Partida Rol por web

El infierno. Un lugar caluroso, sin duda, lleno de azufre, muertos… Los primeros 100 años era posible que se os hiciera algo pesado pero después de varios siglos la cosa como que cambiaba.

Mientras vosotros os moríais de asco ahí abajo, arriba, en la tierra, los personajes de cuento vivían sus hermosas vidas que os habían arrebatado. Pero habían pasado demasiados siglos como para seguir sintiendo rencor. ¿O no?

Cada día llegaban nuevos villanos, mejores, peores, pero la creme de la creme os encontrabais sentados en vuestra sala de descanso, aburridos, condenados, tomando té caliente porque no había nada que os refrescara un poco en ese lugar.

Algunos jugabais a las cartas, otros a los dados (Cua-tro cua-trosss) y otros simplemente veíais el tiempo pasar.

Nada era tan aburrido como haber cumplido condena y no tener nada absolutamente que hacer y muchos de vosotros no teníais la paciencia suficiente. Hacía una semana había llegado a vosotros el rumor de que si pretendíais reformaros podíais volver a la tierra y empezar una vida nueva, con un trabajo y debiendo hacer 100 buenas acciones. La idea era tentadora pero el mensajero nunca llegaba.

Pasaba otro día en este deprimentemente caluroso lugar, deseaba con todas mis ganas poder darme un baño de agua fría, de hielo, realmente era como un sueño el poder sentir algo de frío, en cualquier caso estábamos los ocho de siempre en el lugar de siempre.

Suspiré antes de sentarme en uno de los sillones del lugar soltando un pequeño quejido como si fuese una persona mayor (que lo era), -Estos malditos sillones ya no son lo que eran, tuvieron mejores momentos- en cualquier caso no había mucho que hacer, crucé las piernas y tomé una revista que debía de llevar quinientos años allí con nosotros, como era de esperar me puse a leerla, bueno, más bien a decir cada palabra de memoria, no era la primera ni la segunda vez que me la leía.

Ignoré completamente el té, ya hacía suficiente calor como para aumentarla, para poco después cerrar la revista -no tendrá alguno algo más moderno que esta antigualla- levanté la revista esperando el no de mis compañeros, pero como todos necesitaba pasar el rato.

Tranquila Maléfica, en lugar de otear esa vieja revista, mejor échale una mirada al mundo. Las cosas han cambiado mucho ¿Sabes? Ahora para la gran mayoría no somos más que simples personajes de fábula o cuentos.

Aunque lo que dicen de nosotros no es nada agradable. Por mil demonios, si no hubiera sido tan tonto como para adoptar el sueño de otro como propio, quizá no estaría aquí. - rezongo mientras doy un vistazo al viejo espejo mágico de nuestro salón.

Por cierto, escuché que existía la posibilidad de que nos dieran otra oportunidad. ¿Alguno de ustedes sabe algo sobre eso? - pregunto a nadie en especial.

No sé ustedes, pero si es cierto el rumor, yo no pienso volver a este lugar ni aunque me ofrezcan todos los reinos del desierto. - añado mientras me siento junto a Maléfica.

Hades estaba paseando por el infierno como de costumbre. ¿Quién iba a decir que un dios podía morir?...bueno, muerto no estaba, era un dios, los dioses no pueden morir, estaba más bien…atrapado y sin oportunidad de salir con una carta amarilla.

La verdad es que el Inframundo tenía mejor pinta, aunque la cosa es que debía de estar cerca…a fin de cuentas en el Inframundo van todas las almas, mientras que en el Infierno los malos. Hades parecía estar cabreado y con razón.

-Este lugar es un estercolero, ¿Dónde están las luces de colores?, ¿y el contador de almas?, a este lugar le falta glamour, ni siquiera hay bestias gigantes  guardando la entrada.-Comentó un tanto furioso.-¿Antigualla?...¡JA!, teniendo en cuenta que llevo más años que vosotros mismos encerrados aquí estoy cansado de ver siempre la misma porquería, si al menos tuviera aquí a mis esbirros podría mutilarles para pasar el rato…-Se quejó tomando asiento en uno de los sillones antes de meter la mano debajo de su trasero y sacar un trozo de azufre.

