Partida Rol por web

Tributo de Sangre (VIII)

Heraldos de Paz

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20/01/2009, 22:41
Director

Todo el grupo se preparó a consciencia para la misión que iban a realizar. En el mapa estaban bien indicados los dos caminos que seguirán los hombres del conde y vuestro grupo. El Capitán Neomen partió ya hace una hora, abriendo camino, para que los enemigos del Conde Nesvind vayan a por ellos y que vosotros tengáis via libre.

Dos soldados abrieron las puertas del castillo y todos vieron el camino que sale desde el castillo. A un kilómetro, el grupo vio como el camino se bifurca. En el mapa estaba todo claro. El camino de la izquierda es el camino que tomó el Capitán, el de la derecha es el vuestro, donde pasaréis entre los enemigos del Conde...

Es hora de viajar... otra vez.

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21/01/2009, 15:04
Antor PielGris

ya habia pasado la cena un poco cortada por aquel tema de la marca, finalmente y poco o poco se hiba acercando la hora de cumplir nuestra mision, unos cuantos preparativos se concretaban para que nuestra mision al menos en principio no tuviera inconvenientes de nuevo las puertas de las aventuras se habrian ante nosotros, para que salieramos a conquistar otra mision.

Sin embargo algo me aturde aun, seria todo tan facil si no tuviera esta cosa mucitava entre dientes mientras miraba su marca en el dedo y se sonreia como siempre solia hacerlo ante una buena oportunidad

bueno compañeros, tomemos pues el camino, ya veremos como juega sus cartas el destino

 

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21/01/2009, 16:15
Bathalias de Emdelis

Mientras la comida daba paso a los preparativos, el hijo de Emdelis observaba como la druida cogía la comida para la loba preocupándose más de su fiel amigo que de ella misma, puede que no seamos tan distintos pequeña Ailara, y se ocupó de coger comida extra para el viaje de la que estaba a su disposición encima de la mes. Algunos podrían tacharlo de mendigo, pero quien ha padecido hambre y penurias alguna vez en sus años se acostumbraba a hábitos no muy protocolarios y Bathalias había padecido hambre y penurias en sus siglos de vida.

¿Quien tiene derecho a decirme lo que está bien o mal?- pensaba mientras metía en un pequeño saco algunas viandas- ¿Quien se cree capaz de juzgar a un viejo elfo como yo que ha visto tantos amaneceres?

Otra vez esa sensación. Una especie de Vértigo se apoderó de él. Soltó el pequeño zurrón que sostenía con al mano izquierda y se apoyó en la mesa, la otra mano la apoyo contra un lado de la cabeza. Sangre, un caballo, dos hermanos peleando, una puesta de sol en una montaña, risas, un beso, dos perros ladrando... Las imágenes de recuerdos pasados y desordenados estaban a punto de desbordarlo cuando cesó tan pronto como había llegado. Mientras se llevaba el dorso de la mano a la frente para secarse el sudor, miraba a sus amigos esperando que nadie le hubiera visto. Recogió de nuevo el saco y acompaño al grupo fuera.

Una vez en el patio se dedica a sumirse en sus pensamientos, repasar, pensar, calcular, acción. Repasa el equipo, repasa las monturas, repasa las correas de todas que estén bien sujetas, repasa el mapa… Piensa en la misión, piensa en la ruta, piensa en que hacer con el dinero, piensa en su amada… Calcula las provisiones, calcula los días de viaje, calcula la ventaja que dará la distracción… Acción.

Se sube al caballo con un movimiento fluido y se yergue sobre el caballo, mientras la druida nos acribilla a preguntas, la puerta se empieza a abrir y antes de contestarle se toma un respiro para disfrutar, sonríe mientras espera esa brisa golpeándole la cara, el viento de un nuevo día. No puede evitar lanzar una ojeada hacia atrás para comprobar como todos se están poniendo en el orden de marcha que hace mucho tiempo establecimos, aunque se quejen que les trata como niños no puede evitar decirles las cosas aunque saben perfectamente como hacerlas, no puede evitar repetirlas. Vuelvo la cara a la puerta ya abierta y cojo aire. El viento deja de soplar. La llanura se extiende ante nosotros inhóspita y extraña. Los guardias nos miran interrogativamente. Se oye un cuervo graznar en la lejanía.

