Partida Rol por web

En estos momentos, en la ciudad de Avenuria, donde estáis, un enano está llenando distintas paredes con cola que contienen ciertas inscripciones: con caligrafía un tanto deficiente, todos los carteles dicen lo siguiente: "Para los valientes buscadores de aventuras, presentaos a las tres de la tarde en el mercado central de esta ciudad. Aventura interesante y arriesgada. La recompensa para los que triumfen es nada menos que mil monedas de oro. Seguro de vida garantizado. Cobardes abstenerse".

Ahora mismo son las dos y cuarto...

Tras dejar colgados más de 30 carteles con esta inscripción en una parte considerable de Avenuria, el enano se retira a su casa a descansar. Esto os lo explico yo sin que lo sepan los personajes, y no sabéis dónde está la casa del enano en absoluto, de modo que es inútil buscar al "cartelista" para interrogarle.

Vosotros estáis, avatares del destino, en Avenuria, y pronto leeréis este cartel. Por supuesto, si no os atrae la aventura anunciada en el cartel os largáis por vuestra cuenta y aquí termina la aventura antes incluso de empezar. Pero supongo que os va a atraer el ir a ver de qué misión se trata.

¡Adelante, héroes!

Había decidido aventurarme fuera de Reino Bosque, sola y sin permiso de mi capitán. Llevaba días por la frontera de mi tierra, investigando unos extraños sucesos que nos dejaban a mi y a mi compañía bastante preocupados. Unas manchas oscuras habían aparecido de repente en distintos lugares, marchitando y matando todo tipo de vida donde éstas manchas aparecían. No había rastro de cosa o persona que las causara y Eulen, mi capitán, había mandado a unos pocos a investigar. Yo decidí ir sola, como de costumbre, así podía ir a mi aire. Después de varias jornadas infructíferas, decidí salir de la frontera del reino y dirigirme a la población humana más cercana, para ver si allí tenían noticia o sabían algo sobre este suceso tan peculiar. Así, había llegado a Avenuria a mediodía, con la capucha de la capa echada sobre la cabeza. No quería que me vieran mi bello rostro, el cual me identificaba a todas luces como hija de las estrellas y del bosque.

Gente de varias razas pululaban por las calles, unos aventureros, otros simples granjeros o comerciantes. Me fijé en un enano que estaba pegando carteles en cada pared que había en el lugar. Me acerqué a una de ellas y la leí, detectando enseguida la falta de ortografía en triumfen. Miré al cielo, buscando al astro rey y por su posición supe que eran casi las tres de la tarde, por lo que encaucé mis pasos hacia la plaza central para ver de qué encargo se trataba. Si quería seguir con mi investigación fuera de mi reino, necesitaba lo que los humanos y demás gente llamaban dinero, para poder costearme víveres y alojamiento. Esas mil monedas de oro me vendrían de perlas.

Avenuria fue tal y como le habia indicado el archimaestre: una ciudad grande y llena de vida. Balafor habia llegado por orden del archimaestre de la orden de Zoros, el dios solar, con el proposito de devolver la luz y la prosperidad al continente.

A Balafor le parecia bastante ambiga esa mision. Por donde habia que empezar? como se suponia que se debia devolver la prosperidad al continente?

Aquella ciudad albergaba gentes de todos los rincones del continente con diversos fines lucrativos, diplomaticos o culturales. En unas de las calles mas transitadas pudo ver carteles de reclutamiento para diversos fines, pero a Balafor le llamo la atencion uno en particular, que destacaba por la mala ortografia y no concretaba un fin especifico. Seria alli donde le mandaba el divino Zoros? Solo habia una manera de saberlo.

"A las 3 en el mercado central... De acuerdo. Espero que sea camino camino correcto, oh divino Zoros." Comento el clerigo en voz baja.

Observaciones:

La ciudad de Avenuria, de la periferia de Marca del Este, es en realidad más bien una ciudad medio pequeña, parecida a Valls o a Tarragona (para los que conozcan Cataluña) pero ni remotamente se parece a Barcelona o a Madrid. Es relativamente animada. Avenuria sólo posee un mercado en el interior de la ciudad. Aunque no abundan las flechas que apuntan a donde se encuentra, como dice el refrán "pidiendo, Roma se encuentra", es decir, la mayoría de gente a la que preguntéis os indicará bien cómo llegar al mercado. En 15 o 20 minutos de andar, no más, llegaréis al mercado.

