Partida Rol por web

El sistema de megafonía de la nave deja oír una vez más la ya familiar voz del teniente Gaeta:

- Aviso a todo el personal científico, deben preparar un informe preliminar sobre la desaparición del convoy minero y comparecer en el puente de mando en dos horas, para presentar sus primeras conclusiones. Se les espera a las 18:00, sean puntuales.

Camino junto al Brigada al lugar en el que nos espera pacientemente el agente Bester. Los nuevos datos aportados por Rogers son una buena base sobre la que afianzar los objetivos de la misión, nada que ver con los castillos de humo construidos por las corporaciones.

- Agente Bester, ya estamos listos. Usted comenzará el interrogatorio, si le parece bien, presentándose si así lo desea -afirmo, dando pie a la flexibilidad en los planes, ya que no soy experto en el tema que tenemos entre manos- Cuando dé la orden nos marcharemos, y nos volveremos a encontrar en hora y media en el puente de mando. Me gustaría compartir la información con ustedes antes de la llegada del resto.

El comandante Adama y Steve Rogers se reúnen con el agente Alfred Bester en los pasillos del AURORA.

Al parecer, como siguiente fase de su plan estratégico tienen intención de someter al reo conocido como Riddick, el Chacal, a un minucioso interrogatorio privado.

No hacía más que unos segundos que Bester había llegado a su posición, cuando Adama y Rogers llegaron. El tiempo había sido invertido en una visita al agente de la corporación, el Señor Smith.

- Comandante Adama, Brigada Rogers. - Saludó a ambos, caminando a paso lento y tranquilo, con aquella media sonrisa de autosatisfacción que bien podría desagradar a cualquiera, pero que dejaba bien claro que había conseguido sus objetivos. - Mientras hablaban, aproveché para reunirme con el Señor Smith y... tratar ese asunto del prisionero en particular. -

Una pausa, una de esas que tenían como objetivo captar la atención de sus interlocutores, de desear escuchar que resultado había obtenido.

- Puedo asegurarle, que no ha sido una negociación sencilla. Esta claro porqué ese hombre representa a su compañía en esta empresa. - Posiblemente, aquel fuera algún tipo de humor muy particular, pues aunque parecía algún tipo de broma, el semblante del menudo hombre no varió. - Pero finalmente accedió a congelar al Chacal una vez acaben los interrogatorios. Esta a su completa y total disposición, Comandante Adama. - 

Escuchó cual sería el modus operandi del interrogatorio, y se limitó a asentir con la cabeza. - Bien. Además de las posibles preguntas que puedan ser de interés para la misión, necesitaré las que deseen hacer de forma más concreta. Principalmente usted, Brigada Rogers, quien no realizará pregunta alguna. -

Una gran sonrisa de satisfacción se dibuja en mi cara tras las palabras de Bester. El hombre era un experto a la hora de interrogar y, por lo visto, también lo era en el arte de la negociación y la política -No me he equivocado con usted, agente Bester, en todo caso no me había percatado de toda la capacidad que usted tiene. En los últimos veinte minutos, hemos avanzado más en la misión que en todos los días que llevamos en ella. Ahora solo falta que el prisionero nos dé toda la información que necesitamos y lo congelemos para que el día sea perfecto.

Reflexiono durante unos instantes, buscando preguntas que puedan servirnos en el interrogatorio -Deberíamos centrarnos en algunos temas en concreto. Creo que sería interesante buscar información sobre el grupo de terroristas en el que trabajaba, saber de su modus operandis, sus agentes, infrastructura, etc. También sería interesante saber qué relación tenía dicho grupo con las corporaciones, parece que hay muchas sombras entorno a dicha vinculación que el preso podrá aclarar. Tal vez podamos buscar información sobre el propio Riddick, sus intenciones, deseos y pretensiones. Por lo visto tiene una cuenta pendiente con el hombre que lo traicionó, de su propio grupo terrorista. De todos modos, podemos comenzar hoy un interrogatorio y continuarlo en los próximos días -concluyó, sabiendo que mucha información podrá ser revelada en las próximas horas y que el trío que hemos formado necesita mayor intimidad para tratar de ciertos temas polémicos.

