Partida Rol por web

Greer suspiró, visiblemente enojado.

—Está bien, te pagaré para mantener limpios los chequeos —dijo a regañadientes.

Se cruzó entonces de brazos y torció el gesto. Le rondaba una idea por la cabeza y quizás Eli pudiera ayudarle, visto el palo del que iba.

—Y otra cosa. ¿Tenéis en ese laboratorio tan bien montao alguna mierda que nos sirva para matar el rato y el aburrimiento? Ya sabes, meta, alguna hierba “medicinal” o algún compuesto que puedas sintetizar que nos dé un buen meneo. Tú eres el cerebro, seguro que puedes conseguirnos algo. 

La sonrisa de Wallace se amplía hasta llenarle esa cara de pan que tiene:

- Tío, me has leído el pensamiento, te lo juro - asegura mientras se guarda también los créditos de Greer - Nada más llegar, a lo primero que me puse fue a hacer inventario... y hay material del bueno. Joder si lo hay. No a la carta, claro, yo no domino tanto el tema como para ponerme a sintetizar por mi cuenta ácido y cosas de esas - admite - Pero con lo que hay almacenado en esa enfermería no vais a tener queja. Tengo meta-oxycodona para abastecer a todo el barrio rojo de Syrtis Major, la puta capital del vicio de Marte.

Cuando saca la mano de la trasera del pantalón os enseña un par de comprimidos ranurados.

- Hasta me he traído una muestra gratuita para que probéis el material - os los tiende y luego añade, dándoseas de listo - No puedo sintetizar nada, pero hay una maquinita que con sacarosa te hace unas pastas de imitación cojonudas, para dar el pego sin que se note todo lo que vaya sacando... así que si nos ponemos, tendremos suministro a lo grande.

Parece que el tipo lo tiene todo pensado...

- Hermanos - se atreve a tomarse confianzas - Tengo el material, el mercado potencial está ahí esperando... sólo me hacía falta gente dentro para distribuirlo, para llegar al cliente...

Y adivina quienes van a ser sus socios.

—No entiendo qué pretende hacer Mr Smith con dos psíquicos —si es que realmente lo eran— en el AURORA. Más incluso para ocultárselo tanto a la Consejera cómo al Comandante. Muy interesante Seis, seguiremos desenmarañando este lío hasta que saquemos algo en claro.

O puede que me decida a enmarañarlo un poco más. Al menos hasta que consiga un camarote decente.

Se llevó la mano a la cabeza. Le seguía doliendo horrores.

—Seis, buen trabajo. Tenemos que hablar de lo que sucedió antes en el despacho de Mr Smith —Gaius hizo una pausa, pensando en cómo abordar el tema—. Salvo para determinadas tareas visuales o procesos psicológicos más rudimentarios, los humanos no podemos, en general, procesar la información paralelamente —sobre esto mismo trataba uno de los primeros proyectos en los que se embarcó con Shelly—.  Y yo no soy una excepción, Seis. Antes, cuando me informarse de las rutas mineras del sistema, me proporcionaste demasiada información en un lapso de tiempo demasiado breve, por lo que no pude asimilarla del todo. Y me dejó además un poco traspuesto. Procura, por favor, dosificar o resumir mejor la información la próxima vez que me hagas llegar tantos datos.

Decírselo era lo mejor. Así vería si el Bibliotecario era capaz de reajustarse satisfactoriamente. 

Continuó su camino hacia su incómodo dormitorio. Estaba seguro de que la jaqueca se esfumaría con un sueñecito. 

Unos pasos apresurados resonaron por los pasillos del crucero AURORA poco después de que de que Rodney abandonase el puente de mando donde, a buen seguro, “las altas esferas” estaban decidiendo en ese preciso momento qué hacer con el doctor Kern y su incidente.

—¡Doctor McKay! —la voz jadeante del doctor Baltar le llamó desde varios metros más atrás. El reputado informático se aproximaba apresurado hacia su posición.

Una ancha sonrisa se dibujó entonces en el rostro del hombretón. El viaje sería largo, pero por no menos no sería aburrido.

—Cuenta con ello, hermano —añadió afable, nada que ver con su cabreo inicial—. Pásanos esas muestras gratuitas, a ver qué tal son, y ve pensando en marcarte unas cuantas galletas de esas para la próxima. Tu qué dices, Ford, ¿te apuntas al bisnes? No sé tú, pero sin gimnasio yo no iba a aguantar solo con la mierda de las cartas los ratos muertos.  

Ford no duda un sólo instante:

- Yo digo que me apunto al negocio -murmura con una sonrisa torcida- No os voy a dejar que os repartáis sólos la pasta, también quiero mi parte...

Y toma la cápsula que le ofrece Wallace para montarse la primera juerga privada... por aquello de catar el material.

