Partida Rol por web

-¡Es "Sargento Manabu", Aki-kun! - dice el Sargento Manabu, zarandeando su espada desenvainada en el aire, pero sin acercarla a nadie. - Aprende de Kenichi-kun, que de repente se ha vuelto inesperadamente educado. - concluye, envainando la espada y poniendo las manos en su cintura en forma de jarra. Emite un suspiro de lo más teatral antes de continuar. - Bueno, si de verdad no lo sabéis... lo diré yo. - dice, asintiendo con la cabeza en el sitio. - El ganador de la prueba es...

El Sargento Manabu hace el gesto de un redoble de tambores en el aire... durante un tiempo excesivo.

-¡El Equipo C! - declara al final, alzando su mano en dirección a Aki, Kazuma y Kenichi.

-¡¿Qué?! - uno de los chicos del otro equipo se adelanta y mira con rabia al Sargento Manabu, alzando el puño. - ¡Pero si yo encontré al chico del otro equipo! - afirma con ira contenida, señalando a Aki. - ¡Lo encontré y la prueba terminó!

-Eso no es del todo cierto, ¿no, Issei-kun? - pregunta el Sargento Manabu, cruzando las manos a su espalda en una pose formal. - La prueba terminó mientras encontrabas a Aki-kun. Kazuma-kun fue la persona que terminó la prueba. - se encoge de hombros y se queda en silencio, pero justo después comienza a emitir una risita. - Ji, ji, ji... - ríe, haciendo el gesto de taparse la boca con la mano. Un gesto totalmente inútil. - Es una lástima... si lo hubieses encontrado sólo un minuto antes...

-¡No nos jodas, muñeco! - otro de los chicos del otro grupo da un paso hacia el frente en pose agresiva. - ¿Y ahora qué pasa con nosotros y con nuestra deuda?

-No es "nuestra" deuda. - gruñe otro de los chicos. - Es la deuda de Issei. - dice, mirando al primer chico que había hablado... y se adelanta para encararse con él. - ¡Yo no escogí estar en estos juegos! ¡No pienso pagar tu maldita deuda! - le grita a la cara. - ¡¿Qué clase de persona deja que sus amigos carguen con una deuda de ese tamaño?! ¡Somos estudiantes, maldita sea!

-Yusuke, - dice el chico que se escondía del equipo rival. - todos aceptamos participar en los Juegos de la Amistad para saldar la deuda de Issei. Todos aceptamos repartirnos su deuda. Tú incluido. - dice con calma, aunque la voz le tiembla un poco. - Echárselo en cara ahora no es...

-¡Acepté por presión! ¿Qué queríais que hiciera? - gruñe Yusuke, mirando ahora Miroku. - Nos secuestraron, e Issei contó una historia para darnos pena... ¡Hubiese quedado como un imbécil si hubiera dicho que no!

-Yusuke tiene razón. - dice el último chico que quedaba por hablar. Parece algo dolorido, por eso no ha intervenido demasiado. - La presión de grupo fue demasiada. - confiesa, apretando los dientes. - Y no es justo que todos carguemos con la deuda de Issei...

Issei parece estar aguantando todo lo que le dicen, pero Hikaru agarra con rabia la camisa de Yusuke, que es al que más cerca tiene de los que se quejan.

-¡¿Otra vez con esa mierda?! - gruñe en voz de grito. - ¡Si lo prometiste, lo prometiste y punto! ¿Qué pasa? ¡¿Eres muy amigo cuando las cosas van bien, pero después nos dejas tirados a la primera de cambio?! ¡¿Es esa la clase de persona que eres?!

-¡Quieeeeeto, Hikaru-kun! - dice el Sargento Manabu, que desenvaina la espada y la coloca entre Hikaru y Yusuke. Hikaru suelta a su amigo, impresionado al ver la espada tan cerca de repente. - No permitiré que uséis la violencia en mi presencia, ¡ni siquiera contra miembros de vuestro propio equipo!

El Sargento Manabu sólo vuelve a envainar su espada cuando Hikaru parece haberse calmado.

-¡Deberíais aprender algo del Equipo C! - dice el Sargento mirando a todo el mundo. - ¡Fijaos en lo unidos que están los tres! No, los tres no... ¡los cinco, aunque las chicas no estén presentes! - afirma, asintiendo como para darse más importancia. - ¡Se apoyan mutuamente de forma incondicional! ¡Lo harían todo los unos por los otros! - el Sargento Manabu alza las manos. - ¡Incluso aunque uno de ellos es un asesino! - declara. - ¡Si eso no es amistad verdadera, no sé qué es!

El equipo rival se os queda mirando...

Nuevamente con tus juegos psicológicos, eso es patético Manabu, pero esta vez no voy a dejar que nos manipules, zabandija miserable. - pienso con cierto fastidio mientras me acerco a la mesa junto con Aki.

