Partida Rol por web

La luz deslumbró completamente a Meixar. Lo último que vio fueron los rostros asombrados de sus acompañantes... Y luego oscuridad. Por un momento pensó que se había quedado ciego por el fogonazo. Torpemente dio unos pasos. Estaba encima de la piedra... Tocó la pared cercana e inmediatamente apartó la mano. En lugar de roca era una substancia carnosa, que latía debilmente. Al fondo de donde quiera que estuviese podía ver una pequeña apertura de la que venía una debil franja de luz rojiza... Se sentía confuso y mareado, como lo había estado cuando cruzaron desde Limbo...

EL sacerdote espero unos segundos a recomponerse de su mareo y tras eso se dirigió cauteloso hacia la luz rojiza.

Pero que demonios es esto???.....

A cada paso que daba miraba al suelo para ver si encontraba algún signo de transito en la osccuridad de aquel lugar

La oscuridad era tan completa que no podía sino avanzar palpando el suelo con el pie como un ciego. Al llegar a la grieta la luz rojiza le concedió al menos una penumbra por la que guiarse. ¡En el nombre del Pancreator! ¿Dónde estaba? La grieta daba a una especie de cornisa de roca de la cual partía una escalera que descendía de forma similar al lugar en el que se encontraba hacía unos escasos minutos. Pero la piedra no era piedra. Era como una especie de carne rojiza, que precisamente emitía ese mismo color que iluminaba levemente el ambiente, superpuesta por toda la pared. Hasta la escalera mostraba ese asqueroso aspecto.

Al final de la escalera había una enorme piscina con un líquido rojo oscuro borboteante. Meixar no podía dar crédito. ¿Era sangre? Pero aquella piscina tenía un radio de unos dos metros... Aquello era repugnante. Al borde de aquel líquido había una figura grotesca agachada. Tenía una enorme joroba y su cabeza deforme mostraba un rostro inhumano, repleto de dientes. En lugar de manos tenía cosidas unas extrañas garras metálicas, y varios tubos salían de su cuello hacia la joroba. Meixar tragó saliva. Había visto una ilustración de aquella aberración en libros antiguos ¡era un Morador de la Oscuridad! ¡Una de las criaturas que según los viejos tratados sirven a los antinomistas* más poderosos! 

Alrededor de la piscina seis túneles horadados en aquella piedra carnal se perdían en la oscuridad...

Meixar se horrorizó ante tal espectáculo infernal y su alma se estremeció pidiendo ayuda al Pancreator.
Vio que era el momento de pasar deapercibido pero para eso tenía que contar con la ayuda de su Dios para poder ver que se iba encontrando. Dio un par de pasos atrás y conjuro el ritual de rasgar el velo de la sin razón. Tras el ritual se encamino sigiloso mientras veía el aura del ser, a el primer tunel

El aura del ser era totalmente maligna, carente de fe... ¡Casi dolorosa a la mirada! En su vida había visto Meixar algo tan terrible...

Al moverse en el umbral vio que la figura se giraba bruscamente, como si hubiera escuchado algo. Mexiar regresó a las sombras un momento antes de decidirse...

Meixar meditó unos instantes la situación.

Quizás sea mejor esperar a que el resto cruce el portal...eso siempre pensando que no les lleve a otro lugar. Asi pues esperaré unos minutos junto a la piedra a ver si aparecen...de caso contrario tendré que distraer a ese ser como sea.
Tras eso volvió sobre sus paso y esperó unos minutos

Meixar esperó... En la oscuridad era difícil determinar cuanto tiempo estuvo esperando, pero quizás pasó casi media hora sin que hubiera ninguna señal de movimiento. ¿Lo habían dejado abandonado?

En última instancia Meixar se subio de nuevo a la piedra por la que habia llegado.

De ver que no funcione esto me dirigiré hacia esos túneles, intentaré no llamar la atención de ese ser, pero si lo hago no tendré más remedio que usar el ritual de la transmutacion osea con él.