-Ponerse en orden de marcha y vamos- digo con gesto serio mientras me giro a mis compañeros- a trabajar.

Maldita sea lo he repetido.

 

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21/01/2009, 17:29
Ailara Sotobosque

Ailara guardó de nuevo el documento que les había facilitado el hechicero y oteó el horizonte. La encrucijada de caminos no dejaba lugar a dudas. El grupo del capitán había tomado el lado izquierdo. Las pisadas de los caballos y de los soldados de a pie habían removido la tierra y aplastado la vegetación de alrededor. No iban a ser especialmente cuidadosos si realmente pretendían hacer de señuelo. Era el grupo de aventureros el que debía cuidar sus pasos, el que debía cuidarse de llamar la atención o dejar demasiadas huellas por el camino.

Aún no había visto el mapa, pero la druida esperaba que si bien había dos caminos por los que salir, el camino del Capitán fuera el más lógico a seguir o sospecharían de sus intenciones de dar esquinazo. Lo cual hizo que otra duda retumbase en su cabeza: -¿Si ellos van por el camino lógico? ¿el nuestro es un largo rodeo? ¿El nuestro es el camino lógico? -Esperaba también que pronto se resolvieran esas cuestiones por boca de Alfren que seguía mirando muy interesada el mapa. Si no, tendría que mirarlo ella y ver por donde se suponía que debían ir.

Miró a su lado y allí estaba Mazgul, aún se relamía el hocico después de haber comido. Caminaba más erguida y más altiva si cabe. Orgullosa de haber comido y de poder estirar las piernas. No era animal de estar encerrado precisamente. Una loba nació para estar en el campo y allí era donde estaban. Ailara sonrió y se tocó el anillo inconscientemente. Poco a poco se fue acostumbrando a su tacto, aunque no olvidaba que no era una joya lo que portaba. Asintió a las palabras del elfo y emprendió el camino.

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21/01/2009, 18:43
Alfren Niubar

No he comido, prefiero hacerlo mas tarde, me mantendra mas en vela y en una completa sensacion de tension, es algo que he aprendido en todo el tiempo que llevo siendo aventurera. Salgo detras de la pequeña druida mientras observo la comitiva que tenemos delante y lo que tenemos que proteger, si es pesado pero tambien puede ser livaino si supieramos... Realmente estara dentro ese dinero dentro de esa caja que codiciaran todos y cada uno de los ladrones de la comarca en este momento en que saben que salimos, cuantos habran muerto por conseguir ese dinero y cuantos mas deberan morir por conseguirlo o simplemente por poder rozar con una de las yemas de sus dedos uno de las monedas.

El suficiente pequeña, el suficiente  sonrio mientras miro el mapa aunque la verdad no me gusta nada lo que veo, lo sigo observando y guardo en mi cinturon al salir al exterior.

En el patio miro a los soldados como seran el señuelo que los dioses los protegan, asi mismo tal vez de lo mismo pues si nos vigilan sabran que alguien mas salió después con el verdadero cofre o que también es un señuelo. Me acerco al caballo que llevare, acaricio su cuello con suavidad mientras cojo las riendas y las echo hacia atras, con un gracil salto subo, sujeto las riendas con suavidad esperando en mi lugar, mientras salimos miró al cielo por si hubiera algo mas que un cuervo en el aire o si las aves tuvieran un vuelo extraño.  Dos caminos, mucho me temó que no nos volveremos a encontrar capitan, creo que el destino os ha elegido otro muy distinto del nuestro, los dioses quisieran que me equivoce. Una rafaga de viento movio el pelo un segundo hacia delante como indicando el camino que debó seguir.

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21/01/2009, 19:42
Merkus

Una vez que todos se tranquilizaron, incluido Merkus, éste se dirigió a la mesa, dispuesto a comer y beber todo lo que pudiera. Tras un rato el recuerdo del anillo se iba esfumando de la mente del bárbaro conforme se esfumaban también las viandas de la mesa.

