Partida Rol por web

Nuestras sospechas sobre lo que nos rodeaba, fueron superados por lo que se acercaba, en principio pensabamos que lo que nos rodeaba eran gobos, luego algún tipo de criatura salvaje pero esto era peor, una pequeña marea de seres harapientos y hambrientos de nuestra carne y nuestras almas, desenvaino mi espada y con la otra mano cojo el medallon  de plata que cuelga de mi cuello, para estas cosas me adiestro mi maestro y fue elegido por Iomedae, para que el bien gane y que estos seres vuelvan del lugar de donde salieron.

Iomedae dame fuerzas y convierte mi brazo en el arma vengadora que necesitas para que el mal y la vileza dejen de asolar este mundo y a los que la habitan. Solo soy tu siervo pero daré mi vida para que tu palabra se cumpla.

Compañeros manteneros unidos y cerca de mi, es la mejor manera de acabar con estos seres pues no debemos dejar que sigan vagando por este mundo siendo una amenaza, pues el mal debe de ser erradicado en todas sus formas

Aun sabiendo que el tiempo no corría a su favor, el roedor se tomó un respiro para descansar el brazo, sacudirse el sudor de la cola y echar un trago de agua limpia.

Alzó la vista al horizonte para descansar los ojos de la tarea minuciosa de arreglar la caravana; y olvidarse por un segundo del barro, los gobos, los mosquitos, las sanguijuelas y la madre que los parió a todos ellos… consideró incluso cruzar alguna palabra con la tiefling, que en ese mismo instante parecía con ganas de hablar…

Entonces lo vio:

Allí a lo lejos… ¡qué demonios...!- Exclamó Raqick al ver en el horizonte del camino a una horda de desarrapados acercándose desde la lejanía… Aunque el roedor no supiera con exactitud de qué iba todo aquello, probablemente había estado más que acertado con la interjección. –

Cómo si no tuviéramos ya suficientes problemas… - Raqick había conocido en su vida en los caminos lo suficiente para saber que no era ninguna broma el verse rodeado por una muchedumbre de pobres diablos desharrapados, mientras uno llevaba una caravana llena de mercancía… – Casi preferiría a los gobos… - Dijo mientras observaba  con preocupación a la horda acercarse… y cuánta razón tenía…

El relincho desgarrado de un caballo, devorado por la muchedumbre, hizo que se hiciera de noche de repente… Para entonces Raqick ya había vuelto a las reparaciones. Agitando la llave, dándole vueltas a las tuercas como alma que lleva el diablo, mientras el sudor, que resbalaba por su cola, se había vuelto frío como un fantasma. Cada pocos segundos el ratfolk giraba la cabeza solo para constatar que la horda estaba cada vez más cerca…

No parecía que lo fuesen a conseguir…

Iiiick - El ratfolk, con una llamada desesperada más aguda que nunca, llamó a su mascota para que bajara de los árboles y se subiese a su carro, ya preparado para la marcha. Cruzó una mirada con Viggo: el hombre en principio no parecía dispuesto a dejar allí el carro estropeado, pero ante la cercanía de aquella muchedumbre,  tendría que rendirse ante la evidencia y hacerse a la idea de dejar allí el carro…

Entonces fue que habló el druida... ¡y de menuda forma!

En un extraño lenguaje que al ratón le recordó al sonido de la lluvia y el murmullo de los árboles; con sus palabras hizo que se removiera y se alzara el lodo bajo los pies en forma de raíces profundas, entorpeciendo el avance de la horda que tropezaba y quedaba atrapada en el suelo.

¡BIEN HECHO! ¡Ick, ick ick! – La rata emitió unos ruidos como de risa nerviosa. El druida probablemente había salvado a la caravana obrando aquel milagro de la naturaleza. Casi no podía creérselo. Pero ya tendría tiempo de agradecérselo más tarde con un buen vaso de vino de regreso en Corvis.

Y entonces habló el clérigo… aunque casi hubiese preferido no haberlo escuchado…

Y efectivamente Raqick actúo como si no lo hubiera hecho en absoluto. Con presteza siguió con las reparaciones y los últimos detalles de la partida inminente…  Sí Ulrich quería morir allí eso era su cosa. De todas formas la carreta que le habían asignado estaba vacía de carga... su pérdida tampoco supondría una pérdida tan grande…

-Oh, no - Dijo Samaara para sí cuando vió a la muchedumbre de lejos, inundada por un sentimiento familiar de miedo, el Clérigo como caballero en brillante armadura estaba dispuesto a plantarles cara, y ella al ver que la carreta todavía no estaba lista entendió que tendrían que usar todos sus recursos para retrasarlos, y la druida hizo lo suyo, había ganado un tiempo precioso para prepararse, pero qué hacer?

