Partida Rol por web

Un monstruo. Esto cada vez pinta mejor. Miré hacia el camino en la dirección de donde venía el hombre para ver qué tipo de monstruo podría haber aparecido en el pueblo y asustar al lugareño.

Um! - Una expresión de desdén salió de mi boca al escuchar la palabrería del individuo. - Un monstruo. Algo más de información no estaría mal. ¿Un dragón? ¿Una hidra? ¿Un esqueleto? ¿Una rata gigante?

La ironía destilaba por los poros de mi piel ante el miedo de aquel personaje. Y encima con todos estos por aquí. Mi suerte mejora por momentos.

- ¡Es una bestia horrible! ¡T-Tiene una... Una... Una carapaza de acero sobre su cuerpo, colmillos gigantescos y un rugido demoníaco! - El hombre dijo, tratando de calmarse para pensar con más detalles. - ¡Atacó mi carro, con todas mis mercancías! ¡Por favor, tiene que ayudarme! -

- ¿Un monstruo en el camino? - Margareth empalideció. - ¡Gracias a Khalmyr tenemos un grupo de aventureros para protegernos!

El aparente drogadicto, y el invocador de demonios therkor no se suben a la carruaje. Ni parece que halla notado mi presencia aqui, en este grupo de singulares personajes. Pero bueno, ya me encontrare con el en Vectoria si esque tenemos la ocasion de vernos.

Vuelvo a observar mis alrededores para notar la presencia de algun bandido que tenga tan impias intenciones antes este grupo, aunque no lo veo. Si que noto la presencia y la voz de un desconocido que pide ayuda, ya que ha sido atacado por una feroz criatura.

Ante tan infortunos hechos, me bajo hacia la carroza y voy directo hacia la presencia de aquel hombre. Guiado completamente por mis propia naturaleza angelical, que todos los seres como yo. Tenemos que seguir, un ideal de bien superior sin nada de orgullo ni intereses por detras. Ya que somos nacidos de los ideas mas alto y puro que un humano puede tener en su efimera existencia.

¡descuidad hombre! Aqui esta un angel que os ayudara en vuestro infortunio acortecimiento. ¡Decime pues! En que dirrecion vuiste vos atacado por ¡aquella bestia inmunda!. Que mis poderosas manos, estara disponible, para recuperar y cazar aquella criatura.

- ¡Por allí, señores! ¡Nimb a tirado buenos dados para mi, porque sin duda tuve suerte de encontraros a vosotros!
- El hombre apunta hacia el camino detrás de el. El camino seguía por algunos metros hasta que comenzaba una encuesta. El otro lado no era visible por en ángulo desde donde se encontraban Jabamiah y Threkor. - ¡Estaba casi llegando a Pradera Verde cuando esa bestia atacó mi carro!

Me levanté lentamente al escuchar las palabras del que se había cruzado en nuestro camino. Le mire un momento desde el carruaje mientras respondía las preguntas de los demás, parecía sincero pero me habían contratado para llevar este carruaje a Pradera Verde y tenía que asegurarme de que no era una artimaña hecha por un grupo de bandidos para atacarnos por sorpresa.

Bajé del carruaje y me acerque desenvainando mi espada, al llegar cerca levanté el filo hasta ponérselo cerca de la cara.

-¿Y como sabemos que nos dices la verdad? Perfectamente al otro lado de esa colina podría haber un grupo de bandidos esperándonos para pillarnos con la guardia baja cuando vayamos corriendo a matar al monstruo del que hablas.

Cejas levantadas y juntas, parpados superiores levantados, parpados inferiores contraídos, labios levemente estirados horizontalmente en dirección de las orejas, y sudor en gran cantidad... Era muy poco probable que estuviese mintiendo el hombre.

Además que su flujo de respiración demostraba que estuvo corriendo por un buen rato.

- ¡N-no! ¡Por favor! ¡Os digo la verdad! - El hombre se pone de rodillas, con los brazos levantados. Si antes sudaba a cantaros, ahora parecía una catarata caminante. - ¡No soy un bandido! ¡Os lo juro!

