Partida Rol por web

Aidan asiente ante las palabras de la amazona y siente el renovar de sus ánimos, pero no se atreve a contestar. También Ethiel le inquirió acerca de las profecías o maldiciones que se dicen del lugar e hizo oídos sordos a la pregunta. Hay mucho que el príncipe calla; Darna cree estar segura de que lo hace por el bien de todos. 

El túnel ha sido cavado en tierra sin ningún alarde de artesanía: la piedra fría se recrudece ante la falta de luz y su conducto no parece llevar a otra parte más que a una oscuridad sin fin. Los aventureros se adentran en él organizados de la mejor forma que pueden... Apretados como están, a duras penas pueden caminar en parejas y algunos de ellos llegan a echar de menos los barrotes de la celda. Tras escuchar la orden de Jowen, Alwar toma una de las antorchas y, sin mirar atrás, es seguido por los demás al interior del pasaje.

Los mercenarios comienzan marchando en primera fila, pero su moral ha medrado terriblemente. Al igual que el príncipe solo conocen las Catacumbas por su historia, la cual asegura que ningún condenado ha salido vivo de ellas. Fandral, en lengua extranjera, susurra a su compañero toda clase de infortunios:

"No hay salida a estos túneles..."

"Están cavados por la locura de los presos..."

"Moriremos como todos los demás..."

El cuchicheo y el andar desmoralizado enervan a Garrohk. El bárbaro toma la primera posición y ahora todos aceleran la marcha: a sus espaldas van Roland y los mercenarios, Jowen y Darna detrás de ellos y por último Ethiel y Kazhaj. Con el nuevo ritmo el grupo no tarda en alcanzar el primer cruce: ofrece una sencilla elección, este u oeste. Algo tan fácil que podría decidirlo una moneda... ¿Pero quién podría adivinar sus consecuencias? 

Los mercenarios no paraban de cuchichear y de desanimarse mutuamente, lo que enfadó al bárbaro. Adelantándoles, se puso el primero, se giró y los amenazó.

¡Quiero veros atentos en el asunto que tenemos entre manos! No os tengo ningún aprecio, así que no haré esfuerzos por defenderos. De vosotros depende si vivís o morís, ¡así que acabad con los lamentos y luchad por vuestra permanencia en el mundo!- gritó.

El camino se bifurca. Dudo que sea buena idea dividirnos, así que hemos de decidirnos por un camino. Yo voto por la izquierda. ¿Razón? Ninguna en especial, pero hemos de salir de aquí cuanto antes- dijo Garrohk al resto del grupo.

- ¿Estás bien?... Cuida de tocar todo lo que pueda tener magia.

Estoy bien, gracias. -Otro ataque de tos. Se cubrió la boca para que el ruido no retumbase en la caverna. La mano se manchó de sangre - Me consumo, Ethiel - bajó la voz. Me consumo poco a poco, desde hace años. Le fallé a mi familia, a mi mujer, a mi hijo. Hice algo terrible.

Miró al frente, en cabeza iba el bárbaro. Abandonado en las montañas al nacer.

-Admiro su fortaleza -señaló al guerrero. Se enfrentó a su destino y ahí lo tienes, liderando el grupo. La punta de lanza adentrándose en la oscuridad. Yo fuí débil. Un cobarde que huyó de su hogar para olvidarlo. Ni siquiera... -tragó saliva. Ni siquiera puedo recordar sus rostros. 

- ¡Apartad! - Darna no tiene mucha paciencia para las interacciones. Bastante hace con compartir camino con tan extraños personajes que ni siquiera se molestan en pensar un poco - hay que observar bien el suelo y las paredes. ¿El hechicero loco aquel pasó por este mismo camino o nos hemos olvidado ya de eso?

Zhar y los bandidos que buscan podrían estar en una situación muy parecida a la suya, aunque más allá del teletransporte todo es incierto. La amazona hace gala de sus habilidades como merodeadora y busca con insistencia todos los rincones del estrecho conducto. Por desgracia, la piedra es tan fría como desnuda y en ella no ha quedado rastro reciente y, por ahora, no hay ningún otro punto de interés visible más que el cruce ante ellos. 

Me acerco a Alwar - ¿Me permitís?. Cojo su antorcha y me acerco a la bifurcación. La coloco a uno y otro lado.

En manos de Kazhaj, la antorcha permanece estática hasta que un viento extremadamente sutil, casi imperceptible, parece agitar las llamas. Si no ha sido una ilusión óptica, proviene del oeste, la dirección señalada por el bárbaro.

Tras la infructuosa busqueda el nigromante da con la clave.

Guiño un ojo al bárbaro - ¡Acertaste Garrohk! Esperemos que te siga la suerte.

