Partida Rol por web

Toledo Nocturno: Una Capilla bajo la Piedra

ESCENA II - El Concilio de las Sombras

Cargando editor
03/03/2014, 17:16
Toledo Nocturno

-Es decir, que Salamanca sabe que estáis aquí, y lo que es más grave, sabe para lo que estáis aquí... -Sigfrido guardó un momento de silencio, evaluando la situación. Al fin meneó la cabeza y habló-. Bueno, podría ser peor. Escribiré a Servando para que ruegue silencio a los hombres de Sulpicio. Y en cuanto a la alimentación y al refugio, el problema lo tienes resuelto bajo vos...

Sigfrido dio dos taconazos en el suelo y sonó a hueco.

-Esta losa es la entrada a un túnel. El túnel acaba en una sala donde podéis resguardaros del día y alimentaros de todo lo que los subterráneos os ofrezcan... si no tenéis reparo a la sangre de rata. También podéis alimentaros en los arrabales extramuros, siempre y cuando vuestro dominio de la ocultación sea exquisito. Más os vale que así sea, pues lo necesitaréis bastante para infiltraros en el Concilio.

Cargando editor
03/03/2014, 18:42
Siero
Sólo para el director

Así es asentí les hablé de las desapariciones tal y como viene en el pergamino, me quedé un momento en silencio sí soy bastante bueno en este dominio más espero paliar mi sed con las ratas no quisiera más sorpresas por hoy después me arrodillé y besé su mano gracias fueron mis únicas palabras antes de desprender la losa del suelo y meterme por ella para después ponerla de nuevo si desde mi posición podía.

Cargando editor
03/03/2014, 20:51
Leonor Ramírez de Ucero

-Les han informado bien, mi padre está ausente en estos momentos y yo ocupo su puesto de forma temporal. Pero, tomen asiento, ¿desean algo?,dice mientras con un gesto avisa al servicio para que sirvan algo con lo que satisfacer a sus invitados. -Largo trecho separa Salamanca de Toledo, ¿han tenido un viaje tranquilo?

Notas de juego

¿se supone que sé que esa "amistad" es real por mi padre? de no ser así, ¿hay alguna tirada para saber si me están contando la verdad?Más que nada porque son más antiguos que yo, y si quisieran fijo que acababan conmigo en un abrir y cerrar de ojos, es por estar prevenida en lo que pueda.

Cargando editor
04/03/2014, 00:20
Amal bent Karim al-Warda
Sólo para el director

   Amal miró a don Eleazar con una mirada cortés - Sois muy amable. Partamos ya, estoy impaciente por conocer las nuevas que nos esperan... - Amal puso su mano sobre la que tendía don Eleazar.

  Su pose era firme y elegante, pero  su fuero interno se debatía entre los nervios de una forastera, el peso de la responsabilidad y el temor a defraudar a su padre.

Cargando editor
04/03/2014, 14:27
Toledo Nocturno

Los extranjeros tomaron asiento gustosamente, pero declinaron la oferta con una leve negación.

-Solo un pequeño grupo de Garous cerca de Ávila -dijo grácilmente doña Claudia-. En estas fechas, el deambular por los campos es peligroso, bien lo sabemos en Salamanca. Por lo visto, estas bestias celebran su ritual de entranda a la edad adulta a mediados de agosto. Mi hermano Marco tiene un dicho: "el Vástago que llega a la ciudad en agosto o es un héroe o un traidor".

Notas de juego

Si quieres intuir verdad o mentira en sus palabras:

Motivo: Detectar mentiras

Astucia + Empatía, dif 7

Cargando editor
04/03/2014, 14:35
Toledo Nocturno

La caverna estaba toscamente excavada en la piedra. A parte del túnel de entrada, otros tres túneles salían de aquel lugar. La única iluminación era una pequeña entrada de luz de luna por una hoquedad del tamaño de un puño, que recaía sobre una mesa. Encima de la mesa había un pequeño farol. Cuando Siero lo hubo encendido, vio que la caverna estaba espartanamente amueblada. A parte de aquella mesa, había un camastro en la zona más al norte, donde nunca podría llegar la luz del sol a través del agujero. También había un arcón con ropajes dentro, la mayoría de sirviente de cámara y ropas sencillas.

Al contrario que en San Vicente, ratas no faltaban en Toledo. Una vez se hubo saciado penosamente, el Cazador Sigfrido apareció por uno de los otros tres túneles con un farol idéntico al que alumbraba la caverna.