-Son no-muertos, no cabe duda- comunicó a sus compañeros; los conocía bastante, su entrenamiento en el monasterio había sido muy disciplinado en cuanto a los saberes de las creaturas malignas que habitan el mundo, y estos eran mencionados muy seguido. -Raqik, Viggo, tienen que darse prisa, la situación ha cambiado y ahora estamos peligrando la vida.- El tono de la Tiefling había cambiado y un brillo dorado, animal, se asomó en sus ojos; tendría que combatir para hacer tiempo.

-Ulrich! Trabajemos juntos, sólo tenemos que hacer tiempo suficiente para salir de aquí! - Samaara tenía un as bajo la manga, pero no lo usaría sino como último recurso, el objetivo no era vencer, sino dificultarles el paso a las creaturas.

En medio de la oscuridad creciente, el silencio era devorado por los no-muertos que se acercaban con ansias para arrebatar la vida a quien estuviera en su paso. Esto anunciaba tiempos difíciles para Corvis.

Todos escuchan como la horda de no-muertos avanza hacia ustedes, incluso pueden ver como algunos arbustos comienzan a moverse y los animales se van alejando del lugar, no cabe duda, van a por ustedes. La rueda de la carreta estará lista en un momento, pero está claro que los alcanzarán antes que pase eso.

Luego de que la druida lanzara su hechizo, las criaturas tambaleantes se detuvieron en seco, siendo aprezados por plantas negras como boca de lobo con pinchos rojo del color de la sangre, (el mísmo tipo de árboles retorcidos que se encontraba en los alrededores) pero pronto se liberaron, aún así, por alguna razón esto pareció afectarles más de la cuenta y disminuyeron la velocidad a la que iban. Quizá la Druida había salvado el día en ese momento.

La druida a ralentizado el avance de las criaturas malditas, pero siguen avanzando hacia mi espada vengadora, es el momento que esperaba, además la carreta no está todavía reparada y tenemos que entretener a estos seres.

Comienzo a entonar una plegaria a Iomedae para que purifique este terreno baldío y corrupto,  concentrado en mis plegarias mi cuerpo empieza a brillar con un tono dorado. Espero a que un gran número este a 9 metros y entonces extiendo la mano donde tengo agarrado el medallón sagrado y una energía pura y luminosa se extiende por toda la zona.

Mis compañeros sienten paz y calor pero esos seres notan una bofetada de pureza y dolor, que  les hará pensarselo mejor lo de atacar a viajeros desamparados 

- ¡Felinos, rapaces y serpientes! - Maldijo Raqick tras constatar con horror como la horda de caminantes se echaba encima…

… a pesar de todo el empeño que Viggo y él mismo habían puesto, y del tiempo que les había ganado la druida desatando misteriosas fuerzas telúricas, no parecía probable que llegasen a tiempo arreglando el carro: habría que luchar.

- ¡Vamos, Viggo! ¡Deja eso y saca la espada! – Conminó el ratfolk, que hizo lo propio. Guardó la herramienta que traía entre manos y comprobó que tenía la ballesta ajustada en su cinturón, lista para disparar.

No para disparar contra sus enemigos, que poco daño podrían hacer sus virotes contra enemigos tan escasos de carne… No. Raqick se prometió que llegado el caso usaría el proyectil cargado de su ballesta para poner digno final a su vida; lo que fuera antes de malgastar sus últimos latidos viendo como se lo comían vivo aquellos sacos de huesos y carne podrida.

¡¡¡ICK, iCK ICK!!! ¡A LAS ARMAS, COMPAÑEROS! -  Raqick saltó al paso sobre la grupa de su compañero mecánico que, a su llamada, había acudido al encuentro… y empezó  comandar y a dar órdenes, señalando hacia el frente con su pequeña lanza. Montado sobre su corcel plateado, como un gran señor, sería para partirse de risa el pequeño ratón si no fuera la situación tan terrible.  

