Partida Rol por web

Bathalias, que se cayó al romperse la cuerda con la que tiraban, se levantó a toda prisa con cara de desesperación. Ve los intentos de los presentes para sacar a Moravius y Alfren del lodazal y no sabe como ayudarlos. Ailara pone las manos en el lodazal y se concentra, supone el elfo, para lanzar alguna especie de conjuro. Y eso le da una idea a Bathalias. Aunque en ese momento, Moravius usó el poco poder que le quedaba para mutar su vara en un árbol por el que podrían trepar. Pero se desmayó de repente, así que Alfren lo tenía dificil en salir de ahí si el caballo continuaba hundiéndose.

Decidido, Bathalias se aproximó al lodazal y hundió sus manos en él. Se concentró, al igual que Ailara, pero siendo consciente que no lanzaba un hechizo des de hacía centúrias. Pensó un instante en su mujer, bella y inteligentísima hechicera que le enseñó lo que buenamente pudo de sus arcanas artes. Se concentró en ese recuerdo para darse fuerzas y visualizó las arenas movedizas, frías y pastosas. Tierra, móvil como el agua... -musitó para sí mismo, mientras murmuraba entre frase y frase las palabras necesarias- Házte dura como la roca e impide esta desgracia!

Y en ese instante, apretó y hundió aún más sus manos en las arenas.

Mientras sus compañeros salian a la caza de esencias magicas para salvar el escollo fatidico que sus compañeros estaban viviendo Merkus penso en un par de alternativas, pero antes de poner el practica cualquier de ellas, el dichoso mago ya habia creado un puente de madera entre ellos y los caballos.

Segun el tronco se hacia mas grande, no se planteo mas que hacer.

Con un habil movimiento corto de cuajo por los extremos las riendas de su montura y salto con gracia hacia atras. Las riendas tenian una longitud apreciable, y era mas que suficiente para lo que iva a realizar.

De un par de zancadas se encaramo a la nueva estructura de madera que hacia las veces de puente. Con agilidad y presteza ato un extremo de las riendas a una de las ramas que brotaban, y con el crecimiento de esta, se tenso atandose firmemente, quizas tan firmemente que luego no podria sacarla de alli, pero eso no importaba en esos segudos.

Tomo aire con una gran bocanada, lo que dejo un sabor de queso prodrido en sus entrañas, ese aire viciado lo recubria todo como una fina capa de la mas oscura negrura. Era como estar en un pozo sin fondo.

Con los brazos y las piernas recubiertos de una fina capa de sudor, helado por el lugar en el que se encontraban que hacia se sintiera pegajoso. Camino con cuidad por el tronco del arbol recien nacido.
En ese momento se pregunto cuanto duraria el encantamiento, pues el mago caia pesadamente insconciente. Si se desacia sobre sus pies serian tres los atrapados, pero bien merecia la pena jugarse el tipo.

Se deslizo hacia sus compañeros, el animal sobre el que ivan se movia demasiado para hacer la tarea facil.

Alfren, agarrate a mi. Yo tirare de ti y de Moravius.

Su plan era sencillo a rabiar. Para asegurar que no caerian, se estiro agarrado a la rienda que habia atado al tronco, y con el otro brazo tiraria de sus compañeros hacia el tronco para ponerlos a salvo.

Noto en ese momento de tension como una gota de sudor, ese tan incomodo, que recorria sin prisa y con molestia de su frente a su ojo derecho. Parpadeo con insistencia y sacudio un poco la cabeza.

Tenia que sacarlos de alli.

¡Vamos!

Grito con desmesura, imprecando a su compañera para sacarla del atolladero, no queria perder a nadie en aquellas pesimas condiciones.

el cansancio se apodera de ti, observando como la oscuridad te acoge en su seno, de repente te encuentras sumido en na horrible pesadilla, aquella que habias enterrado en las profundidades de tus pensamientos, encerrandola...

