Partida Rol por web

Mientras pasaba de peligro a mito en las mentes de los demás juguetes, Nerzul languidecía en el fondo de madera de aquel viejo baúl, con la pierna rota y la muerta mirada perdida en aquel tubo de superglue desde hace... ¿Cuanto? ¿cinco años? ¿Más?

¿Seguiría siendo Max un niño? ¿Seguiría usando sus juguetes? Lo cierto es que hacía mucho que Nerzul no oía los estruendos de antes. Y ahi estaba ahora, tan largo como era, pudriéndose entre el polvo, cuando habría podido ser el mas grande señor del mal que jamas haya habido... eso sí, con ayuda. Porque si yendo solo siempre había estado a punto de ganar, ¿cómo sería junto a alguien que compartiese sus ambiciones? Había estado escudriñando la el baúl, más allá del superglue, en busca de otro renegado como él que le ayudara a escapar, y a veces había percibido fugazmente el contorno de un cuerpo demoniaco antes de convencerse, una y otra vez, de que debía ser un jirón de tela amalgamado con su obsesiva imaginación.

Pero en el fondo de su alma enfermiza sabe que nada de eso puede pasar, pues él nunca tendrá vida; tan seguro como nunca la ha tenido. ¿Verdad?

Entretenido en aquellos pensamientos, nota que de nuevo una araña se introduce entre sus ropas. Es un malvado ejemplar; está claro que atrae a los bichos... pero no le haría ninguna gracia que le anidaran encima. Casi sin pensar agarra a la araña, la aplasta entre sus garras y la suelta. Está un poco adormilado, por lo que necesita repetir el movimiento dos o tres veces para darse plena cuenta de lo que ha pasado.

Oh, vaya. En casos como ese se suele decir que no se sabe qué decir, pero lo cierto es que ahora mismo Nerzul no sabe ni qué pensar.

El gran demonio de Slaanesh fue encarcelado hace ya mucho tiempo en una prisión mágica diseñada para que nunca pudiera escapar, y desde entonces no ha pasado ni un minuto que no pusiese su maléfica mente al servicio de un secreto plan cuyo mero conocimiento haría enloquecer a más de un remilgado alto elfo.

Cuando le encerraron en la caja de zapatos apenas veía la pared de su jaula que tenía delante. Sin embargo, al cabo de un tiempo empezó a acostumbrarse, y penetraba con su implacable mirada el muro de cartón. Cualquier otro habría invocado a su ment la palabra casualidad cuando un bicho -algo de lo que por ahí había mucho- empezó a comerse el cartón, haciendo un agujerito por el que fácilmente podía mirar. Él, no.

Tras el muro de cartón, todo estaba lleno de objetos viejos; mecheros, ovillos de lana, disquetes, fotos tiempo atrás perforadas por chinchetas... y aquel ser que le miraba sin apenas ver. Una marioneta, al parecer. Debía ser muy vieja y estar ahí desde hace mucho tiempo, pues en sus seis años como juguete de Max (era el warhammer más viejo que éste conservaba) no recordaba haberle visto nunca. Y estaba clara la razón por la que apenas le veía: Sus ojos estaban prácticamente cubiertos de polvo.

Al cabo de largo tiempo interpretó la mirada del enorme monstruo, que le buscaba sin saberlo, y se vio reflejado en ella. Era como él.

Bueno, tal vez fuera simplemente una impresión infundada. Pero era, por lo menos, una impresión intensa. En adelante, casi sin darse cuenta, empezó a incluir a la marioneta en sus planes. Tal vez acabara siendo su primer esclavo, o su único aliado... realmente no lo conocía. De lo que inexplicáblemente estaba seguro era de que sus destinos estaban unidos.

¿Pero qué destinos? Se replicaba, hastiado, en sus momentos de mayor sobriedad, cuando recordaba que sólo era una miniatura de plomo. Con el tiempo, ya que no podía hablar con nadie, había acabado hablando solo.

Esta noche ha llegado la respuesta. Primero sintió como si ya no pudiera sostener más su peso. Había creído que era el final. Que el metal se había hecho polvo. Cayó, arrodillado, sobre su peana.