Ethiel notaba que el príncipe callaba grandes dosis de historia, quizás las más necesarias para poder entrelazar los porqués de lo que estaba sucediendo, así que decidió ser un poquito más convincente y empática con él, quizás así relatase un poco más de las dudas que envolvían al grupo.

- Príncipe Aidan..., comprendo que los asuntos de vuestra familia sea algo que deseáis llevar custodios con vuestro silencio, pero debéis ayudar con el aporte de vuestro conocimiento a la causa... Nadie de este grupo más que vos intuye a lo que nos enfrentaremos y teniendo en cuenta que vuestro reinado depende de su persona, y directamente de nuestra ayuda, aumentaría mucho las probabilidades de éxito que nos narrase las profecías o maldiciones que pesan sobre vuestra estirpe y el trono.... - dijo la joven poniendo todo su encanto en el proceso.

El camino se recrudece haciendo de los pasillos angostos laberintos por donde apenas cabe una persona. La joven de cabellos caoba intenta no golpear a nadie con el bastón, aunque era particularmente incómodo el avance con él en la mano y no quería ponérselo al cinto por si rozaba con la roca y se estropeaba su hermosa ornamentación, y es que ella era muy cuidadosa.

Los mercenarios hablaban en voz baja pero por su forma de comunicarse estaba claro que lloriqueaban, negando con la cabeza Ethiel, sonriendo levemente cuando el bárbaro tomó la determinación de avanzar por la izquierda y amenazar a aquellos que desmoralizasen al grupo, bien por él, no eran momentos de decadencia mental. O sacaban lo mejor de sí, o ciertamente aquellas galerías serían su santuario para el descanso final.

- No pareces estar bien, Kazhaj... - susurra la joven al nigromante mientras camina a su lado -... ¿os consumís por algún mal hecho que realizasteis?... Contadme, los caminos de la magia son amplios y quizás con mi ayuda y la de Jowen podamos encontrar solución a vuestros males... ¿Por qué decís que traicionasteis a vuestra mujer e hijo?.... - le miró con fijeza intuyendo algo muy sórdido -... No..., no tendrá que ver con..., sus huesos... ¿no?.... - y es que no había olvidado la tendencia insana del hombre a recoger restos óseos ajenos.

Ethiel miró al bárbaro y asintió a su compañero.

- Garrohk es un hombre digno de admirarse, como decís, se ha enfrentado a su destino y actúa con honor... No es codicioso, a pesar de que precisa el oro y de él depende gran parte de nuestra supervivencia... Pero aún así, no os debéis comparar con él, vos sois vos, y todos en el pasado cometemos errores, y buenas acciones pueden ser nuestro futuro... Todo depende de como decidamos vivir y avanzar... - le anima la joven

Darna metía un bufido para poder inspeccionar la zona. Ethiel estaba acostumbrada a los modos de su amiga, así que no se enfadó, pero procuró no ponerse en su línea de acción, fuera a resoplar con más vehemencia.

Por otra parte Kazhaj se adelantó y cogió la antorcha para averiguar si había ráfagas de aire a uno u otro lado, moviéndose la llama de manera sutil, algo que Ethiel comprobó al adelantarse hasta su lado, no sin antes meter profundamente el abdomen para no chocar bruscamente con nadie.

- Que gran intuición tenéis, Garrohk.... Y buena idea la tuya, Kazhaj.... Deberíamos avanzar por la zona izquierda, de ahí viene el aire... - comenta la joven señalando con la mano, invitando al bárbaro a encabezar la marcha, justo lo que a él le encantaba y que por la supervivencia general, mejor que así fuera.

Garrohk es un hombre digno de admirarse, como decís, se ha enfrentado a su destino y actúa con honor... No es codicioso, a pesar de que precisa el oro y de él depende gran parte de nuestra supervivencia... Pero aún así, no os debéis comparar con él, vos sois vos, y todos en el pasado cometemos errores, y buenas acciones pueden ser nuestro futuro... Todo depende de como decidamos vivir y avanzar... 

Ethiel tiene razón, nigromante. Yo no es que me considere digno de admirar, al fin y al cabo me gano la vida matando gente a cambio de un pago... Pero es la vida que me ha tocado. Son mis circunstancias y cada uno tiene las suyas, y depende de cada uno decidir qué rumbo quiere seguir en su vida. Los errores no nos definen, sino cómo nos enfrentamos a ellos- sentenció Garrohk.

Casualmente, el bárbaro había dicho el que parecía ser el camino correcto. Por una parte se sentía sorprendido por el golpe de suerte, pero por otra...

¡Acertaste Garrohk! Esperemos que te siga la suerte.

Yo también lo espero, Darna. Yo también.