 Después de caer junto a Bathalias, Antor se levantó con la misma presteza que su amigo elfo. Era viejo, pero su destreza seguía siendo envidiable.

Mientras el resto de sus compañeros actuaban cada uno por su cuenta, Antor no fue menos y empezó a atarse una de las cuerdas a su cintura.

Cuando levantó la cabeza, vió como Merkus estaba avanzando lentamente por el árbol en el que Moravius había convertido su bastón - tranquilo, amigo, vas bien, por ahí. ¡Cuidado con esa rama! Sí, sí, con calma pero sin pausa - aunque él estaba preparándose para saltar hacia sus compañeros en apuro en cualquier momento, tendió el otro extremo de la cuerda hacia Bathalias y Ailara - tomad, por si tengo que ir detrás de Merkus - les dijo, y se mantuvo espectante ante la maniobra del bárbaro presto por si hacía falta ayuda.

De golpe se encontró lejos del pantano, de sus compñeros, de la misión. Es más, por que estaba pensando en gente que no conocía, y en lugares que no había estado nunca.

Una jovencísima Ailara volvía exitosa de una misión diplomática entre hadas y leñadores, mas al acercarse a su arboleda se encontró con un paisaje dantesco. Pues todo su poblado había sido reducido a cenizas.

Al acercarse, se dió cuenta que no había supervivientes, y eso la sumió en una profunda desesperación.

-No queda nada, todo se ha acabado.-

Al volverse de espaldas se percató en algo que se le había pasado por alto. Un grupo de personas aún estaba cerca de su hogar, con el semblante oscuro de quién acaba de perpetrar una atrocidad.

-¡Malditos! Ellos han acabado con todo lo que siempre he amado.-

Ailara intentó esconderse, huir, o simplemente pasar desapercibida, pero una de las figuras la escrutó con sus insondables y oscuros ojos, y con un geso de su mano, hizo aparecer una serpiente que casi le muerde en el rostro.

Ante este último gesto, Ailara se levantó de un salto, retrocedió un par de pasos y se puso en guardia.

-¡ATRÁS BASTARDO!¡Ni se te ocurra tocarme!-

Silbó a Mazgul para que la ayudara a defenderse, y amenazó con el bastón a los presentes, con los ojos llenos de lágrimas y rabia.

-Iros ahora mismo de aquí, o no veréis salir de nuevo el sol. ¡AHORA!-

Moravius cae presa del cansancio, tras fortmular el conjuro, desplomandose en los lomos del caballo, mientras Bathalias introduce sus manos en el fango, y tras surgir un brillo de su interior, el fango comienza a endurecerse en torno a la montura, impidiendo que esta continue hundiendose, Cuando Merkar, conlas indicaciones de Antor, sujeto de un brazo, escala el tronco hasta intentar poder alcanzar , los de la joven guerrera, que sostiene a Moravius, en su intento de salir de aquellla trampa morta, aunque parece tener la mente en otro lugar.

De repente, a la espalda de los guerreros, la joven druida,grita, mirandolos, con los ojos rojos, presa de una ira, con su animal en posicion de combate, frente a ellos,aunque algo desconcertado por las ordenes de su ama, dispuesta a enfrentarse a los que son sus compañeros...

Moravius observó como Merkus cogía fuertemente a Alfren y la sacaba de encima del caballo para luego, entre ambos, salir poco a poco del cienagal por encima del tronco.
Sonrió para sus adentros, había una posibilidad. El mago apenas podía moverse por el cansancio pero aún así seguía los movimientos de sus compañeros al igual que sus palabras.

Ya hemos sacado a Alfren Dijo Merkus al grupo ¿Que hacemos con el mago y el caballo? Sus compañeros miraron a Bathalias, el cual caviló durante un momento. A Moravius podemos dejarle ahí, total si no puede hacer más conjuros no nos sirve de nada. Lo que sí es una lástima es perder al caballo, pero la vida es así.