-Antes de partir, tengo que hacerte una pregunta: ¿vas a usar tu ocultación para infiltrarte entre los presentes, o vas a espiar desde la lejanía?

Notas de juego

20/20 puntos de sangre

5/5 puntos de fuerza de voluntad

Cargando editor
04/03/2014, 15:09
Leonor Ramírez de Ucero

Una leve sonrisa asomó al rostro de Leonor ante el último comentario de su interlocutora, -Un gran dicho, seguro que vuestro hermano es un gran regente. Sus palabras me recuerdan en gran medida a Don Álvar. Teniendo pensamientos similares no es de extrañar que tengan una larga amistad. Permaneció serena en todo momento, pero en su cabeza no dejaba de pensar en qué situación habría detrás de aquella visita de cortesía. - No debísteis correr riesgos durante vuestro viaje, de haber sabido sobre vuestra visita mi Padre habría enviado algunos de sus mejores caballeros.
 

- Tiradas (1)
Cargando editor
04/03/2014, 15:49
Toledo Nocturno

Doña Claudia pegó una risotada de genuíno divertimento. Todo en ella parecía sincero, desde su postura elegante y tranquila hasta su manera de hablar. Si la estaba mintiendo, Leonor no lo detectó. Por el contrario, el caballero Aveiro parecía incómodo en aquella situación, como si toda la parafernalia diplomática le supusiera un intenso picor.

-Conozco bien a Álvar y sé que nunca mandaría a sus caballeros a por mí. A veces puede ser muy testarudo -Leonor intuyó en aquel reproche algo que venía de antiguo, melancolía quizá.

Doña Claudia y su caballero, ambos de cota malla y de cota de armas, se levantaron, dando por terminada la reunión y el picor de Averio.

-Sabemos que esta noche es importante, así que no os entretendremos más. Nos quedaremos en Valmardón hasta que el Príncipe nos otorgue audiencia, si a vuestra merced le parece bien -hicieron una reverencia y anduvieron hasta la puerta. Antes de cruzarla, doña Claudia habló por última vez: -En verdad que me caéis bien, Hija de Álvar. No es sencillo encontrar cachorros con un temple como el vuestro. Cuando todo este asunto acabe, seréis más que bienvenida en Salamanca.

Cargando editor
04/03/2014, 19:05
Siero
Sólo para el director

La verdad que el sitio estaba amueblado como si fuera la celda de un monje aunque estaba bajo tierra y carecía de libros pues debido a la humedad y a los roedores habrían desaparecido con prontitud. Pronto di buena cuenta de ellos dándoles caza con el sigilo propio que caracterizaba a mi especie para después cogerlos por el cuello y apretar para neutralizarlos de esa forma estaban vivos pero no podían moverse en esa situación estando la sangre totalmente fresca. Si los mataba no sabía la reacción de la sangre en mi organismo y todavía no había hecho ninguna consulta al respecto así que entre chillidos del animalillo que aunque no podía moverse si podía gritar empecé a succionar su sangre por la parte de la barriguita que era la más blanda y la que estaba más en contacto con sus latidos comprobando la pulsación de la víctima quitando mis colmillos justo en el momento que el roedor dejaba de latir, era como cuando mordíamos en la yugular sólo que ni la sangre por su parquedad se podía comparar con la sangre humana aparte de el calor y sensualidad que caracterizaba a ésta por eso también era bueno abstenerme de sangre humana así no sentía tan vivos mis instintos sexuales.

Pensé en la forma de actuar que me proponía Sigfrido prefiero comenzar a espiar desde la lejanía en el caso de no poder escuchar me iría acercando. Ahora tenía la boca llena de sangre así que me relamí viendo que mi aspecto no era del todo pulcro para la ocasión. 

Cargando editor
05/03/2014, 08:37
Leonor Ramírez de Ucero

Doña Leonor hizo una pequeña reverencia, -Será para mí un placer visitar tan hermosa ciudad, tal vez allí podamos charlar con más tiempo. Dejaré aviso a mi padre de que os encontráis en Valmordón.

