Partida Rol por web

Ordock se acercó con desconfianza sobre lo que podría descubrir en aquel cadáver. Era paladín y el estrangulamiento no era una forma honorable de matar, algo a lo que solo se rebajaría alguien cobarde sin la suficiente fuerza moral para empuñar un acero y vencer con justicia. Aun así no era difícil ver que quien había asesinado a Gugliemo debía ser muy fuerte, lo suficiente para estrangularlo pero no tanto como para romperle el cuello. El atacante debía ser uno solo por la dispersión de los hematomas alrededor del cuello del jorobado.

En caso de haber habido más atacantes tendría diferentes moratones, de distinto tamaño, pero todos eran regulares y parecían haber sido hechos por una sola mano. Por otro lado, el como un hombre pesado como Gugliemo podía acabar colgado de un badajo era algo que seguía siendo un misterio.

El buen sanador se limpió las manos con el hábito dudando en si debía responder a las preguntas de Erika. Se encogió de hombros ligeramente y suspiró antes de decir

"Como habéis notado nuestro hermano no gustaba de asearse con asiduidad. También en ocasiones tenía las manos demasiado largas y venía aquí a robarme ingredientes para mis pociones." sonrió al recordarle mientras les decía "nunca robaba nada realmente valioso, a veces unas raíces, otras algún animal muerto que utilizaba para probar las pociones, era un ladronzuelo desvergonzado pero era nuestro hermano y lo estimábamos, su pérdida será tan dura como la del hermano Abel" Se mesó uno de sus mechones dispersos mientras consideraba si podía saber algo como para que alguien lo eliminara y les dijo

"No creo que Gugliemo supiera guardar secretos. Muchos hermanos lo trataban con cortesía pero realmente no le prestaban atención, pero Gugliemo tenía la suerte de contar con la atención del hermano Edmundo. A veces era demasiado severo pero lo hacía porque se preocupaba por él, pero no, no me imagino a Gugliemo con un secreto porque lo hubiera contado enseguida, al menos al hermano Edmundo."

Ordock y Karel acabaron el examen del cadáver y Braulio les invitó a apartarse mientras lo tapaba. Se fue a la pequeña mesa que tenía los alambiques y sacó un pequeño papel que contenía sus observaciones

"Creo que sois realmente imaginativo maese Halfling pero si puedo decir que quien hizo esto debe ser fuerte. En que criatura estáis pensando? Las puertas de la abadía están cerradas y no ha pasado nada reseñable en los últimos 20 años. Si fuera algo malvado nuestros conjuros de detectar el mal lo habrían detectado pero no ha sido así, si es cierto que he notado algo extraño pero no maldad. Magia negra? no tenemos magos aquí en el monasterio y vosotros tampoco parecéis serlo" dijo mirándolos con un ligero escepticismo "pero quien sabe, jamás habría imaginado que correría la sangre en la abadía. La verdad es que no se me pasó por la cabeza que la muerte del hermano Abel pudiera ser algo distinto de un suicido aunque" titubeó antes de seguir "presentaba marcas en la espalda y los muslos mayoritariamente que no guardaban relación con la causa de la muerte, la rotura del cuello tras caer desde el tejado del scriptorium. En el momento de la muerte supuse que él mismo se había hecho esas heridas, ya que algunos de nuestros miembros se flagelan para purificarse o ganar espiritualidad. Esto tiene sentido si va unido a un estado de abatimiento: el hermano Abel se azotó para purgar su culpa por pensamientos o actos impuros. Incapaz de liberarse de esa culpa mediante castigo corporal, se suicidó.