Las palabras del hombre son algo sospechosas, tenemos que ir a otro lado de la colina para poder encontrar a la bestia. Y este hombre parece estar intacto ante los peligros de aquel hombre. Si, es una buena oportunidad para que fueramos emboscados por un ataque hacia atras. Aun asi, debo verificar primero si este hombre realmente me esta mintiendo.

Asi que lo observo,todas sus pequeños tic y gesto faciles. Con la experiencia que he acnumulado en anteriores viajes, se reconocer que este hombre definitivamente no esta mintiendo en ningun momento. Su historia puede resultar confunsa, pero su cuerpo no ha dado señales de ninguna mentira.

-Este hombre dice la verdad, lo puedo notar en su rostro. no ha hecho ningunos de los tic nerviso que suele indicar falta de verdad.Ademas su ritmo respiratorio demuestra que ha estado corriendo un buen rato.

Mantengo la espada firme y cuando el ángel me dice que no miente dudo un poco. Pero rápidamente recupero la compostura.

-De acuerdo, te creo pero tu vas el primero yo te seguiré muy de cerca y no admito un no harás lo que te estoy diciendo -me giro hacía Jabamiah bajando la espada- Si te importa cubren la retaguardia, te avisaré cuando vea al monstruo y este seguro de que no es una trampa.

Cejas levantadas y juntas, parpados superiores levantados, parpados inferiores contraídos, labios levemente estirados horizontalmente en dirección de las orejas, y sudor en gran cantidad... Era muy poco probable que estuviese mintiendo el hombre.

Además que su flujo de respiración demostraba que estuvo corriendo por un buen rato.

Por la apariencia del animal, lo primero que Agnis dedujo era de que se trataba de un dragón metálico, pero aquello sonaba extraño, porque dragones metálicos no eran hostiles. Podría ser un Khalkotauroi, un toro de bronce, y el hombre pudo confundirse sus dientes con sus cuernos, pero eso no explicaba el rugido.

Mis palabras tranquilizan el pirata, al menos ha dejado sus intenciones violentas hacia el pirata. Aunque todabia tiene algo de malicia respecto a este humano. Pero bueno, es mejor esto a que el este con desconfianza con el hombre.

-Entendido, Soy Jabamiah os lo cubrire la rectaguardia. Espera tus aviso para poder entrar en accion.

El grupo de extraños parecía dispuesto a enfrentarse al monstruo que había descrito el tipo aquel. Rerpasé mentalmente lo que había dicho. Caparazón, colmillos, rugido. No tenía ni la más remota idea de lo que podría ser, pero quería verlo.

Me quedé en la retaguardia dejando que fueran los demás los que tomaran la iniciativa. Quizás si se enfrentaban ellos primero, podría ver qué tipo de monstruo era.

Estaría bien esperar. Si alguno de ellos moría en el intento, podría poner en práctica alguno de mis conjuros y levantarlo como sirviente. Estaría bien.

Aturdida había cambiado la vista al sentir una presión en mi hombro. Elias. Una muy leve sonrisa se dibujó en mis labios, asintiendo calladamente hacia el oscuro caballero, para finalmente cuando volví la vista adelante el otro sujeto que se había presentado ya volvía a su asiento.

Torciendo los labios me vi tentada en increpar directamente que había sucedido, así demostrando mi confusión al mirar alrededor inexpresivamente, pero otros eventos acapararon la atención, mía y de todos, volcándose en un finalmente un vorágine de acontecimientos  realmente más interesantes que aquellos pocos minutos en blanco que no podía contabilizar apropiadamente. Después con más calma le preguntaría a Elias o a Kain que había sucedido.

Mis ojos ambarinos reflejaron el brillo soleado cuando enfocándolos en el camino seguí el flujo de la conversación acerca de la identidad de aquellas dos figuras que en medio del camino reposaban en una piedra.

Apenas me pronuncie cuando un tercer individuo cruzo frente a la carreta interponiéndose gritando socorros y asistencias inmediatas. Enarcando una ceja y ladeando la cabeza mi atención viajo entre Kain, quien parecia tomar las riendas de la situación, el que se autodenominaba angel Jabamiah y el infortunado mercader.