Esperço a que salieran y se dirigió a sus aposentos, una vez allí, escribió una pequeña misiva a Don Álvar,

Querido Padre,

Sé bien que tus asuntos te han retenido  estas noches lejos de mí, lo entiendo, más no puedo evitar vtener en mi interior una sensación de anhelo, me hubiera gustado que pudiesemos vernos de nuevo antes del concilio, sin duda me habrían sido de utilidad algunos de vuestros sabios consejos.
Esperó haber estado a la altura de la tarea que me encomendásteis antes de partir, si mi actitud o mis acciones os han causado perjuicio alguno os ruego que me perdonéis pues todo cuanto hice creí que era en vuestro beneficio.
He de poneros también al tanto de que he recibido la visita de Doña Caludia Sulpicia y uno de los capitanes de su príncipe, Don Henrique Aveiro. Se quedarán en Valmordón hasta que les recibáis, o al menos, es eso lo que me han hecho saber.
Espero que vuestras noches sean tranquilas hasta que podamos volver a vernos.

Leonor.

Dobló la pequeña misiva y la selló. Eligió de forma minuciosa el traje que llevaría al concilio. Una vestidura eleganta y sencilla. Un vestido de terciopelo negro con bordados de plata y capa con capucha calada juego.
Después de vestirse dió orden al servicio de entregar la pequeña carta a Don Álvar cuando este volviese. Nada restaba que hacer salvo esperar, esperar a que llegase la hora en que debía ir a la iglesia.

Cargando editor
13/03/2014, 01:22
Toledo Nocturno

Casi al mismo tiempo, Leonor y don Nuño, Amal y don Eleazar y Fonseca y don Silvestre llegaron a la puerta de la iglesia de los niños Justo y Pastor. Tras un breve saludo, entraron.

La nave se extendía delante de ellos larga y alta; cada paso y cada murmullo hacia vibrar el ambiente tenso y solemne. El sacristán Marín los condujo hacia una capilla a la izquierda y levantó una pesada rejilla de hierro del suelo. La oquedad oscura eran unos escalones de piedra distinta a la del suelo de la iglesia. El menudo sacristán entró y se desvaneció en la negrura. El resto lo siguió.

Una vez hubieron bajado en la más completa de las oscuridades, Marín encendió una antorcha y prendió un pebetero. Una vez se hizo la luz, la compañía comprobó que estaban en un pasillo al menos veinte codos bajo la superficie. Avanzaron por él hasta que llegaron a una puerta de hierro enorme. El sacristán se sacó una llave gigantesca de entre los pliegues de su túnica y abrió la cerradura, que sonó chirriante y oxidada.

Una vez la puerta se abrió, entró una bocanada de calor. Al otro lado se abría una enorme cueva abovedada de mampostería andalusí. La gran estancia era redonda y tenía otras dos puertas iguales por la que la compañía había accedido. En un costado de la cueva había un estrado alto de madera rojiza con una gran mesa alargada encima. A su espalda estaba colgado un tapiz con el escudo de los Guardianes.

Parecía que eran los últimos en llegar. En la mesa ya estaban sentadas varias personas, y por el resto de la estancia charlaban quedamente al menos medio centenar de caballeros, soldados, Vástagos y Siervos. Todos ellos dejaron sus conversaciones cuando la compañía llegó, y los miraron fijamente, como a una nueva y extraña atracción de feria. Al fin alguien alzó la voz.

-El Concilio extraordinario se ha reunido. Los presentes pueden quedarse.

Los miembros de los Amici Noctis se sentaron en sus cátedras de ébano. Don Silvestre llevó a don Fonseca hasta el estrado y le mostró el lugar del padre Moncada: su lugar. Ambos se sentaron. El resto se mantuvieron en pie formando grupos por afinidad. Por una parte estaban los Leones de Rodrigo, todos ataviados con pesada cota de maya y escudo de León durmiente. Otro grupo era la soldadesca sevillana de Eleazar de Polanco, con sus cascos cónicos con guardanariz, sus grebas de bronces y sus espadas curvas, todos con sobrevesta verde. También había un pequeño grupo de cinco presbíteros, cada cual más distinto del anterior. Al lado de este grupo se mantenía en un segundo plano una pequeña escuadra de Templarios, todos de blanco con cruces ochavadas carmesíes.

Al fin, la voz de un recién llegado don Álvar se sobrepuso por encima del murmullo reinante, que cesó de inmediato.

