Partida Rol por web

Por un fallo, un simple fallo de mi cansada mente, habíamos perdido de golpe todo nuestro poder ante Riddick, haciéndonos quedar como patanes. Yo había cometido un error, puede que por culpa de Smith y las intenciones de las organizaciones, pero mi traspiés había rebajado el valor de todos aquellos que me acompañaban. ¿Cómo podía pensar que Smith quería que Riddick trabajara en libertad? ¿Cómo no pensar que solo quería nombres en un interrogatorio?

Las palabras del Brigada no son malas ni desacertadas pero contra Riddick poco puede hacer ya que él no tiene ninguna autoridad, algo que el preso saca pronto a la luz. Definitivamente todo se había salido de control, algo que Bester había notado pidiendo la salida del Brigada.

- Rogers, acompañe a la señorita Lucy a la salida y manténgase allí, de guardia. Me tomaré unos momentos con el señor Bester y luego este también nos dejará, pues necesito hablar con el invitado de señor Smith en mi nave a solas. Si escuchea algo raro entre, pero no creo que sea necesario -ordeno, remarcando a todos los presentes que yo no he traído a Riddick aquí pero que ahora estaba bajo mi poder -De todos modos nos veremos en el puesto de mando a la hora acordada.

No me gustaba expulsar a Steve, no después de lo que el hombre me había mostrado y de conocer de primera a mano sus valores. Incluso me dolía la partida de la compañera de Bester. Sin embargo cuantos más estuvieramos presentes, más debilidades encontraría Riddick para atacarnos.

Tras la orden, me coloco justo frente al reo, dejando una distancia para que Bester trabaje, sin mirar a los hombres que deben salir de la sala sin rechistar.

Las órdenes del comandante Adama se cumplen de forma diligente y en apenas unos minutos queda a solas con el prisionero amarrado a la pared por los grilletes magnéticos... y por ahora, además, con el agente Alfred Bester.

En un momento determinado, el Brigada Rogers y la joven agente de inteligencia del ONUG, Lucy, abandonan la bodega de proa mientras Adama y Bester continúan, al parecer, el interrogatorio en solitario.

Tras las dos compuertas estancas que aíslan esa sección de la nave encuentran a los soldados Agathon y Greer montando guardia mientras cuchichean entre ellos, posiblemente acerca de lo que ocurre en el interior.

La puerta se abre cuando llegamos junto a ella.

- Soldados, mantengan su puesto - digo saludando a Agathon y Greer con un gesto de cabeza. Luego, sin que se lo esperen, vuelvo a cerrar la puerta, quedándome en el interior con el agente Lucy.
 

Estaba a punto de contestar a Greer cuando, de repente, aquella parte de la comitiva salio, haciendome saltar como un resorte- Desde luego, señor. - me limite a responder, observando a aquel hombre y a la mujer que lo acompañaba, con actitud marcial.

Greer se puso firme y se cuadró imitando a su compañero, mirando al frente. Aquella interrupción le había sorprendido tanto como descuadrado: ¿a santo de qué salían para volver a entrar?

Pero su trabajo no era cuestionar las órdenes de un superior –por muy señoritingo que fuese-, así que se limitó a permanecer en silencio hasta que Rogers y Lucy se hubieron marchado.

—Qué te dije… —le susurró a Agathon, dejando claro lo mucho que  detestaba a aquel tipejo.

Lanzo una mirada a Bester para que prosiga con sus preguntas. Mi paciencia se agota y la decisión que he tomado puede desaparecer de un momento a otro.

- Muy agradecido. - Fueron las únicas dos palabras que salieron de la boca del Agente hacia el Comandante Adama, sin levantarse de la silla, sin moverse, sin mirar siquiera atrás, para comprobar que realmente, se habían marchado. Incluso llegó a seguir jugando con aquellas, sus cartas, durante unos minutos después de que todo quedara en silencio.