-Ja, un clásico un trozo de azufre se ha atascado en el…-El dios puso los ojos en blanco y lanzó el trozo de azufre más allá.

Estaba asqueado de sentir calor, el tiempo en el infierno se hacía eterno. Aunque eso era lógico, más que lógico. No me gustaba ni una pizca nada de lo que me rodeaba, mis compañeros... algunos más malvados incluso que yo ¡Que deshonor, que vergüenza! Por no mencionar a esa asquerosa de Ursula, su apariencia de pulpo me sacaba de quicio y me ponía nervioso. Los pulpos eran asquerosos, aunque no tanto como los cocodrilos. Por no mencionar a Davy Jones, con sus tentáculos. Extrañamente, él no me ponía tan nervioso como la mujer. Al fin y al cabo era con el que más tenía en común; ambos habíamos sido capitanes de barco. El holandés errante sin lugar a dudas era muchísimo mejor que mi Jolly Roger, pero a él le tenía un cariño que ningún barco podría superar. Al fin y al cabo ese barco me costó sangre, sudor y traición. 

No era la primera vez que me quedaba en calzoncillos por el infierno. Me la sudaba lo que pensaran, total, estaba muerto. Además, mis calzoncillos, aunque cursis, eran de lo más molones. Rosas y con corazones rojos. Nadie tenía unos iguales. Me los había comprado mi madre cuando yo era un crío, de los pocos regalos que me había hecho antes de su muerte. Yo, los había ido haciendo más y más grandes con cortes de otros trapos para no tener que tirarlos ni dejarlos de usar. Eran los mejores calzoncillos del mundo y estaba orgulloso de enseñarlos. Pero, al fin y al cabo, no era ninguna novedad en aquel caluroso lugar. Nunca nada era una novedad. Todo pasaba y pasaba siempre igual, sin ningún tipo de emoción. Todos cumplíamos condena eternamente por nuestros actos en la tierra. 

Cuando escucho lo que dice Jafar dejo de rayar la mesa con mi garfio ¿Sería cierto que podríamos salir? La verdad que yo había escuchado una conversación a escondidas, algo de 100 acciones buenas y una nueva oportunidad. No estaba seguro de querer decírselo al resto pero, al final, se acabarían enterando. 

- Yo sé de lo que habláis.- Digo susurrante e indiferente quitándome los cachos de serrín de mi garfio e ignorando a Hades y Lucius. Quejas y quejas, ¿para qué? nada iba a cambiar.

Otro día... otro agotador día sin hacer nada. Sin nada que hacer. Sin sucesos ni expectativas... Este calor era peor que en la época de la sequía en la sabana y me quitaba las ganas de todo. Todas mis ambiciones parecían polvo. Ver como el tiempo pasaba inexorablemente y como los reyes caían uno y sus nombres desaparecían en el olvido había matado algo de mi. Tanto dolor por perseguir un sueño de grandeza que al final no servia de nada... No tenia ganas de nada... Estaba sin aspiraciones. Sin ningún objetivo. ¿Qué objetivo se podía conseguir aquí? Me pasaba los días dormitando o mirando el espejo que nos mostraba como el mudo seguía avanzando. Relacionarme con el resto me parecía superfluo. Sentía cierta simpatía por Jaffar, pero no me interesaba su mundo, no tenia nada que hablar con el. No me interesaba nada. 

De pronto, el susodicho mencionó de que quizás podíamos salir de ahí. Mis ojos se pusieron como platos y rompí mi silencio que había durado tantos años.

- Me interesaría saber como y en qué circunstancias podríamos conseguir volver a la vida.

Lava, calor, más calor, humo caliente y vapores, más calor... A pesar de estar siglos encerrada allí jamás me acostumbraría del todo, de hecho...¿Por qué estaba aquí? YO que soy Úrsula no debería estar aquí, preferiría estar encerrada en algún sitio inhóspito bajo el mar, pero este sitio... Resoplé con fuerza y me dejé caer en una de los incómodos sillones del lugar. Cerré los ojos y comencé a recordar aquellos tiempos en los que me divertía haciendo de las mías. 