-En esta noche de la Ascensión de Nuestra Señora del año de Nuestro Señor de 1138, el Concilium Hispaniae lo componen don Eleazar de Polanco, don Pero Osorio-Jiménez como Ejecutor de doña Jimena Garcés de León, don Álvar Fáñez de Toledo, don Silvestre Ruiz, el Sirviente don Fonseca ibn Rashid como Ejecutor de monseñor Ambrosio Moncada de Madrid, don García de Rubio como Ejecutor de don Reinaldo de Rubio de Compostela y don Raimundo de Aquitania. La cátedra del gran Sultán Karim ibn Shayid de Zaragoza queda desierta. Dirige el concilio Vuestra Señoría don Diego de Belmonte, aquel que fuera bautizado como Boukephos por Nuestro Señor Antediluviano Lucian.

Don Álvar tomó asiento y su Padre, don Diego, se levantó con gesto de desapasionado interés. Todo en aquel Vástago era sencillo: rostro normal, pelo rizado y moreno, barba de varios días, extremidades delgadas pero nervudas y cuerpo menudo aunque relativamente alto. Y la indumentaria no ayudaba a mejorar su majestuosidad: lo revestía una simple túnica negra de varias capas. Aún así, cuando empezó a hablar, su figura se transmutó en la de un dios vivo; cada palabra era historia y cada pensamiento un lago profundo y oscuro de sabiduría.

-Los hechos son sabidos, y por ello no emplearé tiempo en explicarlos. La amenaza es grave y los hijos de la noche caen. Este Concilio se ha reunido para otorgar plenos poderes de alguacil a doña Leonor de Ucero, Hija de mi Hijo, y a doña Amal, Hija del Gran Sultán. Votemos.

Se hizo un leve murmullo en la sala. Nadie esperaba que todo transcurriese con tanta celeridad.

-Estoy de acuerdo -dijo don Eleazar con su voz melosa y fría.

-León está de acuerdo -dijo don Pero.

-Toledo está de acuerdo -dijo don Álvar.

-Estoy de acuerdo -dijo don Silvestre.

-Madrid está de acuerdo -dijo don Fonseca.

-Compostela acepta -dijo don García con una palmada en la mesa.

-Los Templarios apoyamos a los Amici Noctis y a Dios Nuestro Señor -dijo don Raimundo, a lo que respondieron sus caballeros con un sonoro: -¡¡¡Deus vult!!!

Cuando se hubo calmado un poco el revuelo, don Diego habló:

-La cátedra de Zaragoza está vacía, así que su voto...

-Su voto es sí -dijo una persona al fondo de la sala. La gente abrió paso y el hombre se acercó al estrado acompañado por cuatro caballeros musulmanes fuertemente armados. El Vástago subió a la mesa y se sentó en la cátedra del Sultán-. Siento la entrada tan teatral, señorías, pero los caminos son traicioneros en esta época del año.

Don Diego sonrió, se levantó, acercó su silla vacía hacia la mesa y apoyó la mano en la espalda de la silla.

-Emir Ahmed ibn Karim -dijo don Diego con una sonrisa-, por poco se pierde el Concilio. Si lo desea, mandaremos palomas para decirle a vuestro Padre que estáis bien. Seguro que le alegrará saber que su insigne Hijo mantiene caliente su cátedra.

El resto de los presentes sonrieron en distintos grados, desde la sonrisa pícara de los toledanos hasta las sonoras carcajadas de los templarios.

-Su señoría Boukephos es muy amable -respondió el Emir Ahmed también con una sonrisa-. Quizá necesite esas palomas.

La jarana se fue callando y don Diego volvió a hablar.

-Bien, las Hijas de don Álvar y del Gran Sultán son, desde este momento, alguaciles de Toledo. Podrán arrestar a cualquier Siervo, mandar arrestar a cualquier Vástago, alimentarse de cualquier mortal y dar muerte por Amaranto a quien fuere preciso. Esa es mi orden y esa es la voluntad de los Amici Noctis.

Don Nuño se acercó a las aludidas y les entregó un trozo de vitela sellado. El ambiente se volvió a distendir y los Amici Noctis se diluyeron entre la multitud para charlar entre ellos.

Cargando editor
13/03/2014, 02:14
Toledo Nocturno

Sigfrido condujo a Siero por un túnel estrecho que parecía interminable. En un recodo, donde solamente parecía haber piedra y negrura, el Vástago toledano se perdió. Siero se quedó completamente fascinado. Nunca había visto nada semejante. La mano de Sigfrido apareció, lo asió con fuerza y tiró de él, apremiándolo.