Siéntate Aki, come algo que el sargento me llama. - digo lanzándole una mirada severa al muñeco.

Ya se lo dije sargento, no soy un asesino, pues aún no he matado a nadie, pero con gusto lo haría por proteger a cualquiera de mis amigos.

No tengo ningún dilema moral con usar la fuerza contra cualquiera que ponga en riesgo a mis amigos, aún a costa de mi propia seguridad. - anuncio mirando con severidad al otro equipo, deteniendo mi mirada por algunos segundos en Yusuke quien parecía querer darle la espalda a los suyos.

¿Saben algo par de ingratos? Si nosotros hubieramos perdido, lo primero que yo hubiera hecho es preguntarle a Aki si no estaba herido y hubiera actuado en consecuencia a su respuesta.

A nosotros no nos importa de quién es la deuda, pues todos confiamos los unos en los otros y creemos con firmeza que la deuda es falsa, si seguimos con esto, es por protegernos los unos a los otros y nada más. - sentencio con mucha seriedad.

En este momento tengo una o dos costillas lesionadas, pero me importa una mierda porque mis amigos parecen estar bien. ¿Alguno de ustedes se preocupa por el estado de salud de ese flacucho? - pregunto señalando a Tetsuya.

No cierto, pues hacen mal, yo me caí sobre él pues me resbalé desde la copa de un árbol y producto del dolor no podía moverme, pero estoy seguro de que algún daño debe tener y Miroku lo dejó a su suerte pudiendo presionar el botón rojo. 

Sinceramente me dan lástima, están dándole a esos bastardos que nos metieron aquí, justo lo que quieren, ver su amistad hecha mierda. - añado para luego sentarme al lado de Aki a comer algo mientras froto mi costado.

Tras el debido tiempo de incertidumbre que Manabu se propone dejar, este da el resultado de la prueba... ¡Hemos ganado! exclamo para mis adentros dejando escapar un suspiro de alivio.

Al parecer yo había descubierto a Miroku antes que su compañero encontrase a Aki. Le pongo la mano en el hombro a este último mientras Kenichi reprende la actitud de algunos compañeros del otro equipo.

- Gracias por aguantar - le digo.

Vuelvo a mirarlos a todos y cada uno mientras reciben la bronca de Kenichi. Es probable que a algunos no les guste, miro a Yusuke con algo de amargura. Quiso cambiarse de equipo, si hubiera aceptado el cambio ahora seríamos nosotros los que hubiéramos perdido. No compartía el gesto, pero lo entendía. Nadie tiene porque cargar con el peso de la deuda de otra persona, si además lo hace obligado por la presión de grupo la sensación de obligación es aún mayor.

- Lo siento mucho, ha sido un placer poder competir con vosotros - digo añadiendo una reverencia -. Yusuke-san, Miroku-san, Hikaru-san habéis sido los dignos rivales que cualquiera quisiera tener, os deseo lo mejor - digo dirigiéndome a aquellos con los que me había encontrado durante la prueba dedicándoles otra reverencia.

Ahora solo queda esperar a que Manabu de por finalizado el juego y poder reencontrarnos con Miirei y Sayuri, han sido unos días duros, y seguramente estén preocupadas, ver que estamos bien las animará.

Aki miró sorprendido a Kazuma cuando esto le dio las gracias. “Al contrario, yo tengo que agradecerles a vosotros por habernos hecho ganar.”

Aki no se dio cuenta claramente de lo que pasó con el otro equipo, sólo captó que algunos estaban descontentos con tener que seguir en el juego.

Sin embargo, su campo de concentración estaba muy reducido, casi enteramente ocupado con la mesa de víveres, de comida, comida real, y de bebida delante de él. Le avergonzó bastante, pero aún antes de que le viniera a la mente de preguntar por las costillas lesionadas de las que Kenichi habló, se dejó conducir por el último a la mesa y se puso a comer y beber como si… como si no hubiera probado bocado desde hace tres días…

Casi tuvo que reír con amargura.

Nunca había comido tan bien, nunca antes como en este momento. Sentía que podía reír y llorar a la vez, y fue un milagro que no hizo ni lo uno, ni lo otro. Bebía y comía los ojos cerrados, dando las gracias al universo como un náufrago tras haber sido salvado.

-Esta vez no estaba hablando de ti, Kenichi-kun. - responde el Sargento Manabu a la respuesta de Kenichi de la acusación de que hay un asesino en el equipo. El Sargento Manabu se encoge de hombros y se gira para observar a Aki, que está comiendo como si no hubiera probado bocado en mucho tiempo. - Que aproveche, Aki-kun. Te lo has ganado. - la voz de Manabu suena en esta ocasión apacible y sincera, por alguna razón, incluso siendo la voz de ese muñeco extraño que os está haciendo pasar por todo esto.

