Partida Rol por web

Una vez se han ido todos, Alarich se pone manos a la obra.

- Bien, Ulfryd, lo mejor será que cojamos la Perdición y veamos si podemos salvar aún la nave de esa gente. Tengo ganas de navegar un poco.

Ulfryd simplemente asintió ante los requerimientos de su medio-hermano y señor. Nunca había sido muy hablador, aunque sin duda expresaba lo suficiente cuando se molestaba en ello. Casi mejor que no hablara, en ocasiones, así que sus silencios rara vez resultaban inadecuados.

Sin dilación el proclamado Wyrmslayer procedió a preparar la nave, comprobando que todos los tripulantes estuvieran dispuestos y tomando nota mental de las faltas (ya por excesos de bebida, ya por falta de salud) para luego actuar en consecuencia (era un hombre duro y todos lo sabían, así que apenas habían de las unas ni de las otras). Saludó a su yerno, Rupert, tieso como un palo al subir el gigante en la embarcación, y dejó que fuera él el que diera las órdenes para comenzar a desamarrar y dirigirse hacia la zona del naufragio.

Mientras tanto, con la mirada, Ulfryd también se cercioró de que todos iban correctamente equipados. El hecho de que no se esperara ningún incidente, ya pasada la tormenta, no significaba que no fuera a haberlos. El naufragio, por lo que les habían explicado, se había producido huyendo de unos piratas. Bien posible era que todavía estuvieran merodeando por la zona. Si era así, podían presentar batalla, era una posibilidad que no había que obviar.

-Mi señor, habría que ir con los ojos bien abiertos. Recuerde, piratas.

- Razón de más para vigilar nuestras costas. Pero nos seguirá también otra nave por si acaso. También debemos dar un aviso a los pueblos cercanos.

Se izan las velas y pronto zarpa la Perdición.

- Piratas... Será alguno de los Harlaw. Darren Harlaw asaltó un pueblo en Acantilado Blanco durante el invierno.Y el viejo hijo de puta de Beron Volmark secuestro tres muchachas de las Pesquerías hace unas lunas. Ya les debe haber hecho un bombo a cada una. Ése prefiere la sal al oro.

Comentáis varios nombres de piratas famosos: Maron Matalobos, Hark Hacharápida, Espolón Farwynd. Pero sólo podéis especular.

- Esa chica Redwyne no estaba mal, eh? creo que a Tormen le ha gustado. Pero nos va a costar encontrarle una esposa decente. La mayoría de los señores de Occidente nos ignoran o nos consideran advenedizos. Yo sólo pude casarme con una Greenfield porque su padre tenía demasiadas hijas.

Pese a sus palabras, su voz se ensombrece al hablar de su esposa fallecida.

-Como no lo haga a la antigua usanza... -dijo Ulfryd, refiriéndose a la improbabilidad de que Tormen se casara con ella por el método convencional continental de los Siete por testigo y consentimiento paterno. Tormen, por mucho que lo quisiera su padre, era apenas un don nadie, y la otra una Redwyne, nada menos. El secuestro siempre era una opción, pero la aceptación de los padres no- Rosamund estaba flacucha y era una estirada, te lo advertí, pero no me hiciste caso. Vuestros hijos tienen sus ojos, unos ojos sinceros y llenos de vida -concedió el gigante, sin molestarse en mirar a su señor mientras dejaba que su lengua sembrara de verdades la conversación.

Lo cierto era que, comparando la una con la otra, las esposas de los señores presentes eran como la noche y el día: donde una era delgada, la otra era voluptuosa; donde la una era una perfecta damisela, la otra era una mujer del pueblo; donde la una era una mujer de armas tomar, la otra era sumisa y obediente.

-La Meretriz es un poco más lenta que la Perdición, habrá que ir con cuidado en las maniobras, pero nos dará buena cobertura en caso de necesitarla -añadió ya volviendo al tema náutico.