Si algo he aprendido en la vida es que cuando tengo un golpe de suerte, luego me llega una desgracia y me estalla en la cara. Espero que esta vez no sea así o, si ocurre, que al menos pueda combatir dicha desgracia.

El príncipe está a punto de romper su críptico silencio, pero hay algo en las dulces palabras de la hechicera que le hace recelar. - ...No es algo de lo que desee hablar ahora mismo. - Su vida en la corte le ha obligado a ser desconfiado.

La voluntad de seguir en dirección oeste parece unánime: Jowen y Aidan se dejan llevar por la mayoría y los mercenarios, intimidados por Garrohk, callan como si les hubieran cosido los labios. El bárbaro vuelve a liderar la marcha y los demás le siguen manteniendo una distancia que mezcla temor y respeto.

Las paredes se tornan húmedas y el suelo resbaladizo. Pequeños parches de musgo y algunos hongos se asoman tímidos entre las rocas. El vapor carga la atmósfera e impregna a los aventureros de su pesadez. La fatigosa sensación se acrecienta con cada paso hasta que llegan al final de una gruta natural.

La cavidad es abierta y espaciosa y, aunque el oxígeno no sobra, proporciona un gran alivio al encogimiento sufrido hasta ahora. Es cruzada hasta el fondo por un río subterráneo de poca profundidad, quieto y sereno, poblado por estoicas algas y plantas acuáticas. El baño de sus aguas es iluminado por finos rayos de sol, provenientes de diminutas grietas por las cuales también se filtra el escaso aire que hace posible la vida en el subsuelo.

Una gota de agua culmina su viaje desde la superficie, dibujando sus círculos en el centro del estanque. Los aventureros observan las ondas expandirse y la paz se impone a sus nervios inquietos. Solo en ese momento de relajación se dan cuenta de las muchas horas que llevan luchando contra la adversidad y del cansancio que les aflige...

Ethiel tiene razón, nigromante. Yo no es que me considere digno de admirar, al fin y al cabo me gano la vida matando gente a cambio de un pago... Pero es la vida que me ha tocado. Son mis circunstancias y cada uno tiene las suyas, y depende de cada uno decidir qué rumbo quiere seguir en su vida. Los errores no nos definen, sino cómo nos enfrentamos a ellos.

Las sabias palabras de Garrohk hicieron mella. Contempló aquella bifurcación de la caverna, una oscura metáfora. Un monstruo del pasado lo acechaba, escondido en lo más profundo de su mente. Debían continuar el camino, elegir el camino. Debo elegir mi propio camino. 

¿Conoces realmente a ésta gente?

¿Te conocen ellos? ¿Qué crees que pensarán de ti cuando se lo cuentes?

Hola, soy Kazhaj el nigromante

Hola! Soy Kazhaj el loco

¿Quién soy?

¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas aquellos ojos?

- No pareces estar bien, Kazhaj... - susurra la joven al nigromante mientras camina a su lado -... ¿os consumís por algún mal hecho que realizasteis?... Contadme, los caminos de la magia son amplios y quizás con mi ayuda y la de Jowen podamos encontrar solución a vuestros males... ¿Por qué decís que traicionasteis a vuestra mujer e hijo?.... - le miró con fijeza intuyendo algo muy sórdido -... No..., no tendrá que ver con..., sus huesos... ¿no?.... - y es que no había olvidado la tendencia insana del hombre a recoger restos óseos ajenos.

La voz de Ethiel lo sacó de sus pensamientos.

-Magia... -dijo para sí mismo. Miró a la joven a los ojos. No funcionó. Probé con magia blanca, después con magia negra. Luego... -se esforzó en recordar- ... él nos dejó.

El príncipe callaba y Ethiel respetó su silencio, al fin y al cabo había comentado que en ese momento no deseaba hablar de aquello, pero momentos habrían muchos a lo largo del viaje donde poder volver a tener un acercamiento por él y el tema que le interesaba, y quizás por insistencia o pesadez se dignase a darle respuesta.

- Magia blanca y negra... pero...¿quién es él? ¿de quién hablas? ¿de tu hijo?... - pregunta la mujer al nigromante, intentando comprenderle, saber más de su historia -....el pasado ha quedado atrás, lo mejor que puedes hacer por ti mismo es avanzar y perdonarte los errores cometidos, solo así liberarás tu conciencia...

La gruta era oscura y húmeda, lo suficiente como para que la mujer tuviera que cogerse en un par de ocasiones a Kazhaj para no dar de bruces en el suelo, y es que lo suyo eran más los salones de baile que las catacumbas tétricas y repletas de hongos por donde caminaban en ese instante, deseando la pelirroja no seguir haciendo patinaje artístico sobre caverna como deporte prioritario en aquella aventura.

