Partida Rol por web

Puedes hacer lo que quieras, pero no sé como piensas hacer para sacar tanto sin que se de cuenta Viggo, que sepas que todo el mundo te está echando el ojo por ser una rata O.o

Me he quedado igual con lo que he percibido xD no encuentro conexión.

Ah, yo te lo decía por esto que has puesto, tendrá mucho sentido si ves lo que hay del otro lado haha. 

Pues he pensado en coger un cacho de tela, hacer un pequeño atillo y metérmelo por dentro del pantalón cogido al cinturón. Viggo, ocupado con la carreta 1, no ha podido inspeccionar el interior del baúl así que todo lo que falte se lo achacaremos a los gobos... :P

La única que podría darse cuenta es Samaara, pero con todas las preocupaciones que tenemos ahora no creo que se percate de un pequeño bulto entre mis piernas, y si lo hace será todo un halago jajaja

Digamos que las cosas más grandes que un puño no las cogerá, solo pequeños hurtos: no me llevaré un engranaje del tamaño de una rueda de camión y lo mismo con los objetos desconocidos...

Raqick se toma su tiempo en salir del cofre: transcurren primero los segundos, largos y penosos; y luego los minutos, rayando el ridículo, hasta que por fin asomaron los bigotes del pequeño alquimista, seguidos de un hocico, tímido y rosado, por la rendija de la puerta, olfateando el entorno... 

Y una vez el roedor se había asegurado de que verdaderamente no estaban bajo ataque... cerró de golpe la tapa del baúl tras de si, escondiéndose una vez más, en la seguridad aparente del baúl...

El ratón es desconfiado por naturaleza y no las tiene todas consigo; que la aparente calma, no sea en realidad una trampa...

- La buena costumbre entre los míos dicta que ante el peligro te asegures por lo menos tres veces antes de abandonar la madriguera... Los depredadores más peligrosos son astutos y pacientes... - Dijo ya en el exterior, mientras se ajustaba el cinturón y recogía del suelo su lanza de madera con una mano. En la otra llevaba la ballesta cargada apuntando hacia la maleza que lindaba el camino, por donde se perdían las huellas de la carreta desaparecida. -

No creo que las condiciones estén ahora mismo a nuestro favor como para iniciar ninguna persecución en busca de la carreta desaparecida... Si acaso estemos a tiempo de emprender una huida digna... - Se miró de arriba a abajo a los pies y prosiguió, algo avergonzado, dirigiéndose a los muchachos que se las estaban viendo negras para sacar el carro del pozo.- temo que este ratón no os sería de mucha ayuda en ese menester, el músculo no es mi fuerte, pero mientras sí puedo ayudar a organizar la caravana... en eso tengo experiencia... y Tsiqi puede ayudaros con su luz y a vigilar el perímetro. 

¡Ick, ick! - Con una llamada Raqick hizo detenerse a su amigo mecánico donde estaba: aferrado a un árbol cercano a la caravana siniestrada. Desde ahí podría iluminar lo suficiente para ayudar a los chicos en la tarea de sacar al carro del lodo y también podría vigilar el perímetro desde cierta altura.-

Hablando de los detalles de la caravana...  Kandu. Te llamabas así ¿no? ¿Son muy graves las heridas de los caballos, crees que puedan viajar? ¿Y de qué tipo son las heridas? ¿Parecen hechas por armas, como la de los dardos que atacaron la caravana, o más como mordidas, de origen animal?

Raqick estaba pensando, evidentemente, en los últimos acontecimientos... El 'animal grande' que había visto Samaara acompañado de ese olor percibido por el druida y su compañero lobo. Aquello no auguraba nada bueno, pero el ratfolk tampoco quería desanimar al personal. - En el mejor de los casos, este animal  puede que haya ahuyentado a los gobos del pantano... Y sea lo que sea no parece que se atreve a atacarnos aquí abiertamente... Esto nos deja a nosotros algo de tiempo para actuar...

Tú y tú. - Dijo señalando primero al clérigo y luego al druida. Aunque seguiese midiendo cuatro pies de altura cuando se ponía a organizar una caravana el ratfolk parecía crecer en estatura.- Ulrich, ayuda en lo que puedas a sacar el carro de ahí, por favor. No nos sobra el tiempo y parece que tampoco sobra ahí ninguno de los brazos fuertes de los que podamos disponer en estos momentos.

Y Kandu, tú ayúdame con los caballos por favor. Los que están heridos, necesitamos que estén preparados, física y anímicamente, para una buena cabalgata. Luego te vienes conmigo y te enseño como engancharlos a los carros. Necesitamos enganchar en cada carro a dos animales, y el que sobra en ese carro más pequeño de ahí… Pero de ese ya me encargo yo...- dijo mientras escrutaba a la caballada hasta que encontró una yegua fuerte, de su agrado, que enganchar a su carro pequeño.- 

¡Viggo! - el hombre rata se dirigió con energía al líder de la expedición, aunque luego corrigió un poco el tono, no quería sonar demasiado inquisitivo pero si lo suficientemente resuelto para demostrar que se podía confiar en él (sobre todo después de su actuación en el baúl), con vistas a un posible futuro encargo. Si es que iba a tener un futuro, que eso tampoco es que estuviese nada claro dada la situación. - durante la marcha, si te parece bien, yo iré unas cuantas cabezas por delante del resto de la caravana, en el carro pequeño, más manejable, buscando que no nos hayan tendido ninguna trampa en el camino de regreso.