Tras la opípara comida, todos se prepaparon para marchar tras la salida del capitán Neomen y cuando Bathalias dió la señal de marcha, Merkus, obedientemente, se colocó en su lugar en la formación, protegiendo la retaguardia.

Interiormente, Merkus se sentía dichoso, pues por una vez no había metido la pata en lo que al trato con el sexo opuesto se refiere y, además, se había ganado un beso. Con ésto en mente y una expresión pensativa en el rostro Merkus siguió a sus compañeros...

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21/01/2009, 21:19
Moravius

 

Pasó en vano las páginas de su libro intentando encontrar respuestas para sus preguntas. Se sumergió inútilmente en los abismos de su memoria buscando conocimientos adquiridos durante su aprendizaje pero, por más que lo intentó, no descubrió nada. Solo una cosa supo: el poder la magia empleada en la conjuración de los anillos estaba fuera de su alcance, más hayá de lo que sabía, más allá de lo que podía hacer. Mientras la mayoría disfrutaban de la comida él estuvo dando vueltas una y otra vez a las mismas cuestiones intentando ver si cambiando el punto de vista o profundizando más descubría lo que necesitaba. Tan obcecado estaba en la tarea que él mismo se había impuesto que hasta que no la dio por imposible no cejó en su empeño y aun así continuó pensando en ello.

Para cuando se reunieron todos en la explanada la sensación de frustración que había nacido cuando el sentido común ya le decía que lo que intentaba no era posible se encontraba en su punto álgido: un repugnante sabor amargo que unido a su estómago vacío y a la sensación de llevar el anillo en un dedo donde nunca había llevado uno no hacía más que recordarle su fracaso.

-El miedo del Conde a las posibles represalias de la bruja es enorme si invierte tantos esfuerzos y recursos en que el dinero llegue a su destino.- pensó al ver alejarse al capitán que serviría como señuelo ante un posible ataque y volvía a observar el dorado brillo de la alianza. –Si funciona la estratajema del capitán nos ahorraremos muchos problemas.

Poco después les tocó iniciar el viaje a ellos. Montó en el caballo como el resto, e inició el viaje como había permanecido hasta su comienzo, en silencio, pues aun seguía dando vueltas a las causas que le habían provocado aquel recurrente sentimiento de impotencia. Ailara parecía mejor, normal, como solía ser. El arrebato inicial que le había llevado a enfrentarse a ella parecía haber quedado atrás para la joven druida, pero para Moravius no, seguía muy presente.

Llegaron al cruce al poco tiempo, cómodamente sentados a horcajadas sobre sus caballos. Moravius seguía a los que iban primero en la formación, apartando de vez en cuando los blancos mechones de cabello que caían sobre sus ojos impidiéndole la visión. El bastón descansaba sobre su regazo mientras sujetaba con ambas manos las riendas y su mirada, aunque aparentemente al frente, aun seguía situada atrás, en el palacio del Conde Nesvind, donde los problemas sólo habían comenzado.

 

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21/01/2009, 21:34
Director

Con algunas trazas más de tensión de la esperada finalmente se pusieron en marcha, adentrándose en el bosque por el sendero de leñadores que partía lateralmente del castillo. Enseguida fueron ganando altura y el camino les llevó a través de colinas y valles cubiertos por una manta verde de abedules y fresnos.

El día había amanecido claro y despejado, pero con el paso de las horas unas nubes grises se adueñaron del cielo, dando como resultado un techo encapotado que impedía el paso de los rayos del sol. No obstante no hacía demasiado frío, con lo que mientras el cielo no se decidiera a descargar agua la marcha no se haría más incómoda de la cuenta. El canto de los pájaros les acompañaba en su avance como única nota discordante con el sonido de los cascos de sus caballos. Hasta el momento las mulas se comportaban con bastante decoro.

