Partida Rol por web

Ailara rebajó el ritmo de su montura hasta ponerla al trote. Con una palmadita en la grupa y unos susurros a la oreja del caballo intentó calmar al animal.

-Venga, bonito, que ya llegamos a nuestro destino y podrás descasar y pastar tranquilamente.-

Con un silbido llamó a su lobo para que se le acercara, y una vez lo tuvo en paralelo le dió una sencilla orden.

-Mazgul, hermano, adelántate cómo sólo tú sabes hacerlo. Sigiloso y alerta. Vuelve si hay soldados emboscados.-

Cuando perdió de vista al lobo, sonrió para si misma.

-No sé que haría sin tí, mi querido hermano. Si los demás pudiesen comprender tu ayuda...-

Alfren se aproxima a su compañero y lo despierta tras agitarlo un par de veces. En voz baja le dice:

Vienen caballos por el camino, voy a acercarme para ver quienes son. Despierta tú al mago y estate atento por si te necesito. Tan solo quiero saber si son nuestros compañeros.

Con cautela alfren se aproximo al borde del camino para tener linea de visión y observar quien venía a estas horas a tanta velocidad. Si por fortuna eran sus compañeros tomo una piedra para arrojarsela pero como precaución se tumbo cubriendo su espada para evitar reflejos mientras su tunica le cubria por entero para mezclarse con la oscuridad de la noche.

Ojala sean ellos dos, o en su defecto la pequeña aliara. Si son soldados eso significaría que los han apresado.

Fue muy tenue el sonido del canto, casi parecía que lo llevase el viento. -le contestó Bathalias a Antor, mirando alrededor y pensando en repetir el canto, dadas las circunstancias. Frenó la yegua a la vez que Antor y siguió cabalgando junto a su compañero- Pero era Ailara, eso te lo aseguro.

Tras decidir volver a repetir el canto, por si habían pasado a sus compañeros de largo o aún los tenían que alcanzar, Bahalias volvió a poner sus manos tal y como sabía hacer. Repitió el canto dos veces y después escuchó atentamente.

mientras tu fiel animal se pierde en la espesura del bosque,amparada en la cada vez mas densa niebla que se alza, de nuevo te llega el canto conocido, dos veces, aunque muy tenue....

sales al borde del camino, la niebla cada vez se alza mas y su espesor dificultad aun mas la visibilidad, pero tu vista alcanza a observar dos formas en el camino, dos monturas con lo que parecen dos jinetes en ellas.Sin poder decirlo con certeza, las figuras y las voces que surgen de ellas, parecen vuestros dos compañeros....

Alfren se mantuvo con el corazón en el puño mientras agarraba con fuerza una piedra que había cogido para avisar a sus compañeros si no tenía tiempo de pararles. Emocionada ante la posibilidad de reunir de nuevo al grupo abandono la seguridad de su escondrijo para salir abiertamente al camino mientras le hacía una seña a merkus para que se mantuviera en su posición. En jerga miliciar el simple gesto de mantener el puño en alto significaba esperar en su posición así que confiaba en que el salvaje al menos recordará eso o cuando menos que lograra verlo, aunque de eso no tenía dudas pues sabía que él tenía sus ojos centrados en ellas.

Con premura avanzó hacía el borde del camino sin perderlo de vista por si sus sentidos le habían engañado o si se trataba de un ardid de un hechicero para engañarlos. Mientras su mano derecha agarraba una piedra su mano izquierda sostenia su espada por si la necesitaba.

Merkus se levanto sin hacer ruido, con mucha calma, como si tubiera todo el tiempo del mundo. Y no era el caso. Pero sabia que no habia que precipitarse. Quines quisieran que estuvieran acercandose no ivan a usar el factor sorpresa, y ellos podian tenerlo a su favor si guardaban el debido silencio.