Sirva esto como orientación.

Seguís andando por las calles, por ahora, no obstante os pasará antes de llegar al mercado que... (misterio que pronto se resolverá).

Un saludo.

Era temprano en esa mañana, la extranjera había descansado a la intemperie esa noche como las noches anteriores, llevaba meses viajando sin rumbo en busca de trabajo, lo que fuese que estuviese disponible para sus habilidades. aunque ya llevaba algunos años en la Marca del Este, aun le seguía resultando un territorito extraño y complicado de entender, y no por que el dialecto fuese difícil, aunque había algunos territorios que tenían un acento muy cerrado y era imposible de entender para alguien que no era materna de esa lengua, era mas bien por la cultura. En sus tierras cuando nacías, ya tenias un papel que desempeñar, dependía mucho de tu sexo y de la familia en la que nacías, había extraños casos como Yurico, y aun así se podría decir que ella nació para su antiguo señor, en la marca era todo diferente, el campesino quiere dejar de labrar la tierra para convertirse en guerrero, y el guerrero quiere dejar su espada para labrar la tierra, el comerciante aspira a ser duque, y el duque se cree comerciante. en estas tierras nadie parecía estar contento que el rol que desempeñaba en su sociedad, no era algo que criticase la joven guerrera, era algo mas bien que le suscitaba curiosidad.

La joven se refrescaba la cara con el agua fría de un riachuelo que pasaba cerca de conde esa noche había descansado, una vez lista continuo sus andadas hacia Avenuria, en busca de trabajo para una desterrada. Avenuria no quedaba muy lejos de donde había decidido descansar esa noche, de hecho, a lo lejos, podía ver lo que parecía ser dicha ciudad aun así le quedaba un largo recorrido aun.

Avenuria, una ciudad llena de bullicio, aunque mas pequeña que la capital de la Marca, Robleda, competía con esta en el vaivén del gentío. Lo único que la joven sabia sobre la ciudad es que su mercado era bastante conocido, eso en realidad le importaba poco a la joven, para ella un conocido mercado significaba entrada y salida de mucho oro y eso solo traía problemas, y los problemas le daban oro a la joven. Caminar por las calles de Avenuria era algo trabajoso, demasiada gente entrando y saliendo constantemente, golpes, empujones y pisotones recibió la joven mientras se habría paso por las calles. Lo primero y principal cuando se llega a una ciudad o pueblo era buscar la taberna, o la posada... o cualquier local que ofreciera comida, cama, o ambas. Primero para tener una habitación en la que descansar, y segundo por que era allí donde solía residir toda la información necesaria de los alrededores, a la gente le gusta chismorrear mucho, sobre todo cuando bebe, si una estaba atenta podía encontrar trabajo sin necesidad de pagar a ningún intermediario; sin embargo, caminar por aquellas calles era aun mas complicado y la joven se termino perdiendo, aunque como un dicho que había escuchado mucho por estas tierras, "todos los caminos llevan a Robleda"

Acompañado de mi perro como una compañía en bastantes momentos de mi camino, la verdad es que se agradece no estar solo y se hace mas ameno todo con ese perro como compañero de viaje. Llego hasta la ciudad de Avenuria donde viven Kedra y Eadne, por distintas razones no he podido visitar a la pequeña últimamente con la misma frecuencia y ya tengo ganas de verla.

De camino a casa de Kedra encuentro a un enano ofreciendo un trabajo que de salir bien me permitirá solucionar la vida ambas. Por suerte para mi me da tiempo a visitar primero a las chicas y llegar al mercado para la hora acordada, lo que tenga que comprar de equipo lo sabré con las exigencias de la aventura. Ratero tenemos nuevo trabajo, Eadne seguro que se alegra de verte... comento a mi perro acariciando su lomo para acelerar el paso y llegar a nuestro destino.