No era él quien necesitaba pensar. Eran todos los demás quienes debían pensar no solo en lo ocurrido, si no en lo que ocurrirá. La indiferencia de Bester comenzaba a ser asombrosa, como si nada ni nadie pudiera perturbar aquella tranquilidad, o aquella indiferencia que le provocaba todo su entorno inmediato.

- Bien, Riddick. - Acabó por decir, poniendose en pie, volviendo a dejar aquellas cartas sobre la mesa. - Después de este recreo, creo que podremos... continuar. - Movió la mano en circulos, como si buscara la palabra más acertada. - Me gustaría comenzar con las preguntas de verdad. - Comenzó a caminar por la bodega, levantando la vista buscando las cámaras de seguridad.

- Si robara una nave prospectora y la hiciera desaparecer... ¿Qué haría con ella? - Se giró hacia él, estudiando sus gestos, sus movimientos, las palabras que emplearía. Dónde miraba, la dilatación de sus pupilas. Todo. - Los dos sabemos que no repetiría el mismo modus operandi de Mercurio. Es usted más listo que eso. -

Mire a Greer con gesto interrogante. No entendia a qué habia venido la aparicion de Rogers. ¿Salia para volver a entrar? ¿Y que hacia con aquella inquietante mujer? ¿Donde estaba el resto?

Suspire, negando, mientras torcia el gesto- Ahora si que no entiendo nada... - dije entonces, sin saber el porqué de todo aquello.

La agente agachó la cabeza cuando Rogers le hizo el comentario de la puerta. Practicamente, en aquella nave con tanta gente, sólo se relacionaba con Bester y poco más. Era curioso no relacionarse con nadie en un lugar estanco como aquel, pero así era.

- Como dije dentro, cuando hablaba con Riddick, soy una mandada - le dijo con una tímida sonrisa - Ahora mismo usted tiene el rango más alto - dijo buscando alrededor a alguien, indicandole que sólo estaban ellos dos - Estoy bajo sus órdenes - le respondió.

Durante un rato los dos estuvieron callados intentando escuchar lo que pasaba dentro de la sala, cuando de pronto Rogers le volvió a hacer otra pregunta sobre su nombre. Lucy se ruborizó por completo.

- O-operativo X8... - titubeó - Así es como me llamaban...y algunas pocas veces, Lucy - se extrañó ante el comentario. Hasta el momento nadie le había mencionado nada sobre su nombre y se sintió como si fuese de otro mundo - Para mí es algo tan familiar como que a usted le llamen brigada  - le comentó.

Lucy intenta escuchar lo que pasa dentro con Riddick, o está pendiente por si Bester le manda algún mensaje mental. Esto último lo duda bastante, pues sabe que su mentor es muy comedido cuando está en presencia de gente.

Por otro lado, al final de la conversación con Rogers, Lucy intenta conocer sus pensamientos.

Frunzo ligeramente el ceño ante la respuesta de Lucy, preocupado por haberla incomodado.

- Lo lamento, no pretendía molestarla con mis preguntas... - Me disculpo torpemente. Las interacciones sociales nunca han sido mi punto fuerte. Su comparación con el cargo militar es bastante clara, pero aún así "Operativo X8" sigue pareciéndome más un nombre en clave que una referencia real a su puesto, por lo que me sigue extrañando que lo revele abiertamente. Pero, ¿"así es como me llamaban..."? Sin embargo, parece evidente que Lucy no quiere hablar del tema, de modo que no insisto en ello. Después de todo, aunque ella no lo sepa, creo que comprendo perfectamente cómo se siente.

- Es "Capitán", en realidad - corrijo al cabo de unos segundos, más por mantener una conversación que porque realmente me importen mis galones. Sin embargo, no estoy acostumbrado a que nadie me llame "Brigada". - Pero no pertenezco a las fuerzas de la ONUG, por lo que me han asignado un puesto de suboficial en este crucero - explico. Supongo que algún oficial de menor rango se sentiría incómodo si un recién llegado le pudiese dar órdenes aunque, como ya le expliqué al comandante, no tengo el más mínimo interés de inmiscuirme en su estructura jerárquica durante esta misión.