- El fin de nuestro camino parece este... - dijo la hechicera pensando que lo peor que le podía pasar en ese momento iba a ser tener que mojarse las ropas para poder salir de allí, y es que la luz se filtraba desde arriba -... Bien la lógica impera..., tendremos que mojarnos el trasero... - dijo ella suspirando, agachándose al lado del agua y notando su frialdad, no le apetecía nada dar ese paso -... ¿Algún hechizo útil para superar esta barrera?... - preguntó a Jowen y Kazhaj, estaba claro que ella no tenía nada adecuado para la ocasión.

Ethiel si no le daban una mejor solución se metería en el agua, no cubría demasiado, el único problema es que estaba fría y llena de vegetación, lo primero lo indicaba una sección anatómica de su cuerpo que si alguien se percataba es que observaba lo que no debía, y lo segundo era incómodo y le daba cierto grado de asco, pero superando el obstáculo del roce de las algas contra la piel, la joven se posicionó debajo de la apertura entre las rocas para ver cómo podía salir de allí. Estaba cansada, pero era mejor dormir al sol que en la cueva llena de agua.

El grupo había llegado a una gruta en la que, por fin, pudieron separarse y estirar los músculos. Era una zona tranquila, relajada, donde no les importaría (o al menos a Garrohk) montar un pequeño campamento y descansar de las horas tan ajetreadas que llevaban.

Sin embargo, el bárbaro decidió seguir en marcha y mientras los otros contemplaban la gruta o hablaban entre ellos, él se metió en el agua y se acercó hacia las paredes de la gruta, acariciándolas con la mano por si encontraba algún tipo de salida o pista de cómo salir de allí sin tener que dar la vuelta.

No os veo con ganas de mojaros los pies. Ya lo haré yo, estoy acostumbrado. Seguid pensando cómo podemos salir de aquí, yo voy a ver si encuentro algo que nos ayude- comentó.

El agua del riachuelo estaba fría, era cierto, pero el bárbaro se había criado en montañas donde la nieve era la tónica habitual. Aunque la misma le llegaba a las rodillas, justo por encima de las botas, la piel no se le puso de gallina. De hecho Garrohk casi ni se inmutó por el cambio de temperatura. Las algas se le enredaban entre las botas, pero no le impedían andar con paso firme y decidido.

Sin detenerse, Garrohk prosigue su camino ignorando el agua. Su frío es estremecedor como lo son también las caricias de las algas solitarias: los organismos sumergidos se abrazan a las botas del bárbaro y algunos se enredan con insistencia, deseando retener su compañía. Además, conforme avanza, el nivel del agua también lo hace, y lo que al principio parecía un mero chapoteo se vuelve todo un desafío.

La cavidad se estrecha de nuevo. El agua le llega hasta el cuello, pero Garrohk no se deja vencer y prosigue con empeño. Por desgracia, seguir adelante se vuelve imposible: las paredes de roca madre vuelven a cerrarse hasta tal punto en que ningún adulto, sea del tamaño que sea, puede pasar por ahí... Y mucho menos el forzudo y gigantón bárbaro. Negando con la cabeza, no tiene más remedio que dar media vuelta y comunicar las malas noticias al grupo...

Durante el paseo del barbaro Darna examina el entorno. Huele, prueba y escupe el sabor del agua..., observa los elementos naturales (el musgo, algún hongo) a ver si reconoce alguna propiedad o que sean comestibles de alguna manera).

¿El aire que mueve la antorcha viene del fondo de la cueva?

- Tendremos que tener cuidado en estos túneles, si descendemos quien sabe si este nivel de agua podría romper alguna cavidad e inundar el lugar en que nos encontremos.

Jowen se había mantenido callado durante gran parte del trayecto, estaba pensando como salir del camino que cada vez se hacía más oscuro y difícil de recorrer, después de un breve  recorrido se llega a una doble vía, donde gracias a los métodos de supervivencia del Kazjah se toma la que parecer ser la opción más idónea, sin embargo, la gracia de esta decisión es fugaz pues al encontrarnos con una superficie cubierta por agua se pierde el sentido de dicho recorrido, pues no parece haber salida alguna.

Pero las voluntades no se doblegan tan fácilmente, no hay nada más fuerte que el deseo de vivir y si queríamos seguir viviendo debíamos salir de aquí a como diera lugar, Jowen regresa a lo que fue el principio, si funcionó en la celda también lo hará acá, metiendo la punta de su dedo indice en la boca para apenas humedecerlo con saliva empieza a caminar durante el espacio disponible para ello buscando sentir mediante la humedad de su dedo algún origen para una corriente de aire.