-Sigue este pasadizo hasta que veas una rejilla en el suelo. Si llegas a una puerta, te has la has pasado de largo. Yo tengo que irme a hacer ciertos preparativos -dijo Sigfrido, que cambió su cara humana por su cara de Cazador.

Siero hizo lo que Sigfrido le dijo y, para su suerte, encontró la rejilla. Abajo como a diez pasos bajo sus pies, se abría una enorme cueva abovedada de mampostería andalusí. La gran estancia era redonda y tenía tres puertas iguales. En un costado de la cueva había un estrado alto de madera rojiza con una gran mesa alargada encima, por donde merodeaban varios Vástagos. A su espalda estaba colgado un tapiz con el escudo de los Guardianes.

Siero nunca había visto a tanto vampiro junto. En la enorme estancia charlaban quedamente al menos medio centenar de caballeros, soldados, Vástagos y Siervos. Todos ellos dejaron sus conversaciones cuando llegaron una compañía de seis personas. Al fin alguien alzó la voz.

-El Concilio extraordinario se ha reunido. Los presentes pueden quedarse.

Los miembros de los Amici Noctis se sentaron en sus cátedras de ébano, mientras que el resto se mantuvieron en pie formando grupos por afinidad. Por una parte estaban los Leones de Rodrigo, todos ataviados con pesada cota de maya y escudo de León durmiente. Otro grupo era la soldadesca sevillana de Eleazar de Polanco, con sus cascos cónicos con guardanariz, sus grebas de bronces y sus espadas curvas, todos con sobrevesta verde. También había un pequeño grupo de cinco presbíteros, cada cual más distinto del anterior. Al lado de este grupo se mantenía en un segundo plano una pequeña escuadra de Templarios, todos de blanco con cruces ochavadas carmesíes.

Al fin, la voz de un recién llegado don Álvar se sobrepuso por encima del murmullo reinante, que cesó de inmediato.

-En esta noche de la Ascensión de Nuestra Señora del año de Nuestro Señor de 1138, el Concilium Hispaniae lo componen don Eleazar de Polanco, don Pero Osorio-Jiménez como Ejecutor de doña Jimena Garcés de León, don Álvar Fáñez de Toledo, don Silvestre Ruiz, el Sirviente don Fonseca ibn Rashid como Ejecutor de monseñor Ambrosio Moncada de Madrid, don García de Rubio como Ejecutor de don Reinaldo de Rubio de Compostela y don Raimundo de Aquitania. La cátedra del gran Sultán Karim ibn Shayid de Zaragoza queda desierta. Dirige el concilio Vuestra Señoría don Diego de Belmonte, aquel que fuera bautizado como Boukephos por Nuestro Señor Antediluviano Lucian.

Don Álvar tomó asiento y su Padre, don Diego, se levantó con gesto de desapasionado interés. Todo en aquel Vástago era sencillo: rostro normal, pelo rizado y moreno, barba de varios días, extremidades delgadas pero nervudas y cuerpo menudo aunque relativamente alto. Y la indumentaria no ayudaba a mejorar su majestuosidad: lo revestía una simple túnica negra de varias capas. Aún así, cuando empezó a hablar, su figura se transmutó en la de un dios vivo; cada palabra era historia y cada pensamiento un lago profundo y oscuro de sabiduría.

-Los hechos son sabidos, y por ello no emplearé tiempo en explicarlos. La amenaza es grave y los hijos de la noche caen. Este Concilio se ha reunido para otorgar plenos poderes de alguacil a doña Leonor de Ucero, Hija de mi Hijo, y a doña Amal, Hija del Gran Sultán. Votemos.

Se hizo un leve murmullo en la sala. Nadie esperaba que todo transcurriese con tanta celeridad.

-Estoy de acuerdo -dijo don Eleazar con su voz melosa y fría.

-León está de acuerdo -dijo don Pero.

-Toledo está de acuerdo -dijo don Álvar.

-Estoy de acuerdo -dijo don Silvestre.

-Madrid está de acuerdo -dijo don Fonseca.

-Compostela acepta -dijo don García con una palmada en la mesa.

-Los Templarios apoyamos a los Amici Noctis y a Dios Nuestro Señor -dijo don Raimundo, a lo que respondieron sus caballeros con un sonoro: -¡¡¡Deus vult!!!