De repente (esto que explco es real) alguien que está andando distraido topa de morros con Dragan y casi hace caer del susto a su perro. El hombre se disculpa, mira a Dragan y dice:

- Perdone, señor, iba distraido, es que voy a un trabajo y... ¡¡¡ya sé!!! Tu también vas al trabajo en que prometen 1.000 euros, el de los carteles!!! - y se agacha para acariciar a tu animal. ¿Como sabe que tu vas a este trabajo justamente? - Me llamo Max; algunos me llaman Max el Gran Gigante aunque no soy un gigante sinó un hombre bien dotado - el hombre, que se rie él mismo de su chiste, efectivamente, es musculoso y va bien armado, pero no parece adoptar ninguna actitud intimidatoria, al menos no ahora mismo. - Yo también voy en busca de este trabajo. Bienvenido a Avenura - y te alarga la mano para que se la estreches.

¿Es un hombre extrovertido por naturaleza o quiere, cuando le des la mano, hacerte alguna gamberrada rompiéndote un dedo, por ejemplo? ¿Le darás la mano o guardarás las distancias? ¿Podría ser un valuoso amigo?

El tiempo no se detiene, Dragan...

De camino a casa de Kedra un aventurero que parece despistado choca de frente conmigo, el perro se asusta pero el aventurero para mi sorpresa de forma extrovertida se presenta disculpándose, acaricia al perro y de algún modo sabe que voy por el trabajo del cartel.... Soy Dragan, el es mi compañero Ratero. ¿Cómo sabes que busco también el trabajo?, pregunto con amabilidad estrechando la mano al aventurero mostrando naturalidad aunque una parte de mi esconde la confusión de una persona tan aparentemente extrovertida y atento dentro de mi mascada, para una posible agresión o hurto, espero ser lo suficientemente convincente de parecer mas relajado y no tan confuso como lo estoy ahora, ¿será este aventurero una de las buenas personas o las malas....?

   Me levanté temprano para mis estándares, o muy tarde para la media del mundo que se levantaba en cuanto despuntaba el sol, pues bien alto que estaba cuando tras asearme, sin pasarse, que bien es sabido que demasiada agua es dañina y ponerme mis gastadas ropas, repasé la poca magia que sabía y seguí con mis traducciones del orco.

   Alguien podría pensar que es dura la vida de un bastardo, y cierto es... hasta un punto, pues si bien se le tiene vetado el acceso de cosas de nobles, lo cierto también es que ningún noble pisaverde permitiría la indigencia aún de sus bastardos, amén de con un poco de suerte, son invisibles a los tejemanejes políticos.

   Y bien cierto que había sido hasta ahora, débil físicamente y no siendo un portento que destacará en nada, al menos tenía la inteligencia necesaria para artes escolásticas de lectura y escritura. Y el carisma necesario para poder convencer de que se le diera una educación. Tras ocupar la torre de una esquina, de forma que fuera lo más invisible posible a las gentes, vivía relativamente en calma, entre la asignación familiar y lo que conseguía transcribiendo legajos de documentos, le daba para ganarse la vida. Además había aprendido orco y era uno de los pocos capaces de transcribir y traducir documentos en esa lengua.

   Tras finalizar las escasas tareas de ese día, dejo abierto el libro para que se secase la tinta. Además, había conseguido un par de interesantes pergaminos que no había tenido tiempo de echarles un vistazo, un mapa y un pergamino escrito en lengua arcana, razón para la cual se había preparado el leer magia.

   Se rasco la barbilla y se estiro la barba. Necesitaba una ballesta nueva, la vieja ya sólo era leña para la chimenea, si alguna vez funcionó, y para algo que se le daba de forma regular, disparar virotes, necesitaba una para practicar, era nulo en combate, su escasa magia no servía en esta situación y desde luego, carecía de dinero para contratar escoltas ni nada que se le pareciese.

   Tras ver que estaba presentable, bajo, pasando por la biblioteca. Bueno, en realidad la planta baja del primer piso hacía un poco de biblioteca, laboratorio alquímico, baño y lo que necesitara. Siguió bajando y llego al nivel del suelo, donde estaba las cocinas, más abajo sólo había un sótano para almacenar cosas, un tanto vacío. En la cocina echado al calor del fuego, estaba Rufus. Acarició al perro y le dejo royendo un hueso en el que quedaba algo de carne.

   Salió a la calle por una discreta puerta y se encaminó al mercado, a ver si encontraba a buen precio una ballesta sin que intentaran estafarle y de paso, tantear el día a día de la ciudad y echar un vistazo, que no es bueno estar tan encerrado en casas, se te pasan detalles.