- Pero usted es civil - matizo. - Ni está bajo mis órdenes, ni tiene por qué llamarme por un rango militar. - El tipo de relación que mantenga con el agente Bester no es asunto mío, aunque no me gusta que nadie se muestre tan sumiso ante un desconocido, ni siquiera los soldados a mi cargo, si fuera el caso. - Aunque estemos en un crucero de combate, usted está fuera de la cadena de mando.

Una vez te pones a ello, concentrándote y focalizando tu poder, no te cuesta demasiado superar las barreras de su psique, sin que ni siquiera lo perciba. Tu entrenamiento PSI ha sido intensivo y constante durante toda tu infancia y juventud… y eso ahora da sus frutos.

Pero no debes confiarte, todavía te falta mucho para alcanzar el grado de sofisticación del Agente Bester… y tal vez ante una personalidad más compleja o retorcida no lo tuvieras fácil. Sin embargo el capitán Steve Rogers es transparente para ti… aunque cualquier cosa menos simple.

Al leerle, las sorpresas se suceden en una secuencia casi abrumadora. Primero, cuando reconoces las asombrosas semejanzas con tu pasado, pues también él nació de una probeta. Es un humano modificado genéticamente, aunque en su caso lo que pretendían potenciar era el físico, hasta convertirlo en poco menos que un super-hombre. Y luego descubres un reflejo distorsionado de tu propia infancia, percibes el duro y constante entrenamiento militar que debía convertirlo en un supersoldado… pero aquí sus vivencias difieren notablemente de las tuyas, su formación fue estricta pero estaba impregnada de un fuerte sentimiento de pertenencia al colectivo, de sana camaradería, que le inculcó la hermandad de las armas.

Y no hay ni por asomo ese total aislamiento y la paranoide supervisión electrónica, no están los continuos castigos, ni el rechazo. No hay suspicacias. Ni odio. Eso hace que durante un instante casi le odies, o tal vez sea sólo envidia… o la amargura por la sensación de injusticia, por el agravio comparativo. Aunque debes recordarte que él no es responsable de tus vivencias.

Además, si te paras a pensarlo detenidamente tiene bastante sentido. A vosotros, los dotados, los homo mentis, como os define Alfred Bester, os temen por ser diferentes. Mientras alguien como Rogers está mejorado, hasta alcanzar literalmente la perfección humana… pero no es tan distinto cualitativamente de ellos. Y por supuesto, si quieres crear un soldado eficiente no te interesa que se sienta como un esclavo, sino instilar en él unos valores de lealtad y sentido del deber.

Y ese es el resultado final. No solo un combatiente superior, sino un verdadero emblema que la Weyland-Yutani ha utilizado astutamente como carta de presentación ante el ONUG, convirtiéndolo en una suerte de embajador ante los políticos que tienen que valorar las ventajas de favorecer esas investigaciones. Como si no fuese suficiente tenerlos comprados. Percibes con claridad la operación de lavado de cara de la MegaCorporación, cuando ofrecía los servicios de su soldado mejorado para colaborar de forma puntual en las misiones oficiales asumidas en conjunto con el gobierno. No es sólo un militar. Es un símbolo para ellos.

Sin embargo, lo cierto es que Steve Rogers no alberga doblez alguna, cree firmemente en el sistema de valores que se supone debe encarnar, tiene un férreo código del honor, es un hombre honesto y fiel a su palabra.

Aunque en su fuero interno, empieza a cuestionarse cosas…

Lucy parecía pensativa.