Alfren suspiró aliviada Ya era hora, no veía el día de que nos deshicieramos de ese pervertido inútil.

Antor sonrio Quizás como último favor podamos clavarle algunas flechas, para acortar su agonía y que no muera ahogado.

Todos rieron, salvo Ailara Estoy preocupada, ¿y si a la madre naturaleza se le indigesta el tragarse ese despojo humano? Lo que antes eran risas ahora estallaron en algo más demente, sucio y burlesco.

El mago estaba petrificado, varias lágrimas caían por sus mejillas. Hubiera dado su vida por ellos gustosamente ¿Porque lo trataban así? Siempre había pensado que sus compañeros eran diferentes y que lo aceptaban incluso siendo un mago, incluso siendo como era: Morávius.

Un profundo dolor atenazó su corazón y le robo las ganas de vivir. Ahora que había visto el verdadero rostro de sus compañeros, sus amigos, aquellos a quién el había querido como una familia, ya no le quedaba nada por lo que seguir en ese mundo.

Moravius, todavía inconciente y con las mejillas llenas de lágrimas dejó de luchar, aceptando su destino y entregándose al pantano.

La tierra bajo los pies del animal se volvio solida. Alzo a alfren para que se quedara de todas formas en el tronco. Y sin mediar tiempo alzo a Moravius hacia el troco. Fue con el en los brazos, como quien lleva un fardo cuando Alira porrumpio con unos gritos, que decia gritos, amenazas.

No le vei la cara desde donde estaba, pero tampoco le hacia falta, estaba seguro de que era parte de algun tipo de embrujo.
Supo desde que aceptaron la mision, que el pantano seria el verdadero enemigo. Ni los atacantes de Neomen, ni tal vez las bestias de la Bruja, un pantano era siempre, un dificil desafio.

Habian sobre estimado sus capacidades y su aguante. Solo por huir de una batalla, y eso ahora les estaba costando mas caro de lo que parecia.

Ya con Moravius bien sujeto al tronco. El se dejo caer, y volvio la mirada a hacia la druida. Parecia fuera de si, como si fuera solamente un espectro de la mujer que era. El lobo la acompañaba, pero tantos años viajando con animales, le daban la experiencia para pensar que el animal estaba tan contrariado como el.

Ella los amenzaba. Fuera lo que fuera que le pasara por la cabeza a la chica, no era un buen augurio.

Bathalias, dime si es una encanto o es la mismisma bruja en persona. Porque si ataca no podre contenerme demasiado.

Tras endurecer la ciénaga en la que Alfren y Moravius se hundian, Bathalias levantó la mirada con cara de satisfacción. Al menos esto les ayudará a aguantar ahí, mientras no encontremos el... -pensaba el elfo, mientras se levantaba, aunque la mirada de Ailara lo paró en seco. Aún debilitado por la falta de práctica, Bathalias ni pensó en secarse sus embarradas manos. Se acercó a Ailara, aunque a una distancia prudencial ya que Mazgul también parecía confundido.

Ai... Ailara, que te pasa? Somos nosotros, tus compañeros! -le dijo con calma, aunque con el ceño fruncido debido al extraño comportamiento de la humana. Lo que le pareció más raro fue el comportamiento del lobo, como si no entendiera la situación en un principio- Ailara, soy yo, Bathalias!

 Mirando perplejo a la joven, Antor se volvió hacia ésta - pero, pequeña florecilla - dijo haciendo referencia al apodo con el que cariñosamente se refería a la druida - ¿qué te pasa?, si somos nosotros

Luego miró al lobo de ésta y le comentó - Mazgul, dile a Ailara que somos nosotros, que tenemos que salir de aquí lo antes posible

Tras esto, continuó ayudando en el rescate de sus compañeros.

Viéndose acosada, superada en número, y seguramente en poder. Ailara vió que sólo había dos opciones, bien vender cara su vida y vengar la muerte de sus amigos, o huir e intentar rehacer su vida y posponer su venganza.