Sólo ahora se da cuenta. Su frío corazoncito metálico bombea magia por su cuerpo, se siente incapaz de respirar ahora que por fin puede, que por fin lo necesita. No porque sea incapaz, sino porque... oh, porque ahora se da cuenta. Se da cuenta de que puede levantarse. De que ha llegado su era, la era de Slaanesh, la era del Caos. Estos destinos.

Maldigo mi suerte, condenado a languidecer y finalmente perecer en ese lugar dejado de la mano de Max, solo y abandonado, cuando yo había sido el terror de todos los juguetes.

"Maldición, ¿Por qué me pasa esto justo cuando estaba a punto de ganar?"

La última batalla había sido impresionante, hasta que el pie de max le había arrancado su propia pierna.

Al pensar en esto gruño de rabia e intento arrastrarse hacia el superglue.

Lo primero que hizo fue tocarse todas las partes de su cuerpo y deleitarse con el tacto que producia cada una de ellas, pues era el elegido de Slaneesh, el principe de los deseos prohibidos. Una vez dejo a medias saciado su apetito lascivo se acercó con curiosidad a la marioneta

- Salud - saludó - Sepas que has sido agraciado con que tomare la molestia de tenerte en consideracion para mis planes de conquista mundial. Debes saber que es la primera vez que confio en alguien que no sea un poderoso demonio. Dime mi buen amigo ¿cual es tu nombre?

Miro al extraño ser

-¿Y tú travestido engendro te atreves a hablarle así a Nerzul el Grande, a aquel que fue señor del mal durante años?-

Hago el esfuerzo de parecer terrible y atemorizador, aunque me siento adormilado aún.

Nerzul alcanza torpemente el superglue. El gran demonio, sin embargo, sigue en la caja de zapatos, contemplando la oscuridad desde una pequeña abertura.

el gran demonio rie a grandes y sonoras carcajadas

- ¿Tu? ¿Un gran señor del mal? Pero mirate, estas echo trizas. Yo soy el principe de los placeres prohibidos, el padre de los oscuros placeres, traje la condenacion sobre una nacion entera de elfos y deberias sentirte orgulloso de que me tomara la molestia de que haya decidido contar contigo para mis magnificos planes en nombre de mi dios.

El demonio intenta salir de la caja de zapatos.

Río a graznidos, sonando casi como un cuervo

-Estámos ambos en la misma situación, tu apresado y yo destrozado, deberíamos dejar nuestra arrogancia para mejores momentos-

Intento pegar mi pierna

-Intentaré sacarte de ahí-.

Una gota de superglue cae sobre la rótula de la monstruosa marioneta, que agarra su pata para unirla. Ésto puede tardar mucho en secarse...

Entre tanto, las manos pálidas del gran demonio se clavan en el cartón. Pero, una vez que llegue arriba, ¿Cómo la abrirá?

- Soy mas listo de lo que te piensas- y acto seguido valiendose de su peso comienza a rasgar el carton.

El demonio abre una herida en la tosca pared de su prisión, que desgarra con saña. Al cabo de unos minutos de silencioso trabajo, ha conseguido que la abertura sea lo suficientemente grande para que quepa. El superglue en la pierna de Nerzul empieza a secarse.

- Aja!- gritó triunfante el demonio- Soy libre!!

Miro al demonio y suspiro

-¿Sabes algo ede como está la situación fuera?-

El demonio mira perplejo a Nerzul.

- ¿Te crees que me importa lo mas minimo? Lo que si se es que voy a ponerlo todo en bandeja para mi dios.

Suspiro

-Para dejarle esto en bandeja a tu dios tienes que vencer primero, demonio, y para eso es importante la información-

Me pongo en pie.

- No conoces el poder de Slaneesh, mentecato, pero me gusta como piensas, tendre en cuenta tus ideas. Vayamos pues a observar el mundo exterior.

Miro al demonio

-No me llames mentecato, travesti inmundo…pero deberemos trabajar juntos por ahora-.

- Travesti inmundo!?? ¡¡¿¿Como te atreves a llamarme eso!!?? Soy un travesti elegido de entre tantos otros para llevar la perversidad, la lascivia y la lujuria, asi como la condenacion en 15 fantabulosas entregas quincenales a la humanidad entera!!- Slanny se relajó un poco - Esta bien, trabajaremos juntos por el momento

Miro hacia arriba, ignorando la retahíla del demonio

-¿Cómo saldremos de aquí?-

No podía evitar preguntármelo.