En diversos momentos el sendero se acercaba lo suficiente al camino principal como para que pudiesen observar desde las alturas al contingente del Capitán Néomen que avanzaba paralelos a ellos, en formación cerrada. Fue precisamente en uno de esos momentos cuando percibieron que algo no iba bien. Les llegaron de forma nítida el sonido de los caballos allá abajo en el camino, las conversaciones de los soldados, las órdenes de los oficiales. Pudieron escucharlo todo con tanta claridad porque el bosque se había sumido en un silencio absoluto. La calma era total, únicamente rota por aquella columna que avanzaba por la serpenteante línea amarilla de tierra.

¡Y de repente lo vieron! Desde su posición elevada lograron descubrir un gran grupo de jinetes ocultos en un claro del bosque. Se trataba de un grupo bastante más numeroso que el del Capitán Néomen y estaban completamente equipados para la batalla. No portaban estandartes que les identificaran, pero aún en la distancia, podía descifrarse por sus monturas y sus ropajes que no se trataban de simples asaltantes de caminos. Eran caballeros y soldados regulares, y estaban a punto de lanzarse sobre la columna que avanzaba.
 

Notas de juego

Bien... Si alguno quiere hacer algo, lo que sea, que en las notas de juego o en un mensaje privado, me lo diga, para ver si hay que realizar alguna tirada. ¿Vale?

Black.

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22/01/2009, 15:58
Bathalias de Emdelis

El nómada detuvo su caballo con lo que hizo deternese al resto del grupo. Iban a presenciar una emposcada en toda regla al contingente de señuelo y ellos estaban en posición de coger a los atacantes a su vez por sorpresa. Calculó la fuerza enemiga, repasó los medios de los que disponían y pensó en las consecuencias que podría tener su intervención. tras meditarlo unos momentos llegó a la única conclusión lógica.

-Que nadie se mueva- dijo anticipándose a las reacciones de los más impulsivos del grupo- cada uno de nosotros tiene una misión, y nosotros tenemos que cumplir nuestra parte, no voy a poner en peligro el cofre - y vuestras vidas- si podemos evitarlo.

Podía sonar un poco duro, pero tenían una responsabilidad, por mucho que le apenara que fueran a ser masacrados esos humanos. Quien a hierro vive a hierro muere. Giró de nuevo su caballo para ponerse en marcha otra vez, no quería presenciar esa batalla cuando se le ocurrió que quizas los conocedores de magia podrían hacer algo desde la distancia.  Se giró sobre si mismo y le hizo señas con la mano a la druida y al mago.

-Ailara, Moravius- llamó a sus amigos- ¿Podeis advertirlos de alguna manera?

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22/01/2009, 21:29
Merkus

Ante el súbito descubrimiento de la emboscada que se cernía sobre el capitán Neomen y sus hombres y la consiguiente batalla, Merkus se hirguió en su montura, con un brillo especial en los ojos. Por fin llegaba la oportunidad de machacar cabezas. Pero, justo cuando se disponía a espolear el caballo para dirigirse a todo galope a la refriega, la voz de Bathalias lo detuvo...

Al parecer no iban a luchar, sino a pasar de largo. Acostumbrado a seguir las órdenes del elfo, Merkus se encogió de hombros con una expresión de desencanto y resignación en el rostro.

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22/01/2009, 23:59
Ailara Sotobosque

Seguían por el camino sin más problemas. Ailara empezó a pensar que quizás no fuera tan difícil el trabajo después de todo. Solo había que llevar una mercancía de un lado a otro. Una mercancía muy valiosa y pregonada, pero mercancía al fin y al cabo. Montada en su caballo, con Mazgul de escolta privada seguía en su puesto dentro de la formación. Detrás de Bathalias, por si hacía falta alguien que explorara el terreno o s tenía que mandar a Mazgul a olisquear por los alrededores, estaba atenta a todo cuanto pasaba en el camino.

Tanto fue así, que a cierta altura del camino, divisó al grupo del capitán. El señuelo caminaba de forma paralela a ellos, aunque a unos cuantos metros de altura de diferencia. La altitud era claramente una ventaja, y desde allí podían ver sin ser vistos. Lo preocupante fue cuando pudo ver que un serio problema se cernía sobre el grupo del Capitán. Instintivamente, con la palma abierta, indicó a Mazgul que se agachara y quedara quieta. Detuvo su caballo y atendió a las palabras del elfo, que también se había percatado del problema. No debían meterse en anda, y mucho menos delatar su posición, pero el viejo tenía razón, sería buena idea avisarles de alguna forma si con eso no nos poníamos en el punto de mira.