Se coloco cerca de la cabeza del mago, pero aun no lo desperto. Si no eran enemigos, preferia que descansara toda la noche, para que al dia siguiente fuera tan poderoso como debia.

Respiro muy lentamente y con profundidad. Nada de acerlerar el pulso ante una posible batalla. Evidentemente se estaba conteniendo, pero era mejor asi. Estaba seguro de que sus ronquidos podian oirse a cierta distancia, y de esta manera seguia dando la impresion de estar durmiendo.

Agazapado y en cunclillas sobre el mago y con la vista puesta en toda la zona, evitando donde se encontraba su compañera, siguio el curso de los acontecimientos.

Vamos, acercaos de una vez

Un onírico mago se preguntaba cuando conseguiría dormirse, estaba acostado en una enorme y circular cama, llena de cojines de todos los colores y mantas de todos los tipos de sedas.
Su cabeza reposaba sobre los dos enormes pechos de una dondella peliroja y pecosa, esbelta y tan guapa que le quitaba la respiración... la doncella dormía y solo sus caballunos resoplidos la alejaban de la perfección.

Poco podría saber el onírico mago de la habitación en la que se encontraba ya que la cama estaba franqueada por continas que nacían a los pies de la cama y colgaban de un techo inverosimilmente alto.

Una elfa oscura, también desnuda y de cuerpo amazónico entró por un pliegue de la cortina y se acercó gateando a el, sin llegar a tocarlo pero con su cara muy cercana a la suya. El mago inhalo el dulce aroma de la elfa y tosió, fue también una tos onírica que reverberó en que el verdadero mago cambiara de posición para no recibir el horrible aliento de la elfa.

De esta manera el mago onírico se acomodó para seguir viendo como entraban por un lado las doncellas y mientras caminaban gracilmente por la cama se iban desnudando hasta que cuando estaban completamente desnudas salían por otro pliegue de la cortina situado en la parte opuesta de la cama.

Y el pobre e insomne mago iba contando doncellas, intentando dormirse, ochoientas, mil, mil quinientas. De vez en cuanto en vez de una doncella salía su padre, con su túnica oscura y cargado de libros.

Hijo, no se para que te sirve ser tan listo si nunca piensas las cosas. Sentenciaba antes de ser tragado por una horada de cojines.

De esta manera, mientras el mago de sus sueños suspiraba cansado mientra onservaba el contorneo de una doncella rubia, pensando cuando conseguiría dormirse -totalmente ajeno a que el mismo era un sueño- el verdadero mago dormía felizmente, suspirando sintonizadamente con la respiración del caballo sobre el que dormía.

Mientras merkus observaba el plácido sueño de su compañero moravius alfren avanzaba agazapada hacía el borde del camino y le hacía un gesto a su compañero para que mantuviera la posición. Sin duda no quería correr el riesgo de que una fuerza superior los atrapase sin darles tiempo a reaccionar aunque en el caso de merkus era poco probable que decidiera huír.

Encorbada y camuflada entre la oscuridad del lugar cubierta con su túnica de viajero alfren apenas resultaba visible y confiaba en que unos viajeros presurosos en mitad de la noche no se fijarán en ese extraño bulto que había en el borde del camino.

Bathalias aguzó el oído e intentó aislar todo lo que le molestaba. Ignoró el sonido de los cascos de los caballos, el tenue arrullo de los pájaros y el creciente sonido nocturno que ronroneaba en el bosque.

Ailara... Dónde estáis?

Entre la oscuridad del lugar , tus ojos se fijan en un extraño bulto que había en el borde del camino.Esta oculto entre los arboles que bordean el camino.
 

Oculta entre tu tunica y la niebla, rodeada de la espesura del bosque, observas como uno de los dos jinetes, se fija en tu presencia. Algo en esa figura te es familiar. Unas puntiagudas orejas, despuntan a traves de un seco cabello.

Al escuchar la llamada de Bathalias, agudiza el odo para intentar discernir la dirección por dónde debe estar el elfo.