- Ninguna duda, Bester. Sólo que...me alegro de que seas tú el que esté a mi lado - a la mujer le cuesta exteriorizar sus sentimientos, pero con las últimas conversaciones se siente a las puertas de la libertad, y que menos, elogiar a la persona que la está llevando a la luz. Mientras tanto, la mujer mira también por el pasillo como si buscara algo, tal y como le había indicado su mentor.

- No podría ser de otro modo. No imagino a otra persona que no seas tú apoyándome. - Acabó por decirle, deteniéndose y cruzando la mirada con ella, asintiendo con la cabeza. Bester había pasado muchísimos años buscando la oportunidad. Buscando el momento, planeándolo y guardándolo siempre en las partes más oscuras y resguardadas de su mente para no delatarse. Siendo el favorito solo para llegar más lejos que cualquier otro de los suyos. Llegando más lejos solo para colocar sus piezas y poder romper las cadenas.

Las suyas, y la de todos los suyos.

- Tu verdadero entrenamiento comienza ahora. - Acabó por decirle, mientras dejaba de buscar, esperando que ella hiciera lo mismo y tras eso, caminar hacia los camarotes para instalar sus cosas.

Me detuve en medio del pasillo, al escuchar mi nombre resonando entre aquellas paredes metálicas. ¿Y ahora que?

Sin embargo, he de reconocer que girarme y ver a Baltar alli me sorprendio. ¿Que queria aquel tipo de mi?

Giré sobre mis talones, con aire relajado, observando a aquel tipo con detenimiento, y con una expresion relajada en el rostro- Dígame. - me limité a decir, esperando a que el informático hablara.

—Seis —le dijo Gaius a la IA de su dispositivo—, ¿tiene el doctor McKay algún dispositivo informático encima, como una PDA o algún terminal portátil?

No era vital la información que pudiera obtener de McKay, pero el doctor Baltar estaba empezando a encontrar una extraña satisfacción en conocer los secretos del personal de a bordo. 

—Doctor McKay —repitió el informático una vez se hubo acercado hacia Rodney, al tiempo que trataba de recomponerse y coger aire. Debía de haberse pegado una buena carrera—, al fin le alcanzo. Me distraje unos instantes en el puente de mando y en cuánto quise darme cuenta el comandante Adama ya me estaba echando de allí con esa mirada suya tan característica.

El doctor Baltar agitó la mano, restándole importancia al asunto. Se situó entonces al lado McKay y comenzó a acompañarle con paso lento por los angostos pasillos del AURORA.

—Apenas hemos tenido tiempo para hablar después de embarcarnos —su tono de voz parecía ahora más relajado y la cadencia de las palabras se hizo más pausada—, y bueno, dado que ambos estuvimos presentes en la pequeña comparsa inicial de la Consejera Wray y ahora en esto… —dijo en una clara referencia al incidente protagonizado por el doctor Kern—, quería preguntarle: ¿cree usted que estamos, en efecto, envueltos en algún tipo de intento de sabotaje? No me refiero sólo al laboratorio, sino al clima tenso entre las corporaciones y los militares, los agentes misteriosos de la ONUG recién embarcados y los incesantes rumores en la Red sobre este proyecto… ¡Demonios, parece que estemos en una holo-película de espías! —rió despreocupado ante tal afirmación. 

Inteligencia. La piedra angular de toda conversación civilizada entre seres humanos.

Aunque jamás lo reconoceré, lo cierto era que el hecho de que Baltar me abordara en medio del pasillo fue una burbuja de oxígeno para mi, en medio de tanta mediocridad. Al menos aquel tipo, al igual que yo, era respetado por algo, había logrado algo en la vida que lo había hecho digno de estar subido a bordo de aquella nave, no como Kern o Kavanagh.

Y, por si fuera poco, tras escucharlo me quedó claro que los dos compartíamos mas o menos la misma opinión sobre lo que estaba sucediendo, o a punto de suceder a bordo. Esperé, paciente, escuchando con el ceño ligeramente fruncido sus teorías y posteriormente asenti, tomandome mi tiempo para caminar con el por aquel pasillo.

- A decir verdad, creo que es más que obvio que aqui hay gato encerrado, Gaius, ¿Puedo tutearle? - dije, antes de nada, señal inequivoca de que, al menos, era merecedor de mi respeto. -Tanto secretismo para una misión aparentemente inocente y esa excusa barata de las "ovejitas perdidas". - dije, usando mi simil mental en voz alta- ¿De verdad pretenden que nos creamos que han reunido a la élite en todos los campos para rescatar a cuatro inútiles perdidos en medio del espacio? Absolutamente ridiculo. - añadi, mirando directamente a Baltar.