El Operativo X8 se une a vuestro grupo durante el trayecto hasta la bodega de carga de la nave. No ha hecho falta llamarla, es como si supiera que debía presentarse aquí en este preciso momento. Sonríe con complicidad a su casi inseparable Bester y saluda respetuosa, con una leve inclinación de cabeza, al comandanta y al brigada. Lo cierto es que desde que subió a bordo apenas han oído su voz, es una mujer de muy pocas palabras.

El trayecto hasta su destino es corto, y la mayoría del tiempo sólo se escuchan los pasos acelerados de los tres individuos. Al llegar a la sala contigua a la de bodega, Steve Rogers manda a sus subordinados a hacer otras tareas, quedándose los cuatro a solas. Entonces Lucy le hace un gesto de asentimiento a su mentor y comienza a hablar.

- Con su permiso, Bester. Me gustaría preguntarle al brigada, si ese sujeto - dice señalando con la cabeza hacia la bodega - ha dicho algo hasta ahora. Seria interesante saber cual ha sido su conducta desde que pisó la nave. Pues de ello dependerá nuestro interrogatorio - le pregunta.

Escucho al miembro de la ONUG cuando confirma que ha conseguido negociar con Smith para que mantengan congelado a Riddick. Asiento reconociendo su mérito; estoy convencido de que es la opción más segura, aunque eso implique que yo haga todo el viaje despierto. Si existe la más mínima posibilidad de que ese hombre salga del estado crioestático con toda la tripulación congelada, no vamos a dejar que campe a sus anchas por la nave. Si con un Crucero mató a cientos de personas, es preferible no comprobar qué podría hacer con una nave de combate.

Saludo a Lucy con la cabeza, mirando de soslayo al comandante para comprobar si aprueba su presencia aquí. Hasta el momento prácticamente no he coincidido con la mujer más que en la cámara de crioéstasis, por lo que para mí es una completa desconocida. Sin embargo, parece que está bajo las órdenes directas del agente Bester, por lo que asumo que no hay ningún problema por que asista al interrogatorio. La pregunta que me hace, muy en línea con la de su mentor, me confirma que será un activo importante para interrogar al prisionero.

- Riddick ve sus acciones como las de un libertador que lucha por el pueblo oprimido - contesto resumiendo mi conversación con el hombre en la bodega de carga. - Está orgulloso de que le llamen terrorista y delincuente ya que de esa forma resalta su lucha y su descontento con la sociedad regida por las MegaCorps a las que ha declarado la guerra. - Alguien me había dicho hace poco que "terroristas" era el nombre con el que se refería un ejército grande a uno pequeño que practicaba guerra de guerrillas. Desde luego Riddick parecía creerlo así, aunque pensar de esa manera es un auténtico desprecio a todos los civiles que mueren en esos atentados. - Por supuesto, bajo su opinión, todos los que viven según las reglas de esas mega corporaciones son soldados enemigos. Y los civiles que murieron en el atentado serían sencillamente "daños colaterales".

Resumo mi conversación con Riddick de la forma más precisa posible, suponiendo que eso contesta hasta cierto punto las preguntas de Adama sobre las pretensiones del asesino.

- En la bodega - añado para concluir mi respuesta a Lucy - se muestra arrogante y despreocupado. - Tal y como ha hecho desde que le vimos por primera vez en la prisión. - Sabe que antes o después le sacaremos de allí, ya que por eso le hemos traido, por lo que parece improbable que intente fugarse. Por supuesto, no desperdiciará la menor oportunidad para soltarse y matar a todo el que se le ponga por delante, sencillamente por el hecho de reducir el número de "soldados enemigos". Después de todo, Smith se encargó de dejarle muy claro que es una fuente de información importante, así que actuará sin temor a represalias. - Como si ese tipo de gente se preocupase lo más mínimo por las represalias que otros puedan tomar a sus acciones. - A pesar de que sus grilletes le mantienen pegado a la pared, se esfuerza por mantener sus músculos activos lo mejor que puede. Eso le permitirá mantener su rendimiento durante 3 ó 4 días si no cambia de posición. - Me quedo pensativo un momento, pues dejar a un prisionero quieto durante tanto tiempo y alimentarlo con suero y complementos nutritivos a través de inyecciones no es mucho mejor que las torturas a las que les sometían en la prisión. Es algo que debería tratar con los oficiales, pero si finalmente Riddick va a permanecer congelado no merecerá la pena preocuparse por eso ahora.