Porque entre los presentes… aparte del jefe y de mí ¿tenéis alguno alguna experiencia dirigiendo este tipo de vehículos? Creo que este sería el momento más apropiado para decirlo...

Al parecer el hombre rata era de fiar, mientras yo aun intentaba percibir aquello que alarmaba a todos mis compañeros, el ya habia trazado un plan para retirarnos sin perder nada.

Obviamente si Viggo aceptaba, ya que el era el que tenia el control sobre la paga, seguiria al pie de la letra cualquier indicacion que nos ayudara a regresar a salvo a casa.

-Entonces Viggo, que sera?

Zelditch, intentamos levantar la carreta, recuerda hacer otra tirada de fuerza
 

Comenzamos a tener ya todos la misma opinión, movernos, recuperar todo y salir de aquí ya, sin retrasarnos ni un segundo más, por que tenemos la impresión que no estamos solo y nos observan.
En ese momento Raqick se sube a un carro y carraspeando para preparar la voz comienza a dar ordenes y dirigir la gran perigrinación hacia Corvis.

Dentro de las directrices que da, hay que reconocer que tienen mucho sentido y que en su exposición demuestra que sabe de organización, cosa de la cual carezco y en estos momentos necesitamos a alguien que nos mueva y nos saque de aquí lo más rapido posible.

estoy conforme , me pongo a ello con tal de iniciar la marcha

Viendo que tenían problemas para levantar la carreta me uní enseguida para ser útil. La tomé con ambas manos y los tres empujamos al unísono. Y la carreta comienza a moverse hasta que se endereza, entre los 3 conseguimos acomodarla.

-Vaya, realmente no pesa tanto- Digo, aunque Viggo y Zelditch ayudan.

-Muy bien, acomodemos las carretas como dicen. Y a correr, si nos tardamos un poco más caerá la noche. Pero la ciudad está cerca, no deberíamos tener problemas. - Luego recuerdo eso, que estaba cerca. Me quedo observando un poco más sin que pase nada de nada.

Al levantar la carreta se escucha una especie de crujido, al parecer llevaba bastante en el lodo y la mitad de ese lado está totalmente embadurnada del lodo del pantano.
A parte de eso, la situación sigue igual que hace unos momentos.
 

Me sorprende la facilidad con que la mujer levanta la carreta, pero al enderezarla por completo, puedo apreciar mejor, que está quebrada de una de las ruedas, tendré que repararla enseguida.

-Vaya, me tomará sólo unos 20 minutos reparar esta rueda, alguien revise el cofre del otro lado (que estaba debajo de la carreta hasta que la levantamos), tenía los materiales necesarios para arreglarla. Y si [color=#ff0000]Zelditch[/color], haremos lo que dice la rata.
Sin ofender, amigo. -Digo al roedor, por si acaso. Lo mejor del plan es que no era necesario cambiar el camino ya que el podiamos rodear el foso fácilmente.
 

- ¡Voy! – Exclama Raqick, que se encontraba en ese momento justo enredando con la puesta a punto del carro pequeño. El alquimista acaba de embridar la yegua,  deja allí lo que traía entre manos, y va corriendo hasta la parte de atrás del carruaje recién sacado del lodo.- ¿Este cofre de aquí? – Raqick abre el cofre y le echa un ojo al interior.  Selecciona rápidamente las cuatro herramientas que van a hacer falta para la reparación y se las lleva corriendo a Viggo.- ¿Te importa si le hecho un ojo yo? No se me da del todo mal arreglar trastos… con mi ayuda quizá podamos ir un poco más rápido… cada minuto cuenta en las condiciones en las que estamos...

 El hombre roedor está examinando el carro cuando detecta algo por el rabillo del ojo que distrae su atención…

me centro tanto en levantar la careta que todo lo que me rodea queda en segundo plano,solo oigo el palpitar de mi corazon y las palabras de Viggo dirigiendonos para levantar el carro del lodo y sujetandolo para que alguien ponga algo debajo para mantenerlo fijo y falicitar las reparaciones.
este trabajo tan fisico no es nuevo para mi, ya que en el monasterio hice de todo, pero no esperaba hacerlo en esta mision.

Cuando Raquick salió finalmente de la caja comenzó a organizar la partida del grupo. Seguían sin tener un enemigo visible, los aromas seguían inquietando a Kandu ya que no procedían de los corceles que habían acudido a ella sino del otro lado del follaje. ¿Que locuras podrían haber realizado aquellos gobos para haber dejado unos olores tan peculiares?