Confieso que quizás la fe en mi orden me haya impedido ver esa posibilidad, que en esta orden pudiera haber alguien capaz de cometer un acto de violencia. Ahora no estoy tan seguro. Una cosa sí os puedo aseverar no había nada escrito junto al cadáver de Abel a diferencia del de Gugliemo"

Los miró angustiado antes de decirles

"Por favor, haced lo posible para detener las muertes. Si necesitáis cualquier tipo de curación acudid a mi"

Entonces alguien llamó a la puerta y entró un monje, uno de los monjes jóvenes que habían trasportado el cuerpo de Gugliemo que pidió una poción para calmar los nervios del hermano Edmundo. Con pesar el hermano Braulio le tendió una poción de color blanquecino mientras le decía

"Hermano Malaquías, decidle que se la tome enseguida. Le permitirá dormir esta noche. Pobre, debe estar sufriendo tanto.... ojalá nuestro señor calme sus pesares"

Tras examinar el cuerpo del difunto, Ordock extrajo algunas conclusiones, evidentes al menos para él, las cuales puso inmediatamente a disposición de todos los presentes.

- Es evidente que el asesino es alguien fuerte, lo suficiente como para estrangular al hermano Gugliemo, pero no para romperle el cuello. Murió pie asfixia, eso es evidente. - Hizo una pequeña pausa. - Si observáis aquí... - Mostró las marcas impresas alrededor del cuello del fallecido. - ...la dispersión de los hematomas indican que solo hubo un atacante. Al menos uno solo fue el que me estranguló. En caso de haber más atacantes tendría que haber diferentes moratones y de distintos tamaños, pero son todos regulares y a decir verdad, parecen haber sido hechos con una sola mano. - Se quedó pensativo. - Lo que no llego a entender, es como acabó colgado. 

Fue al decir aquello cuando llegó la interrupción del hermano Malaquías. Venía en busca de una poción para que el hermano Edmundo pudiera descansar, pero a ellos no les interesaba que Edmundo durmiera. No todavía.

- ¡Hermano Malaquías, espere! - Llamó la atención del monje antes de que se marchara. - Antes de que el hermano Edmundo se beba la poción, nos gustaría hablar con él. - Dijo el paladín. Edmundo era quien mejor conocía a Gugliemo. Podía ser que tuviera alguna clave para resolver su asesinato. - Voy con usted. ¿Vienes conmigo Phineas? - Le preguntó al mediano. - Vosotros dos id adelantando otros interrogatorios o lo que se os ocurra. El tiempo apremia.

Pero antes de marcharse, invocó el poder con el que Amateratsu le había dotado, para detectar el mal a voluntad. Iba a centrarlo sobre el hermano Braulio, pero también sobre Malaquías. No es que no se fiara de ellos, sino que no se fiaba de ninguno de los monjes.

Ordock invocó el poder de su diosa para que discerniera si había mal en los hermanos Malaquías y Braulio. Conocía los límites de su poder, sabía que si no tenían una mala intención en ese momento no podría detectar ningún intento malvado pero en el caso de Braulio notó que su bondad era casi palpable.

Su conjuro no pasó advertido por el sanador que lo miró ultrajado por un momento al notar el conjuro sobre él. Abrió la boca para protestar pero se detuvo y simplemente negó levemente con una sonrisa triste.

El hermano Braulio miró a Ordock con expresión ultrajada. Abrió la boca para protestar y se detuvo, simplemente negando con la cabeza y esbozando una sonrisa triste en su rostro.

Torció la nariz y la boca. Por el pestazo de Gugliemo y por el contenido de lo que escuchaba en las palabras de Braulio. Se llevó la menta a la nariz.

-Entonces. Alguien muy muy fuerte. Que no lo hay. El campanero no sabe guardar secretos. Huellas de muerte violenta en Abel. ¿Qué clase de marcas, las puedes describir? Yo también he detectado sensaciones intrigantes en el aire…No hay maldad, al menos en ese momento. Pero sí algo malvado, esto no lo hace un ángel de Amaterasu, por ejemplo.