- Poco más les puedo decir. No he querido indagar mucho más, pues prefiero no darme a conocer ante él - añado. - Es un hombre astuto, por lo que hay que aprovechar cualquier ventaja posible con él. De momento, considero preferible que piense que soy ese "soldado modélico" que idealiza esta sociedad - concluyo con un gesto de cabeza hacia el comandante Adama.

Así será -asiento confirmando las últimas palabras de Rogers. La presencia de Lucy me incomoda en cierta manera más por lo extraño de la mujer que por sus acciones, pues hasta ahora apenas la he escuchado hablar en un par de ocasiones. Sin embargo confío en el criterio de Bester para elegir a sus compañeros, razón por la que no me cabe duda de que es una mujer inteligente, apta para las acciones que vamos a realizar- No nos demoremos, vayamos a sacarle algo de información a Riddick.

Durante una de las guardias de vigilancia de ese terrorista que tienen en la bodega de carga, el tal Riddick, aparecen el comandante Adama y los dos agentes del ONUG, Bester y Lucy. Entonces, para vuestra sorpresa, el brigada Rogers ordena a los dos marines que le acompañan, Agathon y Greer, que se retiren al pasillo hasta que les avise.

Por lo visto, quieren sostener una charla privada con el Chacal...

- Agradezco sus palabras, Comandante Adama. - Las aceptó de buen gusto y agrado. Avanzar en aquella investigación, motivo por el cual estaba allí, era motivo de satisfacción y autorrealización. Pero lo más importante, les acercaba a la realidad sobre el convoy desaparecido... y la amenaza potencial que planea sobre el Gift of God.

Lo curioso fue que Bester no sacó libreta alguna para apuntar la hoja de ruta de preguntas que Adama deseaba realizar. Se limitó a observar en silencio, en memorizar y en prestar atención. Si deseaba creer en esas preguntas debía entender esas preguntas, hecho por el cual razonó, antes de nada y de forma mental, el objeto de todas ellas. Una vez obtuvo todas las respuestas a los motivos y valores de aquellas preguntas, creó de forma mental el camino para conseguir sus objetivos: que preguntas, que actitud, que tono, que luz, que gestos. Todo.

Pero por experiencia, los interrogatorios de varios días no era algo que le hiciera excesiva gracia. Por experiencia, aquello solo ayudaba al sujeto a preparar unas respuestas condicionadas, y retrasaba así como dificultaba su trabajo como interrogador.

A quien no miró cuando llegó, fue a Lucy, asintiendo con la cabeza solo cuando escuchó sus pasos. Estaba claro que debían llevar mucho tiempo trabajando juntos para llegar a aquel nivel de entendimiento mutuo. Se quedó callado, mientras el Agente Lucy hablaba, realizando otra de las preguntas clave antes de entrar en la bodega de carga.

En cuanto Rogers habló, se planteó un problema grave. De todas las posibles actitudes que podía tener un sujeto para ser interrogado, la despreocupación era la peor. Flaco favor les había hecho Smith dándole esa información a Riddick sobre lo valioso que era. Ahora debería trabajar con él mucho más, para poder encauzarlo en la línea que él deseaba.

- Adelante. - Confirmó a las palabras de Adama, marchando en silencio.

Era un hombre pequeño, menudo. No llegaba al metro setenta. Tampoco parecía destacar físicamente en ningún sentido, y debía tener ya bastante años encima. El Agente Bester de la ONUG, entró en la bodega de carga escoltado por la Agente Lucy, el Comandante Adama y el Brigada Rogers. Se detuvo un momento a saludar a los soldados que Adama invitó a marchar, retirándose unos guantes de cuero negro, y ofreciéndoles la mano para estrecharla con ellos en señal de respeto, educación y reconocimiento.

Tras eso, se encaminó hacia el lugar donde estaba Chacal, deteniéndose a exactamente dos metros y cinco centímetros de él, observándolo en silencio mientras guardaba los guantes en uno de los bolsillos, y de otro de los bolsillos sacaba una pequeña caja de cartón sin dibujo alguno, del tamaño de una baraja de naipes.