-Es difícil poder hacer algo desde aquí, pero... -la joven se estrujó el cerebro intentando pensar en las posibilidades que le ofrecía el entorno en el que se movían. Sin duda estaba en su ambiente más propicio, pero... ¿Cómo avisar del peligro sin que el enemigo se percate de ello? Estaba claro que estaban esperando el paso del convoy, así que había que hacer algo para que ellos también se delataran. Perder el efecto sorpresa podía ser determinante, si los guerreros del capitán eran lo suficientemente hábiles con las armas. -podría crear un pequeño temblor, una ligera perturbación en la tierra. Quizás si soy lo bastante precisa pueda afectar solo al grupo que está escondido. Los animales harán ruido, se pondrán nerviosos e incluso si es lo suficientemente fuerte, se volverán contra sus amos con tal de salir de allí. Es el instinto animal de supervivencia. -Miró a sus compañeros por si alguno quería hacer algún comentario y luego miró al mago. -¿Alguna otra idea?

-Merkus, aléjate del acantilado, que no nos vean -dijo la druida mientras ella misma hacía que su caballo se apartara de la zona visible. Se dirigió a Merkus, pero en realidad fue un ejemplo para que sus manos señalaran a todo el grupo con sus gestos. Ató su caballo al árbol más cercano donde no se le pudiera ver y dejó a la loba con él. Luego volvió junto a Bathalias esperando su respuesta. Lo mejor era que solo se expusiera el que probara fortuna. Pasaría más desapercibida una sola persona, si lograban verla, que un grupo a caballo en lo alto de un risco.

Notas de juego

Al final no me respondiste a la pregunta que te hice en dudas :p

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26/01/2009, 09:04
Director

Notas de juego

Aliara, por lo visto no te responden. Si quieres realizar el hechizo, tiras 1D8 + Magia por privado, así roleo lo que pasa. Si no lo quieres hacer, pues... no tiras nada.

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26/01/2009, 09:09
Ailara Sotobosque
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Crear temblor
Resultado: 5(+7)=12

Notas de juego

Me has pillado justo que me iba. No podré poner post hasta las 2 de la tarde o así pero como me has dicho solo la tirada, pues... ahí la llevas :p

Espero que 12 sea suficiente :p

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26/01/2009, 14:23
Bathalias de Emdelis

La cabeza del elfo seguía dándole vueltas a la mejor manera de actuar, sus compañeros parecían estar también en el dilema de seguir sus ordenes o atacar y parecía que no iban a aportar nada en esta situación. La columna se acercaba a la emboscada y había que hacer algo.

-Ailara, inténtalo, se que la distancia es considerable, pero hay que hacer algo ya- le digo a la druida que está a pie al borde del camino- nos quedamos sin tiempo, déjalos al descubierto.

Vuelve a mirar al mago que parece completamente ajeno. El anillo debe haberle trastornado mucho para que tenga la mente tan espesa. Parece estar ensimismado en sus pensamientos.

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26/01/2009, 14:52
Moravius

 

El camino parecía tranquilo. El vaivén con cada paso que daba el caballo, repetitivo, monótono, acrecentaba aquella sensación. En un silencio solo roto por el crujir del suelo al ser golpeado por las poderosas pezuñas de los caballos, algún que otro murmullo de conversación y el cantar de los habitantes del bosque, el hechicero permanecía cabizbajo, meditabundo. Sostenía las riendas con fuerza temiendo perder el control de algo que había creído controlado, aunque pronto confirmó tras divisar en el claro al organizado grupo de asaltantes que si el viaje resultaba tranquilo sería solo gracias a los desvelos del Conde y al sacrificio de sus hombres, unos soldados a los que el secretario había tildado de cobardes.