Se rascó la cabeza con ambas manos, pensativa. Atendió a Ordock. – Todo eso lo hemos deducido nosotras, también. Hum. Los conjuros también son una clase de magia, ¿quién sabe de conjuros? Decidme. Hum. –Paseó la mirada por los estantes, fijándose en cada planta, raíz, hojas, hierbas, buscando aquellas que mezcladas pudieran producir un efecto potenciador en el cuerpo humano y un desgarre en la mente.*

-“La penitencia se ha cumplido”. Una penitencia es un acto de constricción, una acción que se debe hacer para liberarnos de nuestros pecados y limpiar así nuestra alma. Es como si alguien fuese impulsado a cometer ese crimen por mandato de su confesor. ¡Pero por qué! El penitente ha cumplido. ¿No habrá más muertes entonces? ¿en qué estaba trabajando Abel, lo sabéis, Braulio, Malaquías, Plutalgo? ¿Quiénes son los monjes confesores preferentemente? ¿Eh? Vamos, hablad, hablad. ¡Y el pecado! El pecado por el que se estaba cumpliendo la penitencia...¿O acaso la penitencia era la de Glugiemo, su muerte era su redención?

Se rascó con más vehemencia la cabellera - Me estoy mareando con tantos interrogantes, entre eso y el olor a "lavanda" del hermano guarreras, oh, perdón,  siento que me desmayaré. ¡Amaterasu vendida, dame fuerzas y sabiduría y fortaleza, bondadosa madre! Y un poco de agua, por favor, Ordock.

Luego, rápida como un ave rapaz arrebataría la poción de manos de Malaquías y la olisquearía.*  Sin dejar de notar el repentino enfado de Braulio.

Al parecer no estábamos encontrando ninguna pista reseñable. Ver el cuerpo sólo hizo confirmar mis sospechas: murió estrangulado y por alguien muy fuerte. Habría que ir a hablar con Edmundo, quizá supiera alguna cosa que ni él mismo sepa que es importante. Ordock se decidió a ir a su encuentro con Phineas y el novicio. Erika, su verborrea y Plutarco no se qué harían... pero yo me iba a ir de cabeza a bañarme.

-"Bien, es muy tarde ya. Deberíamos descansar un poco y mañana temprano seguir con las pesquisas. Creo que habría de dejar descansar a Edmundo e interrogarle mañana. Ahora estará muy nervioso y no recordará bien las cosas. Yo iré a bañarme y a dormir un poco, la noche es larga y alberga horrores."

Le pedí a Braulio algunas hierbas para lavarme y me fui a los baños. Después descansaría alguna hora y pensaría en lo sucedido.

- Siento lo de... - No lo dijo, Braulio ya sabía perfectamente a que se refería. - No os conozco y aunque creo que sois gente de fiar, gente religiosa y de buena fé, mis sentidos podrían engañarme, pero mi diosa Amateratsu no. Ella guía mi camino cuando mis ojos no pueden ver la verdad.

Aquella fue la disculpa que el paladín pudo ofrecerle al boticario. No es que fuera mucho, pero él al menos creía que lo que decía tenía sentido. Era el momento de entrevistarse con Edmundo. Aunque Karel quisiera esperar al día siguiente, era en ese momento mejor que en ningún otro cuando debían hacer, lo que debía hacer.

- Discrepo Karel. - Intervino Ordock. - Es ahora cuando debemos hablar con Edmundo. Ahora eta fresco y es cuando está fresco cuando se debe indagar. Cuántas las horas pasen más se puede distorsionar la realidad. No sé si me entiendes... - Y dicho aquello se encaminó hacia los apostentos del hermano Edmundo, guiado por Plutarco.

El hermano Braulió retiró su atención de Ordock, dedicándole una sonrisa de comprensión por sus acciones,  y la volvió a centrar en Erika que volvía a ser una avalancha de preguntas con más o menos sentido. Con una paciencia digna de un santo le contestó

"Las marcas eran latigazos y golpes de fusta, pero ya os he dicho que muchos hermanos utilizan esos medios para purgar sus pecados a través del castigo físico. En nuestra religión el sufrimiento nos acerca a nuestro señor y a veces se hace para obtener mayor espiritualidad. No es el tipo de herida que trato puesto que los monjes que lo hacen no vienen a que les sean curadas, así que podría ser que Abel fuera de ese tipo de monje pero no estoy seguro"