En aquel silencio, y con aquella habilidad suya para permanecer en el lugar más oscuro que había en el lugar, estudió no solo con la vista, también con el oído, e incluso el olfato, a aquel sujeto. Si olía a sudado, es porque había estado haciendo ejercicio. Si se movía lo mínimo, aunque no lo viera, lo escucharía. Y lo más importante, con la vista, estudió el escaso lenguaje corporal que podía leer de alguien que estaba encadenado.

Los dos marines del turno de guardia salen al pasillo y se quedan ante la compuerta estanca, que acaba de cerrarse:

—Tú, tronco —le susurró el soldado a su compañero extrañado—. ¿Qué mal rollo, eh? ¿Qué crees que querrá el comandante del pavo bajito y de la rubita esa que parece muda?

No es que Greer tenga pinta de que le preocupe demasiado. Pero cualquier ocasión es buena para chismorrear. 

El contacto con los marines coloniales ha sido muy breve, algo casi fugaz… y además Bester está centrando toda su atención en la inminente entrevista con el preso extraído de la penitenciaría orbital de máxima seguridad, al famoso terrorista espacial conocido como Riddick, el Chacal. Por eso las impresiones que ha podido extraer de los dos militares a los que acaba de estrechar la mano son apenas un burdo y somero esbozo de su personalidad…

El primero, Ronald Greer, es definitivamente un buscavidas, lo que cualquiera definiría como un garbanzo negro que se ha colado en el cocido de la marina colonial. Procede de los suburbios de la vieja Tierra, estuvo metido en problemas con las bandas, con tráfico de drogas y de bienes robados… y servir en el ejército fue una salida para él, cuando las cosas allí abajo se le fueron de las manos. Aunque no cabe duda de que es un tipo con agallas y recursos, de los que no se arrugan cuando se desata la violencia.

Por el contrario el otro, Karl Agathon, es harina de otro costal. Hijo de funcionarios del ONUG pertenecientes a la asfixiada clase media, entró en la marina colonial para poder obtener la titulación como piloto de lanzaderas, con expectativas de trabajar en el sector privado cuando acabase su servicio de una década. Pero después se dejó convencer por un suboficial para reengancharse para un segundo periodo de servicio, bajo el argumento de que necesitaban precisamente a gente como él, con cabeza y sensata, con educación y principios, para sacar adelante un cuerpo de marines que se estaba llenando de chusma.

Si los mejores se iban tras un único periodo, sólo les quedarían los maleantes que huyen de su turbio pasado… y pobre favor iba a hacer un cuerpo militar así a la colonización espacial.

Lucy se detuvo en la bodega y giró la cabeza para ver como abandonaban la estancia los dos militares. Lo poco que había visto de ellos le recordaba a la gente de la Babylon-5, y eso, no era muy de su agrado. Gente sin honor, gente a la que no le importa el resto de seres. Gente a la que sólo le interesa su propia supervivencia.

La agente avanzó de nuevo y buscó con la mirada al Chacal. Estaba deseosa por interrogar a ese criminal, y por el momento, sólo veía montones de motores, tuberías y más elementos metálicos. Miró entonces a Rogers, esperando que les llevara ante Riddick.

Nada mas salir al pasillo, quedó claro por mi expresion que nada de lo que estaba sucediendo me gustaba ni un pelo. -No lo se, pero estamos hablando de un tio al que le acaban de poner una bomba en la nuca. No creo que hayan entrado a desearle un buen viaje. - dije, acercándome a mi compañero, adoptando un aire mucho mas confidente, observando al chaval que había frente a mi- ¿Tu qué crees que esta haciendo aquí este tio? - añadi, preguntando por el Chacal a Greer, para ver qué opinion tenia al respecto.

Greer se estiró mientras su compañero le respondía.

—Ni zorra, tío —el hombretón se encogió de hombros y se limitó a sonreír—. No me hace ninguna gracia tener un terrorista abordo, pero si hay algo bueno de todo esto, es que ya casi ha terminao nuestro turno —su sonrisa se ensanchó.

Se sacó entonces del bolsillo lateral una especie de galletita de un color sospechoso.

—¿Te apetece probar un poco? Es mierda de la buena. 