- ¿Prefieres entonces que te llame Steve? - le preguntó sonriendo. Luego le explicó su comentario - Lo de que estaba bajo tus órdenes pretendía ser una broma, pero tranquilo, tú no tienes la culpa. Soy yo, que no se me da demasiado bien empatizar con la gente. Parece que esté comenzando a practicar contigo - y volvió de nuevo a sonreir - Por cierto, no puedo escuchar nada ahí dentro - le dijo señalando hacia la zona de la bodega donde estaba recluido Riddick - ¿Y tú conoces a alguien más en la nave? Dices que eres recién llegado... pero igual habias coincidido con alguien anteriormente - le preguntó.

Observo detenidamente el baile de opinión y de órdenes, el loquero indica al soldadito que su presencia ya no es necesaria, pero este prefiere no darse por aludido. Entonces es cuando, por primera, vez Adama demuestra que tiene un puesto en la nave y hace que tanto la ayudante del loquero como el soldadito salgan del hangar, dejándonos a solas a los tres. Adama parece al límite de su paciencia, pero luego extrañamente vuelve a dar prioridad al loquero, es como si ese menudo individuo tuviera más poder del que aparenta.

El loquero se levanta como si nada de esto hubiera pasado, su lenguaje corporal y su tono de voz indican que no puede importarle menos lo que ocurre en la sala, es como si fuese ajeno a todo. Sus siguientes palabras son incisivas, mas no para conmigo, es como si se hubiera hartado de sus anteriores compañeros de interrogatorio. De pronto empieza a caminar por la sala fijándose en ella, como si estuviera buscando algo... lo que no tengo claro es cuál es el objeto de su búsqueda. Miro a Adama, pero no parece entender tampoco lo que hace el loquero, o si lo entiende lo oculta muy bien.

Entonces vuelven a venir las preguntas... aunque en este caso es más una especie de examen sobre terrorismo. Le miro ligeramente sorprendido por la pregunta y sonrió divertido. No me gusta dar detalles de mi trabajo, pero supongo que sí quiero avanzar en esto el hombre con quien tengo que hablar es justamente el loquero. - Antes siquiera de robar la nave, debería saber cuál es el objetivo real, dependiendo de ese objetivo, puede buscarse una nave cuyas características se adhieran lo mejor posible a la misión en sí... los prospectores son naves muy variadas, tanto en tamaño como en tipo de motor de propulsión. Una vez se sabe esos detalles, entonces ya queda claro lo que buscamos y por lo tanto puede empezarse a estudiar sus trayectorias de vuelo, lo que facilita enormemente una emboscada. - Me quedo callado unos segundos antes de continuar, realmente no entiendo para que quiere la información... a menos que sea para entrar de incognito en Marte. - Si la trayectoria es la adecuada y la carga suficiente, yo le recomendaría estrellarlo en el puesto de mando central de Cohagen... pero eso es únicamente una conclusión personal. - Sonrió sin humor, realmente me gustaría ver muerto a ese cabrón.

- En cualquier caso, esas naves no están diseñadas para llevar seres vivos, su autonomía de soporte vital es inexistente o mínima. Así que tiene que tener muy claro dónde quiere ir, o sus "piratas espaciales" morirán antes de llegar a ningún sitio, así que cuanto más cerca de una colonia la asalte, mejor. - Un leve gesto de mi cuerpo como si me encogiera de hombros, más en la postura actual es un tanto difícil.

Creo haberle dado información más que suficiente para lo poco que han dado ellos, aun así me siento tentado a decirle una cosa más a Adama. - Comandante. - Mi tono de voz es duro pero no ofensivo, espero a que me mire antes de continuar. - Todos los presentes, o casi todos, creen que si me sueltan empezare a matar gente. - Niego lentamente. - La ONUG y sus miembros nunca han sido mi objetivo prioritario... y por mucho que lo intentara no podría ver donde estaría el punto de atacar a su tripulación, o el beneficio en sí, estando dentro de su nave donde no tengo a donde escapar... en caso de que pudiera. - Creo que no hace falta ni mencionar a nuestro amigo el sistema REOBOX que llevo implantado. - Suélteme, póngame un par de guardias si lo desea, pero déjeme moverme por las zonas comunes de esta nave. Me comprometo a no atacar a nadie, y lo más importante, a cooperar dentro de ciertos límites. - Miro al loquero de nuevo, creo que si alguien aquí puede hacerle cambiar de idea, es el. - Creo estar colaborando, dándoles información... y como en toda negociación, espero una compensación por ello. - Joder, incluso la hiena entendió eso... si aun así siguen en sus treces de ignorar o simplemente no escucharme, pues que les den.