En el tiempo en el que había estado en el infierno el mundo había cambiado, la maldad ya no es lo que era antes y para empeorarlo más resulta que los mejores estábamos aquí, aburridos y uno en calzoncillos. Llevé mi mano a la cara y chasqueé la lengua.

-Estúpido pirata, te he dicho millones de veces que no vengas por aquí en calzoncillos. Suficiente tengo con estar aquí como para ver tu cara y tus ridículos y cursis calzones.- comenté mientras tamborileaba los dedos sobre la mesa y apoyaba el codo en esta y mi cabeza en la mano.

Volví a resoplar, lo que daría por un buen baño de agua fría... Estando en mis pensamientos Maléfica(o) habló sobre cierto rumor de poder salir de esta. Alcé una ceja y comencé a sonreír de forma interesada mientras escuchaba la conversación.

¿Qué ocurre Úrsula? Tienes información que compartir con la clase, vamos hermosa puedes compartir con nosotros lo que sabes, después de todonos conocemos hace tanto que casi somos familia, no es así amigos. - digo con voz melosa y seductora intentando influenciar a mi interlocutora.

Los viejos hábitos nunca se pierden.

Por cierto James. ¿Qué es lo que haz oído? Un viejo lobo de mar como tú, siempre sabe donde buscar información así que, compártela con el viejo Jaffar por favor.

Negué tranquilamente con la revista a la propuesta de Jaffar sobre ver el mundo, era sabido que no tenía especial aprecio por los humanos, así que continuaría con aquella revista. Escuché a Hades quejarse de las luces, cuando se sentó tras la broma de azufre, que no entendí, salieron unas cuantas llamitas vedes algo delante mía -con esto ya tienes otro bonito color para hacer una pequeña fiesta- sin descruzar las piernas pasaba algunas páginas de la revista, la releía como si fuera algo divertido.

Suspiré levemente cuando comenzaron a hablar del afamado rumor para escapar, todos lo conocíamos, -dudo que con lo pequeño que es esto no podamos conocerlo todos, pero, no estoy seguro de que valga la pena el precio- me quejé un poco de las buenas acciones que había que hacer, aceptaría si se presentaba la oportunidad de salir pero aún no entendía muy bien el porqué la existencia de los humanos, no me gustaban del todo ni casi todos

Brr.... La calamar me estaba hablando ¡Que asco! Noto como mi vello se eriza del susto. Por favor, no, no quería que se acercara a mi. Sin moverme del sitio, y mostrando indiferencia, acabo de limpiar del todo mi garfio y mantengo la calma.

- Haré lo que me de la gana. Si estuviera húmedo y viscoso todo el rato, no lo necesitaría. Pero no es así. Además, mis calzoncillos molan. Nunca en la vida me los he quitado.- Digo con una maliciosa sonrisa pretendiendo dar asco y que se alejara de mi. Bfff... Menos mal que lo tenía más o menos controlado. 

- Mi querido Jafar, alguien tan inteligente y poderoso como tu debería haberlo escuchado antes...- Sí, era un pelota. Pero era un acto inteligente, al fin y al cabo él era un gran hechicero. Me daba respeto tenerlo como enemigo, no como por ejemplo, Scar, que era un don nadie con ansias de poder. - Pues he escuchado decir que si estamos dispuestos a hacer el bien y cumplimos -supongo que en un plazo determinado- 100 buenas acciones, nos darían una nueva oportunidad de vivir en la tierra. Sin embargo, puede que tan solo sean rumores pues no he recibido dicho mensaje ¿Vosotros sí?

Sería una lástima otorgar tal oportunidad a estos villanos mediocres y no a mi. Al fin y al cabo, era el menos malo de todos... Solo intenté matar a una india, a unos cuantos niños y a mi fiel enemigo Peter Pan. Nada en comparación con intentar gobernar malignamente un reino, usurpar los deseos de una princesa para hacerse con el poder y el reinado ¿En serio, que les pasaba con ser reyes a esta gente? O intentar ser el Dios más poderoso de todos los tiempos, o enviar a personas al fin del mundo por no vender su alma al Holandés Errante ¡Un brindis por Davy Jones! El pirata al que temían los piratas. ¿Y eso de hacer el mal a una niña recién nacida solo por no ser invitada a un bautizo? ¡Con lo aburridos que son! Por no hablar de encapricharse de una vulgar humana y morir en el intento de conquistarla. Prefería una bestia que a él, y no me extrañaba; era un creído. Pero no un creído buenorro como yo, si no un creído peludo y forzudo. 