Con rápido movimento, trazó un arco con su bastón buscando la cabeza del ser que la amenazaba desde más cerca.

-¡MUERE!-

Después del ataque, dió media vuelta, llamó a Mazgul y echó a correr hacia el bosque, allí donde ella se encontraba a salvo.

La oscuridad se cernía a su alrededor y algo se movía acechandola. Alfren dispuso su mano hacía su espada pero no estaba en su lugar, y lo que es peor no llevaba su armadura ni ningún otro arma. Estaba desprotejiga ante un peligro que se cernía a su alrededor.

Esto debe ser una prueba para convertirme en caballero de Airys. Superar un peligro sin armas ni armadura, muy agudo. Pero no voy a fallar...

Concentrandose a su alrededor cerro los ojos para no ver lo que no podía ver y en su lugar se centro en sus otros sentidos, sobretodo el olfato y el oído. La maldad del lugar se había hecho fuerte aquí pero pese a todo ella seguía sintiendo una llama en su interior, su ganas de vivir que luchaban por seguir adelante incluso cuando la situación se complicaba y empeoraba.
Poco a poco percibió un olor maloliente similar a una fruta podrida detrás suya pero sabía que eso no era lo importante pues había algo más ahí fuera. De pronto sintió un movimiento por su derecha e instintivamente alargo el brazo hacía allí, a continuación percibió un atisbo de luz y sintió el contacto con un brazo vigoroso que le resultaba familiar.

Mientras merkus la sacaba del barro observo como este se hundía lentamente en el barrizal pues a su peso se unía el de las dos persnas rescatadas. Aún pese a la magía de bathalias el tronco seguía hundiéndose aplastando la tierra.

Que triste, por salvarnos a nosotros él va a morir en nuestro lugar - pensó alfren que estaba fatigada y con problemas de respiración tras haber estado hundida en el barro. Ni siquiera se percato de lo que estaba ocurriendo con ailara.

Merkus, tras recoger a Moravius, que parece dormido, pero brotan lagrimas de sus ojos, mientras su respiracion parece disminuir, deposita al arcano en lugar seguro, disponiendose a salvar a la guerrera, cuya mirada es de compasion hacia el barbaro, llena de dolor y tristeza, apenada, ajena a lo que sucedia en realidad, sumida en un mundo ajeno, que parecia que solo se vivia en su mente. Antor que se disponia acercarse , es atacado por la joven druida a su espalda, la cual grita, como poseida y llena de furia,. Tras lanzar el golpe, sin quedarse a mirar que sucede, sale corriendo, adentrandose en las profundidades del bosque, seguida de su animal. Balhatias, que se ocupa del arcano y su estado, mira perplejo la situación...

Te adentras en el bosque que cruza el pantano, corriendo, pues seguro que te persiguen, cuando Mazgul, que corre a tu lado, se detiene y empieza a gruñir, alertado por alguna presencia. De entre los roidos y humedos arboles, surgen unas criaturas, descendiendo de sus ramas,tienen la piel de un color ceniciento y con un aspecto húmedo, son altos y fibrosos, carecen de pelo y nariz (respiran por dos
orificios entre los ojos) y tienen las orejas puntiagudas. Sus manos acaban en unas horribles y afiladas uñas metálicas.Sus ojos rojos, brillan en la noche, amenadores ante ti, mientras de sus extrañas bocas, relucen dos colmillos, y la baba resbala por ellos.

Tras ellos una presencia, que no alcanzas a ver, que parecen proteger, mientras sus movimientos les van acercando hacia tu posicion...

-Parece que mi jardin, nos trae visitas..pobre niña, atrapada por la maldad de este lugar.

Una hermosa mujer surge, abriendose paso entre los aparecidos, que van abriendose a los lados,. Un sinuoso cuerpo, sus ojos, dos ascuas rojo sangre, sin pupila, denotan su pacto infernal. El resto de ella ejerce una maligna seducción. Su cuerpo vestido de ricos brocados negros, su largo cabello ala de  cuervo, su tez pálida... uno sabe que es perversa, malévola, pero sigue sintiendo su fascinación.