Como solía ser el caso, Ulfryd estaba en lo cierto. La Meretriz, originalmente la Doncella, había sido alegremente apodada por sus tripulantes La Doncella Descarriada y sólo el agudo ingenio propio de la Casa había reconvertido su nombre a algo un poco mejor, pero no mucho. Los nobles sabían lo que significaba el nombre, así como sus tripulantes (que lo habían aprendido), pero no el populacho. En cualquier caso, los hombres del hierro bien podían cagarse en "La puta" cuando venían aparecer sus velas, porque significaba que iban a tener un mal día... si es los de Puerto Rojo lograban alcanzarles con la pesada embarcación, claro.

Elric se incorporó del lugar donde estaba apoyado y se colocó sus partes(no es que estuviera precisamente entre damiselas rpecisamente, así que nadie se horrorizaría) examinando el Barco y  a los hombres, dejo a los dos caballeros cuya compañía compartía hablando entre si de temas un tanto personales. Cuando hubo acabado la conversación personal, fingiendo no haberla oido

Puñeteros calamares masculló No hay una forma peor de arruinarme un buen día, demos les motivos para no volver.

- El futuro de nuestra Casa está en occidente, no en las Islas de Hierro. Por eso hemos de casarnos con casas antiguas. Tú y Paxter os casasteis como quisisteis, pero mis hijos harán mejores bodas.

"Sería demasiado esperar que Tormen comiera de esas uvas*... Pero le hemos salvado la vida a esa chica y hemos de sacar tajada. Quizá aceptaría llevarse a una de las hijas de Paxter como doncella de compañía al Rejo. O quizá llevemos una galera a esa guerra de la que habló ese Ser Dalor...

Hablando os pasa rápido el camino y en unas horas estáis ya trabajando en el naufragio de la nave sureña. Está ya casi hundida del todo, pero trabajando duramente con garfios y cuerdas conseguís poner a flote el pecio. Ya veis el nombre: Lady Lylian.

- Habrá que llevarla a la playa y hacerle una chapuza para que aguante el trayecto hasta el astillero.

La Dama Descarriada empuja a la Lady Lilian, mientras la Perdición la arrastra hasta la playa (seguro que Thom sacaría una canción de eso).

* El emblema de la casa Redwyne es un racimo de uvas.

-Lo de participar con el barco parece lo más realista. Lo siento –dijo el Wyrmslayer, pesimista respecto al resto de opciones. Era del parecer, al igual que su medio-hermano, que esas vías también debían intentarse, pero no estaba dispuesto a depositar grandes esperanzas en ello.

A pesar de los evidentes genes isleños del gigante, Ulfryd a veces sentía orgullo por su Casa, la de verdad, en la que se había criado, la Alander. No era una Casa grande, ni poderosa, ni de rancio abolengo, pero precisamente por eso no era una Casa de “señoritingos”, todo el mundo arrimaba el hombro, al menos a su manera. Ulfryd no era la excepción. No sólo impartía órdenes, sino que cuando se trataba de aplicarlas, era el primero y, gracias a su tamaño y fuerza, también el más notable. Eso, claro, tenía su contrapartida: al acabar la jornada sus huesos y sus músculos le pedían descanso a gritos.

Pero al acabar la jornada Lady Lilian estaba en la playa, las reparaciones bastante avanzadas y el trayecto hasta los astilleros de Puerto Rojo mucho más cercano que a primera hora de la mañana. Había sido un día duro, pero fructífero.

Llevais algunas horas de trabajo cuando el vigia de la Perdición advierte a gritos:

- Hay una nave de guerra doblando el cabo! Con una vela negra!
 