Definitivamente, yo merecía más que nadie dicha oportunidad. Y Davy Jones... Si tuviera que elegir a un acompañante sería él. 

-Je...otro día más aquí abajo, y otro día que mi belleza sigue tan deslumbrante como siempre.- Gaston realizaba su típica rutina diaria, la misma que nunca bajo ningún concepto dejaba pasar. "Entrenamiento de sonrisas frente al espejo", "entrenamiento de expresiones sensuales frente al espejo", "entrenamiento de muecas frente al espejo"...en total una hora de emperifollaje frente a su "little mirror" de bolsillo. Era un tiempo que el hombreton disfrutaba sobremanera, ya que obviamente, su belleza no tenía parangón entre todos los viles y horrendos villanos que le acompañaban en ese lugar.

Aquel día, después de sus mil flexiones y su hora de ejercicios frente al espejo, se acercó a sus compañeros de condena.-!!Oooh! !!Mis queridos "amigos"!! -La ironía estuvo más que presente en sus palabras.- ¿En serio seguís quejándoos como porteras? !Menudos ingratos! Os quejáis vosotros, los que os merecéis estar aquí de verdad mientras que yo, Gaston, el hombre más hermoso y fuerte sobre la faz de la Tierra me veo preso por el simple hecho de haber luchado por amor. -Escupió al suelo.-Maldigo a aquel que haya decidido traerme aquí, me tiene una envidia...pero por otro lado...es normal.

Gaston, en un alarde de fuerza y "humildad", saco a relucir sus anchos, fuertes y peludos pectorales.

-Nadie más tiene estos músculos y esta pelambrera...!soy el deseo de cualquier mujer! -Entonces, Gaston se interesó en la conversación que parecían estar teniendo sus compañeros.- ¿!Hay modo de salir de aquí?! !Par diez! ¿!Qué demonios tenemos que hacer?! !¿A qué dama debo seducir?!

100 acciones buenas. Suena bastante desafiante James y Úrsula preciosa, deja en paz al bueno de James, algunos no llevan la eternidad tan bien como otros. - le respondo a James y a Úrsula ignorando por completo a Gastón.

Mi estimado James, los rumores son una excelente fuente de información y una poderosa arma cuando sabes manejarlos. En fin, creo que será mejor esperar el pronunciamiento oficial de nuestros anfitriones. - digo observando el espejo y oteando mi vieja y olvidada tumba.

No se porqué no me sorprendía ver a Gaston y a Garfio siendo tan, bueno, tan ellos como de costumbre, el estampado de la ropa interior de Garfio me atormentaría esta noche también -aun estoy a tiempo de quemarlos, pero no quiero tener que ver lo que haya debajo- y Gaston con su desnudo pecho, él si que necesitaba un depilación o al menos dejar de enseñar.

En cualquier caso parecía que toda la conversación se iba a centrar en el nuevo tema del momento, salir de aquí, así que me uní -pero me resulta extraño que nos pidan cien buenas acciones- cerré la vieja revista -muchos no somos humanos o al menos ni siquiera tenemos ese aspecto- señalé grácil y educadamente con la mano a todos menos Gaston, Garfio y Jafar. -Si son tantas acciones para los (carraspeo) humanos, entonces ¿no se asustarían?, no veo mucho el sentido de tal proeza heroica en los villanos del infierno- no estaba del todo seguro del rumor y más siendo nosotros lo peor de lo peor

Con esa actitud te quedarás aquí otros 100 años cuando menos. No se ustedes pero yo estoy dispuesto a intentarlo. ¿Quién sabe, quizá hasta le agarre el gusto a eso de jugar al héroe? Sinceramente estoy harto de que todos allá arriba se refieran a mi como un traidor. - digo con seriedad.

En cuánto a lo de no ser humanos, pues no creo que esperen a que hagamos nuestro trabajo social aquí abajo, lo más probable es que nos regresen arriba y para eso necesitamos cuerpos nuevos, después de todo, los antiguos no son más que polvo. - digo con calma mientras observo lo que queda de mi cadáver.