Las preguntas de Bester no me sorprender pero sí sus formas. Pese a ello me llevo una grata sorpresa cuando Riddick responde, dándonos una información que seguramente el equipo científico nos dará en unas horas pero que es una prueba más de colaboración. Ante la petición del preso me veo obligado a responder, aunque aún espero a que Bester finalice y me deje a solas.

- Señor Riddick, creo que yo soy uno de los que piensan que si usted está suelto no matará a nadie, aunque temo equivocarme. Pero discutiremos ese tema y otros más tarde, cuando el señor Bester termine de interrogarle, si no le importa -mis palabras son amables pero no admiten réplica, no voy a negociar con el reo mientras el agente Bester esté presente, razón por la que deseo termine su interrogatorio en primer lugar.

La respuesta de Adama no es la que esperaba después de todo el teatro de hace un momento, aun así no es que me sorprenda, están tan acostumbrados a conseguirlo todo... que no entienden las negativas o las amenazas. Niego lentamente mientras clavo mi mirada en Adama. - Da la casualidad, de que sí me importa. Le he dado información que debería darle a entender que soy mas útil de lo que ustedes creían en un principio. Incluso he tenido a bien contestar a las preguntas que me acaba de realizar su compañero, pero hasta aquí hemos llegado. Vamos a negociar, si eso implica que aquí su amigo se vaya del hangar, que lo haga. Pero no tiene ninguna fuerza para obligarme a pasar por el interrogatorio, nada que me obligue a contestarle. - Dejo unos segundos de silencio antes de continuar. - Su única baza es la de amenazarme con mandarme a crioestasis, pero sabe que, cuando lleguemos a Marte se vera obligado a descongelarme le guste o no, una palabra de la hiena y estaré fuera del hielo. - Le miro atentamente, algo me dice que con su puesto, realmente cree que tiene algun poder en esta conversacion. Absurdo.- Puedo ser su aliado de conveniencia si quiere... pero esta es su ultima oportunidad.

Miro a "El Chacal" sin temor alguno, directamente a los ojos. Pocos años me quedan de vida como para que un hombre así me asuste. Sin embargo su petición es razonable y no me interesa que selle sus labios ahora que está cooperando.

Señor Bester, una vez más usted me ha sido de gran ayuda, más de lo que pueda pensar. Si es tan amable, le ruego nos deja a solas. Más adelante podremos volver a bombardear a preguntas al invitado del señor Smith.

Mi petición, aunque educada, es clara, deseo que me dejen a solas con el reo.

Por suerte, el interrogatorio iba por buen camino. Riddick había dado mucha más información de lo que pensaba, o más bien todo lo contrario, había dado exactamente la que quería dar. Por suerte, Bester dejó escapar una diminuta sonrisa, una que dejaba ver claramente que aquello -la situación - era del gusto y placer del Agente. Se podría decir que desde un punto externo, la percepción sobre Bester podría ser que estaba... disfrutando.

Por ahora, solo había llevado una tercera parte del interrogatorio, cuando el Comandante "le invitó" a marcharse. Se preguntó si el comandante se había vuelto loco. Aquel interrogatorio solo había hecho que comenzar, y ya lo estaba despidiendo. Era imposible realizar sus tareas en estas condiciones. - Bien. - Es lo único que dijo, totalmente inmutable en cuanto a expresión facial, o física.

- Muy agradecido, Riddick. Espero poder volver a repetir esta conversación... en breve. - Tras aquella frase, se dio la vuelta y marchó sin volver la vista atrás.