Partida Rol por web

   Alba abre la puerta sin esperar contestación y ante vosotras veis una habitación que poco tiene que ver con el anticuado salón. Está elegantemente iluminada con una araña de techo, pero los muebles son de diseño de acero y cristal y hay tres elegantes sofás de tela color crema dispuestos en forma de U que bien podrían haber salido de una reforma de los gemelos Scott. Hay numerosos espejos por toda la sala, pero son más decorativos que funcionales, ya que el tamaño de los cristales es más bien pequeño en comparación con los enormes y elaborados marcos que los bordean.

   Smahane está al fondo de la sala. Observa distraidamente por la ventana mientras sostiene una copa de champán en la mano. Cuando entráis, se gira hacia vosotras y os sonríe.

   —Me alegro de que hayáis podido venir. ¿Os han visto subir? No es en realidad demasiado importante, pero estando donde estamos es mejor prevenir que curar. Os preguntaréis por qué os he reunido precisamente aquí, si tan fácil es que nos escuchen las paredes, pero esta noche no podré abandonar la casa hasta que el Marqués se vaya y está sucediendo algo que no puede esperar a mañana. —Hace una pausa y señala con un gesto los sofás—. Pero por favor, tomad asiento. ¿Queréis algo de beber?

   Smahane se acerca a un mueble auxiliar sobre el que hay dispuesta una bandeja con elegantes copas de vino rellenas de sangre. Coge la bandeja y la deposita en la mesita de café central. Después, se sienta en el medio del sofá central, da un trago a su copa y la deja también en la mesa. Cuando el cristal golpea al cristal, las burbujitas suben en nerviosas columnas doradas hasta la superficie.

   —La vida del Marqués está en peligro. Tenemos sospechas fundadas de que un traidor ha logrado infiltrarse en la corte de Burdeos, pero aún no hemos descubierto quién es. De momento, las únicas personas que lo sabemos estamos en esta sala y preferiría que siguiera siendo así, porque nadie, ni el círculo más próximo al Marqués, está libre de sospecha. 

   Toma su copa de nuevo y da un sorbo.

   —He convencido al Marqués para que esta noche venga a casa de Madame Lafont a fin de llamar la atención del traidor. Es un cebo peligroso, pero es por eso que os he reunido aquí. Durante estos años he podido conoceros a todas, a unas más y a otras menos, y os habéis ganado mi confianza. Además, no pertenecéis al círculo del Marqués ni tenéis grandes aspiraciones políticas, por lo que estáis fuera de toda sospecha. Me gustaría que me ayudárais. Os suplico que me ayudéis. —El tono de Smahane ha pasado de su habitual seguridad a la desesperación y ya no permanece erguida en el sofá. Ha apoyado los codos en sus piernas y se la ve muy abatida.

Me siento cuando Madame Smahane lo indica y escucho lo que dice.

¡Un traidor! Esto es muy malo.

Antes de hacer nada. Analice sus palabras un momento. Nos pide ayuda porque somos irrelevantes, pero por eso mismo ¿Cómo vamos a encontrar un traidor entre vastagos más poderosos que viven ocultando todo sobre ellos?

Madame Smahane parece derrotada. Debe de estar desesperada para pedir nuestra ayuda. Por no mencionar que está poniendo en peligro la vida del Marques… A menos que nos este tendiendo alguna clase de trampa…

Decido seguirle el juego como si le creyera.

-Madame... –digo con un tono preocupado- ¿nos traicionaron a qué?

—Al Marquesado, a la Camarilla, a la ley que evita que nos matemos entre nosotros como bestias —responde a Najla madame Yoma—. La muerte del Marqués iniciaría una lucha de poder sin precedentes en Burdeos. Su Alteza ha mantenido el orden y la paz en la ciudad durante más de un siglo porque es un gobernante justo y firme. Las fronteras de nuestra ciudad son de las más seguras de Europa gracias a la lealtad que le profesan quienes las custodian. Si el Marqués Charles de Beauharnais cae, Burdeos caerá.