-Quizas no estaría de más que intentáramos saber algo mas sobre todo esto. Wray ya ha dejado claro, despues de nuestra reunion privada, que teme que haya infiltrados a bordo. En el puente de mando se han puesto demasiado nerviosos por la inutilidad de Kern. Está claro que esperan algo: un ataque o que a bordo vaya alguien que no deberia haber subido. - parecia satisfecho de poder, al fin, poner en comun con alguien medianamente inteligente mis ideas. Quizás, despues de todo, aquella conversacion no cayera en saco roto.

—Por supuesto, por supuesto —respondió el informático tranquilamente a la petición de tuteo del doctor McKay.

Gaius escuchó atentamente a su colega mientras paseaban distendidamente por los pasillos del crucero. Enseguida se dio cuenta de que el doctor McKay tampoco estaba en su elemento.

Bien, al menos no soy el único que echa de menos un poco de civilización.

—Completamente de acuerdo, Rodney —Gaius sonrió—. Creo que has dado en el clavo: ¿para qué tanto alboroto por una cuestión en apariencia tan nimia? Está claro que hay algo más. O que los directivos esperan que haya algo más —un inquietante silencio siguió a sus palabras—. ¿Quién te contrató, por cierto? ¿Fue la Weyland-Yuntai o la Weltherrschaft Korporatsiya? ¿O te contactó tal vez la ONUG?

-Fueron las dos, Gaius. La WK y la WY. Las dos se interesaron en que me uniera a este proyecto. ¿Y en tu caso? ¿Quien fue quien te llamo? - dije entonces, mirando a Baltar, mientras mi cabeza era un hervidero de ideas, que iba tomando forma.- ¿Que te dijeron para convencerte?

Era hora de poner unas cuantas cosas en orden, aquellas cosas que sabia de momento. Y tambien, desde luego, necesitaba mas informacion: y sabia perfectamente con quién tenia que hablar para obtenerla.

—¡Oh, qué afortunado! —Gaius rió despreocupado—. Sobre todo si ambas utilizaron los mismos “métodos persuasivos” que empleó la Weyland-Yuntai conmigo... Imagino que como yo, accediste “voluntariamente” a embarcarte en este proyecto. Como negarse, si te prometen no escatimar recursos y esfuerzos en hundir tu carrera. Y la verdad es que la Consejera Wray debe de ser terrorífica cuando te extorsiona. Seguro que hasta disfruta haciéndolo, Ronald —de repente el rostro del doctor Balta se contrajo, adoptando una expresión seria—.  Más tarde me enteré de que la Weltherrschaft Korpatsiya también estaba interesada en traerme a bordo, aunque sólo por las presiones de la Weyland-Yuntai y de Mr. Smith. No sé qué impresión te dio a ti la Consejera, pero yo me andaría con cuidado con ella. Parece… muy resuelta, ya me entiendes.

Se paró entonces en seco y miró al doctor McKay fijamente a los ojos.

—¿O no fue así en tu caso? 

A medida que Baltar hablaba, mi ceja derecha iba alzandose progresivamente. ¿Coacciones? ¿Amenazas? ¿Pero de que estaba hablando?

Me crucé de brazos, deteniendome en medio del pasillo, dejandolo hablar, con cierta incredulidad, y una media sonrisa fue formandose en mis labios, mezcla de incredulidad y, por que no, cierta soberbia.

-¿De verdad crees que soy de los que accede a un chantaje, Gaius? - dije, mirandolo, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando- Lo bueno de ser Rodney McKay,- dije, haciendo hincapié en mi nombre, al ver como mi buen amigo Baltar me habia llamado "Ronald"-  es que no hay posibilidad alguna de que nadie hunda tu carrera, ni de que te chantajee. En mi caso, se limitaron a colapsar mi contestador automático hasta que me digne a cogerles el telefono. Si te soy sincero, si acepté fue por pura curiosidad... ¿Un proyecto con tanto secretismo en el que era necesario enrolar a la mente mas brillante de todos los tiempos, segun propias palabras de ellos? ¿Como iba a perdermelo? - dije, encogiendome de hombros. Despues de todo, saber que a mi me habian rogado que acudiera a la mision mientras que habia quien habia sido amenazado no hacia sino aumentar mi propia autoestima, ya de por si hinchada como un globo.

-Pero, ahora que lo dice... ¿Conoces a alguien mas aqui? ¿Sabes como los enrolaron a ellos? Quizas seria una buena idea hacer unas cuantas preguntas para saber un poco más sobre la... "amabilidad" de nuestras querida Dominatrix. - dije, en referencia a Wray, alzando ambas cejas, con aire divertido. - Porque en algo estoy de acuerdo contigo... Parece que escrupulos, tiene pocos.