- ¡SUBID  A LOS CARROS PARA MEJORAR LA POSICIÓN DE ATAQUE Y CUIDAR DE LOS CABALLOS EN VISTAS DE UNA POSIBLE RETIRADA! - Cuando no estaba huyendo de la batalla y se veía acorralado parecía que si le echaba redaños el roedor, plantando cara al combate con la fiereza de un animal acorralado.

Raqick espoleó a su rata artificial hasta su pequeño carro (en la penúltima fila de combate, tampoco hay que pasarse de valiente :) y echó mano de una de sus bolsas empezando a mezclar componentes extraños y sustancias de colores que guardaba en su interior… hasta que obtuvo un vial anaranjado, burbujeante, chisporroteante y humeante…  con una pinta ciertamente inestable.

Entonces el clérigo empezó a brillar y a echar luz… una luz que resultaba extrañamante tranquilizadora, dada la situación, lo embargaba todo de paz y tranquilidad con su aura…

Aunque Raqick no podía entender (todavía) como resultaría útil para detener a las huestes putrefactas que venían a comerse su carne peluda…

Desde su perspectiva, en estos momentos, el explosivo que manejaba entre sus manos le daba mucha más tranquilidad…

Todo pasaba demasiado rapido ante los ojos de Zelditch, tras el esfuerzo de levantar la carroza este parecia que habia entrado en un pequeno trance, como si su mente se hubiera ido unos dias de vacaciones dejando su cuerpo a merced del destino. 

Sin embargo la presencia de los no muertos habia logrado regresar al androide de las playas las cuales en sus suenos visitaba. El jefe habia ordenado seguir las palabras del hombre rata, por lo cual era exactamente lo que iba a realizar.

El androide corrio entonces carro mas cercano para proteger al caballo y evitar que arruinaran los planes de escape. Al mismo tiempo crearia una lanza de jabali por si algun no muerto diera una sorpresa no agradable. -Listo Raqick! Listo Viggo! Vamonos!!

Los poderes de la naturaleza no duraron el tiempo suficiente para poner en marcha la caravana. El número de muertos era elevado para los que allí se encontraban y no quería que los animales acabaran huyendo espantados de nuevos. Volvió a sacar el símbolo de madera y comenzó a preparar una salmodia, un canto natural que salía de su boca conectando con otro plano de existencia como última esperanza para evitar que aquel grupo llegara hasta ellos.

Cuando las primeras criaturas se aproximaron al punto que ellas esperaba acabó la salmodia un águila apareció frente a los muertos y tras unas palabras que Kandu comentó en el idiomas de los arboles y las plantas, este comenzó a moverse evitando el contacto y alrededor de aquellas criaturas internándose hacia el bosque mediante fuertes graznidos.

En cuanto el águila se puso en marcha Kandu se volvió con un dedo en los labios pidiendo silencio a sus compañeros a la espera que su truco funcionara.- Shhh Tras el aviso dio unos pasos hacia atrás y agarró con fuerza la lanza, rezando en silencio a su bosque para que la protegiera.

Han llegado

Ahora que los tienen a plena vista pueden ver sus rostros tristes y sin vida, obligados a tambalearse de un lado a otro, su piel adelgazada, semidesnudos y malolientes, pueden ver como algunos van arrastrándose y otros tantos tienen heridas horribles en sus tobillos y piernas, debido al hechizo de la druida, que los ha ralentizado más de la cuenta.

El tipo que los contrató está como loco intentando arreglar la carreta, solo es cuestión de detenerlos un poco más y correr en cuanto puedan.

Tiren iniciativa.
 

Lo tenían ya encima, su última treta no había funcionado y aunque estaban algo desbandados quizá tuvieran suerte y pudieran darle tiempo a Viggo a poner la caravana en marcha, se acercó al caballo en el que venía montada, cogío la guadaña que colgaba de esta dejando en el mismo amarre la lanza que llevaba y se puso en primera línea para enfrentar a aquellas horrendas criaturas. Con un silbido el lobo se movió hacia un flanco para aprovechar su velocidad sobre aquellas criaturas que estuvieran separadas del resto.

Por fin una prueba para la que fui entrenado, preparado y dicho por mis maestros concebido para demostrarles a estos seres malvados que este mundo no es para ellos, agarro mi espada y mi escudo y me preparo

Lo unico que queria era llegar a cobrar mi recompensa y librarme de este embrollo. Sin embargo tenddria que primero acabar con estos malnacidos para seguir con mi camino.