Vincent al ver correr a los dos sacerdotes y observar como nada les ocurre los sigue sin tardanza , pero sin correr . Una vez allí recorre la sala con las vista buscando restos de esa famosa tecnología que esta gente se dedicaba a robar .
Lo que Vicent constata de primera instancia es que todo el cableado que llega hasta los focos parece proceder del túnel por el que Seth se ha internado, perdiéndose en la semioscuridad de su interior...
Los pies de Elbrian no le llevaron hacia el mismo lugar que a Meixar. No le interesaba demasiado lo que ocurriera con aquel hombre moribundo, mas sí llamó su atención las palabras que surgieron de entre sus labios.
¿Un demonio? Esa expresión no le decía absolutamente nada. Tendría que averiguar qué significaba eso para un hombre casi desangrado.
Podía ir desde una bestia voraz e incontrolada hasta un hombre sanguinario...si tenía que elegir optaba más por la primera opción, pues un hombre solo difícilmente habría podido cometer tamaña masacre.
Con su arma firmemente empuñada trazó un círculo alrededor del montículo de cadáveres, con la mirada dirigida hacia el exterior de su trazado.
- Rapido este hombre necesita ayuda medica hay que sacrlo de aquí. Su testimonio puede ser muy importante. Creo que el ha visto lo mismo que me hizo la cicatriz de mi cara
Seth levantó el arma, se arrimó a la pared más oscura y avanzó lentamente. Modificó el lector de señales de movimiento para que no emitiera un pitido audible y dejó a sus compañeros detrás. A medida que se alejaba de ellos, temía y a la vez ansiaba lo que iba a encontrarse. Aquel lugar, aquella batería viva que se alimentaba de humanos le repelía y le atraía al mismo tiempo, obligándole a decidir a cada momento.
No miró hacia atrás. No le preocupaba lo que ya había pisado. El futuro era un túnel frío con un destino conocido. Ya tomaría la decisión cuando llegara allí. Mientras tanto, permanecía atento a lo que pudiera encontrarse.
No es muy inteligente, pero queda bien con la naturaleza solitaria del ukar. Espero no meterme en un pozo demasiado profundo.
Seth desapareció por el túnel mientras los demás revisaban la gran sala. Aparte de que hubiera un montón de cadáveres apilados en su centro no parecía haber ningún otro peligro acechándolos...
Desmarcad a Seth, que ya no está con vosotros.
Seth avanzó por el pasillo con el detector de movimientos al mínimo. No aparecía ninguna señal visible, pero cuando llegó al borde del túnel y atisbó en la cámara descubrió que sí había vida en ella, tal y como se esperaba. El caso es que los seres vivos que estaban allí no se movían, por eso el detector no era capaz de ubicarlos. Aquel aparato necesitaba un mínimo de movimiento para funcionar de forma correcta, lo cual hizo pensar al ukar que si se encontraban con gente que supiera hacer una emboscada de verdad... en fin. Sólo esperaba que los humanos continuaran siendo tan impulsivos como hasta el momento.
Volviendo a la sala se encontró con una disposición a medias conocida. Había una piedra central de color negro, tallada con varios símbolos. Parecía una versión más pequeña de la que los había traído hasta aquel lugar, aunque su posición parecía fija. De ella salían varios cables que recorrían las paredes. Y colgados del techo estaban los tres seres vivos que no figuraban en el detector del movimiento. Seth decidió que debían ser humanos, aunque su cuerpo arrugado dejaba muy poco que intuir... Estaban terriblemente marchitados, como si los hubieran exprimido hasta el último poro, sin pelo y sin dientes... Parecían tres machos, aunque era difícil determinar porque llevaban unas túnicas grises cubriendo su cuerpo. Pendían del techo colgados por unos cables extraños: tenían una parte de mecánicos pero también estaban recubiertos de una substancia pegajosa que recordaba a la carne. Incluso palpitaba de vez en cuando. La escena provocaba repulsa incluso en el curtido estómago de Seth. Las paredes de la sala estaban recubiertas por paneles mecánicos mezclados con esa misma carne palpitante. ¿Qué demonios era todo aquello? Estaba claro que nuevamente los cuerpos exánimes servían de fuente de energía pero ¿para qué? ¿Y qué significaba aquella substancia? ¿Era un ser vivo? ¿Algo así como un simbionte? Desde la entrada de la caverna - que no tendría unos doce metros de lado sin ninguna salida aparente - Seth se contentaba con el hecho de que al menos aquello, fuera lo que fuera, no lo había atacado...
Vincent mas preocupado por hallar el origen de la energía que utilizaban estos refugiados se acerco hasta la entrada del túnel por el que había desaparecido el alienígena . Seguia observando la instalación , viendo si los cables estaban en buen estado , bien grapados ...etc.