Nuevamente el ámbar de mis irises refulgió, titilante  por unos instantes entre un rojizo matizado, inconscientemente estudiando las facciones del acusado cuando Jamabiah hablo de los “tics nerviosos”

-Neurolinguistica...No, no parece mentir. Corrobore en un murmullo así mismo yo también sin darme cuenta, al leer sus gestos y reacciones. Aunque claro sin ser una ciencia exacta era difícil precisar, así y todo…

-Lo que describe suena como un dragón metálico pero es raro esos no son belicosos. Podría ser un Khalkotauroi, un toro de bronce. Comente incorporándome, abrazando la esquina de la carreta pensativa. –Que haya confundido los cuernos con colmillos pero... eso no explica el rugido, y a la distancia que estamos lo hubiésemos oido. Mordiendo mi labio inferior di un saltito desde la carreta pisando el suelo, algo tambaleante después de equilibrarme, reduce la distancia hasta el hombre. Mi corta estatura nuevamente me obligaba a mirar arriba. En lo que algunos emprendían la marcha hacia el lugar la curiosidad me gano, adelantándome hasta ir paralela junto al neurótico mercader.

-Respire hondo, con calma y dígame todo. ¿Cómo fue que apareció la bestia esa que describe? ¿Y qué mercancía tenía en su carro que atrajo una bestia de esa envergadura dejándole a usted tiempo para escapar?

El grupo comenzó a caminar por la encuesta¹. Kain iba adelante del grupo, su espada preparada para la acción, como un lider. Agnis² justo detrás de el, al lado de Jabamiah, seguida por el mercader, con el cual Agnis hablaba e intentaba calmar. Threkor era el ultimo³, siguiendo al grupo en silencio, y analizando la situación por detrás.

El carro se hizo visible al cabo de algunos minutos, así como Pradera Verde, un poco mas a lo lejos. El carro, lleno de bolsas, cajas y objetos metálicos, estaba tumbado, y los caballos (que posiblemente servían para tirar del carro) se encontraban galopando por los campos, de forma muy agitada y asustada.

- Traigo en mi carro algunas armas de metal para aventureros, y utensilios diversos, para leñadores, constructores, herreros... - El hombre dijo, recuperando un poco el aliento y calmándose. - Estaba dirigiéndome a Pradera Verde, por el festival ¿Sabe? Esas ocasiones suelen traer aventureros y viajantes, a lo mejor podría vender mis cosas. Pero entonces, cuando me faltaba poco por entrar en la aldea, escuché ese rugido ¡Justo estaba pensando en si me aparecería algún monstruo por el camino! Me asusté tanto que me caí del carro, y me eché a correr. Lancé algunas ojeadas para tras, y pude ver mas o menos la forma del monstruo ¡Es justo como os lo describí! ¡Tiene colmillos gigantescos y una coraza de metal que lo cubre entero! -

A medida que el grupo se acercaba del carro, la bestia se volvía cada vez mas visible, entre las cajas y los objetos metálicos esparcidos al lado del carro tumbado. Encajaba con la descripción dada por el mercader - coraza metálica, colmillos gigantes, y hasta dejaba escapar uno que otro... Bueno, no se podía declarar como un rugido demoníaco, pero se asemejaba un poco.

La bestia en realidad no parecía tan amenazadora como el mercader pintaba. Debía tener al rededor de 1 metro y medio, su coraza de metal estaba bastante oxidada en algunos puntos, y sus colmillos no parecían tan gigantescos. El grupo no tardó en notar que la bestia ni siquiera era un monstruo - tan solo un jabalí gigante, con una armadura de metal. Seguramente, por el susto que se llevó el mercader, los aspectos mas amenazadores del jabalí le parecieron mucho peores de lo que eran en realidad.

- ¡Es el monstruo...! Un momento... - Ahora bajo la protección de los aventureros y mas calmado, el mercader se dio cuenta de su confusión. - ¡No!¡Va a estropearme las mercancías! - El mercader se puso a correr en dirección del jabalí, agitando los brazos para asustar al animal.