El monje pareció hacer memoria mientras pensaba en sus hermanos y luego suspiró con pesar al ver como Erika empezaba a revolver sus libros y frascos de pociones, mientras le cambiaba el nombre al novicio y hablaba de forma peyorativa de Gugliemo. Allí no parecía haber nada sospechoso que pudiera alterar la fuerza de nadie, todo parecían ser remedios naturales, hierbas curativas y demás sin que pareciera haber trazo de una magia malvada. Pero eso no era suficiente e intentó quitarle la poción a Malaquias que esquivó su intento mientras protegía la poción con su cuerpo y miraba al Enfermero implorante pidiendo ayuda. Eso fue la gota que colmó el vaso del paciente monje y con  voz ultrajada le dijo

"Es esto necesario? Es necesario que me sea registrada mi habitación sin permiso? Primero el conjuro y ahora esto? Me quejaré ante el abad de vuestro comportamiento y ahora por favor, salid de mi celda mientras adecento el cadáver de nuestro hermano. Sería sucio pero aquí era apreciado y pediré al abad que seáis expulsados por vuestros comentarios irrespetuosos...y ahora fuera, espero que vuestra Amateratsu sea tan bondadosa como para perdonar el que se ultraje de esa manera a los muertos "

La mayoría de las preguntas de Erika quedaron sin respuesta, al igual que la petición de hierbas para darse un baño de Karel. Los ojos de aquel bondadoso hombre habían hablado más que 1000 palabras y si hubiera sido por él los habría expulsado de la abadía en ese mismo momento. El sanador dio un portazo que zanjaba el interrogatorio y cerró la puerta por dentro, mientras Malaquías, Plutarco, Phineas y Ordock se encaminaban a hablar con Edmundo.

Aunque Erika no fue lo suficientemente rápida para robar la poción se acercó lo suficiente para captar ciertos olores que le eran familiares. La poción parecía oler a leche de cabra, manzanilla y amapola. Eran ingredientes estándares para las pociones para dormir

El hermano Malaquías les miraba con desconfianza, temiendo que pudieran mientras se dirigían al edificio de dos plantas donde los monjes tenían sus celdas. Al llegar frente a la celda de Edmundo el monje llamó a la puerta, de la que desde su interior se escuchaba los débiles balbuceos de alguien, y con voz de barítono dijo

Malaquías: "Hermano Edmundo, soy yo, Malaquías. Os he traído vuestra poción. "

El monje abrió la puerta y miró a Phineas y Ordock con desconfianza. El novicio Plutarco anunció que el abad autorizaba esa visita y la actitud del monje cambió a una de profundo pesar. Edmundo parecía estar muy afectado y algo ausente cuando les permitió entrar en su celda. La habitación era tan reducida como el resto de celdas y el mobiliario era escaso y en mal estado, un camastro con sábanas ásperas, una mesa con una vela y un libro de oraciones y un clavo del que colgaba una túnica impoluta, todo siguiendo los preceptos de su fe. Sin ser preguntado les dijo

"Dejé a Gugliemo en su celda a la hora de la plegaria, después de haberle castigado. Os juro que no le puse la mano encima, de verdad, solo le grité y le amenacé con quemar su colección de bichos si volvía a robar. ¡Juro que estaba vivo la última vez que le vi! ¡Ojalá hubiera estado con él, tal vez así lo habría salvado! Pobre Gugliemo, Pobre Gugliemo! Quien le querría hacer daño? Era un ser inocente"

Malaquías le tendió la poción y el monje la puso en la mesa mientras decía

"Después. Si puedo ayudar a que el asesino de Gugliemo sea llevado a la justicia lo haré. No podré dormir hasta que tal injusticia sea reparada"

Pero que quisquilloso, se dijo Erika, fuera de la enfermería.

-Me lo advirtió el novicio, pero se me olvidó en la intensidad de mis pensamientos -le dijo a Karel. Se acercó a él, le cuchicheó- La poción es para descansar mejor, aunque podría crearte cierta adicción su abuso. Y te has fijado que justo no responde a la penitencia. Piensa en esa frase, piensa. El asesino la dejó ahí por algún motivo, un mensaje para alguien. -Después se giró y le gritó a la puerta- No habéis contestado al tema de la penitencia. Sabed que sois sospechoso, hermano Braulio. Y que la suciedad y dejadez personal también es pecado para quien la practica y castigo para quien la sufre. Estamos investigando por encargo del abad, ruego que me perdonéis en mis maneras. Que pases una buena noche, rezaré por tu alma y por la de Gugliemo, y de nuevo por la de Abel.