El grupo de Miroku, por su parte, ha dejado de pelear al escuchar la acusación del Sargento Manabu de que hay un asesino entre vosotros. Parece que también han tenido en ellos efecto las palabras de Kenichi, porque la mayoría de miembros del otro grupo miran hacia otro lados, algunos con rabia, otros con vergüenza por su comportamiento, otros con una expresión indescifrable. Los observáis, pero una palmada del Sargento Manabu rescata vuestra atención.

-¡Ah, cierto! ¡Hay una cosa más que tengo que comunicaros antes de que nos vayamos, niños! Concretamente a ti, Kenichi-kun. - dice el Sargento Manabu, mirando al susodicho. Cruza las manos tras su espalda. - A la Organización no le ha pasado desapercibido tu comportamiento y tus amenazas. Tus acciones han terminado por hacer daño a un miembro del equipo contrario, - dice, señalando a Tetsuya. - si bien no has usado la violencia directamente contra él sino que te has "caído" de un árbol. - hace las comillas en el aire como buenamente puede con sus manos de muñeco. - Pero por las cosas que has dicho y que tenemos grabadas por razones de seguridad, existen muchos indicios de que tu caída ha sido intencionada. No obstante, - dice, alzando una mano antes de que Kenichi pueda replicar. - tus acciones caen en un vacío legal y nos es complicado tomar una decisión sin que nos acusen de doblegar las normas a nuestro favor. Por tanto, te alegrará saber que hemos pedido ayuda para resolver esta situación. - el Sargento Manabu... sonríe. - La ayuda de las jueces más neutrales que hemos podido encontrar.

Como quieras, pero ten en cuenta que si les haces daño a ellas, no respondo de mis acciones, hasta ahora he seguido tus reglas y he hecho todo de acuerdo a sus ridículas condiciones, pero no tengo inconveniente en convertirme en una bestia si las lastiman a ellas o a mis amigos.

Después de todo, lo advertí desde un inicio, voy a hacer hasta lo imposible por protegerlos, aún cuando me pueda costar la vida. - digo con mucha seriedad.

Además yo no he lesionado a nadie, fue sólo mi torpeza lo que me llevo a resbalar en la ladera y a caer del árbol, en todo caso el más herido soy yo. - sentencio con seriedad.

No voy a darles el gusto de meterse en mi cabeza de nuevo, pues es allí cuando ustedes ganan. - añado pasando de Manabu, para sentarme al lado de Aki dándole una palmada amistosa en la espalda.

Kazuma ven acompáñanos a comer, pues si me expulsan por un tecnicismo, pues al menos quiero compartir una última cena con ustedes, pues voy a aprovechar el resto de mi tiempo libre con la policía contándolo todo para que los saquen de aquí lo antes posible. - digo en voz alta para luego servirme algo de comer.

Escucho las acusaciones de Manabu con atención. A Kenichi se le había llenado la boca de amenazas y malos modos y eso ahora pasa factura, la caída accidental de Kenichi esta provocando dudas sobre la no intencionalidad del acto.

Mantengo la calma al escuchar que van a pedir opinión a otras dos personas, respiro hondo mientras Kenichi da su respuesta, mientras miro a Aki comenzar a comer.

Reacciono ante la propuesta de Kenichi y me siento con mis amigos a comer.

- Nosotros te apoyaremos - le digo comenzando a comer.

“Cuando Manabu habla de jueces neutrales, algo me dice que van a ser todo salvo neutral”, murmura Aki por lo bajo entre las bocanadas que toma. “Pero desde luego, Kenichi, tú siempre tendrás nuestro apoyo incondicional”, remata la afirmación de Kazuma. “Por lo demás, te creo cuando dices que tu caída fue accidental. También te creo que no te dejas manipular más por Manabu y los suyos. Tengamos que mantener la calma. Si tenemos rabia a causa de ellos, sólo se alegran por poder aumentar el espectáculo para los malditos espectadores de esta tortura...” Durante medio minuto, sólo come y bebe, para luego seguir, pero aún siguiendo masticando, y siguiendo cuchicheando a sus dos amigos sentados a su lado: “Y esta nueva ocurrencia suya, que hay un asesino entre nosotros. En realidad más que uno. Porque una vez que salgamos de aquí, una vez que estemos otra vez en libertad, todos nosotros correremos el riesgo de convertirnos en los asesinos de los organizadores del juego.”

Los tres días de inanición parecen haber dejado huellas profundas en el alma de Aki...

Tranquilos, no me preocupan nada las palabras de Manabu, ellos saben bien que no pueden hacer nada contra nosotros, hemos pasado de ser las moscas a las arañas. - le susurro a mis amigos de tal modo que sólo ellos puedan oírme.

Mientras no caiga en su juego y mantenga la calma todo irá bien ya lo dije durante el juego anterior. Ya verán como todo sale bien. - añado en otro susurro con una sonrisa, dándoles a entender a mis amigos que yo estaba en control.