Partida Rol por web

A la mañana siguiente, se ha corrido la voz entre los sirvientes que ayer salvasteis a una princesa sureña, y que Tormen mató a veinte piratas y se la llevó en brazos desmayada. Pero Lady Bethany pone fin a tanta garrulería preparando todo para un desayuno decente, con mantel, copas y hasta servilletas. Luego tiene una discusión con la mujer de Ulfryd, Astryd, que quiere sentar todos sus hijos en la misma mesa que la "sureña".

- ¡No querréis que coman codo con codo una Redwyne y los... hijos naturales de un hijo natural! ¡Se va a ofender!

Finalmente Astryd se resigna cuando Bethany le promete presentarle sus hijos a la dama... En otro momento.

Luego Bethany ayuda a su marido a ponerse bien la capa y el jubón.

- Así, mi amor. Tu hermano será el señor, pero tu eres todo un caballero.

Luego habla con Thorm.

- Tocad alguna música agradable mientras comemos. Algo ligero, que lady Desmera lo ha pasado mal.

Lady Desmera ya estará peinándose para el desayuno. Bethany apresta a las tropas.

- Ser Alarich se sentará en el centro, a su derecha la dama. A su izquierda Ser Dalor. Luego a la derecha de Dalor Tormen y Julia. Paxter y yo nos sentamos después de Ser Dalor. Yo al lado de la septa Anella con mis hijas.

- ¿Y yo qué?- pregunta Elric.- ¿Sirvo las mesas?

- Vos poneos de pie detrás de Ser Alarich.

Parece más una boda que un simple almuerzo (Ser Alarich no recuerda que hubiera tanto jaleo en su propia boda)

Finalmente llegan vuestros invitados. Lady Desmera se ha vestido con un vestido sobrio pero elegante. Destaca un broche en forma de rácimo de uvas que vale más que todas las joyas de los Alander. Ser Dalor lleva una sobrevesta sobre una cota de malla reluciente. Su emblema muestra una nave hundiéndose. La septa se disculpa por tener un catarro considerable.

Desmera os saluda uno a uno por el nombre. Luego las hijas de Paxter le hacen una reverencia y se muestra encantada. Ser Alarich la acompaña a la mesa. Fuera luce el sol y se va despejando el cielo.

Mientras habláis del tiempo, se sirve el desayuno. Si a Lady Desmera le molesta comer pan de centeno y pescado frito, no muestra el menor reparo y come con maneras exquisitas.

- Espero que nuestros marineros estén bien.- pregunta ser Dalor. Le aseguráis que todos están bien alojados en los barracones.- En cuanto pueda iré a ver como está nuestra nave y si es reparable.

No parece muy a gusto en Puerto Rojo.

- Yo creo que no nos hace falta ir hasta Banefort, ser Dalor. He mirado el mapa y creo que podemos seguir hasta Fuente Tranquila a caballo.

Fuente Tranquila es una aldea con un torreón a unos dos días de aquí, en tierras de los Yarwick. Lo único destacable es que tiene aguas termales.

- ¿Y que os trae a Fuente Tranquila?- pregunta Bethany sin poder contenerse.

Ulfryd, tras la noche de lucha contra el mar embravecido, calado por la tormenta, había regresado no a la fortaleza de Puerto Rojo, sino a la confortabilidad de un lecho caliente, junto a su mujer. Ésta, sin poder evitarlo, mientras le sacaba la ropa y lo secaba, le pidió todo tipo de explicaciones sobre lo ocurrido, y el gigante del hierro concedió serenamente, como siempre.

Astryd, por supuesto, estaba emocionadísima, así que salió a primerísima hora de la mañana hacia la fortaleza, dispuesta a conseguir unos asientos para presenciar el espectáculo, por así decirlo. Ulfryd, mudo y con expresión neutra, le dejó hacer. Una vez que salió se preparó su propio desayuno, sabedor de que un bastardo no tiene sitio en un acontecimiento similar, y al acabar, se acabó de vestir y adecentar. Lucía el sol. Bien. Si hubiera sido otro, hubiera ido silbando hacia la fortaleza, pero siendo él se dirigió pensativo y a buen paso hacia allí, sin demoras.

Y allí irrumpió, saltándose toda esa inútil etiqueta que tanto esfuerzo ponía en desconocer. No más amenazador que lo que pueda resultar un enorme hombre con su hacha larga a la espalda, un hacha que parecía de juguete a su cinto, una armadura ligera que pasaba casi por simples ropas de cuero y un aspecto claramente isleño, greñas oscuras y barba asilvestrada inclusive. Se acercó directamente hacia su medio-hermano Alarich y le habló a él, agachándose un poco para que su cabeza no quedara tan separada de la del sedente pequeño señor de Puerto Rojo. Tan sólo había dirigido una mirada fugaz a los invitados, incluyendo el malhumorado Flores y a la crecientemente enferma septa.

-Mi señor, pensaba partir a revisar qué ha quedado del naufragio y hacerme cargo de la Perdición y sus hombres, si no tiene nada que objetar... -su voz era suave para ser él, pero no por ello dejaba de poderse escuchar si uno prestaba un poco de atención y no se encontraba muy lejos.