Miró otra vez al su amigo enano. - ¿Qué hacemos? ¿En serio te vas a ir a dormir con una bestia rondando por el monasterio? Te haces viejo, Karel. Escucha, voy a ir al campanario, y no puedes dejarme sola, y si me pasa algo qué? Ninguno debe de estar solo esta noche, tú lo has dicho, la noche alberga horrores. ¿De qué me suena eso?

Ordock se acercó al hermano y le abrazó dejando que secara sus lágrimas en su hombro. El religioso parecía realmente afectado por la pérdida, algo normal tratándose de alguien tan cercano para él. Alguien a quien había cuidado e instruido desde... ¿Quién sabe desde cuándo?

- Hermano Edmundo, se que son momentos difíciles para usted y comparto su dolor, pero es hoy mejor que mañana el momento de encontrar el causante de todo este mal. - Dijo de forma solemne el paladín. - Necesitamos hacerle unas preguntas. Espero que lo entienda...

Ordock esperó a que el hermano accediera y lo hizo con un leve asentimiento con la cabeza. El paladín miró a Phineas y este le dedicó una mirada para que fuera él quien empezará con el interrogatorio.

- ¿Desde cuándo está usted a cargo del hermano Gugliemo? - Le preguntó. - ¿Ha notado algún cambio en su día a día, nuevas compañías, nuevos intereses? ¿Su rutina ha cambiado? ¿Su comportamiento? Cualquier cosa podría sernos de utilidad. ¿Qué le dice la frase que apareció escrita en el lugar del crimen?

Braulio nos echó de malas maneras de la enfermería por culpa de los dos adeptos de la diosa Amaterassa o como se llamara. Pensaba que el chinche de Phineas iba a ser un grano en el c*** en nuestra estancia aquí y resulta que estos dos le habían sustituido. La falta de tacto de Erika era ya más que preocupante. Incluso con el permiso del abad, había límites en nuestra forma de actuar en la investigación.

-"Erika, se que tu carácter es así de jovial y alegre, pero no puedes soltar lo primero que te venga a la cabeza. Debes comprender que somos invitados en casa ajena. Tus actos molestan a estas gentes y debes de ser más cuidadosa con tus comentarios. ¿No querrás volver a dormir a la interperie en el bosque? Aquí tenemos techo y comida caliente. Piénsatelo por favor y se consecuente con tus actos."

Me caía bien la chica, pero adolecía de madurez en sus actuaciones.

-"Es tarde y noche cerrada. Casi no hemos dormido. El asesino no volverá a actuar esta noche. Como dije antes, creo que deberíamos de dormir un rato y seguir con las pesquisas por la mañana. ¡Y no es porque sea viejo! Puedo tirarme más días sin dormir que todos vosotros juntos. Por la mañana, a la luz del sol, se ven mejor las cosas. Además, tengo que darme un baño, por si no lo has notado. Si estás encabezonada por ir ahora al campanario, te acompañaré, pero después nos iremos a dormir."

Estaba seguro de que terminaría yendo al campanario. La niña era más cabezona que un enano.

El mediano meneó la cabeza con tristeza ante la rethalía de Erika, el Abad había sido claro con respecto a acusar a los monjes sin pruebas y también con lo de molestarlos más de lo necesario. Lo cierto era que después del justo arrebato del hermano Braulio no creía posible terminar la noche en la abadía. - Dos cosas nos han pedido, que respetemos a los monjes y sus espacios y que no acusemos a nadie sin sospechas claras. ¿De que es sospechoso el hermano Braulio Erika? Él no podría haber matado a Gugliemo. - suspiró y tomó su mano - Acompañaré a Ordock a ver al hermano Edmundo, sé que no te es natural controlar tus palabras ni tus actos, pero aquí eso puede costarnos muy caro.