La vida del capitán y sus hombres peligraba y metiéndose de lleno en la refriega que se avecinaba seguramente no consiguiesen nada. Las palabras del anciano elfo no confirmaron más que lo que la mayoría pensaba y con autoritario gesto dio la orden de que no atacaran. Bajó del caballo, bastón en mano, cuando su presencia fue reclamada, no sin dejar antes a la montura bien atada.

- Si la emboscada tiene éxito descubrirán que su cofre solo guarda fruslerías y que lo que quieren lo llevan otros a su destino por un camino distinto al que los guardias han seguido.- Antes de correr junto a Bathalias y Ailara se acercó taciturno a la carga que llevaban. El cofre era pesado y aunque los caballos que de él tiraban eran fuertes, les retrasaba. – No tardarán en descubrir, por sí mismos o sacándoselo a un moribundo guardia, el camino que nosotros hemos tomado.- pensó mientras respondía a la llamada del elfo -Nada les impide galopar hasta darnos caza una vez lo sepan.- Llegó a tiempo para escuchar las explicaciones de la druida y lo hizo con atención, pero no la miró una sola vez a la cara.

Aun rumiaba sobre las consecuencias de aquel encuentro cuando dejó escapar lo que en aquel momento le rondaba. –Hay que reducir su número o retrasarlos lo suficiente para que no puedan alcanzarnos.- masculló viendo ya derrotados al capitán y sus guardais.

Permanecía en cuclillas para que les resultase difícil verlos. - Espera, espera.- susurró viendo que daba por buena la propuesta de Ailara. –Creo que en esta tarea es más útil la magia arcana.- replicó recuperando la viveza que lo caracterizaba y que había sido sustituida por un reflexivo silencio desde el incidente que había tenido con la druida. –Se podría avisar solo al capitán y sus hombres sin que los caballos de los asaltantes y sus jinetes se percaten de nada extraño- dijo pensando en el temblor que también podía asustar a los caballos y avisarlos. –Si tuviera un objeto que perteneciese, o en algún momento hubiese pertenecido al capitán, algo con lo que tuviese un fuerte vínculo, una Conexión Arcana, podría usar mi magia sobre él sin importar lo lejos que estuviese...- el tiempo jugaba en su contra y decidió que no era momento de darles clases de Teoría Mágica. –… pero no fui lo suficientemente previsor. Por suerte desde esta altura puedo verlo y mandarle un mensaje que solo él, o también sus hombres, escuchen.- desde aquello posición se fijó de nuevo en el numeroso grupo de hombres que en el claro esperaban, luego miró fugazmente a Ailara, y sonrió.

-Luego hablamos…  

 

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26/01/2009, 16:08
Alfren Niubar

Estoy mas pendiente de otras cosas cuando la voz de Bathalias me saca de mi ensimismacion, miro al frente y lo veo, desearia poder ir yo misma a salvar a esos hombres pèro significaria dejar el cofre a su suerte. Espero mientras deciden que hacer para avisarlos, pero mucho me temo que ya ha sido decidido su destino y que ahora mismo van a caer solo por que el señor pueda cumplir con sus planes. Los dioses los protegan.

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26/01/2009, 17:07
Director

Ailara se concentró y lanzó un hechizo para que la tierra tiemble. Por un momento no parece pasar nada, pero después de unos segundos, la tierra tembló... los árboles se movieron... y los animales salieron haciendo mucho ruido donde los ballesteros estaban escondidos.

La cabeza del capitán giró lentamente hacia los árboles, su brazo se elevó, señalando los árboles... indicando el lugar donde estaban los enemigos, pero todos vieron como en el camino, se desataron los siete infiernos.

Ante una señal invisible los ballesteros iniciaron el ataque, al primera andanada de saetas consiguió descabalgar a los soldados de las tres filas de cabeza. Seis hombres valientes, seis soldados con familia y seres queridos, muertos en tan sólo unos instantes. No obstante sus compañeros reaccionaron de inmediato, los hombres del conde avanzaban alerta, en espera de una emboscada como aquella y actuaron con presteza. Cerraron filas en formación, parapetándose tras sus escudos y colocando sus monturas en posición de combate. Un grupo de al menos diez hombres descabalgaron en un visto y no visto y se lanzaron colina arriba en pos de los atacantes. Fue tan rápida su reacción que forzosamente tenía que estar planificada.

