Partida Rol por web

Ante problemas desesperados, medidas desesperadas.

Eso dicen. Como mínimo los elfos. Pues Cromvar tenía un as guardado en la manga. Cuando la estáncia se estaba convirtiendo en su tumba, el venerable elfo puso la lápida. Generalmente Vast, ante tal situación, le hubiera dedicado uno de sus insultos a Cromvar. Pero les había salvado el pellejo, por lo que el bribón juzgó que era un buen momento para mantener la boca cerrada.

Y bien que hizo en no desperdiciar su atención haciendo gala de mala educación, pues cuatro de los engendros con los que estaba peleando el desagradecido ladrón habían sobrevivido a la lluvia de piedras.

Con los ojos llorosos por el polvo, Vast atacaba a donde creía que "aproximadamente" se hallaba un zombie

- Maldición! Entre tosses se maldijo a si mismo por no haber previsto tales efectos, aunque eran una molestia menor en comparación a la situación anterior.

- VEIDAN!... LEAN!... Llamó a los compañeros que  recordaba más cercanos mientras acostumbraba los ojos a la penumbre reinante, algún enemigo quedaba en pie por el ruido de combate que todavía se escuchaba. Caminando con cuidado entre los escombros de la sala y gracias a su visión se acercó al primer compañero en apuros que vislumbró entre las sombras

No se paró en pensar a quien ayudaba: Se lanzó en una zancada larga y descargó a 2 manos un poderoso golpe descendente, que partíó al no muerto desde la cabeza hasta la mitad del pecho.

Imbuido por la fuerza de la Gran Madre, que parece actuar a través de él para hacer valer Su Voluntad, asesta un duro golpe contra la criatura del averno que aún se acerca hacia él. Puede notar el pulsar de su sangre en sus venas, y el corazón parece que se le vaya a salir del pecho. ¿Qué es esa voz? ¿Es la Gran Madre?

No.

Es él mismo, Z'zarat Alma de Roble, que barrita con toda Su Fuerza y asesta golpes mortales a aquellos que mancillan Su rostro.