Dicho esto aceleró el paso para alcanzar al paladín, debían aprovechar las pocas horas que les quedaban para demostrar que, a pesar de lo mal que estaban llevando el asunto, podrían llevar a buen puerto la investigación.

Cuando alcanzó a Ordock este casi estaba golpeando a la puerta, la actitud de Edmundo ante la poción dibujó una sonrisa comprensiva en la cara del mediano y palmeó la rodilla del monje. Su altura le impedía ofrecer un gesto como el del paladín, pero a sus ojos el pobre Edmundo bien se la merecía.

Respondió a la mirada inquisitiva de Ordock con un asentimiento, sería mejor que él llevara la voz cantante en el interrogatorio, ya preguntaría el algo si se le ocurría y veía que el paladín lo ignoraba.

La cara de circunstancias de Edmundo se suavizó mientras sonreía débilmente y asentía, invitando a que el paladín le hiciera las preguntas que necesitara. Con voz serena perlada por la tristeza dijo

"Lo comprendo perfectamente y os agradezco la sensibilidad en un momento tan doloroso, solo espero que sirva para algo y que nuestro hermano pueda descansar en paz y..." se atragantó por un momento y la voz se le quebró antes de decirles "y que a la pobre alma perdida capaz de tales atrocidades pueda ser encaminada de nuevo hacia la luz, pero perdonadme, me estoy desviando de vuestras preguntas y supongo que tendréis que hablar con muchos monjes todavía"

Parpadeó un par de veces y se tocó el símbolo sagrado mientras musitaba algo entre dientes, probablemente algún tipo de plegaria corta, mientras respondía con paciencia a las preguntas de Ordock

"Hacerse cargo es algo que suena negativo, no creéis? Yo intenté cuidar a Gugliemo con la dedicación de un padre o hermano mayor y lo hice desde que llegó al monasterio, tratando de enmendarlo hacia una vida buena y recta pero a veces sus instintos infantiles lo hacia todo muy difícil. Solo espero que supiera que lo quería y que nunca me enfadaba tanto como le hacía creer... perdonadme de nuevo mis tribulaciones, me es difícil hablar del hermano en pasado y recordar. No noté nada extraño en él hasta el día de hoy con vuestra llegada. Estaba más excitado que de costumbre y supuse que lo encontraría en vuestras celdas haciendo de las suyas como así fue, aunque, ahora que lo decís, en los últimos días estuvo algo más callado aunque lo achaqué a la pérdida del hermano Abel y a su forma de pasar el luto. Supongo que no serán los pensamientos de un pobre viejo monje pero si sirven de algo lo daré por bien empleado"

Entonces le preguntaron por la frase que había aparecido escrita y se mesó la barba de dos días mientras consideraba si debía hablar o callar. Finalmente y bajando la voz en tono de confidencia le dijo

"Eso fue muy extraño. No es ninguna plegaria pero por lo que implica es que esa muerte purgaba algún tipo de pecado, y las penitencias se ponen en función del pecado. No entiendo que podría haber hecho Gugliemo para merecer esa muerte pues mi hermano solo cometía pecados veniales sin malicia alguna. Sea como sea el asesino parece conocer nuestras liturgias puesto que el mensaje estaba escrito con oleo sagrado, un símbolo de perdón de los pecados bajo nuestros preceptos"

El monje reparó en la palmada de Phineas y le sonrió con bondad mientras le decía

"Sois bondadoso maese Halfling y la bondad se recompensa con bondad. Mañana sin falta os guiaré por el scriptorium para enseñaros los libros en los que estoy trabajando. Estoy seguro que es un ambiente que disfrutarás más que un tesoro. Nuestra biblioteca se quemó pero aun tenemos algún ejemplar interesante"

- ¿Se quemó? - Preguntó el paladín. -¿Hace mucho de eso?- Seguramente no tendría relación de ningún tipo con los sucesos que estaban investigando, pero Ordock sentía la necesidad de saber lo que había sucedido. - ¡Que desgracia! ¿Cómo pudo pasar tal cosa? - Preguntó.