Casi de seguido, el grupo de asaltantes que aún permanecía oculto entre la espesura recibió la señal de atacar y se lanzaron a la carga hacia el flanco de la columna. El impacto fue brutal. Acero contra acero, carne contra carne, gritos, dolor… confusión. Los caballos relinchaban asustados, los oficiales gritaban órdenes al aire que, en la mayoría de los casos eran seguidas por los soldados, o lo intentaban.

Lo que inicialmente debía de haber sido una emboscada sencilla, contando con el factor sorpresa y superioridad numérica, se convirtió al poco en una batalla igualada, en la que los hombres del conde mantenían la formación y la disciplina, consiguiendo causar tantas bajas como recibían.

Tres hombres del grupo de soldados que ascendía la colina cayeron ante un nuevo disparo de los ballesteros, pero el resto logró llegar hasta su posición y los pusieron en fuga.

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26/01/2009, 19:40
Merkus

Merkus se mantuvo apartado, refunfuñando para sí, viendo la batalla que se libraba abajo y que se libraba sin él...

Al ver que la contienda se iba igualando, se giró hacia Bathalias y poniendo cara de santurrón le preguntó: -¿Y ahora?, ¿Podemos bajar ya y ayudarles un poco?-

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26/01/2009, 20:52
Ailara Sotobosque

Ailara asintió ante las palabras del viejo elfo y no se paró a esperar más a sus compañeros. Había que tomar una decisión pronto y no cabía el debate profundo ni unas votaciones en regla, así que tras ser apoyada por el líder del grupo decidió llevar a cabo su plan. Se concentró, elevó las manos a los cielos y señaló con su bastón, la lejana tierra que ante ella se mostraba y tras unos instantes en los que dejó de oír lo que le rodeaba, cerró los ojos y lanzó su hechizo.

Miró a Moravius, que a su vez la estaba mirando a ella, pero sea lo que fuere lo que habló, ella no lo había escuchado. Se encogió de hombros y volvió la vista hacia la escena que varios metros más abajo se estaba produciendo. Los hombres del capitán y los asaltadores se batían en una cruenta batalla. Los caballos inquietos habían delatado su posición y las fuerzas parecían igualadas, si bien no eran iguales en número, estaba claro que los hombres del capitán estaban bastante mejor instruidos y dirigidos. Parecía que iban a tener una oportunidad después de todo.

Tanto fue así, que la batalla acabó con Neomen victorioso y haciendo huir a los asaltantes. La druida sonrió orgullosa y contestó al guerrero, aún a riesgo de equivocarse. -No creo que sea buena idea. Es mejor si siguen pensando que las fuerzas del capitán Neomen siguen su curso. Si nos lanzamos a la batalla puede que alguien nos vea y consiga escapar. No podemos permitir que se sepa que hay otro grupo en camino. Creo que lo más coherente sería seguir nuestro camino y desearles suerte a los soldados del señuelo. -Dijo Ailara antes de mirar a sus compañeros. -Tengo razón, ¿no? -pensó insegura antes de mirar al elfo. Siempre confiaba en su palabra, por ser el más viejo y sabio de todos.

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27/01/2009, 12:50
Merkus

Ante las palabras de Ailara, el bárbaro dejó caer los hombros en un claro gesto de desconsuelo. Pero solo fue un momento, pues una pícara sonrisa se marcó en su cara mientras miraba a la druida. -Empiezas a hablar como un anciano que yo me sé... Jajajaja. Bathalias, ¿qué le estás enseñando a nuestra joven druida?-

Merkus le dió unas palmadas afectuosas  a su corcel y dijo más para sí que para los demás: -Bueno, ¿seguimos entonces?. Con un poco de suerte nos encontraremos con algunos de esos que han huido y podré probar si mi hoja sigue afilada después de tanta inactividad...-

Al caer en que había pensado en voz alta, se giró a sus compañeros, sonriente, y les guiñó un ojo.