Cuando se hubo calmado un poco el revuelo, don Diego habló:

-La cátedra de Zaragoza está vacía, así que su voto...

-Su voto es sí -dijo una persona al fondo de la sala. La gente abrió paso y el hombre se acercó al estrado acompañado por cuatro caballeros musulmanes fuertemente armados. El Vástago subió a la mesa y se sentó en la cátedra del Sultán-. Siento la entrada tan teatral, señorías, pero los caminos son traicioneros en esta época del año.

Don Diego sonrió, se levantó, acercó su silla vacía hacia la mesa y apoyó la mano en la espalda de la silla.

-Emir Ahmed ibn Karim -dijo don Diego con una sonrisa-, por poco se pierde el Concilio. Si lo desea, mandaremos palomas para decirle a vuestro Padre que estáis bien. Seguro que le alegrará saber que su insigne Hijo mantiene caliente su cátedra.

El resto de los presentes sonrieron en distintos grados, desde la sonrisa pícara de los toledanos hasta las sonoras carcajadas de los templarios.

-Su señoría Boukephos es muy amable -respondió el Emir Ahmed también con una sonrisa-. Quizá necesite esas palomas.

La jarana se fue callando y don Diego volvió a hablar.

-Bien, las Hijas de don Álvar y del Gran Sultán son, desde este momento, alguaciles de Toledo. Podrán arrestar a cualquier Siervo, mandar arrestar a cualquier Vástago, alimentarse de cualquier mortal y dar muerte por Amaranto a quien fuere preciso. Esa es mi orden y esa es la voluntad de los Amici Noctis.

Don Nuño se acercó a las aludidas y les entregó un trozo de vitela sellado. El ambiente se volvió a distendir y los Amici Noctis se diluyeron entre la multitud para charlar entre ellos. Lamentablemente, Siero estaba demasiado lejos para oír adecuadamente las conversaciones interesantes, sobre todo las que transcurrían entre murmullos.

Notas de juego

Puedes rolear cuanto quieras, exponer pensamientos, lo que quieras.

Si quieres, hazme dos tiradas.

Objetivo espionaje: 1d10

Escuchar: Percepción + Alerta, dif 8

Cargando editor
13/03/2014, 18:15
Siero
Sólo para el director

Estuve escuchando todo el tiempo la carta de presentaciones y los nombres designados para los importantes cargos en Toledo. Quizás pude acercarme pero ¿para qué correr riesgo si había escuchado toda la información excepto los cotilleos? sí creo que es información suficiente para nuestro compañero. Una información valiosa y sin exponerse a un riesgo innecesario lo que pensase aquella gente y sus conversaciones ya no tenían mayor importancia para correr tan grave riesgo. Así que esperé a que la reunión se disolviera para volver por el mismo sitio por donde había venido era el tiempo de informar. 

- Tiradas (2)
Cargando editor
14/03/2014, 09:14
Leonor Ramírez de Ucero

La guardiana habñia permanecido en silencio todo el tiempo, con un gesto serio de respeto, que sólo se vió afectado cuando escuchó por primera vez la voz de su padre. Durante los días previos a este concilio se había imaginado una reunión de varias horas de duración perdidas entre el protocolo cainita. pero no había sido así, este concilio había sido el mañs corto de todos los tiempos, pensó Leonor con sorpresa.
Hizo un pequeño gesto a Don Nuño cuando este le entregó la vileta y la guardó en uno de los pliegues seguros de su vestido.
Cuando todo se volvió informal se acercó hasta su padre.- Padre, que alegría volver a veros, será para mí un honor serrvir a la ciudad en esta mi nueva tarea, y procuraré que podáis sentiros siempre orgulloso de haber votado a mi favor.

Cargando editor
14/03/2014, 16:19
Toledo Nocturno

Los grupos se personas fueron alejando entre sí instintivamente. Aunque allí no se discutiría nada de importancia, parecía como si la naturaleza de aquellas criaturas fuera de natural desconfianza.

Don Álvar la tomó por los hombros y la besó en la frente. Detrás de él, estaba don Diego de Belmonte, que contemplaba la escena con tranquilo pasmo.

-Estoy seguro de ello -respondió don Álvar-. Déjame que os presente a mi Padre. Padre, esta bella joya es mi Hija Leonor. No hay en todas las Españas cristianas una mujer más digna del Abrazo de nuestra familia. Querida Leonor, este es mi Padre don Diego de Belmonte, bautizado en la Sangre como Boukephos por el mismísimo Lucian, Padre de la Sombra y Siervo de la Noche.