Tras unos minutos de conversación, la familiar voz de Seis resuena en tu mente, aunque esta vez es un susurro quedo, se diría que se está esforzando por no distraerte:

- En efecto, el Dr. McKay lleva una PDA personal, algo anticuada por cierto, pero repleta de datos - te comenta - Casi la totalidad de su memoria está ocupada por reseñas sobre sí mismo, algunas entrevistas que le han hecho, estudios que referencian sus publicaciones... y por supuesto todos y cada uno de sus artículos publicados en revistas de impacto orientadas al campo de la física teórica de partículas.

Nada de excesivo interés para tí, por lo que parece...

- Hasta lleva una especie de diario electrónico en el que anota sus impresiones y pensamientos más perentorios, en el que él mismo ha escrito su explícito deseo de que "toda la humanidad pueda así disfrutar del beneficio de su genialidad, cuando conciba teorías que marcarán el futuro de nuestra especie en el cosmos... entonces, en el futuro, se preguntarán cómo se gestaron esos brillantes pensamientos, y sólo manteniendo actualizado este valiosísimo diario quedarán recogidos para la historia esos instantes de la epifanía que sin duda nos aguardan".

Vaya, que es el peor caso de egolatría narcisita y megalómana que hayas visto nunca...

Vaya… creo que empiezo a entender mejor a este tipo.

—Gracias Seis— le respondió mentalmente al bibliotecario—, buen trabajo.

Era extraño que de repente adoptase aquel tono bajo, como respetuoso. Desde luego él no había implementado rutinas conductuales de ese tipo. Por no hablar de su eficiencia a la hora de recolectar, procesar y analizar los datos que él le pedía. ¿Estaría recolectando datos por su cuenta? La pregunta le inquietaba.

Sonrió, su pequeño experimento estaba evolucionando. 

Gaius sonrió de repente cuando Rodney estaba en mitad de su discurso, en un punto donde era extraño que una persona normal sonriera. Pero claro, tanto el doctor Baltar como el doctor McKay no eran personas ordinarias.

—La dominatrix… —le respondió tras un breve silencio—, me gusta. Le encaja como anillo al dedo, Rodney —se corrigió—.  Ya veo. Yo me negué en un primer momento, me encontraba en medio de un proyecto de investigación que precisaba de todo mi tiempo y atención. Tenía ya lanzadas las simulaciones y hechos todos los preparativos, pero entonces… bueno, digamos que tanto las corporaciones como la ONUG decidieron que sería más productivo aquí, incomunicado en mitad de la nada.

Gaius bajó un instante la mirada y echó un rápido vistazo a su alrededor. No parecía que hubiese nadie cerca.

—Bueno, no pretendo aburrirte con mis miserias, Rodney. Ni tampoco esquivar tus preguntas —añadió rápidamente—. La verdad es que sí que conozco a algunos de los pasajeros… aunque no personalmente. Hice una pequeña investigación previa por la Red, rascando de aquí y de allá, a ver que podía encontrar. Y bueno, parece que la Consejera Wray ya ha estado implicada en distintos litigios jurídicos contra la W-Y, lo que podría explicar las tensiones entre ambos directivos. No obstante, sospecho que hay algo más —entonces bajó el tono—. Lo que me recuerda que la señorita Vickers, su asistente, no consta en ningún registro de la Red. ¿Sabes lo raro que es eso? Todos tenemos una huella digital, por débil o tenue que sea. Además, por lo que tengo entendido, la secretaria lleva muy poco tiempo al servicio de Wray. Es como si hubiera surgido de la nada para aparecer en mitad de este embrollo. 

Desde luego, no me esperaba aquella informacion por parte de Baltar, aunque trate de disimularlo lo maximo posible. ¿Venus? ¿Estaba hablando de mi dulce Venus? Al parecer si. De repente, en mi mente se formo una imagen de la rubia, enfundada en uno de esos espectaculares vestidos de Mata-hari de las viejas peliculas de tiempos muy, muy lejanos.

Y eso, sinceramente, solo ayudo a que la idolatrara mas aun, no nos engañemos.

-Quizas pueda intentar ahondar algo mas en ese punto, Gaius. Digamos que la señorita Vickers y yo hemos conectado de forma... especial. Ya me entiende... - dije, alzando ambas cejas, exagerando quizas algo lo profundo de nuestra "relacion", adaptandola a mi particular vision del mundo.

-Podria intentar averiguar algo mas sobre ella. Quizas eso podria darnos alguna idea de lo que nuestra estimada Dominatrix quiere de nosotros en realidad... Hablare tambien con Kern despues del "interrogatorio". Quizas eso tambien pueda darnos mas informacion sobre qué es lo que importa a Adama y a sus "amigos".

Y mire a Baltar, cruzandome de brazos, esperando una confirmacion a mis palabras.