Con intencion de saber que tenia que decir ese hereje, el Hermano de Batalla camino por la pila de cadáveres, pensaba hablarle de la caridad que habia mostrado el sacerdote Eskatónico, demostrar a ese moribundo que ellos eran mejor que el por ayudarlo a pesar de ser enemigo del Pancreator.
Pero la subita desaparicion de aquel alienigena le incomodo. Estaba claro que Calmidorian NO gustaba de su compañia pero tampoco se fiaba de el, asi pues bajo de donde estaba Meixar sin mentar palabra, simplemente señalo el tunel donde desaparecio el asqueroso Ukar, y entro detras de el, con el arma preparada para cualquier posible sorpresa y la mirada clavada en las paredes de donde es mas facil ser atacado.
Vicent y Meixar desaparecieron por el túnel tras Seth, cada uno con sus propias cosas en mente. Mientras el técnico examinaba la instalación - no demasiado elaborada - el Hermano de Batalla prestaba una atención más encaminada a descubrir la posición del Ukar y posibles peligros...
A partir de ahora los que estáis en la caverna principal desmarcad a Seth, Calmidorian y Vicent cuando contestéis.
Al final del pasillo se encontraron con una escena que resultaba conocida para el Hermano de Batalla, pero asombró de tal manera a Vicent que no pudo artícular palabra, sólo observar con un aterrado silencio aquella escena.
Había una piedra central de color negro, tallada con varios símbolos. Parecía una versión más pequeña de la que los había traído hasta aquel lugar, aunque su posición parecía fija. De ella salían varios cables que recorrían las paredes. Y colgados del techo estaban los tres seres vivos que parecían ser humanos, aunque su cuerpo arrugado dejaba muy poco que intuir... Estaban terriblemente marchitados, como si los hubieran exprimido hasta el último poro, sin pelo y sin dientes... Parecían tres machos, aunque era difícil determinar porque llevaban unas túnicas grises cubriendo su cuerpo. Pendían del techo colgados por unos cables extraños: tenían una parte de mecánicos pero también estaban recubiertos de una substancia pegajosa que recordaba a la carne. Incluso palpitaba de vez en cuando. La escena provocaba repulsa incluso en el curtido estómago de Calmidorian. Las paredes de la sala estaban recubiertas por paneles mecánicos mezclados con esa misma carne palpitante. ¿Qué demonios era todo aquello? Estaba claro que los cuerpos exánimes servían de fuente de energía pero ¿para qué? ¿Y qué significaba aquella substancia? ¿Era un ser vivo? ¿Algo así como un simbionte? Desde la entrada de la caverna - que no tendría unos doce metros de lado sin ninguna salida aparente.
Estáis con Seth. Cuando contestéis los mensajes marcad como destinatarios a Calmidorian, Vicent y Seth.
Mientras el ukar observaba la escena por el umbral del pasillo aparecieron Calmidorian y Vicent. El Hermano de Batalla conservaba su rostro petreo, a fin de cuentas no era la primera vez que veía aquello, pero el mecánico parecía incapaz de cerrar la boca mientras observaba aquella horrenda escena.
Estás con Vicent y Calmidorian. Cuando contestes los mensajes marcad como destinatarios a Calmidorian, Vicent y Seth.
Mierda. Y ahora van estos y se largan. - pensó el pilotro mientras las espaldas de sus compañeros desaparecían, una tras otra, en el interior del túnel ensangrentado.
El rastro sangriento le hacía pensar que al final de aquel pasadizo debía encontrarse alguna sala de mando o los habitáculos que utilizaran para dormir o lo que fuera.
Pero a él le llamaba más la atención el otro pasillo, donde no había señal aparente de lucha. ¿Que ocultaría en su interior?
Giró su rostro para fijarlo en Meixar y en el hombre herido que dominaba la macabra colina de cadáveres.
El sacerdote estaría seguro allí, puesto que el hijo del duque y sus hombres estaban allí para protegerle...y eso le daría algo más de libertad.
No avisó de su intención. Debía hacer acopio de toda su voluntad y entereza para arriesgarse en solitario por terreno desconocido, pero cabía la posibilidad de recibir una recompensa a su intrepidez.
Con su blaster firmemente empuñada se adentró en el pasillo deshechado por el resto de sus compañeros.
Vincent intento pronunciar un exabrupto pero no fue capaz de articular palabra , en su vida había visto nada semejante , ni siquiera en lso libros que había leido había nada parecido . Despues de unos instantes paralizado su mente pudo dominar a su miedo irracional , y poco a poco fue tomando conciencia de su ser .
