Partida Rol por web

- Por todos los engedros del Caos, debo darme prisa!!.

Nagash intenta forzar un poco lamarcha y, de repente, unpaso en falso hace que pierda el equilibrio. Mientras cae sólo recuerda que, si se recupera, odiará mucho a sus zombis, que lo miran con sorneguería desde lo alto de ese pájaro gigante como si fueran moscas pegadas a la pared.

- Por todos los engedros del Caos, debo darme prisa!!.

Magneus Calgar y su escuadra siguen avanzando con lentitud pero seguridad, sin arriesgarse a la posiblidad de caer.

Los orcoz, sin embargo, dan un traspié al usar un ala de avión de madera como rampa, y caeeeeeeen al vacío.

Incompetentes... eso os pasa por querer adelantarme. -Masculla la rata-goma-hombre, que siente en el alma perder miniaturas para la gran batalla que planea.

El nigromante Nagash no corre la misma suerte; logra agarrarse antes de caer del todo. Ha retrocedido un poco, pero puede recuperar, y se pone a ello.

Sniktch, marcando el ritmo, llega a la avioneta de cartón, de cuya hélice se columpia, calculando el salto. Tal vez vosotros tengáis que ir por donde los orcos, aunque más... lentamente. Pero yo os abriré la puerta -Dice, y salta.

La caída de los orkos hizo sonreír a Magneus. Su estrategia estaba dando resultado: y es que las prisas no traen nada bueno.

Seguid así muchachos, ya estamos llegando. Solo queda la bajada

Lentos pero resueltos (y seguros), las tropas del emperador siguen su marcha. 

El skaven salta, baja y, al fin, abre la puerta, pero la cerrará en cuanto los primeros hallan entrado. Los demas... serán sus enemigos.

Nagash ve desfilar las pequeñas criaturas de plástico y plomo hacia el castillo y sin embargo él se encuentra con problemas para avanzar.

- Si Morr me escuchara, les levantaría hordas del Averno de la mismísima torre del homenaje.

Ya falta poco muchachos. Un último esfuerzo- Magneus y su escuadra siguen bajando por el lugar, esperando llegar los primeros.

Si Morr me escuchara... Eso hace al señor de los muertos recordar algo. Si pudo hacer magia en el palacio flotante, para abrir la Gran Puerta De Cristal... ¿Por qué no ahora?

- Muahahahahaha.

La escandalosa risa de una hueca calabera resuena por toda la habitación.

- Es el tiempo de levantar vuestos huesudos panderos!.

Los marines logran llegar al punto ideal de la pieza de madera desde el cual saltar, pero parece bastante dificil... el peso de Magneus desequilibra el ala y se agranda la distancia.

Entre tanto, Nagash se ha parado para empezar a barruntar palabras inconexas.

 No había muchas opciones, y eso Magneus lo sabía. Podía llegar antes que los demás... solo tenía que hacer el último esfuerzo, aunque eso supusiese alguna pérdida.

Vamos, soldados... un último esfuerzo.

Con esto dicho, Magneus Calgar salta hacia la fortaleza, y sus soldados le siguen. Desde luego el emperador estaba de su parte: ningún marine cayo al vacío. 

Y Nagash recuerda un hechizo...