Me siento en uno de los sofás nada más comprobar que Smahane está en la habitación, y presto atención a su petición. Por cómo lo está planteando hay motivos para preocuparse, pero al mismo tiempo no sé si el riesgo es tan grande como dice. Me imagino que no será la primera vez que haya habido amenazas a la Marqués y al status quo de Burdeos.

—Puedes contar con mi ayuda, Smahane, pero ¿es la situación realmente tan desesperada? Me cuesta creer que su Alteza no tenga preparado algún plan para evitar este tipo de peligros sin tener que usarle como cebo...
 

Puede que sea por el shock de lo que os acaba de revelar Smahane o porque no consigues concentrarte, pero cuando intentas escudriñar su aura en busca de respuestas no logras interpretar nada. Si no estuvieras segura de su naturaleza porque no es la primera vez que lo intentas, ni siquiera sabrías decir si es mortal o cainita.

Smahane parece sinceramente preocupada por el bienestar del Marqués, sus hombros caídos y su expresión derrotada la delatan y te conmueven [tiraste por empatía]. Está al borde de la desesperación porque se está aferrando a un clavo ardiendo: si acude a vosotras es porque probablemente no le quede otra opción y eso te da una idea de la gravedad del asunto.

Me siento en uno de los sofás y acepto una de las copas que Smahane nos ofrece. Escucho atentamente lo que nos cuenta y procuro no ofenderme cuando insinúa que somos insignificantes. De todas formas, hay algo que me preocupa aún más:

–¿Estamos seguras de que nadie nos está escuchando?

Me parece arriesgado tratar este tema en una casa tan atestada de gente, por mucho que estemos en una sala aparte. Algo me dice que las paredes podrían tener oídos. Especialmente ahora que sabemos que hay traidores entre los asistentes a la fiesta.

La curiosidad me impide tomar una copa de sangre, concentrándome en mantener postura, forma y todas aquellas necesidades para una conversación civilizada. Desde el asiento miro a las demás, con una leve curiosidad que no acabo de ocultar, intrigada por cual será su reacción. Aunque la postura de Smahane Yoma denota desesperación, empiezo a pensar que la situación lo merece.

-Burdeos es mi hogar. -Respondo, tras la segunda intervención de Madame Yoma. -Si puedo ayudar, quiero hacerlo. 

Alexandrie Beaufort escribió:

-Y sin embargo, comparto esta pregunta. -Añado, pensativa. 

Smahane estaba sola en la sala. Por alguna razón, una parte de mí temió que fuera una emboscada en el último momento, así que me calmé un tanto cuando nos invitó a sentarnos. Lo cierto es que no me había fijado en si alguien nos seguía, pero si nos siguió, en ese momento debía estar con la oreja pegada a la puerta.

La sangre fría me produjo el mismo rechazo que al principio de la noche, y la dejé estar. La súbita seriedad de la Senescal hizo cambiar en gran medida el tono de la reunión, y conforme más hablaba, más sombrío se volvía. Parecía que se hubiese quitado una máscara.

- ¿Hay sospechas sobre quién puede ser el traidor? – pregunté, frunciendo el ceño –. La maniobra ha sido arriesgada, pero si habéis llegado hasta aquí… No podemos desaprovecharlo.

Siempre me había dado bastante igual el politiqueo y lo que sea que se moviera allí arriba, pero por una vez, tomar bando me parecía no una obligación para evitarme un mal mayor, sino una causa justa. El Marqués lo había estado haciendo bien, y no se merecía traidores.

¿Estamos seguras de que nadie nos está escuchando? [Alexandrie]

Fue una pregunta compartida también por Artemise, y reconozco que le había dado vueltas a la idea desde que Smahane dejó caer que podrían habernos seguido. Esperando que mis habilidades no me decepcionaran, las puse en movimiento.

 La muerte del Marqués iniciaría una lucha de poder sin precedentes en Burdeos. Su Alteza ha mantenido el orden y la paz en la ciudad durante más de un siglo porque es un gobernante justo y firme. Las fronteras de nuestra ciudad son de las más seguras de Europa gracias a la lealtad que le profesan quienes las custodian. Si el Marqués Charles de Beauharnais cae, Burdeos caerá.