Don Diego la contempló sonriente, de arriba a abajo. Había algo en su mirada insoldable que transmitía una sensación contradictoria de paz y muerte. Al fin, el Antiguo Guardián se acercó a ella, tomó su mano y, como los caballeros francos, la besó castamente.

-Corazón valiente y mente férrea -dijo don Diego-. Si hubiera sabido que la Hija de mi Hijo era tan hermosa, no nos hubiéramos demorado tanto.

Cargando editor
14/03/2014, 16:51
Leonor Ramírez de Ucero

Doña Leonor, hizo una reverencia a Don Diego, -Mi señor, es un honor poder conoceros al fin. Ciertamente esta reunión se ha demorado en exceso, no en vano, habréis tenido asuntos más importantes que atender. Alguien de vuestro nivel no puede peder el tiempo en naderías, y, si me permitís el atrevimiento, no debéis preocuparos en absoluto por Don Álvar, pues un vástago justo y un sire honrado y respetable.

Cargando editor
14/03/2014, 17:12
Toledo Nocturno

Don Diego clavó sus ojos en los de Leonor. Don Álvar abandonó el grupo y se fue a saludar a sus Leones.

-La lealtad por nuestra familia es lo único que nos salvará de la Gehena, querida Leonor. Lo cual me recuerda algo que me dijo Álvar, algo relacionado con un Siervo de vuestra posesión, un Siervo castellano que podría sernos de utilidad. ¿Estoy mal informado?

Cargando editor
14/03/2014, 17:36
Leonor Ramírez de Ucero

-No, mi señor, os han informado a la perfección. El caballero, Don Rodrigo, es el maestro de armas del joven escudero Saldaña. Ha sido nombrado recientemente, y yo misma estoy tutelando su aprendizaje pues mi Padre pensó que podría sernos de utilidad tener un aliado cercano al joven príncipe. Espero que no os haya ofendido mi actitud al tomar un siervo tan pronto, pensé que sería bueno para la familia.

Cargando editor
14/03/2014, 17:52
Toledo Nocturno

-Mirad a vuestro alrededor. Decenas de soldados Vástagos y Siervos, curas, imanes y obispos de la Sangre. ¿Quién une a toda esta gente? Mirad de nuevo, pero ahora hacia la mesa del estrado. ¿Quiénes se sientan ahí? Don Eleazar y el Hijo de su Hija, don Álvar y yo, Padre e Hijo como líderes de las sombras, don Silvestre y el Sirviente de su Hijo, el Hijo de don Reinaldo... Familias. Son las Familias quienes sujetan a la Casa de los Guardianes. Decís que no estáis segura en haber acogido al joven Sirviente Rodrigo, y en parte es buena vuestra humildad. Pero tened en cuenta, bella Leonor, que en tiempos tan complicados como éstos, esperar a preguntar si algo es bueno o es justo puede suponer la muerte. Yo tomé a Álvar como Hijo en tiempos de paz, así como él os tomó a vos, pero don Rodrigo es un hijo de la guerra, y hombres de guerra se necesitarán. Ser Padre es fácil si todo lo que hace falta es Abrazar, pero difícil si se quiere formar una Familia. Espero que seáis consciente de que, si llegado el caso, hace falta destruir a vuestro Hijo, lo hagáis, pues es tal vuestra responsabilidad. Aceptad por tanto que don Álvar pueda hacer lo mismo con vos si así lo viere necesario.

Cargando editor
15/03/2014, 10:06
Leonor Ramírez de Ucero

Las palabras de Don Diego llegaron hondo en lo pensamientos de Leonor. Era consciente de que si cometía algún error grave Don Álvar  tendría que tomar cartas en el asunto, pero lo cierto es que le turbaba el echo de que Don Diego hablase de aquello como si tal cosa. Seguramente, con el paso de los siglos, las cosas que ahora se le antojaban difíciles e inexpugnables se volverían insignificantes.
- Mi señor, sus palabras son muy sabias, pues las familias son un ente mayor y más importante que los individuos que las forman. Hizo una pequeña pausa y después continuó mostrando una ligera sonrisa,- Aún así, permitidme pensar que nunca nos hará falta actuar de tal manera, al fin y al cabo, aún llevo poco tiempo tiempo recorriendo los senderos de la noche.