-Vamos a ver por dónde nos encontramos.-

Una vez orientada, volvió a silbar de nuevo, intentando llegar sólo hasta esos oídos amigos, sin despertar recelos en el resto de animales del bosque... o soldados emboscados, claro está.

Alfren se pone en pie al distinguir la voz y las facciones del jinete.

¡Eh! ¡PARAD! ¡AQUI! - pese a todo tanto alzo demasiado la voz pues en la calidez de la noche los ruidos se propagaban demasido rápidamente y más lejos de lo habitual.

Vaya, al menos hemos conseguido reagruparnos con estos dos. Ya solo nos falta ailara para volver a cerrar el circulo. Tal vez aún podamos conseguirlo...

Bathalias frena su yegua y lanza una mirada al extraño bulto que se escondía entre los matorrales. Alfren! -exclamó al verla, con una sonrisa en la cara- Mira Antor, parece que los hemos encontrado!

Tras acercarse a ellos, baja de la yegua y le palmea el costado con afecto. Creo que por hoy ya has corrido suficiente. -le susurró para que se relajara. Entonces dedicó su atención a sus compañeros, preocupado por ellos. Se dió cuenta de que no estaban ni Moravius ni Ailara, aunque se preocupó por ello, las explicaciones llegarían a su debido momento.

Adentrémonos un poco en el bosque, será mejor que hablar enmedio del camino. -les dijo a sus compañeros mientras se metía en él con ellos. Miró otra vez alrededor, buscando a los demás- Y contadnos que ha pasado. Vimos nuestra mula sin el cofre y nos temimos lo peor... Y Ailara y Moravius?

 A la voz de Bathalias, Antor giró su caballo y se dirigió hacia donde señalaba su amigo. Bajándose casi sin esperar que parase de su montura, Antor comenzó a hablar rápidamente - menos mal que os hemos encontrado pero, ¿dónde están los otros? - el sentimiento de culpa se reflejaba en su voz - viejo estúpido, has puesto a tus compañeros en peligro cuando no fue necesario, y todo por intentar ayudar a quien no lo necesitaba - después de tantos años, aún seguía cayendo en los mismos errores que le hacían tener más de un problemas.

Después de sujetar a su caballo y acercarse junto a Bathalias, avanzó por el bosque atento a lo que su amiga le tenía que contar.

Agudizas tu oido y el resto de tus sentidos, intentando descubrir la procedencia del toque de Balhatias, cuando aparece tu animal de compañia,, pudiendo observar como sus patas estan cubiertas de barro. Tras reanudar la marcha al encuentro de tus compañeros, te vas acercando al camino, donde la niebla parece espesarme de un modo inusual. Tus oidos captan voces, aunos metros, adentrandose en la frondosidad forestal. Con cautela te aproximas, lentamente, donde distingues tres figuras y dos monturas. Tu lobo no gruñe, solo camina pegado a ti. Parece estar familiarizados con ellos.

Esperaba una buena batalla al fin y al cabo, de hecho la necesitaba ya. Pero su sorpresa al ver llegar a sus compañeros y verlos sanos y salvos, fue mucho mejor que la pelea que estaba deseando.
El guerrero se alegro y se acerco a sus compañeros, se alejo del hechicero y clavo su espada en el suelo.

Con un gesto les hizo bajar el volumen de la voz. Pues el arcano compañero necesitaria el descanso mas que cualquier otra cosa.

Bienvenidos compañeros. Hay cosas de las que hablar. Pero sentemonos y agamoslo con disimulo, pues Moravius intenta recuperar sus fuerzas.

Se sienta en el suelo, cerca del pequeño hoyo que habia excavado toscamente en el suelo para hacer la vez de cama.
Saca algo de comida, y se la tiende a sus compañeros.
Esperando que estos se sentaran, y conpartieran con el los resultados de su parte de la aventura.