-No. Osea entiendo eso. Me refiero si se sabe contra quienes estamos lidiando. ¿El sabbat? ¿cazadores?... - Hago una pausa esperando su respuesta

Alba, pides silencio con un gesto y escuchas atentamente. Sofocados por la distancia llegan lejanos los ruidos de la fiesta. En el pasillo por el que habéis venido no se oye un alma. Parece que estáis solas.

 —Puedes contar con mi ayuda, Smahane, pero ¿es la situación realmente tan desesperada? Me cuesta creer que su Alteza no tenga preparado algún plan para evitar este tipo de peligros sin tener que usarle como cebo... [Sabine]

   —Su alteza no sabe nada de esto y es mejor que siga así... por el momento. —Os mira.— Sé que suena extraño y que incluso puede llevaros a pensar que todo esto es algún tipo de truco por mi parte para tenderle una trampa, pero tengo mis motivos. Si su alteza llegara a sospechar que está en peligro, se encerraría en su refugio y perderíamos la oportunidad de hacer salir al traidor.

   Hace una pausa y os mira suplicante.

   —No está de ningún modo desprotegido. Además de que es perfectamente capaz de defenderse solo, estoy segura de que tanto Sanz como Dubois le son completamente leales. Otra cosa sería imposible.

-Burdeos es mi hogar. -Respondo, tras la segunda intervención de Madame Yoma. -Si puedo ayudar, quiero hacerlo. [Temi]

    —Y gracias —os sonríe—. Saber que puedo contar con vosotas me quita un gran peso de encima.

- ¿Hay sospechas sobre quién puede ser el traidor? – pregunté, frunciendo el ceño –. La maniobra ha sido arriesgada, pero si habéis llegado hasta aquí… No podemos desaprovecharlo. [Alba]

-No. Osea entiendo eso. Me refiero si se sabe contra quienes estamos lidiando. ¿El sabbat? ¿cazadores?... - Hago una pausa esperando su respuesta [Najla]

   —Ese es el principal problema —responde Smahane— y el por qué debemos llevar esto con la mayor discreción posible. El traidor es de los nuestros. Ignoro quién es y por tanto desconozco sus motivaciones, pero algo ha debido llevarlo a trocar su lealtad en animadversión.

   Toma un trago de su copa y la vuelve a dejar en la mesa.  

   —El Marqués no suele exponerse tanto como lo hará esta noche. Rara vez sale del Marquesado y me he asegurado de que la noticia llegue a todo el mundo. Es casi imposible que no pique el anzuelo. Pero no podemos cometer ningún fallo. —Su expresión se endurece.— La muerte del marqués supondría el fin de la paz de nuestra ciudad y podría llegar a provocar un desastre a gran escala en toda la jerarquía francesa. Su gobierno ha sido uno de los más estables del país durante casi dos siglos. Solo el Príncipe de París lleva más tiempo al frente de su Principado. Su caída les daría a los Praxistas la excusa que necesitan para sublevarse abiertamente.

Con cada frase de Smahane la urgencia de sus palabras me convence más. No me gusta un pelo la situación, pero por mucho que no quiera arriesgar mi propia seguridad me interesa aún menos que comience una guerra en Burdeos. A pesar de algunos altibajos me he acostumbrado a vivir aquí y creo que aún puedo sacar provecho de esta ciudad durante unos cuantos años más.

—Sigue pareciéndome una idea muy arriesgada, pero me imagino que habrás descartado otras opciones.

Miro a las demás para ver si también están convencidas de que no queda otra alternativa y están dispuestas a colaborar con el plan de Smahane.
 

El comportamiento de Smahane es desesperado. Poner en peligro al Marques sin su conocimiento puede costarle caro, por otro lado toda la situación es desesperada. La inminente guerra de poder que describe Smahane es fácil de ver. No quiero tener que pasar por otra guerra, no me fue muy bien en la última…

-Esta bien –digo pensativa. – Ayudare en lo que puedo.

Miro a las chicas y caigo en cuenta de la cámara de Sabine. Empiezo a formar un plan en mi mente.

-Oh y ¿para que la cámara? –Se me hace raro que me pidiera traer una si esto era lo que tenia planeado que hiciera.