Meixar se subió de nuevo a la piedra en la oscuridad. Estaba fría, carente de energía. Lanzando un suspiro de desaliento se dio cuenta de que no funcionaría... Por un momento pensó en que le faltaba energía y en ese pensamiento acudió a su cabeza los dos cuerpos que colgaban en la caverna original. ¿Había utilizado el sacerdote su energía, la Llama Sagrada, para el salto dimensional? El sólo pensar eso le puso la piel de gallina. Pero en la primera de las piedras, la del planeta Limbo, no había fuentes de energía... Malditos fueran... ¿Cómo funcionaba aquello?

No se iba a rendir. Si las piedra no lo devolvía a su punto de origen buscaría otra salida. Tenía que haberla. No podía sumirse en el desaliento: ¡tenía que mantener la fe!

Al salir de la caverna vio que la criatura ya no estaba junto a aquel pozo siniestro. Quizás durante el tiempo que empleó en esperar a sus compañeros se había ido por uno de los túneles. Aprovechando la ausencia del cancerbero descendió rápidamente por las escaleras de piedra hasta la base, junto a la piscina sangrienta. Los seis túneles idénticos se abrían a su alrededor como seis fauces espectantes. Sin saber cual sería la mejor elección Meixar se encaminó por el primero de ellos. Comprobó que la superficie de piedra era similar a lo visto hasta entonces: mitad piedra mitad cartílago o substancia orgánica. En algunas cosas le recordaba a los simbiontes pero aquello era todavía más obsceno.

El túnel serpenteaba descendiendo en las entrañas de la tierra. Por fortuna una mínima luminosidad rojiza le permitía atisbar su camino. Finalmente desembocó en lo que parecía una enorme planicie.

Al parecer el exterior de donde quiera que se encontrase no iba a ser más amigable que lo visto hasta el momento. Parecía un desierto de piedra bajo un sol desconocido y casi totalmente apagado. La planicie, con pequeñas estructuras de rocas esparcidas por doquier, llegaba hasta donde alcanzaba la vista. El túnel salía desde una enorme montaña a sus espaldas. Meixar levantó al vista sorprendido: la enorme montaña se alzaba en vertical tras él como si de un muro imposible se tratase. Se perdía en unas nubes rojizas de polvo y basura que flotaban quizás a unos cien metros por encima de su cabeza. Aquel parecía el decorado de una demencial representación en Linterna Mágica de los Infiernos.

Por un momento sopesó la idea de regresar por el túnel cuando de pronto, en el horizonte y a lo lejos, vió una columna de humo. Algún tipo de caravana se movía a unos kilómetros quizás de donde estaba. Pero ¿qué clase de viajeros se podría encontrar en aquel lugar?

¿Debía volver sobre sus pasos o quizás ir a investigar aquella misteriosa caravana?

Meixar volvió sobre sus pasos para intentarlo por otro túnel. Simpre tendría la opción de volverpor ese pasillo hacia la caravana.

El sacerdote retrocedió sobre sus pasos preguntándose en que tipo de mundo se encontraba. Fuera el que fuera no era agradable... Al llegar nuevamente a la sala central se encontró en esta ocasión con una nueva escena: dos jorobados repugnantes arrastraban ahora a un hombre hacia el pozo de sangre central. El individuo al que llevaban era un joven fuerte y alto, que evidentemente había sido torturado. La melena sucia tapaba su rostro mientras lo arrastraban sin ningún tipo de miramiento, cogiéndolo cada jorobado por un brazo y llevándolo como un fardo.

Meixar se fijó en el túnel por el cual habían salido, era el que estaba justo a su lado. Desde el umbral del túnel que conducía al exterior Meixar intentaba tomar una nueva decisión. ¿Ayudar al individuo, en el dudoso caso de que estuviera vivo todavía? ¿Meterse por el túnel por el que habían salido los jorobados? ¿Probar otro túnel?