Encabezando la marcha guío al grupo hasta llegar al lugar en el que se encuentra Riddick, apresado por unos grilletes magnéticos. El hombre era un asesino y un psicópata, pero su presencia no me atemoriza. Seguramente por la edad que ya tengo, o puede que por tener a alguien como Steve a mis espaldas.

- Señor Riddick -saludo sin decir nada más, mirando a Bester para que comience a hablar. No voy a darle el gusto de presentarle a nadie de los presentes, no si ellos no lo desean.

-Supongo que acabaremos enterándonos. - dije entonces, cuando Greer afirmo no tener ni idea de qué estaba sucediendo alli- Oye, Greer... ¿Tu has acompañado a Smith en algun momento?  -pregunte entonces, sin recordar si la presencia de mi compañero habia sido requerida por aque gilipollas en algun momento.

Entonces sonrei, ante aquel peculiar ofrecimiento- No, gracias... Toda tuya. Aunque tiene buena pinta... - decline, demasiado fiel al deber como para permitirme algo asi estando de guardia.

Ronald se encogió de hombros y sin pensárselo dos veces se metió la extraña galleta en la boca, masticándola ruidosamente. Era como si al pavo no le importarse demasiado poner en riesgo la misión de vigilancia (o más bien lo poco que les quedaba de turno) que el mismísimo Comandante les había asignado.

—Más pa mí —le dijo con su fuerte acento de los suburbios—. Tengo más por ahí, por si quieres darle un muerdo luego a una. 

Entonces miró fijamente a su compañero y respondió a su pregunta con voz queda:

—No, tío. No he ido con el Mr. Smith ese entodavía. Pero Johnny fijo que sí. ¿Por? ¿Te da mal rollo o algo?

Había pasado un buen rato desde que terminase la conversación con el soldadito. Desde ese momento me había dedicado a observar como sus dos perros fieles investigaban a fondo el hangar y eliminaban cualquier posible objeto que pudiese usar contra ellos. El rostro de uno de ellos deja claro que no entiende la situación, y no puedo mas que sonreír levemente al entenderle. Toda esta necesidad de seguridad para evitar que yo haga algo, mientras estoy pegado a una pared de metal por grilletes electromagnéticos... tan absurdo que dan ganas de reír, pero aun así deja clara una cosa: por mucho que todos ellos se esfuercen en intentar ocultarlo... me tienen mucho miedo. Y eso sin duda, me gusta.

La puerta del fondo se abre, levanto levemente mi cabeza para ver entrar a un hombre menudo, una mujer y, de nuevo, Adama y Rogers. Parece ser que después de dejarme aquí tirado se han reunido en una especie de "petit comité" para ver quién era el siguiente que debía intentar lidiar conmigo, y ese hombrecillo ha sido el elegido. Se retira los guantes para saludar a los dos perritos que echan a patadas del lugar. Sus maneras, su forma de mirar, e incluso su manera de dar la mano, indican que estudia cada una de las reacciones de aquellos que tiene delante... presión y fuerza de la mano, posición de la misma, si esta sudada o no... y la mirada principalmente. Así que ahora han mandado a un "loquero" o un psicoanalista de algún tipo... aburrido. Aunque tal vez si es su ultima bala, una conversación con él llegue casi a merecer la pena.

Tras la despedida se acerca a mi, midiendo las distancias de una manera bastante obvia y entonces empieza con su análisis. Relajo mis músculos en una serie de ejercicios que llevo practicando desde que me pegaron a esta pared hace ya un rato, dejando pasar el tiempo y permitiendo al nuevo invitado mirarme todo lo que quiera. Hago mayor hincapie en mis ejercicios en el brazo izquierdo, al ser diestro, probablemente sera el primero que sufra por las condiciones en las que me encuentro. Adama sin embargo, tiene a bien volver a dirigirse a mi con toda su educación, obsoleta y sin sentido tras nuestra anterior charla. Después mira al recién llegado... así que ha decidido que sus capacidades son inútiles para conmigo y por eso esta este aquí. Ahora puedo entender por qué han mandado a los dos perritos fieles del soldadito al pasillo, no quiere que vuelvan a dejarlo en ridículo delante de sus hombres... ya tuvo bastante en Himalia.