- Lady Desmera, Ser Dalor, lamento que hayan tenido esa sorpresa con los piratas. Pero les aseguro que mis costas son seguras. Os aseguro que si encontramos a los que os atacaron les pienso ahorcar alto y corto.

De hecho, Ulfryd, cuando recojáis la Perdición, quiere que patrulléis la costa para asegurar que el mar está limpio de chusma.

"Y puesto que como anfitrión es mi deber cuidar de mis huéspedes, yo mismo os proporcionaré monturas para seguir el viaje. Mi hijo Tormen os acompañará hasta Fuentes Tranquilas.

- Será un placer ser vuestra escolta, mi señora.- se apresura a responder Tormen.

Thom tomó asiento en un cómodo taburete junto a la lumbre de la chimenea, moviéndose siempre con elegantes y suaves ademanes. Mientras todos se sentaban a la mesa, ensayó un par de acordes en su querido laúd, acariciando las cuerdas con el amor que solo reservaba para su instrumento y para ciertas mujeres de moral distraída. Aprovechando un momento de silencio entre los comensales, carraspeó para ganar su atención y pinzó un par de notas como introducción a su actuación.

- Que todos tengan un buen día, damas y caballeros -dijo con un teatral saludo-, y que les aprovechen las viandas que están a punto de comer. Creo que hoy empezaré con una pieza dedicada a nuestra invitada, lady Desmera; se llama "Flores de verano" y narra la historia de un hombre sencillo enamorado de una doncella de hermosura inigualable.

Acto seguido, los dedos de Thom empezaron a hilar una melodía sutil y cautivadora. Cuando su voz empezó a cantar los primeros versos de la balada, las apasionadas palabras se enlazaron con los dulces acordes, tejiendo un romántico paisaje de verdes praderas e inocentes sentimientos. El bardo abría su alma en cada estrofa, vistiendo de amor la sala y empapando a sus oyentes con imágenes delicadas y tiernas.

Cuando sonó el último arpegio, un cálido y mullido silencio llenaba la habitación.  

Despues de asegurarme de que todo el casitllo está impecable para los invitados y que los marineros del barco naufragado están bien atendidos, también me aseguro de que mis hijas sean todas unas damas respetabilísimas, a lo mejor podemos casarlas con algún hermano de lady Dasmera. Le recomiendo a Bethy que siente a la lady entre los más grandes señores de Puerto Rojo, Alarich y Tormen. 

Una vez todo en orden incluso mi propio porte, me aseguro de estar presente para recibir a la Lady en nuestro humilde salon de banquetes y poder dar todos los corteses y remilgados cumplidos de turno. 

Le deseo buena suerte a mi medio sobrino y me aseguro de remarcar que es una pena que el señor de la Casa Wyrmslayer tenga que partir para hacer sus obligaciones (aunque en mi interior se que es lo mejor y que no soporta estas cosas y que sus faltas de modales pueden hacer complicada la reunión) También remarco que ya sabemos que se toma muy a pecho su posición y se asegura personalmente que los mandatos de Ser Alarich hacia la casa Wyrmslayer sean cumplidos de las mejores de las maneras. (que sea el único para encargarse de tal cosa es otro tema ;) )

Más allá de eso no intervengo en la acción, y espero el momento propicio para estar cerca de la Lady del Dominio para intercambiar palabras con ella cuando pueda.

Lady Desmera aplaude al bardo.

- Es una canción muy hermosa la que nos habéis dedicado.

- Señora, puedo preguntaros qué motivos os llevan a Fuentes Tranquilas?- pregunta ser Alarich tras la canción.

- Mi hermano Desmond es escudero de Ser Lenyl Yarwyck.- explica la dama.- Hace poco nos anunciaron que Ser Lenyl ya le juzgaba digno de mercer la orden de caballería. Así que mi padre me ha mandado para representar a la casa Redwyne en tan importante momento, en el que Desmond honra a nuestra casa. En Fuente Tranquila se reunirán también algunos amigos para celebrar el evento... Lord Yarwyck, Lord Lorch, y otros caballeros.
 

- Siendo un evento así, señora, creo que mi hermano Paxter también os acompañará. Pues es también un caballero.

- Mi marido hizo galantes hazañas de caballería en el Dominio, en nuestra juventud.- Explica Bethany, la esposa de Paxter.- Así fue como nos conocimos.

Julia se vio forzada a sonreir a pesar de que la noticia de no ser invitados era un golpe directo.

- Lenyl el Lancero... debe er un honor para tu hermano estar a su lado. Seguramente se Thom cantará muchas de sus futuras azañas.

El enorme Wyrmslayer permaneció cruzado de brazos, una columna en medio de conversaciones, girando su cabeza para seguir las intervenciones según éstas tenían lugar. Su rostro, resguardado tras su frondosa barba oscura, no revelaba lo que extraía de las palabras y gestos de los participantes, pero si el señor de Puerto Rojo tenía en tan alta estima su consejo era, principalmente, por su capacidad de observación. Aunque, claro, lo que no apreciaba tanto era su forma cruda y hasta brutal de presentarlo. Tal vez debieran hablar más adelante, en privado.