pequeño escondite entre los arbustos y las cañas. Minutos más tarde, todo se quedaba en silencio y por primera vez en un buen rato, no parecía que corrieras peligro.

Pero era de noche.

Y estabas solo.