-Tu debes ser una de las personas que mis esclavos han visto penetrando en este lugar, y sin duda has sido atrapada por las pesadillas del pantano.

Desplaza una mano hacia el oscuro cielo, brillando su palma, disipandose la niebla alrededor de la joven druida, que comienza a despertar de un mal sueño, encontrandose en un lugar, sin ver a sus compañeros.

-No se que pesadilla has tenido- sonriendo- pero espero que no hayas dañado a tus amigos.Vosotrso debeis de ser los que envia el Conde, y segun tengo entendido, traeis algo para mi, lo cual espero por tu bien, que no se haya perdido, pues lo que has vivido ahora, no sera nada comparado con lo que te hare.Pero  ahora sera mejor buscar a tus amigos, y marcharnos de este lugar, si mi pantano ha jugado contigo, tan joven, si tus compañeros son mayores, sus pensamientos seran peores, deben estar viviendo su peor pesadilla, y para el que la vive es real, muy real..

Hasta mazgul retrocede ante la presencia de la mujer, la cual mira al animal sonriendo. Tu mente vuelve a la realidad, mientras la niebla se disipà conferme avanza la mujer, como sintiendo que no debe interponerse en su camino. Los secuaces la acompañan, hasta llegar a tu altura, donde la mujer te mira. Comienzas a recordad, como un sueño, que has golpeado a tus amigos, que has corrido, pero las muertes eran tan reales...

Todo lo vió claro ahora, Ailara enrojeció de ira y verguenza por lo que había pasado, y aunque un miedo surgía de lo más profundo de su ser, se obligó a levantar la mirada y a no mostrarle a la bruja su terror.

-Si éste es tu territorio, bruja, nuestra misón concluye aquí.-

Dió un paso adelante en el momento que pronunció "bruja", en un acto de osadía que podía costarle caro, pero que, en honor a sus compañeros, debía hacer.

-¿No era oro lo que codiciábais? Pues os lo hemos traído hasta el pantano, no es faena nuestra traertelo a tus pies.-

Aguantando la respiración, dió media vuelta para volver con sus compañeros y salir de ese sitio de pesadilla para siempre jamás. Y dándole la espalda a Sarcces le dijo con todo el rencor que tenía dentro, por haberle hecho recordar esos acontecimientos.

-Construiros una muralla de oro, si os place. Pero juro por mi familia asesinada que no os dejaré entrar en mi bosque. Hasta nunca.-

El gigante de musculo. LLeva a la guerrera en brazos, preguntandose que demonios le pasaba a el mundo en aquellos angustiosos instantes.

La locura se habia apoderado de todo su grupo. La cabeza de la gente estaba empezando a fallar y se sorprendia a si mismo preguntandose que seria de el si estubiera loco.

Pero la realidad es que si fuera un sueño, o una pesadilla, locura o mundo espectral, Merkus seguiria siendo quien era, lucharia por lo que creia con toda la fuerza y la voluntad de la que disponia. Seria fiel a si mismo, a la imagen que el mismo tenia sobre si.

Dejando a la guerrera en tierra, a salvo de las arenas que instantes antes casi se la tragan, se vuelve hacia sus compañeros.

¿Alguno mas se esta desquicieando con toda esta locura?, ¡ahhhhhhhh!

Despues de preguntar solto un poderoso grito. Era como si desafirara al mismisimo pantano a enfrentarse a el. Pero queria que la lucha se desarrollara en su terreno. Que fuera algo fisico, que sangrara y tambien tubiera miedo de morir, no simples embrujos y vedadas ilusiones. A esas cosas no se podia enfrentar, y eso le frustraba. Por eso desafio a la locura, al pantano y a la poderosa bruja con aquel grito. Como si gritar, quizas le devolviera a la realidad.