Escuchó atenta mientras no perdía ojo sobre el bosque. - Ok en cuanto las carretas estén listas para moverse avísame y me acerco a ellos, por el momento están algo más tranquilos al habernos encontrado. le dijo asintiendo y asiendo aún tensa la lanza, con ese regusto amargo de saber que nada bueno había ocurrido en aquel área.

- 20 minutos es mucho tiempo Viggo y estamos en mala posición. le avisó tras oir el tiempo que iban a demorarse en partir. - Si no os importa me mantengo vigilando, algo no me huele bien. les comunicó.

Me disponía a ir por las herramientas cuando la pequeña rata ya estaba regresando! Si qué está llena de vida! pensé, también recordé que el corazón de los roedores late tan deprisa que suena más como un zumbido, y que hay una relación entre la cantidad de latidos por minuto y la esperanza de vida... me dispuse a observar como se las arreglaban para...hechar a andar la carreta, tanto Viggo como Raqick eran bastante buenos, incluso daba la impresión de que Viggo era quien ayudaba al roedor.

-Tal como va la cosa, yo diría que en 10 minutos terminan - dije emocionada, me apetecía llegar a Corvis de nuevo, pero a falta de dinero había tenido que salir, que mejor trabajo que ir y venir en un par de dias, y la paga no era nada mala para lo que estabamos haciendo.

Al ver al Clérigo limpiarse las manos, me di cuenta que él también había participado para levantarla, con razón fue tan fácil le lanzo una mirada de aprobación. Viéndolo bien, era un buen grupo después de todo... si la situación no fuera tan tétrica, este sería un buen momento para iniciar una buena plática, me pregunto qué pensarán hacer en la ciudad? De seguro más de uno está aquí por el festival. ¿Cuánto faltaba? no lo recuerdo muy bien, creo que es uno de esos extraños eventos que no tiene día fijo... Por mi parte buscaría otro trabajo bien pagado para prepararme y comprar algo chulo.

También me dispuse a amarrar mi caballo a una de las carretas, se veía bastante aliviado ya. Los demás comenzaron a hacer lo que había instruido la rata, será posible que un roedor nos esté liderando? haha, yo no tengo ningún problema con eso, siempre y cuando resulte eficaz y divertido.

A pesar de que el roedor estaba ocupado en la carreta, fue el único que se percató de lo que le pareció a él, un grupo de hombres caminando directamente hacia ellos, lo extraño es que no traían antorchas, ni caballos.

La posición de las carretas estaba lista, sólo faltaba la primera y podrían seguir con su camino, haciendo cálculos, la carreta estaría terminada casi al tiempo de que los hombres llegaran a donde estaban.

-Estarán buscando ayuda? son peligrosos? son más que nosotros? - preguntó [color=#ff0000]Samaara[/color] preocupada. Pero [color=#ff0000]Raqik[/color] no podría saberlo a ciencia cierta.

[color=#ff0000]Viggo[/color] se apuró en terminar - Todos a sus posiciones, en cuanto termine nos largamos de aquí, creo saber que son esas cosas- dijo mientras manipulaba ágilmente las herramientas.

-Están apurando el paso!- Dijo [color=#ff0000]Samaara[/color] sin gritar, pero sorprendida en cuanto pudo ver sus siluetas. - Y son muchos, más que nosotros!

Llegados a ese punto, todos podían verlos, hombres arapientos, tambaleandose de un lado a otro mientras se acercaban con una urgencia peligrosa hacia donde ustedes. Un caballo a lo lejos pero en la misma dirección que ellos,  relincha agónico, de una forma desesperante. Empieza a oscurecer.

Gracias al aviso de Raqick Kandu pudo distinguir unas figuras en la lejanía que caminaban en su dirección. Según se iban acercando la naturaleza de estas criaturas se iba haciendo más notable. Se movían en la oscuridad, su ropas estaban echas harapos y tambaleandose de un lado a otro. Odiaba que aquellas criaturas carroñeras deambularan por su bosque pero el elevado número de ellos y la misión por la que habían venido les apremiaba.

Al darse cuenta que tipo de criaturas eran y el relincho de un último caballo agónico la hizo entender los aromas que había detectado. Una lagrima cayó por sus ojos, aquellos gobos se habían comido a varios de los caballos y los retos de podredumbre habían atraído a estas criaturas a las cercanías. La carreta estaba casi preparada pero la marcha de las criaturas era constante, tenía que retrasarlos como fuera.

- Tierra, semillas y agua, fundios en uno para alimentar a las plantas y crezcan deteniendo a nuestros enemigos. salmodió en idioma druidico mientras sostenía en su mano el colgante de madera tallado a mano que le entregó su padre adoptivo.

El suelo se removió bajo los pies de las criaturas humanoides que se acercaban hacia ellos dejando paso a las crecientes raíces, tallos y ramas que crecían del suelo agarrando a las criaturas que se aceraban a ellos y retrasando su paso.

- Viggo daos prisa, no podré reternerles demasiado. apremió al jefe de la caravana.