Avanzó con cuidado acercandose a la piedra negra que parecia ser el centro de esa extraña sala . Sacando de nuevo su libreta y su lápiz comenzó a esbozar un esquema de los que estaba viendo para hacerse una idea de como funcionaba a groso modo el macabro artefacto .
Pues eso intento esbozar un esquema de como va el mecanismo , es decir , si los cuerpos se unen a la piedra y esta a los paneles de la pared o si todo surge de la piedra ... etc .
-No toque nada.-Advirtio a Vicent al ver que se acercaba peligrosamente a lo que parecia ser lo mas valioso en aquella habitacion, pues las llamas de esos tres hombres debian de haberse apagado hace mucho tiempo, o al menos eso esperaba el.
-Maldita sea, otra vez humanos sintiendo el castigo de los locos.-Musito apartando finalmente y con repulsion la mirada de aquellos tres cuerpos. Clavo entonces su ojos en el repelente alienigena, observando que estaba haciendo solo en esta habitacion donde la unica salida la estaba protegiendo el propio Hermano de batalla.
Dejando a los demás en la sala central Elbrian se encaminó, blaster en mano, a través del túnel que habían dejado todos sin explorar.
Había luces cada pocos metros, como había sucedido arriba. Al final desembocó en una cámara más amplia que, para sorpresa del carroñero, resultó ser el dormitorio comunal. Habría jurado que el otro túnel era el que conducía hacia las dependencias comunes.
La cámara, de unos doce metros de radio, estaba cubierta por una docena de sacos de dormir térmicos. Había algunos utensilios típicos de un campamento: cocinas de gas, ollas, armarios portátiles... Nada excesivamente sofisticado. En un lateral, sobre una mesa metálica, había una docena de rifles y armas de fuego convencionales. A los pies de la misma un bidón cerrado marcado con un signo de peligro: ¿explosivos quizás?
No había nadie en aquella sala, ni tampoco rastros de lucha. Por un momento estuvo a punto de darse la vuelta cuando su perspicaz vista se fijó en una pequeña libreta tirada en el suelo. Era una libreta negra, que se encontraba semioculta debajo de uno de los sacos de dormir que estaban en el centro de la sala.
Desmarca a los demás, ya que estás solo.
Viendo que Elbrian se marchaba por el otro túnel el albino se acercó a Meixar para hablarle casi en un susurro:
- ¿Cree que debemos salvarle padre? Esta gente caza a los míos... sacrifican sus vidas en rituales inefables... Creo que deberíamos matarlo...
Desmarca a los demás cuando contestes porque estás sólo.
El Padre miró a Drim con una mirada compasiva libre de toda maldad y replicó a su comenterio.
- Creo que no debemos acabar con su vida...a pesar de sus actos y creencias posee una llama en su interior y con el debido castigo se le podrá reformar de su heregía, además de que su testimonio nos puede ser de una gran ayuda. ¿Teneis algo aqui para poder mejorar sus heridas?
Seth se fijó en sus compañeros el tiempo justo que le llevó reconocerlos. Devolvió su atención al mecanismo que reposaba allí, tranquilamente, en la caverna fuera del tiempo y el espacio. De nuevo se sintió como si fuera parte de una broma sin gracia. Otro enigma, parecido al primero, pero lo suficientemente distinto como para hacerle dudar de la solución de aquel que ya creían haber resuelto.
Un monstruo de largos tentáculos, sin duda, que superan las distancias con un viaje a través de la Galaxia. La duda se instaló en la cabeza del ukar, y no era una sensación que le gustase. Los hombres, si es que lo eran, parecían vivos...o no...no podía estar seguro. Desde luego, lo que era evidente es que ahora o dentro de poco, habían llegado al final de sus vidas. No reconocía las túnicas, pero él tampoco era de este planeta. Quizá el albino supiera algo más.
Aún así, no salió a llamarlo, sino que se mantuvo en el mismo lugar, bien seguro de mantener la distancia con esa especie de carne que se pegaba al metal. Tuvo tentaciones de probar qué ocurriría si disparase a algún cable, pero tomó otra decisión y de momento, dejó pasar el tiempo, quieto, como una estatua.
Drim miró a Meixar, como meditando si la decisión del sacerdote era acertada. Finalmente concluyó:
- Debe morir ajusticiado. Es ley en nuestra tierra que los Sin Nombre sean ejecutados en cuanto son capturados, para que su mancha no se extienda más en nuestra sociedad.
Luego se volvió hacia uno de sus hombres:
- Soldado: acabad con ese hereje.- dijo señalando al hombre que el sorprendido Meixar todavía sostenía en sus brazos.