Sin duda Meixar decidió ir por otro túnel pues no quería correr riesgos inecesarios. No sin antes elevar una plegaria por la llama sagrada de aquel pobre hombre. El Pancreator no debería permitir que existiesen sitios así y por eso estaba Meixar allí

Meixar se coló por otro túnel evitando a los jorobados y rezando por el alma de aquel desdichado. El túnel descendía entre aquella luz rojiza enfermiza que emanaban las paredes. El calor se hacía más intenso a medida que avanzaba. Finalmente desembocó en otra caverna más amplia. En el centro de la misma había una especie de masa informe, parecida a un enorme corazón del tamaño de un caballo, al que llegaban varias 'arterias' que salían del suelo, bombeando ¿sangre? Aquello parecía una pintura del infierno más que un lugar real y el sacerdote sintió entonces que estaba a punto de desvanecerse. De la sala partían otros tres túneles aparte del que había seguido Meixar para llegar hasta allí.

Meixar cogió el primer túnel a la derecha para no perderse ignorando la estampa que tenía ante sus ojos

Meixar tomó el primer túnel a la izquierda. En el mismo momento que se adentraba por él vislumbró a dos figuras jorobadas al final del mismo. Ambas criaturas saltaron casi a la vez que el sacerdote por la sorpresa. Luego una de ellas se giró para salir corriendo mientras la otra corría hacia el intruso blandiendo entre sus manos una enorme hacha con filo aserrado, aullando como lo que parecía ser: una criatura endemoniada...

Meixar se concentra en su ritual con la maza en la mano, mientras espera que venga el ser horrendo, antes de que descargue su ataque contra él, Meixar se dispuso a esquivar y luego le emitió el ritual de Transmutación ósea

Meixar sopesó el uso de su poder sobre el jorobado. Estaba claro, a todas luces, que aquella criatura carecía de Llama Sagrada y que no sería castigado por el uso del mismo sobre él. Sin embargo no sabía como aplicarlo: Meixar había aprendido a convocar dicha energía sobre la masa cambiante de los simbiontes... Sobre otros organismos con molecularidad más fija no funcionaría.

Así que descartando su idea de usar el ritual dio media vuelta y salió corriendo por el pasillo. Para su desgracia al girar y tomar la vía de huída principal se encontró con los otros dos jorobados que habían abandonado a su prisionero. Al escuchar los gritos de alarma de su compañero se aprestaron a intentar detener al fugitivo.

El sacerdote se vio atrapado en uno de los túneles: el que unía el Corazón con la Piscina. Tendría que luchar para abrirse paso...

El jorobado que venía por sus espaldas no tuvo más que aprovechar la oportunidad. Meixar sintió como el filo lo alcanzaba en el hombro, haciéndolo sangrar abundantemente. Los otros dos acortaron la distancia hasta llegar junto al sacerdote. Ahora estaba rodeado por esas tres viles criaturas.

Meixar al verse rodeado y sin escapatoria decide caerse al suelo y hacerse el muerto.

Meixar cae al suelo con la esperanza de que las criaturas lo den por muerto... Por desgracia para él los monstruos parecen ensañados en rematar al intruso... Al darse cuenta de la situación rueda por el suelo, intentando quizás esquivar los golpes pero aunque dos de las criaturas golpean contra el suelo de piedra la tercera alcanza con su hacha el cuello del sacerdote. La sangre mana abundantemente por la herida y en ese momento Meixar comprende que su Llama Sagrada se extingue. Lo último que sus ojos cristalizados alcanzan a ver es nuevamente el filo del hacha que alcanza su rostro...

Durante unos breves segundos todo es oscuridad... Luego la Paz de aquel que se va al encuentro del Pancreator...

El pobre Meixar en sus últimos pensamientos se le viene la imagen de su gran mentor Theodor, y la falta que le hubiese hecho tener su espiritu cerca en estos momentos. Tras eso se desvaneció.