Davy Jones llega de hacer su tarea.

"Que maldito coña-zó. Esto de tener que hacer de Caron-té es un auténtico calvari-oh" desde luego. Te ves a la gente lloriqueando, diciendo que sólo han matado a diez o doce, que sólo han fundado el SGAE y cosas así. Y al final te dejan la barca hecha un puñetero moco.

¡Y eso cuando no se monta un cani!

"Por los pe-zones de Calipso ¿De donde han salido esa gen-te? ¿Esos canis?"

Como sea. A Davy Jones esto del infierno le está pasando factura. Y mucha. El es un lobo de mar, y surcar un rio está horadando por un maldito rio es un desperdicio de sus súper talentos. Todo esto está haciendo un numerito en su -escasa- cordura.

Como sea, el está sentado en un trono. Porque él así lo vale (En el trono pone L'Oreal. Porque yo lo valgo. Merchandising Oficial de 1998) Durante los primeros siglos aqui abajo se lo pasó pipa con otros piratas, pero Shinnyuushia Falena, la Diablo de la Fosa de los Ladrones y Suprema Pirata entre Piratas lo expulsó de la fosa al descubrir que es un pirata Disney.

"¿Sabeis? Hace poco hice cruzar a un tio extraño en mi barca. Su nombre era... STE-VE BLOWJOBS! O algo así. Me contó que pese a los canis, el mundo se ha vuelto... muy interesan-té"

Davy saca una libreta negra, en la que pone claramente "DEATH NOTE" y revisa los nombres anotados.

-100 acciones…tonterías, eso no son más que chorradas y cosas absurdas, solo hay que ver lo absurdo que es esto.-Exclamó alzando los brazos.-¿Si hay un inframundo porque hay un infierno?...esto es obra del Starbuckismo, todo se ha actualizado para que las nuevas generaciones se sientan más a gusto, chorradas…-Exclamó frunciendo el ceño y cruzándose de brazos.

"Cien buenas accio-nes? Eso puedo hacerlo ahora mis-mo"

Davy saca el Death Note y empieza a escribir nombres de banqueros, de políticos, y de alguna fauna de la prensa del corazón. Y por supuesto, al Justin Bieber.

"Hala, 100 buenas obras, están cumpli-das!"

Escuchaba en silencio, sin moverme de mi silla, como discutían todos. Jafar, Jafar, gran señor, y si pierde... ¡Mejor! me defendía del adefesio de Úrsula. Me daba igual lo que ellos opinaran, yo tenía esperanzas en esa nueva oportunidad. Y con tan solo pensar en ello de forma positiva ya me daba más derecho a que me la otorgaran a mi. 

Cuando entra Davy Jones me pongo erguido, ese ser me daba respeto por muy amigo mío que fuera (o que yo creía que era). Si no fuera por los tentáculos quizás lo podría tratar como un colega más, como cualquier Capitán que me había encontrado en mi camino. 

- No creo que se refieran a eso, Capitán.- Le digo intentando ayudarle. - La verdad es que es más bien lo contrario, matar a gente no está bien. Es decir, no lo ven bien... La verdad que más de uno merece morir. Quizás lo que pretenden es que salvemos vidas, ayudemos a ancianas a cargar con su compra, donemos dinero a alguna asociación...  Y me temo que tu libretita no podrá ayudarte en eso.

-Estas que ardes, mi buen amigo Hades.- Comentaba jocoso Gaston. Había estado un minutito suelto mirándose en el espejo.-Pienso que el llamitas tiene razón. ¿Cien buenas acciones? Bobadas, si eso fuera verdad me habría ido de aquí hace lustros. Solo con dejaros ver mis músculos y mi belleza sin cobraros ni una moneda valdría como cincuenta buenas acciones como mínimo....y mi sonrisa saldría por noventa.

Se quedo mirando a Jones algo extrañado.-Emm...¿Qué estas haciendo pulpito?

100 buenas acciones? Y cómo podía hacer 100 buenas acciones encerrado ahí en un lugar donde no se podía hacer nada? No tenía sentido. La pista se perdía en si misma. Volví a posarme en el suelo, apático viendo como todos se ponían a discutir en un callejón sin salida