Dragan, el hombre te estrecha la mano que le ofreces (te hace un poco fuerza en el apretón, pero sin duda amistosamente; crees que, si te hubiera realmente querido herirte la mano muy probablemente lo hubiera hecho de verdad; pero no es un hombre agresivo... al menos no ahora ni contigo).

- Así me gusta, amigo mío, un hombre valiente... Bueno, ya te he dicho que me llamo Max, alias Max el Gran Gigante. A juzgar por tu cara, te estarás preguntando como sé que vas a la aventura de 1.000 monedas de oro... bien, resulta que, saberlo, lo que se dice saberlo, no lo sabía, no obstante... en fin más bien lo deduje. En nuestra ciudad no vienen muchos aventureros, no somos la gran capital del reino ni con mucho, así que al verte de esta forma vestido y con una espada, ya intuí que eras un aventurero y, por los muchos carteles que hay en la ciudad y yendo a la misma dirección que yo, estando cerca el mercado, ¿no era casi obvio? Me quise hacer el listo y... ¡¡bingo!! Bien, bien, amigo, ya que vamos a la misma misión, me uniré contigo y nos iremos hacia la desconocida e intrigante misión. ¿Quieres que formemos, al menos por una hora, un duo de hombres para la misión?

El ofrecimiento flota por el aire...

Se me hace muy raro una persona tan enérgica en lo social, acostumbrado a viajar gran parte de mi tiempo con la única compañía de mi perro y ocasionalmente trabajar con otros aventureros, la oferta que plantea se reduce a dos opciones de respuesta, responder que no colaboramos en una misión con tal cuantía de oro y tener un competidor mas de su valor como combatiente por lo que respecta a su apariencia física.... o aceptar que trabajar en equipo y ganar parcialmente menos de la recompensa final pero tener un aliado que puede ser considerable para asegurar una buena vida con el oro ganado igualmente... la respuesta en este caso concreto es clara mejor colaborar y si luego resulta que me ha engañado y no es un buen hombre ya me defenderé de el cuando eso ocurra si llega a suceder.

Me parece una buena idea, entre los dos las opciones de éxito mejoran. Ya tienes nuevo compañero Max, eso si, debo avisarte que no suelo ser la compañía de viaje mas animada, puesto que suelo hacerlo solo. Advierto al dicharachero aventurero para que no se lleve una gran sorpresa en el camino, al menos hasta que alcance la suficiente confianza con otra persona.

Dragan, por tener confianza en la amistad de Max, aunque es con dudas, has ganado 10 puntos de experiencia. Te los añado yo mismo.

En estos momentos, una chica que estava por allá, dice:

- Esta misión me huelo que será peligrosa y aburrida; creo que me retiro. Adiós a todos.

Y se gira tras una esquina, desapareciendo de la vista. Ya no la volveréis a ver más...

Bien, Yuriko ya no forma parte de la partida, se ha dado de baja. Sigamos con la misma...

Os estan reclamando para que vengáis a por la misión. No les hagáis esperar demasiado. Os explicaran en qué consiste la misión misma. Cuidado, puede que sea vuestra última aventura...

Balafor llego al lugar indicado, a la hora exacta, tal y como vio en el anuncio. El organizador llamo a los que se hayaban alli para que se presentaran y contaran un poco de su historia. Se trataba de un grupo pequeño: Una elfa y cuatro jovenes, uno de ellos acompañado por un perro.

El clerigo tomo la iniciativa y se presento ante el grupo de personas: "Buenas tardes!! soy Balafor, fiel sirviente de Zoros, Dios del Sol y la Justicia. El archimaestre del templo me ordeno venir a Avenuria para hacer umplir la voluntad del gran Zoros: Restaurar la justicia en la Marca del Este. Espero estar en el sitio indicado, junto a la gente indicada".

El contratador de personal estrecha la mano a Balafor y dice:

- Bienvenido, señor!! Lo siento, pero no puedo atenderle aun, falta por ver si hay más gente con interés para inscribirse. Si le apetece, siéntese un rato o vaya a curiosear por el mercado. Cuando contratemos a todos los dispuestos, le avisaré por el megáfono si hiciera falta. Hasta luego!!