Os paso un link directo con la imagen del mapa:

http://es.tinypic.com/m/i539t1/1

Ulfryd, viendo que su señor y hermano natural Alarich no tomaba las riendas de la situación, consideró que se le cedía el turno, o tal vez que estaba siendo probado. La verdad sea dicha, nunca habían coincidido tan cerca en una situación peliaguda como esta, partiendo desde la desventaja. Pero lo que parece una desventaja inicial, puede convertirse en poco menos que un truco, si el que cree tener la superioridad (y, de hecho, en esos momentos la tiene) se abalanza sin cuidado hacia su presa y ésta demuestra estar mucho más preparada para la embestida de lo que parecía en un principio... y además cuenta con el doble de hombres prestos al combate. Si todo salía bien se iban a "merendar" a esos piratas. Quien sabe, tal vez incluso podrían conseguir una nueva nave para Puerto Rojo. ¿Sería la que capitanearía Ulfryd?

-¡Volved a los barcos ahora mismo, marineros de agua dulce, el enemigo viene hacia nosotros! ¡Tú, deja eso, yaaa! ¡Vosotros dos, acercar la barca! ¡Cuidado con esos remos! ¿¡Es que tengo que decíroslo todo!?

Al parecer sí, necesitaban esas instrucciones. Y las agradecían. Los marineros rara vez tenían una visión de conjunto de lo que pasaba y cuando se ponían nerviosos por lo general lo que conseguían eran estorbarse entre sí y cometer errores a menos que tuvieran a alguien eficiente supervisándolos. Ulfryd cumplió a las mil maravillas esa función, empleándose a fondo para hacerlo.

Alarich que había pasado varios segundos en silencio, se hace cargo de la situación.

- Deprisa, desgraciados! ¿Queréis que los bastardos de la Descarriada se lleven todo el botín?

Él mismo es el primero de empujar al bote y subirse dentro, cogiendo un remo. Sus hombres responden bien y pronto están trepando por las cuerdas hasta la cubierta de la Perdición, soltando las velas y ocupando los bancos de remeros.

- ¡Elric, trae mi armadura y mis armas inmediatamente!- luego se asoma a la borda para gritar a la Descarriada.- 'Ulfryd, rodeemos esa nave. Intentemos abordarla uno por cada lado! Atento a mis señales.

Que bien...  dijo sin entusiasmo Yo que esperaba que se dieran a la fuga y nos dejaran en paz... su lamento duró poco 

Elric obedeció a su señor y le asisitó mientras le armaba y le ajustaba su armadura, luego se volvió a los hombres y comenzó a disponerlos para la batalla dandoles instrucciones de donde colocarse. 

¡Bien, todos sabemos de que va esto! Ladró a sus hombres Si nos sobrepasan, si no los detenemos, será nuestras casas, nuestros hogares los que quemen y saqueen y a nuestras mujeres hijas, primas y hermanas a las que hagan suyas Inspiró para dar una voz a los hombres y arrancarles el temor, quería oirles vibrar de ira ¿Se lo vamos a Permitir? ¡¡¡Yo digo No!!! ¿Y vosotros?

Espero la respuesta de sus hombres, y añadió

Os quiero en grupos de 5, prestos para el abordaje, cada grupo lanzará una cuerda, un grupo siempre cerca del culo del señor Alarich, como si de los pelos de su trasero se trataran.

Dicho aquello bramo 4 nombres que conformarían aquel grupo, el 5º sería él mismo.

Luego siguió dando voces a sus compañeros marcando les el ritmo con una sencilla palabra que repetía incansable

¡¡¡Re-mad!!! dos alientos ¡¡¡Re-mad!!! dos alientos ¡¡¡Re-mad!!! dos alientos ¡¡¡Re-mad!!! dos alientos ¡¡¡Re-mad!!! ...

El señor establecería el curso de la nave y se cordinaría mediante las señas de pañuelos con el otro barco, a él le correspondía arengar a la tropa, mantenerles en guardia y con el ánimo de luchar en ristre

"No voy a morir, no sin follarte una vez más"  se dijo a si mismo en un momento de debilidad

¡¡¡Re-mad!!!